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13 janvier 2007

Venezuela hacia el socialismo.

¿Por qué Venezuela sorprende a los desestabilizadores neocolonialistas ?

 

Los recientes anuncios del presidente Hugo Chávez para su tercer periodo de gobierno desataron la paranoia de la prensa hegemónica, el repudio de Washington y el pánico de los inversionistas. El show previo a la tormenta.

Por Fernando M. López
APM
. La Plata. Argentina, 11 de Enero de 2007.

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Los cinco ejes estratégicos que marcarán la política de gobierno venezolana durante los próximos seis años indican el salto cualitativo que pretende dar la Revolución Bolivariana. Chávez intentará profundizar el proceso revolucionario que se inició hace ya ocho años para lograr una refundación política, económica, cultural y social sobre nuevas bases, de manera colectiva, con el fin de desmantelar las estructuras neoliberales que frenan cualquier avance soberano hacia la verdadera transformación y justicia social.

En primer lugar, se abogará por una Ley Habilitante, que permita concretar las nacionalizaciones de los servicios de electricidad y telefonía, así como el procesamiento de crudo pesado en la Faja del Orinoco. Son medidas que pretenden recuperar el control sobre recursos estratégicos, actualmente en manos de corporaciones transnacionales, en un proceso similar al que se realizó en 2001 sobre el sector petrolero.

Por otra parte, se impulsará una reforma constitucional para introducir cambios jurídicos -definidos por el gobierno bolivariano como "integrales y profundos"- en torno del proyecto socialista que propone Chávez.

La educación será otro de los ejes fundamentales, en busca de producir "una sacudida moral" que trascienda el ámbito escolar y abarque todos los espacios de interacción social.

El cuarto punto plantea revisar la división político-territorial de Venezuela, con el fin de lograr una nueva distribución del poder político, económico, social y militar, y que termine, al mismo tiempo, con la situación de marginalidad que sufren ciertas regiones del país.

El último eje fue denominado "Explosión Revolucionaria del Poder Comunal", en un intento por crear instancias de participación democrática desde las bases comunales para reemplazar progresivamente los espacios institucionales burgueses.

Estos lineamientos concretos, que se complementarán con la creación del Partido Socialista Unido de Venezuela, provocaron la sorpresa de diversos sectores del poder internacional, como si Hugo Chávez hubiese decidido profundizar la Revolución Bolivariana de la noche a la mañana.

Los medios hegemónicos de comunicación no ahorraron adjetivos para describir la sorpresa ("pánico", "alarma", polémica", "autoritarismo", etc), se apoyaron en los índices negativos de la Bolsa de Caracas para transmitir una sensación de inestabilidad económica y hablaron desde la parcialidad de la oposición golpista como si transmitieran el sentimiento del pueblo venezolano.

Pero las medidas anunciadas por Chávez y sus posiciones a favor del socialismo del siglo XXI no pueden sorprender a nadie que siga la política venezolana con cierta frecuencia.

El gobierno bolivariano debate el socialismo desde hace, por lo menos, unos dos años. "Estamos en plena transición al socialismo del nuevo siglo por una nueva Venezuela", aseguró el presidente Chávez en el acto del 1º de mayo de 2005.

Mientras tanto, varios fueron los funcionarios norteamericanos que repudiaron la nacionalización de los servicios y la modificación de los contratos petroleros en la Franja del Orinoco, como el vocero del Departamento de Estado, Sean McCormack ; el secretario de Energía, Samuel Bodman ; o el vocero del Consejo de Seguridad Nacional, Gordon Johndroe.

Todos ellos salieron en defensa de sus propias corporaciones transnacionales (Verizon, AES Corp, ExxonMobil, Chevron y Conoco), que serán las principales afectadas por las nacionalizaciones. Todos ellos se encargaron de dejar en claro que esperan que Venezuela cumpla con compensaciones "rápidas" y "justas". Y lo hicieron con cierto tono de amenaza.

No es casual, en este marco, el informe presentado ayer por el director de Inteligencia Nacional, John D. Negroponte, ante Comité de Inteligencia del Senado, en el que identificó a Hugo Chávez y a Evo Morales como "amenazas" a la seguridad de Estados Unidos. "El mayor riesgo para la democracia está en Venezuela y Bolivia", dijo Negroponte.

El funcionario también agregó que "Chávez figura entre los dirigentes antiestadounidenses más estridentes de cualquier parte del mundo" y que "continuará tratando de socavar la influencia de Estados Unidos no sólo en Venezuela sino en el resto de Latinoamérica".

Estas consideraciones de la inteligencia norteamericana son apenas una muestra de que, a pesar de sus problemas en Medio Oriente, Washington está decidido a no perder el control sobre América Latina. Sabe, sin duda, que la profundización de la Revolución Bolivariana tendrá eco en el marco de la integración regional sudamericana y recurrirá a todos sus recursos para contrarrestar el proceso de un pueblo que desea forjar los caminos de su propio destino.

Por eso, es necesario entender que la sorpresa que se trasmitió durante los últimos días forma parte de un show mediático que pretende preparar el terreno para la desestabilización.

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