Accueil > Empire et Résistance > Presiones sobre China para que revalorice el yuan
Por Pablo García
Amanecer,
En los meses recientes, China ha sido objeto de una campaña de presiones internacionales para que lleve a cabo una revalorización de su moneda, el yuan. La cotización del yuan ha estado prácticamente congelada frente al dólar desde 1994. Durante este año el dólar ha caído frente al euro y otras monedas y el yuan ha seguido la estela de la moneda norteamericana, lo cual ha hecho que los productos chinos hayan ganado competitividad, especialmente en los mercados europeo y japonés.
Como resultado, se ha levantado un coro de voces en Europa, Japón y el sector industrial estadounidense, que han estado exigiendo que China proceda a revalorizar el yuan hasta en un 30% ó 40%. La "devaluada" moneda china y los productos baratos que China exporta se han convertido en el chivo expiatorio de toda una serie de enfermedades económicas -desde la prolongada recesión en Japón hasta el problema de los fabricantes en Europa y Estados Unidos -.
En mayo, el vicepresidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Estados Unidos, Franklin Vargo, se quejó durante una sesión del Congreso, por la baja cotización del yuan : "Debemos presionar a China para que ponga fin a la manipulación de su moneda y permita que el cambio entre el dólar y el yuan quede fijado por el mercado". En agosto, tuvo lugar una reunión de altos ejecutivos de las compañías textiles norteamericanas, que hicieron un llamamiento al gobierno norteamericano en favor de una mayor protección frente a los productos chinos. "Si la importación de bienes chinos continúa a un ritmo tan acelerado, China se apoderará del 70% del mercado norteamericano en un breve plazo de tiempo. Esto podría llevar a una pérdida adicional de 630.000 empleos en Estados Unidos", manifestó un ejecutivo presente en la reunión.
Los políticos norteamericanos han sido rápidos en reaccionar. El senador Joseph Lieberman, que lucha por conseguir la nominación demócrata para las elecciones del próximo año, criticó las políticas de la Administración Bush declarando : "El laissez-faire de Bush significa : No me importa". El 31 de julio, 16 congresistas escribieron una carta a Bush declarando que el yuan había sido "injustamente devaluado" en un 15 - 40%, lo cual había destruido numerosos puestos de trabajo en Estados Unidos. Varios congresistas republicanos han advertido a Bush de un probable desastre electoral afirmando que "los votantes van a llevar su ira a las urnas" el próximo año, a menos que se proteja los puestos de trabajo norteamericanos frente a la "invasión china".
Las llamadas en favor de una revalorización del yuan han sido incluso más acuciantes en Japón. El ministro de Finanzas, Masajuro Shiokawa, que ha acusado repetidamente a China de "exportar la deflación" a Japón, reiteró esta postura el 7 de agosto durante un encuentro de ministros de Economía en Manila. "Un yuan que se mantenga artificialmente bajo resulta perjudicial para los intereses de Japón". Tras la caída en la cotización del dólar, Tokio ha gastado 2,39 billones de yenes en la compra de dólares con el fin de mantener la cotización de su moneda baja, pero ha visto frustrado este plan debido a la cotización del yuan.
En Europa, ha habido también una demanda similar. El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, expresó en julio al diario South China Morning Post su temor "a que se origine una ola de proteccionismo en Europa" y manifestó que la única forma de evitarlo era que el gobierno chino creara una reserva de divisas en euros como alternativa al dólar. Cuando el valor del dólar comenzó a caer el gobierno de Pekín tomó medidas para impedir que la cotización del yuan se elevara. Para ello, el gobierno chino decidió comprar grandes cantidades de dólares. Esto ha elevado la cantidad de divisas en dólares que posée China, en detrimento del euro.
La discusión sobre el yuan ha puesto de relieve el grado de dependencia de las principales economías del mundo con respecto a China. Estados Unidos depende fuertemente de la llegada de capitales chinos para poder financiar su enorme déficit comercial y presupuestario. Sin embargo, lejos de resolver los problemas económicos que existen en Estados Unidos, Japón y Europa, una revalorización del yuan podría llevar a una situación de mayor inestabilidad, en particular en Estados Unidos.
Muchos economistas recuerdan que la impresión que se tiene en gran parte del mundo de que las compañías chinas están apoderándose de los mercados es falsa. De hecho, gran parte de los productos exportados desde China proceden de compañías norteamericanas, europeas y japonesas que se han instalado en ese país atraídas por su mano de obra barata. Desde 1994 hasta mediados del 2003, las exportaciones de China se triplicaron desde los 121.000 millones de dólares a los 365.400. Sin embargo, el 65% del incremento de las exportaciones en ese período correspondió a empresas chinas que son subsidiarias o filiales de multinacionales y a empresas mixtas, en las que las compañías extranjeras poseen una participación.
Una revalorización del yuan pondría en peligro los enormes beneficios que las empresas norteamericanas y de otros países están obteniendo en China. Esto explica el hecho de que la Administración Bush haya adoptado un enfoque suave en este tema. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, John Snow, declaró ante un Comité Bancario del Senado el pasado 31 de julio que él no tenía "una convicción firme" acerca de si la cotización del yuan era o no demasiado baja. De todas formas, él indicó que Washington utilizaría una "diplomacia tranquila" para convencer a Pekín de que permitiera una revalorización de la moneda china frente al dólar.
Existe también otra razón, ya mencionada, para que Washington haya adoptado este suave enfoque. Un cambio repentino en la cotización del yuan podría afectar al flujo de capitales chinos que entran en Estados Unidos y tendría así efectos potencialmente desestabilizadores. El 12 de julio, la revista The Economist señaló : "Otra razón para que Estados Unidos adopte esta postura prudente en el tema del yuan es que China y otros países asiáticos poseen grandes cantidades de bonos y valores del gobierno de Estados Unidos. Si los asiáticos perdieran su apetito por los valores nominados en dólares, la divisa norteamericana caería mucho más rápido".
Con el fin de mantener la actual relación existente entre el dólar y el yuan y compensar el sustancial superávit que China ostenta en su balanza comercial con Estados Unidos, el Banco Popular (Central) de China se vio obligado a comprar una gran cantidad de dólares durante la pasada década. En el último año, este proceso se aceleró bruscamente. Como resultado, China es en la actualidad el segundo país, después de Japón, que posee más bonos del gobierno norteamericano.
En un artículo publicado en julio bajo el título de "La Reserva Federal mantiene un peligroso juego con China", el periódico británico Financial Times comentaba que Pekín "se ha convertido en la actualidad en un factor decisivo para la Reserva Federal a la hora de diseñar sus políticas". Esto se explica porque "la cotización de los bonos del Tesoro de Estados Unidos depende ahora de que China mantenga sus inversiones y envíos de capitales a Estados Unidos".
Un editorial del periódico Asian Wall Street Journal advertía también que "una súbita crisis de la economía china tendría efectos perjudiciales para Estados Unidos, porque afectaría negativamente al mercado de los bonos del Tesoro del gobierno y perjudicaría también a las compañías norteamericanas que operan en el país asiático".
Muchos en Estados Unidos temen, sin embargo, esta situación de creciente dependencia de la economía norteamericana con respecto a los capitales chinos y recuerdan que China ha de afrontar en la actualidad numerosos problemas de tipo político, económico y social. Tras admitir que "el gobierno chino" es "uno de los mayores compradores de bonos y valores nominados en dólares en todo el mundo", el presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, ha advertido que esta situación no puede alargarse indefinidamente ya que esto crearía una fuerte inestabilidad en el sistema monetario de China.
China sufre, en efecto, diversos problemas. Durante la pasada década ha sido puesta en marcha una masiva reestructuración económica, que ha llevado a un aumento del desempleo y producido una mayor desigualdad entre las diversas partes del país, en especial entre la costa Este, donde se concentra el grueso de la actividad económica, y el subdesarrollado Oeste. Las autoridades chinas temen que un cambio de política destinado a permitir la revalorización del yuan pueda conducir a una ralentización de la economía china, algo que de producirse tendría efectos muy perjudiciales para el empleo y el crecimiento, debido, sobre todo, a la caída de las exportaciones.