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La posible presencia de Lino Oviedo y de el ex obispo Fernando Lugo en el tablero electoral paraguayo, podrían terminar con las seis décadas de poder del Partido Colorado.
El ex General Lino Oviedo, luego de ser liberado condicionalmente el pasado 6 de septiembre, continúa en aguardo para definir totalmente su candidatura para las próximas elecciones presidenciales, debido a que legalmente debe esperar la disolución definitiva de todos los cargos judiciales de los que se lo acusa. Sin embargo, a pesar de este hecho y de que el Vaticano todavía no ha aceptado la renuncia de Lugo al obispado, el tradicionalista Partido Colorado está siendo fuertemente golpeado por estos dos postulantes a la presidencia.
Oviedo, de 63 años, se mantiene en la postura de que llegará como candidato a las elecciones presidenciales y, de no ser así, lo hará a través de un representante del partido que preside, el Movimiento Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (Unace). "Por el momento, estoy inhabilitado para ser candidato, hasta que el tribunal retire la resolución vigente en la Justicia Electoral, o se revea mi condena, o me beneficien con el indulto o la amnistía, que a mí no me interesan, porque no reconozco ser culpable" aseveró Oviedo.
Tanto Oviedo como Lugo rompen con el esquema que durante décadas mantuvo el oficialismo en Paraguay. En su afán de aferrarse al poder que ven deteriorado, desde el gobierno no se escatima en volcar en la figura de Lugo decenas de acusaciones. Entre ellas pueden destacarse que Lugo es difamado por fuentes oficiales de mantener estrecha relación con grupos terroristas y secuestradores, de tener una hija no reconocida violando el voto de castidad dispuesto por la Iglesia Católica y de ser el artífice intelectual de los incendios que se dieron en el país generando un gran caos.
El actual presidente Nicanor Duarte Frutos, quien será recibido por el Papa Benedicto XVI el próximo el 29 de octubre, pidió al Episcopado que "realice una autocrítica y revise la conducta de muchos obispos que usan el púlpito para hacer campaña para Lugo o dar lugar a la oposición en contra del oficialismo".
Además, agregó con tono acusador: "Yo critico a algunos sacerdotes haciendo uso de la libertad de expresión; entonces pregunto por qué cada año muchos sacerdotes abandonan la vida religiosa, otros fornican y se burlan del celibato, otros se convierten en alcohólicos".
Todas estas imputaciones y denuncias se inscriben en el marco de una campaña de desprestigio contra Lugo, por parte del gobierno paraguayo. Teniendo en cuenta el alto porcentaje de aceptación que el ex obispo tiene entre la ciudadanía paraguaya, de acuerdo a las recientes encuestas, el oficialismo no descansa en generar todo tipo de maniobras que le resten adhesión popular.
Sin embargo, Lugo, a pesar de las controversias que existen en torno a su relación con la Iglesia y a su posterior ruptura por motivaciones políticas y ante la preponderancia del Partido Colorado como eje central del poder político paraguayo, es presentado por muchos analistas como un líder que pretende seguir los pasos de Venezuela, Cuba y Bolivia en cuanto a reformas estructurales políticas, económicas y sociales.
Es así como en el año 2006 varios grupos sociales le solicitaron su presentación como candidato a presidente en las próximas elecciones de 2008 ya que este ex obispo, durante sus labores pastorales, ha mantenido una fuerte postura de defensa de los más pobres y marginados, sobre todo de aquellos paraguayos que padecen la miseria en las zonas rurales del país.
A pesar de dicha solicitud y de los profundos deseos de Lugo de convertirse en el próximo presidente paraguayo, se debe considerar el factor de que el Vaticano, si bien lo ha suspendido en su ejercicio obispal debido a sus aspiraciones políticas, todavía no ha aceptado formalmente la renuncia a sus votos eclesiásticos.
Cabe destacar que, según la Carta Magna paraguaya, tal como lo describe en su artículo 235, toda persona que se desempeñe como ministro de algún culto o religión queda inhabilitada para convertirse en Presidente de la Nación. Es decir, de no ser aceptada la renuncia de Lugo presentada ante la Iglesia Católica Apostólica Romana, éste no cumpliría con las condiciones que la ley requiere para ser presidenciable. Hasta el momento, las posturas no hallan un punto de concertación.
Por un lado, Fernando Lugo, de 56 años, insiste en su actitud de presentarse como candidato a presidente en las elecciones del próximo año y, consecuentemente al conocimiento de la ley 235, en diciembre pasado, envió una carta al Vaticano renunciando al obispado. Por el otro, el Vaticano, rechazando su requerimiento, hostiga a Lugo para que permanezca en su rol de obispo de San Pedro y deje de lado sus ambiciones políticas.
Al referirse al Partido Colorado, Lugo afirmó que "tienen mayoría en la justicia electoral, tienen la Corte Suprema de Justicia, tienen cómo manipular los padrones, el uso de las urnas electrónicas y los jueces electorales". Además, añadió que "no será fácil pero no es imposible ganar las presidenciales porque la ciudadanía paraguaya está en condiciones, no de derrotar la hegemonía del Partido Colorado, pero sí de derrotar a una cúpula mafiosa que se ha adueñado de ese partido".
Si bien el escenario político paraguayo de cara a las próximas elecciones no se encuentra definido por completo considerando las situaciones particulares de Oviedo y de Lugo, las encuestas los presentan como los principales preferidos de los ciudadanos paraguayos.
El pasado 15 de septiembre, se publicó una encuesta realizada por First Análisis y Estudios la cual da como resultados para las elecciones presidenciales a realizarse el próximo 20 de abril una intención de voto del 31,5 por ciento para el ex militar Lino Oviedo, seguido por Fernando Lugo con un 27,5 por ciento y por el Partido Colorado -que todavía no tiene definido el candidato que lo representará ya que aún no se llevó a cabo la elección interna del mismo- con un 27,2 por ciento. En cuarto lugar, se halla el candidato de Patria Querida, Pedro Fadul, ex miembro de la Concertación Democrática.
Remontándose en el tiempo, es importante subrayar que luego de la liberación de Oviedo, el partido Concertación Democrática, al proclamar como candidato a presidente a Lugo y al reservar la vicepresidencia para un integrante del partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), generó el desacuerdo y la posterior separación del mismo de los partidos Patria Querida, Unace y Partido Independiente, tal como lo había vaticinado Duarte semanas atrás.
Por su parte, la política de Unace, dirigido por Oviedo, era esperar a la liberación de su líder para establecer quiénes serían los candidatos por la Concertación Democrática. En este sentido, al abandonar el bloque y luego de resuelta la libertad condicional del ex general, lo presentó como candidato.
A su vez, ante la desintegración de la Concertación Democrática, Lugo debió presentarse como postulante a presidente en un nuevo partido denominado Alianza Patriota para el Cambio. El mismo es respaldado por demás partidos políticos y organizaciones y movimientos sociales paraguayos.
Roberto Paredes, autor del libro "¿A dónde va Paraguay?", indicó que la liberación del ex militar es crucial para el futuro del panorama político paraguayo. A su vez, "Lugo representa una doble amenaza, tanto para los sectores privilegiados de la sociedad paraguaya como a nivel internacional, sobre todo para Estados Unidos", expresó Paredes a IPS.
El oficialismo, encabezado por el actual presidente Nicanor Duarte, en su afán de contradecir a la figura de Lugo, apoya sorpresivamente a Oviedo. No obstante, espera con ansias la inhibición de ambas candidaturas ya que de ser así el Partido Colorado se convertiría, según las encuestas, en el vencedor de las próximas elecciones generando una repetición de su proyecto político que ya lleva cincuenta y seis años de continuidad, incluidas dictaduras y golpes de estado.
Sin embargo, Nicanor Duarte, a pesar de sus insistentes deseos dictatoriales de reformar la Constitución Nacional, como Lugo y Oviedo presenta problemas constitucionales. El actual Primer Mandatario no podrá postularse para el 2008 debido a que la misma prohíbe la reelección inmediata. Dicha ley fue sancionada luego de la prolongada dictadura del General Alfredo Stroessner e inhibe, a su vez, la candidatura de familiares cercanos de ex dictadores.
En este aspecto, uno de los nietos del ex dictador Stroessner, aspira a ser postulante para las presidenciales representando al Partido Colorado. Si las leyes se respetan como se debería, Alfredo "Goli" Stroessner Domínguez tendría prohibida dicha presentación al igual que el ex General Oviedo, en caso de que no sea declarado inocente de las causas que posee en su haber o indultado por la justicia paraguayo o beneficiado por un proyecto de amnistía que lo redima de su condena a 10 años de prisión por un intento de golpe de Estado en 1996.
En cuanto al posible candidato que representará al Partido Colorado en reemplazo de Duarte y que será elegido en una interna partidaria a realizarse en diciembre, se estima que la elección rondará entre tres postulantes: la Ministra de Educación, Blanca Ovelar, el actual vicepresidente, Luis Castiglioni, y el presidente interino del Partido Colorado, José Alderete. Hasta el momento, según fuentes oficiales, Blanca Ovelar - ex maestra rural y actual Ministra de Educación - sería la elegida para posiblemente enfrentarse a Lugo y Oviedo, si las condiciones fuesen las requeridas para ambos.
A pesar del respaldo que mantiene Ovelar dentro de las internas de su partido y, particularmente, del apoyo brindado por el presidente Duarte, las encuestas realizadas a aproximadamente 3.500 personas, según el diario Última Hora, dan como resultado una abrupta caída su imagen.
Ésta pérdida de popularidad se debe, según los consultores, a su estrecha relación con Nicanor Duarte. Consecuentemente, el nivel de imagen positiva de Lugo, a su vez, se debe a la distancia que existe entre su ideología y la del actual presidente. El pueblo paraguayo, tal como lo reflejan las estadísticas, parece estar en busca de nuevos rumbos políticos.
En tal aspecto, organizaciones y movimientos sociales y rurales - entre ellos, la Mesa Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesina, la Organización de Lucha por la Tierra, el Movimiento Agrario Popular, la Organización Nacional de Aborígenes Independientes y la Unión Campesina Nacional, en representación de aproximadamente 2 millones de personas que viven en áreas rurales - según datos oficiales de 2002, simbolizan el 43,28 por ciento de toda la población nacional -, a través de un comunicado difundido por Adital, se dirigieron a los candidatos a las elecciones presidenciales del 2008, "sean quienes sean", para hacerles llegar sus reclamos. "Lo hacemos con un año de antelación para que nuestro mensaje les llegue alto y claro", expresaron dichos movimientos.
"Tenemos una sed y un hambre infinitas de justicia. Una sed de justicia que arrastramos desde hace siglos y que lo abraza todo: acceso a la tierra, la salud, las infraestructuras, la educación, el agua, el precio de nuestros productos, el trabajo, el guaraní.", son los pedidos que se expresan en la solicitud. Estos representan la búsqueda de una alternativa a decenas de años caracterizados por la corrupción estatal que generaron pauperización, analfabetismo y marginación, sobre todo, en el ámbito rural.
Comenzando por el hecho de que desde el oficialismo se rechaza al guaraní como lengua nacional y no se la oficializa como tal en la educación ni en los medios de comunicación, las raíces paraguayas han sido menospreciadas generando un perjuicio en la identidad nacional y un desmerecimiento de los nativos guaraníes que no son reconocidos como ciudadanos iguales a todos los demás. En Paraguay, desde 1811 hasta hoy en día, ha existido un régimen implícito de "apartheid lingüístico" que luchó y lucha contra el guaraní, marginando a todos aquellos que la poseen como lengua única.
"Millones de campesinos y campesinas, no hemos podido participar de forma plena en la vida social, cultural, económica e intelectual de la Nación", expresaron las organizaciones y movimientos sociales y rurales. Es así como, de cara a las próximas elecciones, se pretende pelear por revertir una política monopólica que tuvo en sus manos el poder paraguayo durante sesenta años.
Luchando por la identidad, por la cultura nacional, por las raíces, no dejándose engañar por falsas promesas demagógicas y clientelistas y teniendo bien en claro quiénes son los que quieren acceder al poder, es la manera en que tanto Paraguay como el resto de América Latina podrán tener el gobierno que se merecen y transitar conjuntamente un camino de progreso nacional y regional. Todavía no se encuentran definidos los candidatos pero, lo que realmente interesa, es la forma en que se definirá el rumbo político del país guaraní luego del 20 de abril de 2008.
APM. La Plata, 28 de septiembre de 2007.