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América Latinoriginaria toma nota sobre el método...
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Tras la boutade de ataque a Siria, la política norteamericana para la región parece reducida a cortar algunos cabos sueltos del complejo entramado que desde hace muchas décadas viene tejiendo. Estos cabos sueltos no son otra cosa que jefes de al-Qaeda y Talibanes, con quien tan buenas migas hicieron desde los años ochenta y hoy le conviene empezar a silenciarlos, ya que si se largaran a hablar podrían revelar cuestiones tan delicadas como las que el contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) Edward Snowden, ya habrá contado en Moscú, y que apenas se empieza a filtrar hacia occidente.
Washington en estas últimas semanas ya se ha cargado a varios sospechados de haber tenido estrechos lazos con la CIA y otras oficinas de inteligencias norteamericanas y seguramente con otras potencias occidentales.
El 14 de octubre último un comando del grupo Delta secuestro en Trípoli, Libia, a Nazih al-Ragye mejor conocido como Abu Anas al-Libi ideólogo y cerebro de los atentados contra las embajadas US de Dar es-Salam en Tanzania y a Nairobi en Kenia el 7 de agosto de 1998 donde murieron 202 personas entre ellos 12 estadounidenses y dejando 5000 heridos, pero esos pecados los lavó como hombre clave de los grupos salafistas, que armados por occidente, lucharon en Libia para derrocar al Coronel Muammar Gaddafi. El secuestro de al-Libi, provocó que una de las más de trescientos milicias que operan por la propia en Libia, retuviera durante ocho horas nada menos que al Primer Ministro del país Ali Zeidan. Aunque el hecho nunca fue debidamente aclarado, se entiende que la banda de secuestradores habrá reclamado por la captura de al-Libi, que para esa hora estaba en el USS San Antonio en el Mediterráneo, y con próxima escala en una corte de Nueva York, que lo reclama por lo de Tanzania y Kenia.
Casi al unisón otro comando de la SEALS, en el sur de Somalia, se largó tras miembros de al-Shahab, el al-Qaeda somalí, responsables de la toma del centro comercial Westgate en Nairobi, en septiembre pasado. El grupo SEALS desembarcó en Barawe, un poblado a orillas del mar, a 160 kilómetros al sur de Mogadiscio, la región mejor controlada por al-Shabab, buscando al sheik Mujtar Abu Zubeyr, conocido como Ahmed Godane, jefe supremo de al-Shabab, operación que aparentemente fracasó.
Que parezca un accidente.
El 25 de octubre último en la provincia costera de Latakia al norte de Damasco, Siria, el jefe de Jabhat al-Nusra (Frente al-Nusra), que lucha contra el gobierno de Bashar al-Assad, Abu Mohamed al-Yulani, fue sorprendido por una patrullas del Ejercito Árabe Sirio (EAS), según otras fuentes el grupo fue alcanzado por un rocket (granada propulsada por un cohete). No importa lo que fuera, la cuestión que al-Yulani, quien fue acusado de ser agente de la CIA, ha pasado a mejor vida y ya tampoco podrá declarar acerca de sus vinculaciones con Estados Unidos.
A los talibanes en Pakistán las cosas no les va mucho mejor y el viejo amigo norteamericano los está acosando, en octubre capturaron a, uno de los jefes de la poderosa Tehreek-e-Talibán Pakistán (TTP), formado en 2007, que reúne cerca de treinta grupos de salafistas en Waziristán del Norte, el área tribal de la región, ubicada al noroeste de Pakistán en la frontera con Afganistán. Se estima que sus fuerzas ocupan cerca de cuarenta mil milicianos, que operan en Afganistán y muchos de ellos se han corrido hasta Siria.
Desde siempre se ha sospechado de los lazos que unen al Talibán con la poderosa inteligencia pakistaní, Dirección de Inteligencia Inter-Services (ISI) casi una fuerza autónoma. Lo que le permitió por mucho tiempo el libre transito a Osama bin Laden, por su territorio. Razón clave que llevó a Estados Unidos ha intentar la captura del fundador de al-Qaeda, en secreto y sin pedir autorización de Islamabad, lo que provocó la ofensa del caso del gobierno de pakistaní, a pesar de estar muy acostumbrada a las incursiones de los drones estadounidenses. Se estiman que desde el 2004 Estados Unidos realizó entre 330 y 380 misiones que han dejado un indeterminado número de muertos civiles que varían según la fuente entre 400 y 2200 muertos.
Justamente en una reciente incursión el primero de noviembre un dron terminó con el líder del TTP desde el año 2009, Hakimullah Mehsud, a quien ubicaron en su campamento de Dandey Darpakhel en Waziristán del Norte, Estados Unidos había ofreció cinco millones de dólares, por la captura de Mehsud. Acusado de preparar al suicida jordano, conocido como Samiulá, que mató a ocho empleados de la CIA e hirió a otros seis en el aeropuerto de Jost al sureste de Afganistán en diciembre 2009. A Mehsud también se le atribuyó el frustrado atentado del primero de mayo de 2010 cuando fue descubierto de casualidad un coche bomba en Times Square, pleno centro de Nueva York, entre otras acciones en Pakistán y Afganistán.
El líder asesinado fue remplazado por Mullah Fazlullah, de 37 años, considerado todavía más radical que su antecesor, fue elegido por una Shura (Consejo), tras días de discusiones en una reunión secreta celebrada en Waziristan del Norte y donde el jeque Khalid Haqqani fue nombrado como su segundo. Fazlullah en 2008 con su milicia, la Brigada Shaheen (Brigada de los Mártires) atacó varias comisarías de la región de Swat en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa y estableció una administración paralela al de gobierno.
Se lo registra en el ataque a la base naval de Karachi al sur Pakistán en mayo de 2011, como represalia por la muerte de bin Laden y como el cerebro de la fuga de 400 reclusos de la prisión central de Bannu, en el noroeste de Pakistán en abril 2012. Pero su saltó a la consideración mundial por haber atentado contra la adolescente y activista de los derechos de la mujer Malala Yousafzai. Malala, milita contra las restricciones que los talibanes han impuesto en el valle del río Swat, donde ha prohibido la asistencia a la escuela de las niñas. En octubre del 2012 un comando del TTP, atacó el micro escolar donde viajaba Malala y dispararon contra ella produciéndole varias heridas en el cráneo y el cuello, pero sin conseguir matarla por lo que el portavoz talibán Ehsanullah Ehsan, anunció que lo volverían a intentar.
El 11 de noviembre fue asesinado Naseer Haqqani, cerca de Islamabad. Nasser era el líder de la Red Haqqani, una poderosa organización afgana apoyada por la CIA en su lucha contra la Unión Soviética. Sus miembros pertenecientes a la tribu zadran de la provincia suroriental de Paktia, se establecieron en el noroeste de Pakistán para formar una milicia con la que combatir al invasor soviético (1979-1989). Desde la invasión estadounidense a Afganistán (2001) han combatido encarnizadamente contra sus tropas. El atentado, dos hombres le dispararon desde una motocicleta, que todavía nadie se ha adjudicado, borra del tablero a otro ex amigo de Washington.
Tanto al-Qaeda como el talibán conocen intimidades que podrían todavía, si es posible más, socavar la credibilidad de los Estados Unidos y su mentada guerra contra el terrorismo, quizás la única manera que encuentre de apagar semejante incendio, sea con más fuego.
Guadi Calvo para Hamartia
Hamartia Buenos Aires, le 12 Novembre 2013.
El Correo. París, 14 de noviembre de 2013.
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