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15 octobre 2002

Oscuros caminos

 

Oscuros caminos para Uruguay :
Fácil diagnóstico y difícil solución

Por Carlos Santiago

Es mucho más sencillo hacer el diagnóstico del desastre a que nos llevaba el modelo impuesto por las corporaciones, enmarcado por el Consenso de Washington y concretado por gobiernos serviles, que plantear los necesarios caminos de la salvación nacional. Usamos esa terminología grandilocuente, porque realmente es difícil esquematizar sobre caminos que deben comenzar a sortear tantos obstáculos. No era difícil predecir el cataclismo en que hoy vivimos, cuando medida tras medida el gobierno de Jorge Batlle, escandalosamente nocivo para el país, destruía todo aquello que funcionaba bien, regular o mal, pero que no estaba
dentro de los marcos de los intereses del modelo.

Cuando el país comenzó a caer y llegó a su fin la gestión de destrucción que encabezó el ministro de Economía Alberto Bensión, el que para financiar el quebrado negocio bancario, terminó con las reservas del Banco Central y luego aumentó el endeudamiento a límites insoportables, empobreciendo a las
trabajadores con el vertiginoso aumento del IRP y otros 15
impuestos. Los uruguayos amanecimos un día en un pantano de
difícil salida. A cuatro años de recesión, se sumó la perdida
de las reservas y, por supuesto, el predecido crecimiento del
déficit fiscal, fenómenos que sumados llevaron a la mayor
destrucción de riqueza de la historia del país.

El Uruguay es hoy - y no queremos pecar de agoreros - un país
en disolución, que está perdiendo la mejor de su gente. Por un
lado los jóvenes, pero paralelamente, la población
culturalmente mejor preparada, sobre la cual se podría
intentar la reconstrucción de lo destruido. La recesión y la
destrucción de riqueza tiene otras manifestaciones negativas,
como el aumento del peso proporcional del Estado, la
marginalidad creciente de una población sin trabajo ni
perspectivas, que está sufriendo además un proceso de
desestructuración familiar, con sus consecuencias de agresiva
violencia.

Por ello, decimos, que intelectualmente ha sido, para un
analista sin preconceptos ni intereses personales que no sean
contribuir al bien común, mucho más sencillo predecir el
futuro de la aplicación, sin contemplaciones de las recetas,
neoliberales, que plantear hoy los caminos para una
reconstrucción nacional. El pozo en que está el país tiene
bordes demasiado empinados para que podamos trepar
rápidamente y además hay que ser concientes de que todavía no
ha finalizado la intención liquidacionista del gobierno. Ejemplo
de ello es lo que se ha comenzado a hacer con el Banco
Hipotecario (BHU), centro por años de la peor politiquería,
pero paralelamente, apoyo fundamental para la actividad de la
industria de la construcción que, además, ha contribuido en
solucionar la problemática de la vivienda de miles de
uruguayos. No le pasa por la cabeza a nuestros actuales
gobernantes, terminar con los vicios de esa institución,
modernizándola y ajustando su operativa a la necesidad
imperiosa de reforzar la actividad de la construcción. Lo que
hacen, tratando de cumplir con lo establecido por los
neoliberales, es intentar matar a la institución, para que el
"negocio" lo tome la banca privada extranjera y, ello, porque
nacional no hay más. Claro, se dice, que el BHU es una
institución fundida, imposible de reflotar y que si fuera
privada ya estaría cerrada. Sin embargo nadie conoce los
balances, ni han trascendido análisis sobre lo transcurrido
para que se llegara a la actual situación. Todo es
discrecional, como la mayoría de las afirmaciones que se
escuchan por parte de la coalición de gobierno, sin pruebas.
En definitiva poco serio.

Con panoramas como este, entonces, ¿cómo comenzar a trepar por
la ladera del pozo en que está el país ? Las recetas pueden ser
tan generales como las ensayadas por algunos, que hablan de
tender puentes entre los sectores que creen que el país es
viable, ¿cómo hace algún sector del EP-FA, que acompaña
opciones como las establecidas para la megaconcesión, engendro
lamentable destinado a favorecer a algunos empresarios que han
tenido relaciones de todo tipo con el Ministerio que los acoge
y que en muy poco contribuirá en una mejoría del empleo.

Claro que hay que hacer. De nada sirve limitarse a una
oposición principista que paralice todo proyecto. Sin embargo
los que todavía están sobre el caballo son quienes aprobaron
siempre y sin reparos todas y cada una de las propuestas de
Batlle. Ellos son responsables de la crisis y de que algunos
nos planteemos la viabilidad de un país que está perdiendo,
por vía de la emigración, los valores culturales que están
atesorados en la gente mejor preparada.

¿Sobre que bases se debe retomar la reactivación ? ¿Qué puentes
se pueden tender entre los progresistas y quienes, como el
doctor Julio M. Sanguinetti, siguen manejando discursos
intransigentes e ideologizados, propios de la década del ’60 ?

ALAI-AMLATINA, 14/10/2002, Montevideo.-
Carlos Santiago, periodista, es secretario de redacción del suplemento Bitácora http//www.Bitácora.com.uy

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