Accueil > Les Cousins > Amérique Centrale et Caraïbes > Nicaragua Estados Unidos y las elecciones del 2006.
Por Oscar-René Vargas.
Nicaragua, 10 de Octubre de 2006.
Introducción
América Latina se le va de las manos a los Estados Unidos (EEUU). El plan imperial de conquista del mundo, conocido como Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, hace agua por todas partes, pero es en la región latinoamericana -su presunto traspatio- donde choca con los mayores obstáculos. [1] Abrumado por su despliegue en otras regiones y con un gobierno desprestigiado, EEUU parece perder el control de su propio continente. [2] Mientras EEUU no miraba, Latinoamérica se desplazó hacia la izquierda.
La conmoción del 11-S facilitó un abandono que venía de lejos : EEUU se olvidó de su patio trasero, primero porque la URSS dejó de existir y después, porque Al Qaeda no instaló sus campamentos en el Amazonas. Ahora, la política exterior unilateral de Washington y la guerra de Irak, unidas a la decepción causada por las expectativas del intento de liberalización bautizado como el ’Consenso de Washington’ (término acuñado a finales de los años ochenta para los programas destinados a las economías en desarrollo por el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras instancias, que incluían menos regulación y más privatizaciones), se han combinado para crear una opinión pública latinoamericana extremadamente crítica con EEUU. [3]
Entre enero y diciembre de 2006, América Latina ha sido y será el escenario de muchas elecciones -por lo menos 10- en países tan diversos como los más grandes del continente, México y Brasil, y algunos de los más pequeños, Guyana, Costa Rica y Nicaragua. En enero se celebraron elecciones en Chile ; en febrero, Costa Rica ; en marzo, Guyana ; en abril/junio, Perú ; en mayo, Colombia ; en julio, México ; en octubre, Ecuador y Brasil ; en noviembre, Nicaragua ; y en diciembre, Venezuela. Esta ola de elecciones concluirá en marzo de 2007 en Argentina.
Las elecciones generales en Nicaragua, noviembre del 2006, y la lucha en el ámbito institucional, nos guste o no, siguen siendo un terreno importante, aunque no el mejor, para el enfrentamiento entre dominados y dominantes, y un campo de disputa de las mentes de los votantes para reforzar, con objetivos precisos, la resistencia al imperialismo y al capital. Las elecciones, si son aprovechadas, permite elevar la conciencia de los oprimidos, desarrollar su capacidad de autoorganización y su autoestima, llevarles a prescindir de líderes y salvadores de la derecha y a aprender que el "todo o nada" lleva, casi siempre, a nada. Para ganar, para conquistar el poder, es necesario acudir con una coalición amplia.
Las elecciones presidenciales y parlamentarias no son, en efecto, un momento glorioso ni exaltan la libido política : son un método de los que gobiernan para resolver sus problemas. Pero las elecciones son también el modo pacífico de medir fuerzas y resolver conflictos y, por lo tanto, para tratar de cambiar la relación de fuerzas son preferidas por la inmensa mayoría formada hasta ahora por quienes se resisten a encarar un enfrentamiento violento a menos que éste les sea impuesto.
En las calles de los países latinoamericanos, con más de 500 millones de habitantes, el 61 por ciento tiene una opinión negativa de EEUU ; sólo el 34 por ciento confía en el liderazgo de Washington, según el Latinobarómetro 2005. [4] La visión positiva de EEUU en Brasil pasó del 56 por ciento del año 2000 al 34 por ciento en 2003, según el Pew Center ; el 71 por ciento de los latinoamericanos creen positivo que EEUU se sintiera vulnerable el 11-S. [5] Lo que está pasando es grave para los EEUU En los años sesenta, uno se encontraba una cantidad de Gobiernos con sentimientos antiamericanos. Hoy son los pueblos los que los tienen.
Las revoluciones sociales son desplazamientos violentos en las relaciones de fuerzas entre las clases -dominantes y subalternas- en una sociedad determinada. Esos desplazamientos ponen en crisis la forma política de la dominación existente. Esta crisis puede expresarse también en el terreno electoral. Una revolución social no es algo que pasa en el Estado, en sus instituciones y entre sus políticos. Viene desde abajo y desde afuera. Sucede cuando entran al primer plano de la escena política esas y esos que siempre están, precisamente, abajo y afuera : los postergados de siempre, los dirigidos, aquellos a quienes los dirigentes políticos de la derecha consideran sólo suma de votantes, clientela electoral, masa de acarreo, carne de encuesta.
Normalmente, las elecciones son lugar de renovación y reconfirmación de la dominación existente. En ellas se puede cambiar el personal político y administrativo del gobierno, a escoger entre los diversos miembros de la clase política que compiten entre sí. Pero no se decide cuál clase o estrato social ejerce el mando real, aquel a cuyos marcos se subordina la totalidad de los políticos (pues cuando no lo hacen, se convierten en parias o intocables).
En Nicaragua, las próximas elecciones pueden ser una confirmación política, legal, democrática, constitucional, institucional -y todos los demás adjetivos de la ciencia política que se quiera- de una violenta y persistente ola de fondo contra la dominación neoliberal en un Estado de matriz colonial como ha sido desde siempre el nicaragüense. Las próximas elecciones generales puede ser un paso más de una revolución que no termina y que espera poder seguir avanzando a través de asambleas, votos y decisiones colectivas.
Las clases dominantes tienen miedo del proceso social que se puede generar con un triunfo electoral del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Ven con incrédulo asombro primero, y con temor irritado después, el ascenso de esta marea humana a la cual no la detuvieron las políticas neoliberales durante los dieciséis años pasados ni la desorganizaron las inevitables y naturales diferencias entre sus propios dirigentes.
El escenario económico-social a partir de 1990. A partir de 1990, en Nicaragua, se comienza a consolidarse un "capitalismo de compadres", por el cual sectores privilegiados consiguen "favores o préstamos del gobierno". La política neoliberal ha sido el asalto de grupos de intereses que se supieron aprovechar del Estado en su propio beneficio y se protegen de la competencia cerrando la economía.
A partir de 1990, la clase de las grandes empresas y grupos corporativos secuestró al Estado para extender sus privilegios. Impuso un modelo en el que los poderes del Estado constituyen una simple herramienta para mantener y extender sus ventajas de clase en detrimento de los intereses generales de la población.
Poco importa que el ingreso familiar quede estancado durante una generación y la pobreza aumente. Es irrelevante que el bienestar social se deteriore, y que la educación, la salud y las condiciones generales de vida se degraden. Lo que interesa es mantener, ya sea con la manipulación, ya sea por la corrupción, un nivel extraordinario de ganancias para el gran capital. Es válido desviar el papel del Estado de su función esencial como promotor de la prosperidad y crisol para mediar en los conflictos sociales, con tal de alcanzar el objetivo supremo de los dividendos extraordinarios.
El modelo neoliberal que tanto promueven los candidatos Montealegre, Jarquín y Rizo ha desempeñado un papel clave en el desvío de las funciones del Estado en Nicaragua. Los agentes de la esfera financiera y el sector bancario, las grandes corporaciones trasnacionales, las compañías dedicadas a la construcción de centros comerciales y los dueños del monopolio televisivo, son los principales promotores del "capitalismo de compadres". La manipulación de las instituciones públicas llevó a ganancias desorbitadas al tiempo que la mayoría de la población caminó "desbocada hacia la ruina". La desnaturalización del Estado se acompañó del deterioro de la vida pública para las grandes mayorías.
Con las políticas neoliberales, la corrupción ha corroído a numerosos funcionarios de los gobiernos neoliberales ; presidentes y ministros se han enriquecido por medio del robo al erario público o la entrega de facilidades a compañías extranjeras para adquirir terrenos y fábricas, siempre y cuando otorguen abundantes regalías. Un aspecto que atenta contra la mejor utilización del PIB en resolver los problemas sociales es la abultada deuda externa e interna que tiene el país a las que el gobierno debe dedicar anualmente entre un cuarto y un tercio de su Producto Interno Bruto.
Nicaragua es uno de los países con mayor desigualdad de la región latinoamericana. El 10% más rico de la población tiene el 45% del ingreso total, y el 10% más pobre sólo el 0.9%. La desigualdad está en todo no sólo en los ingresos. Hay una aguda desigualdad en el acceso a la tierra. Hay desigualdad en la posibilidad de obtener créditos. Hay desigualdad en la educación. Estas desigualdades y otras, como la nueva la brecha digital, se refuerzan las unas a las otras, y crean "trampas de pobreza". [6]
Los círculos perversos de desigualdad, culminan en el cercenamiento de los derechos más básicos, como el derecho a la familia, y a la vida misma. Una proporción significativa de las parejas jóvenes pobres que quisieran formar familia no la forman por las incertidumbres económicas severas, y muchas familias pobres se quiebran bajo el stress socioeconómico permanente.
Por otra parte, la esperanza de vida es muy disímil según el sector social. Nicaragua es un país con un potencial económico excepcional, inmensamente rico en materias primas, fuentes de energía baratas, posibilidades agropecuarias, hay pobreza porque hay desigualdad. Un aumento de un 0.001 puntos porcentuales en el coeficiente Gini que mide la desigualdad en la distribución de ingreso, hace disminuir en 0.6 años la esperanza de vida. Al revés, aun cuando aumente el producto bruto si hay alta desigualdad la pobreza no retrocede.
Las tendencias económicas están generando un grupo de oligarcas ricos, mientras casi todos los demás sufren deterioro en su bienestar económico. Los datos del "milagro" económico de los gobiernos neoliberales sólo ofrecen buenas noticias para los más ricos, y casi todos los demás van de mal en peor. A la vez, los salarios reales promedio se desplomaron. Además no hubo ninguna mejora en el ingreso neto de las familias en este periodo. Peor aún, la deuda promedio de hogares se incrementó. También se redujo el ahorro familiar de la clase media. ¿Y los frutos de la expansión y el incremento del PIB ? De acuerdo con los datos de Naciones Unidas, todo fue a dar no al 10 por ciento de los más ricos, sino al uno por ciento más rico del país.
La desigualdad genera pobreza, pero además impide un crecimiento económico sostenido. Reduce el número de consumidores, obstruye la formación de ahorro nacional, tensa al máximo la sociedad y genera ingobernabilidad. A partir de los años noventa la desigualdad bajo el impulso de las políticas aplicadas por los gobiernos neoliberales (Chamorro, Alemán y Bolaños) pegó un salto gigantesco. Dos millones de personas se transformaron en nuevos pobres. La sociedad se polarizó socialmente hablando. La pobreza se disparó llegando a finales del 2005, a 4.2 millones de personas (80% de la población total), era a inicios de los años 90, al finalizar la revolución social menor 2.2 millones de personas (alrededor del 60 por ciento de la población).
Todo ello no fueron fatalidades inexorables, sino el producto lógico de las políticas de destrucción del Estado, privatización salvaje, desprotección total de la pequeña y mediana industria y comercio nacional, concentración del crédito, y otros similares aplicadas con toda ortodoxia neoliberal, y altas dosis de corrupción. Los resultados fueron la creación de gigantescas "trampas de pobreza" para gruesos sectores de la población que llevaron desde suicidios, a implosión de familias, y sufrimientos sociales cruentos.
La desigualdad no es un destino, puede enfrentarse. Debe haber una combinación de políticas afirmativas que abran oportunidades a los excluidos, políticas económicas que activen las posibilidades de las pequeñas y medianas empresas, democratización del crédito, un gran esfuerzo por asegurar educación y salud a todos.
Antes de finalizar su administración, el gobierno de Enrique Bolaños (entrega el gobierno en enero de 2007) está desatado en eso de cumplir las exigencias de los barones del dinero que con su financiamiento posibilitaron su llegada a la Presidencia, de tal suerte que a diestra y siniestra firma permisos, quiere otorgar concesiones, promueve leyes, lanza decretos, privilegia caprichos, atiende excesos y demás gracias, en este gobierno "de, para y por los empresarios" (oligárquicos, desde luego).
Bancos privilegiados con los CENIS por aquí, exenciones fiscales por allá, leyes a la medida por todas partes, jugosos contratos para empresas creadas ex profeso y tantas otras bendiciones de un régimen "distinto" que trabaja a todo vapor, porque -felizmente- ya se va, aunque los barones del dinero se quedan, y por ello también financian la campaña de Eduardo Montealegre -como en su momento financiaron la de Alemán y Bolaños -, ya no por el "cambio", sino por la "continuidad". Para continuar saqueando al país.
Desde hace dieciséis años, la pobreza, también, avanza en Nicaragua con rostro y vestuarios femeninos : trabajar de manera informal, inmigrar o prostituirse, son las escasas opciones que quedan a las representantes del mal llamado sexo débil para sobrevivir.
Las mujeres jefas de hogar cuentan con menos ingresos monetarios que sus contrapartes masculinos, tanto en los hogares pobres como en los de mayor ingreso. Esto se explica porque, a pesar de las leyes existentes, este sector continúa sufriendo la desatención y la negligencia del sistema legal. La violencia intrafamiliar, de la pareja, y hasta de una gran parte de la sociedad, acechan de manera constante a las mujeres en la sociedad nicaragüense.
Desde el propio seno familiar, ellas son poco apreciadas al repartir la renta y la educación para la vida se desatiende de las pautas de igualdad, al regirse por los patrones vigentes en los trillados caminos de género. Tales consideraciones prevalecen a su vez en el mercado laboral, donde todavía es muy desigual el número de mujeres profesionales con relación a la presencia de estas en cargos de dirección de organizaciones y administraciones públicas. Suele ocurrir además que los salarios destinados a pagar los servicios de ellas siguen siendo más bajos que el de sus compañeros de labores en un mismo puesto.
Investigaciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU) sugieren que si a las mujeres se les ofreciera idéntico apoyo que a los hombres, aumentaría el rendimiento de los cultivos en el agro, en un 20 por ciento. El producto nacional tendería a incrementarse en más de un cinco por ciento de eliminarse las desigualdades de género en el mercado de trabajo.
Las mujeres son propulsoras de progreso y en la medida en que se rompen los esquemas machistas tradicionales, estas promueven el desarrollo de la sociedad en la cual se desenvuelve. Por tales razones, el Estado debe apostar por la educación y el acceso al trabajo de las mujeres, con lo que propiciarán al mismo tiempo la ruptura con la recirculación de la pobreza y de la miseria creciente en estas tierras.
Atrapadas en el ciclo de la pobreza, las mujeres nicaragüenses carecen del acceso a los recursos y los servicios necesarios para transformar la situación, lo cual se agrava a partir del recrudecimiento de la globalización. La vinculación cada vez mayor de la economía a los mercados mundiales suele incidir en la reducción de los gastos públicos y de los programas sociales, trasladando el costo a las familias, donde suelen ser ellas las que llevan sobre sus hombros la carga adicional.
La derecha y la extrema derecha nicaragüense no tienen sensibilidad popular. En su carácter de miembros de la llamada elite de un país mayoritariamente conservador y racista, desprecian a los mestizos por "indios", y al pueblo por "chusma" ; es decir, por razones a la vez étnicas y de clase. Creen que los trabajadores y los oprimidos de todo tipo no tienen memoria, capacidad de pensar y decidir ni voluntad, que son una masa voluble, maniobrable, con una capacidad infinita para soportar robos, estafas, vejámenes e infamias de todo tipo.
Como desprecian el país real -su ideal está fuera de las fronteras y anhelan ser reconocidos como iguales por gentes más blancas y rubias que sus connacionales-, no son capaces de pensar en la posible consecuencia de sus constantes actos de usurpación y de su prepotencia. Como las elites se creen omnipotentes e impunes, porque desde hace cientos de años ellos o sus semejantes dominan las palancas del poder económico, religioso y político, actúan irresponsablemente, como aventureros sin criterio.
No es común que la gente al abrir un periódico, escuchar una radio o elegir un canal de televisión sepa quiénes son sus propietarios, quiénes los mantienen mediante la publicidad, qué relaciones poseen con el gobierno o las empresas.
Según la UNESCO, la información "es un bien social". Pero esos conglomerados mediáticos responden a un capital. A los intereses de sus dueños. Para ellos la información es una mercancía. Un capital que tiene como objetivo vender productos y crear hábitos de consumo. Esos consorcios que dominan tecnologías y contenidos han convertido a los medios masivos en insaciables maquinarias para obtener mayores tasas de ganancia en el más breve tiempo.
Más allá de las contradicciones intercapitalistas y la competencia, a consecuencia de la confluencia de tan poderosos intereses se ha establecido de modo tácito un "consenso mediático" que opera como una gran maquinaria de la dictadura del pensamiento único. La clase dominante marca sus posiciones político-ideológicas a través de los medios y ya no, como antaño, vía los partidos. Los medios se han convertido en un verdadero poder articulador de la plutocracia. Bajo esas condiciones, la posibilidad de expresión pública de las voces críticas y de los sectores subalternos es mínima. Y cuando lo logran, éstas son tergiversadas de manera sistemática.
El periodismo no es el "cuarto poder". Es parte del poder a secas. Forma parte de un único poder que responde a la lógica de dominación de clase, de propiedad de los medios de producción y de acumulación de la tasa de ganancia. La batalla de las ideas se sigue jugando en el terreno cultural. Lo saben muy bien quienes tienen la sartén por el mango. La "información" surge de la decisión previa de gente que piensa lo que hay que pensar y construye la ’noticia’ en función de sus intereses.
Por conducto de sus intelectuales orgánicos y asalariados y quienes les hacen eco-, los medios crean y alimentan mitos. Su poder y su magia invisibles corroen las conciencias y percepciones. Los "guardianes de la democracia" fomentan el unanimismo, la amnesia, el olvido. Fabrican y construyen estereotipos. Demonizan a los de abajo. Criminalizan a los sucios o impuros. Los convierten en un "peligro" para Nicaragua. Los tachan de "ilegales" y "violentos", en contraposición a los "pacíficos" y "legales". Transforman a las víctimas en victimarios.
La estrategia norteamericana.
A partir del año 2002 el imperialismo norteamericano y la derecha establecieron como estrategia política para las elecciones del 2006 los siguientes objetivos :
a) Limpiar a la derecha de los efectos negativos de los actos de corrupción del gobierno de Arnoldo Alemán (1997-2002). Con ese objetivo el gobierno de Enrique Bolaños (2002-2007) emprendió una campaña contra el círculo íntimo del poder oculto que rodeaba al ex presidente Alemán, la cual se fue reduciendo a la persona de Alemán y su familia. El objetivo quitarle legitimidad a su liderazgo al interior del Partido Liberal Constitucionalista (PLC).
b) Al mismo tiempo, el gobierno Bolaños y los norteamericanos, con el apoyo del partido de ARENA de El Salvador, emprendieron la estrategia de vaciar al PLC de su base social (a través del método utilizado con la Democracia Cristiana salvadoreña a favor de ARENA) golpeando a su dirigencia, creando un nuevo partido político que sirvieran de punto de atracción a las bases desencantadas por las acusaciones de corrupción y los malos manejos del gobierno Alemán. La nueva organización política ha querido ser creada tanto por José Rizo, Enrique Bolaños, José Antonio Alvarado y, últimamente, por Eduardo Montealegre (candidato de la derecha y apoyo por los norteamericanos) y algunos trásfugas del PLC. En esta última operación involucraron, también, a sectores del Partido de Resistencia Nicaragüense (PRN) que encabezaba Salvador Talavera y del Partido Conservador.
c) Utilización de la llamada "sociedad civil. Desde finales de los años ochenta el estado norteamericano y sus aparatos de inteligencia y de "ayuda" han estado profundamente implicados en influir sobre los procesos electorales y en financiar a diferentes organizaciones de la "sociedad civil" nicaragüense. Un caso conocido fue el de las elecciones de 1990, donde la CIA vertió millones de dólares en la campaña electoral de la candidata Violeta de Chamorro para derrotar al sandinismo. Desde los años noventa y cada vez más en el primer quinquenio del siglo XXI, la penetración estadounidense en las organizaciones de la "sociedad civil" - han servido como ariete para ayudar a derrotar, primero, al régimen sandinista y organizar, después, resultados electorales favorables a los candidatos pro-estadounidenses, como son los casos de los gobiernos neoliberales de Violeta Chamorro (1990-1997), Arnoldo Alemán (1997-2002) y Enrique Bolaños (2002-2007).
d) La operación implicaba, también, el fomentar la creación de una disidencia al interior del FSLN para debilitarlo fuertemente e impedir, de esa forma, sus posibilidades de triunfo. Los intentos de Joaquín Cuadra (ex jefe del ejército y antiguo militante de la guerrilla sandinista) de conformar un partido "sandinista" alternativo que se presentara como de centro izquierda, el forzar el rompimiento del Movimiento de Renovación Sandinista (MRS) de su alianza con la Convergencia Nacional que hegemoniza el FSLN y, posteriormente, el movimiento de Lewites que presenta la candidatura de Edmundo Jarquín, con claros signos neoliberales y de socialdemocracia de derecha.
Evolución política en los últimos años. Entre el 2002 y 2006, el gobierno Bolaños, sectores de la extrema derecha salvadoreña, sectores del capital nicaragüense, algunos medios de comunicaciones locales y el gobierno norteamericano (a través de su embajada) emprendieron una campaña mediática para lograr los objetivos determinados.
Al llegar al poder, Enrique Bolaños pensó eliminar a Alemán del escenario político nacional, sin embargo, la base dura del PLC permaneció fiel a Arnoldo Alemán. La base dura del PLC es una masa dura y gelatinosa, conservadora y religiosa pero, a la vez, plebeya y hostil al gran capital, a los banqueros y a la oligarquía tradicional. Son los pelados frente al poder del capital. Por eso el capital local e internacional ya no confían más en Alemán, sobre todo después de su "acuerdo político" con los sandinistas.
Actualmente existe un gobierno que representa los intereses de la derecha y extrema derecha, de corte neoliberal y pro norteamericano que cohabita con una oposición política fuerte (el sandinismo). Los acuerdos políticos del FSLN con los liberales (derecha neoliberal) han permitido al sandinismo ampliar su influencia en los aparatos estatales.
Lo que tenemos ahora, son aparatos estatales que no responden totalmente al orden neoliberal y que han pasado a coexistir con un gobierno neoliberal que, en alto grado, resultan un "cuerpo extraño" a la lógica de la restauración conservadora que se propuso el gobierno de la "nueva era". Es decir, existe una incongruencia o desajuste interno, al interior del Estado entre el Poder Ejecutivo y los aparatos estatales con influencia sandinista. Situación altamente inestable y que no puede durar mucho tiempo. Típicamente, se trata de una situación que no se puede reproducir a largo plazo pues implica la coexistencia de cuerpos que son profundamente extraños y antagónicos.
Para alcanzar el primer objetivo el gobierno Bolaños establece una alianza con el FSLN para poder desaforar a Alemán. Esta alianza táctica significaba legitimar al FSLN, lo cual no era bien visto por los norteamericanos. Ya que ellos, impulsaban, a través de un movimiento de la sociedad civil, una campaña que trataba de golpearlos ante los ojos de la población. La alianza táctica gobierno Bolaños - FSLN le permitía a Bolaños gobernar con relativa tranquilidad social y política, ya que el gobierno no había logrado vaciar al PLC ni desgranar a los diputados liberales a su favor. Bolaños gobernaba gracias a los votos del FSLN.
En esas circunstancias, para los analistas de la embajada norteamericana y del Departamento de Estado, el FSLN resultaba beneficiado porque se descalificaba la campaña de la sociedad civil, que alimentaba los Estados Unidos, trataba de involucrar en la corrupción del gobierno de Alemán. Esas eran circunstancias, cuando viene a Nicaragua el Secretario de Estado, Colin Powell, noviembre de 2003, y obliga al gobierno Bolaños a romper su alianza táctica con el FSLN.
A partir de enero de 2004, se reestablece, por algunos meses, una alianza entre Bolaños y el PLC. Sin embargo, la condición del PLC, para continuar con su alianza, le resultaba muy cara a Bolaños y acababa con el segundo objetivo de la estrategia norteamericana para las elecciones del 2006. El costo era liberar a Alemán de toda culpa de los actos de corrupción que se le señalaba, lo cual iba en contra de su estrategia. El gobierno Bolaños sin apoyo parlamentario, debilitado, sin partido político que lo respaldara ; se fue transformando en un ejecutor de las micro políticas diseñadas por los funcionarios de la embajada de los Estados Unidos.
Poco a poco, por la intransigencia de Bolaños y asesoramiento de sus consejeros políticos, la brecha para reestablecer la unidad de la derecha se fue ensanchando. De esa manera, los tiempos electorales se fueron reduciendo y la posibilidad de unificación de la derecha se fue comprimiendo. Llegamos al 2006, año electoral, con cinco candidaturas : José Rizo por PLC, Eduardo Montealegre por Alianza Liberal Nicaragüense (ALN), el candidato favorito de Bolaños y los norteamericanos ; Edmundo Jarquín por el Movimiento Renovador Sandinista (MRS) que expresa una corriente predominantemente neoliberal ; Edén Pastora por Alternativa por el Cambio (AC) movimiento progresista cristiano ; y Daniel Ortega por el FSLN.
El significado de la candidatura de Jarquín y el papel de la "sociedad civil"
El mensaje político de Edmundo Jarquín, dirigido tanto a la derecha como al capital y a los sandinistas neoliberales, es simple : ya se fue Alemán, tiene que irse Daniel Ortega y sin el fantasma de 1979 (el peligro de una nueva revolución social), la oferta es hacer un "trato" con sectores de la derecha empresarial que permita una "transición pactada" de gobernabilidad, que consienta tanto la recuperación total de la hegemonía política de la derecha como el reconocimiento de los "nuevos capitalistas" por parte de la vieja oligarquía. Todo ello con el beneplácito de los EEUU
La "transición pactada" no es por ello una propuesta desde el gobierno de Enrique Bolaños o del capital financiero local (los banqueros), sino un proyecto estadounidense que tuvo resonancia inmediata dentro de los sectores pro-capitalistas del partido sandinista desde el comienzo de la década de los noventa, donde la oferta fundamental es la "alternancia en el poder" siempre y cuando exista un compromiso de respetar la política económica y las reformas neoliberales vigentes ; es decir, el proyecto política de Jarquín consiste en domesticar y derechizar al sandinismo si llega al poder.
El gran éxito de la "transición pactada" impulsada por Bolaños junto con los norteamericanos y el capital financiero sería : el liquidar políticamente a Arnoldo Alemán y el desarmar a la izquierda sandinista, con Jarquín a la cabeza, que permita desplazar a Ortega de la dirección política del FSLN. El candidato del Movimiento de Renovación Sandinista (MRS), Edmundo Jarquín, ha emprendido la lucha por cumplir con la tarea de hacer del sandinismo un partido neoliberal de izquierda, no para ser el Gorbachov (democratizar al partido), sino para ser el Boris Yeltsin (liquidar al partido) de Nicaragua con el aval de los norteamericanos, del capital, de todas las fracciones de la derecha política y del presidente Bolaños.
Con la candidatura de Jarquín se busca dividir al sandinismo, y sobre todo en la juventud que es fundamental por su entusiasmo y decisión ; se piensa que Jarquín debilitará la candidatura de Ortega forzando una segunda vuelta (lo que permitiría unificar a la derecha) y, además, podría presentar un dilema teórico y estratégico a la ciudadanía sencilla al tener que decidirse por quien votar entre dos candidatos "sandinistas".
El papel de Jarquín es quitarles entusiasmo a los ciudadanos de buena voluntad, sencillos, decepcionados por los gobiernos neoliberales, para que no voten por un cambio de rumbo en las próximas elecciones y evitar que Ortega gane en la primera vuelta. De esa manera, la campaña de Jarquín opera contra la transformación histórica de la sociedad, y, aunque no se tenga conciencia por parte de la base del MRS, desvía el caudal del agua hacia el molino controlado por la elite en el poder y los norteamericanos. ¡El enemigo de mi enemigo -dice esa elite en el poder- es mi aliado ! ¡Es una cuestión de principios, no de personas !
Desde el año 2005, la estrategia de los Estados Unidos fue impulsar los movimientos de la "sociedad civil" con el objetivo de promover una "revolución desde la sociedad civil" (siguiendo la experiencia de algunos países de la Europa del Este). Los Institutos Demócrata y Republicano, la Agencia para el Desarrollo Internacional, los grupos delanteros de la CIA, los medios de comunicación de masas, y sobre todo las ONGs financiadas por los EEUU, intervienen masivamente en la mecánica de deslegitimar y demonizar a los líderes sandinistas, haciendo propaganda alrededor de : todos contra el pacto o ganar las elecciones para reforzar la democracia neoliberal y evitar el cambio de rumbo.
Las organizaciones de la "sociedad civil", lanzan, regularmente, un ataque frontal contra las instituciones del estado, desprestigiando a sus funcionarios y atacando al candidato que no goza de las simpatías de los EEUU Mientras tanto, el estado imperial recluta o "neutraliza" a ex-funcionarios del gobierno sandinista con el objetivo de restarle votos al sandinismo y sus aliados en las elecciones del 2006. Todos ellos, tratan de montar una ola de movilizaciones de masas con financiación exterior, para que los candidatos clientes, respaldados por EEUU, ganen las elecciones y mantengan el próximo gobierno en la órbita imperial.
Los candidatos presidenciales de la derecha neoliberal (Rizo, Montealegre y Jarquín) buscan, de Washington, conseguir un certificado de buena conducta a cambio de comprometerse a "respetar" la propiedad estadounidense y el CAFTA, así como a asegurar su apoyo a los contornos generales de la política global estadounidense y mantener el modelo neoliberal fracasado.
El antisandinismo es el centro de la estrategia electoral de la derecha neoliberal y sus aliados para invertir la tendencia de los sondeos que atribuyen una ventaja al FSLN. Describen a Nicaragua como un país controlado por los sandinistas que realizaron exitosamente la "estrategia planteada por Antonio Gramsci" y lograron infiltrarse en la sociedad civil, controlando en particular el Poder Judicial, la Contraloría General de la República, el Poder Electoral, el sindicato mayoritario de la educación pública, todos los ganglios de la producción cultural, los trabajadores de la salud, etcétera.
Esta estrategia tiende a ideologizar y radicalizar la campaña electoral, evitando el debate sobre las políticas emprendidas por los gobiernos neoliberales, marcando una raya de clase para espantar a las clases medias y ganar el voto de los indecisos. Esta radicalización verbal buscar movilizar a grupos sociales temerosos para tratar de evitar una derrota electoral de la derecha política.
Frente al extremismo de las derechas y de dieciséis años de gobierno neoliberal, el sandinismo y sus aliados se ha convertido en el lugar de la razón y de la resistencia a la injerencia extranjera. La coalición encabezada por Daniel Ortega, sin representar ninguna novedad política ni proponer cambios radicales, se presenta como la única alternativa social. Una alternativa civilizada, de restauración social y de recuperación de principios morales y valores constitucionales que se sintetiza en la propuesta de un gobierno de reconstrucción nacional, para recomponer los daños del régimen neoliberal.
La política de la derecha y de los Estados Unidos en el 2006. En tiempos de crisis del modelo neoliberal, la clase dominante se divide en fracciones en pugna. El poder de la clase dominante se ejerce desde adentro y desde afuera del Estado. [7] Tomado como una estructura en su conjunto, dicho poder se sustenta en tres pilares :
a) económico (tierra, industrias, bancos, etcétera) ;
b) político (administración, parlamento, ejército, policía, partidos, etcétera), y
c) ideológico (ideología dominante que se difunde a través del sistema educativo y de los medios de comunicación de masas y la mercadotecnia).
Una de las principales vías para la concentración de poder han sido las privatizaciones de las empresas estatales, que son una estrategia para concentrar riqueza pública en monopolios privados. No es una estrategia de desarrollo, porque incrementa la desigualdad, el desempleo, precios/costos de bienes y servicios y genera exclusión social. Además, la privatización va acompañada de la desnacionalización, del control corporativo de sectores estratégicos de la economía y de su integración dentro de la estrategia internacional de maximización de ganancias de esos grupos.
En épocas de crisis del sistema político, cuando los mecanismos de "gobernabilidad" tienden a agotarse, suele producirse una regresión en las clases dominantes. La dominación oligárquica elimina las mediaciones conciliatorias y busca ser ejercida directamente por los grupos propietarios y representantes directos del capital, ese es el sentido de la candidatura de Eduardo Montealegre (candidato que proviene directamente de la banca privada). No debe sorprender a nadie decir que Montealegre es un neoliberal y pertenece a la camada de tecnócratas desnacionalizados que tomaron el poder en 1990, cuando se instauró el régimen acreedor auspiciado por EEUU desde el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Esa estrategia de "administración" de la descomposición política de la derecha es sustentada por una alianza de poder que, aunque mantenga violentas disputas internas y genere cierta inestabilidad política y vacíos de poder transitorios, mantiene una coherencia de los intereses dominantes del capital en su conjunto. Pese a las contradicciones inter oligárquicas, los desplazamientos de grupos de poder y los cambios en la correlación de fuerzas, existe una real "estabilidad en la inestabilidad" ; la estructura de poder de clases no se modifica de manera sustancial.
Cuando la oligarquía ve amenazados sus intereses de clase, la elite gobernante tiende a coaligarse en la defensa a ultranza del modelo de dominación. En tales circunstancias, la dominación oligárquica (el Estado de los empresarios, banqueros y latifundistas), a pesar de estar imbuida de una lógica vertical y autoritaria, propia de las corporaciones, suele hacer la defensa retórica y demagógica de "la democracia" y "la participación ciudadanía". El gran capital y sus diversas asociaciones tienen una visión instrumental de la democracia : cuando se fortalece la dominación capitalista, los capitalistas la apoyan. Pero cuando las fuerzas populares ganan poder, los capitalistas presionan, mandan a reprimir o derriban a la democracia.
La separación de la derecha en diferentes partidos va más allá de diferencias personales. El PLC y su candidato José Rizo expresan los intereses de ciertos sectores de la burguesía criolla ; mientras que ALN y su candidato Eduardo Montealegre formulan los intereses de la oligarquía conservadora, los banqueros, el diario La Prensa, canales de TV, el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) y la Cámara de Comercio Americana-Nicaragüense (AMCHAM).
En el transcurso del 2006, ha habido algunos intentos, impulsados por los norteamericanos, para unificar a la derecha en las elecciones de noviembre de 2006. Sin embargo, la desconfianza y la brecha existente han hecho imposible la unificación. Lo cual, a los ojos de los analistas de diferentes tendencias, le permite a Ortega a tener posibilidades de ganar las elecciones.
La dominación oligárquica necesita controlar a la política y los políticos ; o, en caso contrario, desprestigiarla/os, a través de la sociedad civil. Pero además, en épocas de crisis del sistema, hay que descontaminar al "rebaño" del pensamiento crítico. En momentos de crisis, la masa necesita ser "domesticada" para que no se rebele. Necesita "mano dura". Necesitan "orden" social. Para la derecha, "gobernar es resistir" al cambio del modelo. Resistir a la "ruptura" del sistema, al cambio de rumbo. La resistencia contra el cambio y la innovación social. Pero eso se puede dar solamente si pasamos de un gobierno autoritario larvado (Bolaños) ; a un nuevo totalitarismo en ciernes que representa Montealegre.
En este escenario la derecha comenzó su propaganda negra al señalar que un triunfo de Ortega sería nefasto para el país porque el fantasma de la guerra se presentaba como algo posible. A lo largo de 2006, el FSLN ha venido estableciendo diferentes alianzas con YATAMA (movimiento indígena de la Costa Caribe), con sectores del PRN (Partido de la Resistencia Nicaragüense), con sectores de otros partidos políticos (conservadores, liberales, social cristianos, etcétera). Sin embargo, la derecha y los norteamericanos continuaron manejando como uno de sus ejes principales de propaganda negra "el peligro de la guerra" como parte de la estrategia del "voto del miedo".
A mediados del mes de septiembre recién pasado se produce un acuerdo con el Partido de la Resistencia Nicaragüense (que encabeza Salvador Talavera) con el fin de indicar que el FSLN y el PRN (los que se enfrentaron en la guerra de los años ochenta) se comprometen a no impulsar ningún movimiento armado. Este acuerdo ha sido un duro golpe para la derecha y la extrema derecha nicaragüense al quedar sin uno de sus principales ejes de ataque al sandinismo.
Por otro lado, este acuerdo político le abre la posibilidad al FSLN de neutralizar el voto negativo del campesinado (donde el PRN tiene una base social fuerte) y, por lo tanto, incrementar sus posibilidades de triunfo en las elecciones de noviembre próximo.
Esta nueva coyuntura política ha puesto más nerviosos a la derecha, la extrema derecha, a los sectores de la extrema derecha salvadoreña, al gobierno norteamericano y a los medios de comunicación en manos de la derecha ; lo que hace prever que el mes de octubre la campaña del miedo se eleve los deciles en contra del sandinismo.
La campaña del voto del miedo. La derecha nicaragüense, subordinada a los intereses económicos y políticos de la alianza del gran capital reaccionario con los EEUU, en su pretensión de ganar las elecciones presidenciales ha lanzado una ofensiva propagandística de mentiras, injurias y calumnias, que no es contra el FSLN, sino contra los nicaragüenses. Esta campaña se debe a que la derecha no tiene principios, sino intereses, por lo que individuos sin ética alguna, han urdido en su desesperación una propaganda mentirosa bajo la tesis goebbeliana de que una mentira repetida mil veces algo deja.
El vocero oficial del PLC, Leonel Teller, aseguró que el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, otorgará cincuenta millones de dólares al FSLN para financiar la campaña electoral del 2006. Sin embargo, no mostró ninguna prueba. El diario La Prensa recoge su versión sin cuestionar las aseveraciones de Teller. [8] Las afirmaciones de Teller son con base en fuentes anónimas e "informes de inteligencia"- recogen los prejuicios, el lenguaje ideológico y la estructura maniquea propios de la guerra fría.
Con base en la misma matriz, que utilizaba la dictadura somocista en contra el sandinismo insurgente, que combina información verídica con elementos de la guerra sicológica (propaganda negra, gris y blanca), juicios de valor, exageraciones y distorsiones de la realidad, rumores y teorías conspirativas, lo que se pretende es crear y utilizar un acontecimiento como núcleo de una operación futura, a la vez que manipular, sembrar confusión, alimentar la paranoia e influir en la opinión pública para fabricar un consenso que, invariablemente, sirva a la agenda y los intereses de los EEUU, el gran capital y la derecha vernácula.
La "guerra sucia" es utilizada por aquellos que tienen mucho miedo de perder privilegios. La intención de la campaña de la "guerra sucia" será tratar de proyectar que Ortega es autoritario y generar la de que "pobre país" si él gana las elecciones presidenciales de noviembre del 2006. Quienes se sienten afectados por el proyecto del cambio de rumbo han comenzado una "guerra sucia", desinformando para meter miedo a la gente. Utilizando el dinero, la televisión, los medios escritos y las mentiras.
Si en la época de la dictadura somocista el "enemigo interno" que había que combatir era la "subversión" y la "conjura comunista" del "eje" Pekín-Moscú-La Habana ; hoy, siguiendo la agenda y el guión de Washington, los voceros oficiales de la derecha, nos dice que, ahora, las amenazas son un eventual gobierno "populista radical" encarnado por Daniel Ortega quien vendría a sumar a Nicaragua al "eje" La Habana-Caracas-La Paz. [9] En el fondo esta "guerra sucia" esta alimentada de un odio de clase y de temor de que los sectores pobres puedan dirigir sus propios destinos eligiendo democráticamente un gobierno suyo.
Para la calumnia y los golpes bajos sí hay libertad en los medios de comunicación. Es el triunfo del sector más ultra derechista de la oligarquía que busca : desprestigiar la política llevando la campaña electoral a nivel de nota roja, desatando una espiral de ataques directos, consumiendo tiempo-medios no para aclarar al país hacia dónde conducen las diferentes propuestas de los candidatos, sino que promueve la competencia que busca demostrar quién es peor.
En definitiva, se trata de una típica acción de "distracción" dirigida no tanto a influir sobre la razón como en las emociones, cuyo objetivo es ir generando un clima de caos que alimente la paranoia en la opinión pública con el fin de inducir, otra vez, el voto del miedo. Es decir, la fabricación de un consenso para que el actual sistema de dominación neoliberal se siga reproduciendo.
Pretendiendo, los voceros de la derecha, ser soldados del neoliberalismo, no son más que tristes comparsas-, no representa, al igual que la de los republicanos, intereses nacionales, sino particulares. Los voceros de la derecha pretenden hablar por Nicaragua, pero lo hacen en nombre de algunas trasnacionales y embajadas a las que se hallan vinculados ; quieren hablar en nombre de "los empresarios", pero sólo lo hacen por unos cuantos traficantes de influencias enriquecidos con los gobiernos neoliberales.
No hay que olvidar que la propaganda electoral que promueve la derecha política es una hábil combinación de información, verdades a media, juicios de valor y una variedad de exageraciones y distorsiones de la realidad, que busca influir en las masas. En general, a través de manipulaciones sicológicas, la propaganda tiende a confirmar ideas populares y agudizar los prejuicios ; trata de movilizar a la población a través de sus emociones, en particular el miedo y el odio. Para tratar de convencer y modificar opiniones y juicios de la población, el propagandista se vale de todos los medios de difusión, oficiales o comerciales, y echa mano, también, de métodos inusuales como el rumor y las teorías conspirativas.
La "guerra sucia" de la mentira parte de la base que existe un alto grado de analfabetismo en Nicaragua. El asunto parece claro. Si los habitantes de este país no leen, si no están informados, o cuando menos enterados de lo que sucede exactamente en Nicaragua, entonces se les puede mentir, se les puede engañar diciendo que el candidato progresista es un peligro. Al mismo tiempo, se puede levantar una campaña de cinismo por parte de la derecha, diciendo que el candidato de la derecha neoliberal va a proporcionar más empleos, mientras todos los días puñados de nicaragüenses son expatriados por el gobierno Bolaños y, desde luego, por el sistema que el mismo Montealegre o Rizo seguirán, porque se lo ordena la derecha internacional.
La mejor muestra está en el apoyo que Robert Zoellick (subsecretario de Estado de EEUU) y Paul Trivelli (embajador norteamericano en Managua) [10] le brindan a Eduardo Montealegre sin cortapisas, a su candidato, al candidato de la derecha neoliberal que no sabe de justicia ni de equidad. [11] El que quiere que la gente no lea ni se eduque, para seguirle mintiendo. Entonces la campaña de mentiras de la derecha tiene una explicación clara : a la gente se le puede engañar porque la gente no sabe nada, no entiende nada y se le puede proponer, por ejemplo : por un poco de dinero y una camiseta por su voto, y luego se les obliga a exiliarse en busca de mejor vida, porque nada de lo que se les prometió fue cierto.
La "guerra sucia" desatada por la derecha política apuesta a distorsionar el proceso electoral, a impedir que se conozcan las ideas de fondo de los candidatos y a generar un ambiente de provocación y tensión política innecesarias. La posibilidad de una modificación en la actual correlación de fuerzas desata las peores pasiones y pone de relieve hasta qué punto la derecha, como siempre, defiende sus propios privilegios, cuyo crecimiento exponencial salta a la vista en los últimos años. Han "capturado" las instituciones, la economía, los centros de mando de la economía y esa fábrica de presunciones ideológicas que son los medios electrónicos.
Los extremistas de la derecha reaccionaria quieren seguir disponiendo del país como si fuese un botín, quieren llevar a la campaña electoral a una situación de tensión, confrontación y violencia, pero muy difícilmente se saldrán con la suya, pues se han situado contra la razón, la paz y la reconciliación. Y también, a pesar suyo, contra el pueblo de Nicaragua.
La campaña sucia de la derecha política es tan endeble que lo único que tiene que hacer el sandinismo es informar, informar y volver a informar sobre las consecuencias sociales y económicas de las políticas neoliberales de los últimos dieciséis años.
No se puede competir en espots televisivos pagados con el dinero de los hombres de capital que están detrás de Rizo y Montealegre. Tampoco podría moderarse el discurso a tal grado que resulte insustancial, incoloro e insípido, perdiéndose el anclaje construido en las clases sociales excluidas. En realidad lo que debe hacerse es informar a la sociedad, pero eso sí exige un esfuerzo adicional, diferente. Y para ello la campaña tiene que convertirse en un movimiento de explicación y/o formación que desate un caudal tal de energía social que esté en actitud de ganarle a los poderes político, financiero y mediático que están hoy en santa alianza.
Hay que explicar que son los norteamericanos los que financian abierta a todas las organizaciones de la derecha política. Que los gobiernos neoliberales son los que han utilizado la represión para resolver conflictos sociales. Que con un nuevo gobierno neoliberal (sea Montealegre, Rizo o Jarquín) miles de nicaragüenses corren el peligro de perder su empleo, otros miles pueden perder el Seguro Social al privatizarlo, otros cientos de miles corren el peligro de salir al exilio económico, y otros más corren peligro de morir acribillados por las bandas del narcotráfico que se han venido instalando en nuestro país desde 1990 a la fecha. Que con un nuevo gobierno neoliberal los casos de corrupción no serán castigados, no hay un solo caso de corrupción a escala nacional que haya sido sancionado durante los gobiernos neoliberales.
El resurgimiento de las luchas sociales. El resurgimiento de esta lucha desconcierta al gobierno, irrita a la derecha y desespera a los capitalistas. Todos esperaban la desaparición, después de dieciséis años de neoliberalismo, de cualquier vestigio de luchas sociales y por eso observan con fastidio la continuidad de la protesta. En lugar de discutir la validez de los reclamos, el gobierno Bolaños objeta su oportunidad y las formas de la petición. Propicia, campañas mediáticas para inducir el aislamiento, la división y el debilitamiento de la lucha social. Pero esta acción persiste y es el factor clave del nuevo período, porque condiciona todos los proyectos de la clase dominante. No es sencillo estabilizar un modelo regresivo en un contexto de movilización social.
Los grupos de poder económico dominan el Estado, la mayoría de partidos de derecha y las instituciones del Estado ; y donde las élites pretenden reforzar sus tentáculos en el sector de servicios. Esto, en detrimento de la agricultura y la industria nacional y, desde luego, del bienestar de la gente. En los gobiernos neoliberales, todos ellos pro empresariales, los intereses de los grupos de poder económico dominantes han tenido una incidencia decisiva en la determinación y ejecución de las políticas públicas en los últimos dieciséis años.
Las elecciones de noviembre del 2006 es una disputa por la continuidad o no de los privilegios que procrean y reproducen el actual modelo económico-social excluyente. El debate será por terminar o no los privilegios de los sectores dominantes, cuestión que ignoran de manera deliberada los políticos de la derecha, a pesar de la abultada realidad que se les coloca enfrente.
Los promotores de la continuidad del modelo, empleando la táctica de guerra sucia, tratan de contrarrestar el atractivo popular de un candidato resaltando supuestos rasgos de su personalidad (populista, autoritaria, mesiánica) con exorcismos sacados de un vetusto manual de la guerra fría. Los estrategas de la derecha, buscan crear el pánico en la mente de algunos electores. Pero, al mismo tiempo, van alejando, con sus coordinados ataques, a todos aquellos votantes sin partido que buscan opciones creíbles en la lucha contra los privilegios de las elites. Todas las cosas tienen su canto del cisne.
La historia es "la tumba de las aristocracias reaccionarias" que adoptaron una línea dura contra el cambio en las relaciones de poder. Las elites más exitosas han sido las que lograron cooptar a los líderes de la insurgencia de masas que surge para despojarlas del poder, y así ensanchan la elite del poder a la vez que preservan la estructura del sistema.
El modelo neoliberal se agota. La expansión de los grupos oligárquicos y la concentración de la riqueza en pocas manos han traído como consecuencia la exclusión de amplios sectores de la población y ha imposibilitado la ejecución de políticas públicas a largo plazo, que respondan más a las necesidades de los países que a los intereses de las élites empresariales.
El sistema neoliberal comienza a hacer agua, agobiado por el desempleo, la delincuencia y las desigualdades. Es evidente que este ciclo económico se está agotando y con la explotación intensiva de recursos naturales, de bajos impuestos a las transnacionales y empresas privadas y pésima distribución de la riqueza, el país está siguiendo una senda que, a estas alturas, resulta peligrosamente dual. Es una Nicaragua con brechas profundísimas en salud, educación, justicia, ambiente de vida y, al mismo tiempo, estamos viviendo la dictadura del capital, la persistencia de una manera de ver la sociedad, mirada desde el protagonismo y la capacidad de decisión de unos pocos.
Se hace urgente corregir el modelo económico neoliberal y democratizar el sistema social, hay una complicidad en las élites políticas y económicas para mantener todo igual. La distribución de la riqueza es un asunto muy profundo, el problema es durísimo y la desigualdad va a ser cada vez más crítica. No se trata sólo de una desigualdad en el ingreso. También lo es en los tratos laborales, en la desigualdad frente a la justicia, a las alternativas, frente al empleo y los salarios. Los grandes problemas sociales de Nicaragua son resultado del sistema neoliberal imperante y es preciso cambiarlo.
El Informe sobre la situación social en el mundo 2005 de las Naciones Unidas [12] titulado "El predicamento de la inequidad", dice que las estrategias neoliberales para conseguir crecimiento económico han agravado la desigualdad y la pobreza en América Latina y el Caribe. El Informe llama la atención sobre el acceso restringido a los servicios públicos en América Latina, señalando que a pesar de los gastos sociales públicos los pobres no están recibiendo los beneficios. Amplios segmentos de la población de bajos ingresos continúa excluida de muchas áreas del bienestar público. [13]
La investigación señala que el resultado acumulativo de las reformas estructurales en las pasadas dos décadas ha sido un aumento en la desigualdad. Las políticas de reformas fueron diseñadas con la expectativa de que tasas más altas de crecimiento serían suficientes para generar beneficios sociales. Pero hasta ahora ellas resultaron en consecuencias negativas a largo plazo. "Concentrarse exclusivamente en el crecimiento económico y en la generación de ingreso como estrategia de desarrollo es ineficaz, pues conduce a la acumulación de riqueza en manos de unos pocos y profundiza la pobreza de muchos", advierte el estudio. [14]
Según el mismo Informe sobre la situación social en el mundo 2005 de las Naciones Unidas, será más fácil reducir la pobreza en los países cuyos gobiernos "hayan puesto en marcha políticas que promueven la igualdad, incluidas las iniciativas para mejorar el acceso a recursos, ingresos, educación y empleo". Pese al crecimiento económico de los últimos años, Nicaragua es más desigual que hace 16 años al no haber impulsado la equidad social.
Según un estudio del PNUD si en 1997 el 41 por ciento de la población latinoamericana, incluyendo la nicaragüense, declaraba estar satisfecha con sus gobiernos democráticos esta cifra descendía a 29 por ciento en el 2004. [15] Es decir, que menos de un tercio de los habitantes estaban satisfechos con sus gobiernos. En esa misma encuesta sólo el 19 por ciento declaraba su beneplácito con el funcionamiento de la economía de mercado, pese a que sus publicistas se desgañitan cada día proclamando sus incomparables virtudes.
En dicho informe, la conclusión es inequívoca : la pérdida de legitimidad de la democracia obedece principalmente a la falta de difusión de los derechos sociales, vale decir, a la percepción que tiene la gente de que la democracia no garantiza el acceso al empleo, ingresos suficientes, mayor igualdad social y menor pobreza.
De acuerdo a la misma investigación, la ampliación de los derechos sociales constituye hoy en día el mecanismo más valorado por la ciudadanía como fuente de legitimación de la democracia política, lo que se traduciría en una mayor gobernabilidad y estabilidad política, un menor nivel de conflicto social y, con ello, una mejor base institucional para la inversión y el desarrollo.
Por otro lado, Centroamérica no ha perdido relevancia para EEUU, especialmente en el contexto actual de cuestionamiento al neoliberalismo y renacimiento del antiimperialismo. El CAFTA es un proyecto de dominación norteamericana de la región centroamericana. Retoma una meta estratégica de EEUU que asumió distintas formas en los siglos XIX y XX. El tema de la construcción un canal interoceánico por Centroamérica, específicamente en Nicaragua, vuelve al tape debido a muchos factores entre ellos : el cambio del centro de la economía mundial pasando del Atlántico al Pacífico, el incremento de los intercambios de mercancías, la necesidad de utilizar grandes barcos y reducir tiempo y distancia para bajar costos, etcétera.
Nosotros sostenemos que la patria tiene que ser de todos, que ya no es posible que siga habiendo la monstruosa desigualdad social, en donde efectivamente unos cuantos lo tienen todo, pero al mismo tiempo hay cuatro millones de nicaragüenses que carecen hasta de lo más indispensable.
Notas :
[1] Angel Guerra Cabrera, Cuba y el fracaso de Bush, La Jornada, México DF, jueves, 26 de enero de 2006.
[2] François Sabado, Rapport sur la situation internationale, Revue Inprecor, Nº 515/516, Paris, France, mars/avril 2006.
[3] José Manuel Calvo, EEUU pierde América Latina, El País, Madrid, España, lunes, 1 de mayo de 2006.
[4] Corporación Latinobarómetro, Informe Latinobarómetro 2005, Santiago, Chile, octubre 2005, p. 73.
[5] José Manuel Calvo, EEUU pierde América Latina, El País, Madrid, España, lunes, 1 de mayo de 2006.
[6] Guillermo E. Perry / Omar Arias / J. Humberto López / William F. Maloney / Luís Servén, Reducción de la pobreza y crecimiento : círculos virtuosos y círculos viciosos, Resumen Ejecutivo, Banco Mundial, Washington, Estados Unidos, febrero 2006.
[7] Oscar-René Vargas, Nicaragua. 25 años después (1979-2004). De los comandantes a los banqueros, CEREN, Managua, Nicaragua, septiembre 2004, 190 páginas.
[8] Teller : Chávez financiará al FSLN, La Prensa, Edición Nº 24139, Managua, Nicaragua, martes, 11 de abril de 2006, p. 2-A.
[9] Octavio Enríquez, Las urnas pueden servir para generar caos. Entrevista con Carlos Alberto Montaner, La Prensa, Edición Nº 24162, Managua, Nicaragua, domingo, 7 de mayo de 2006, p. 3-A.
[10] Orlando Núñez Soto, Trivelli es el gran elector de la derecha nicaragüense, El Nuevo Diario, Edición Nº 9384, Managua, Nicaragua, jueves, 28 de septiembre de 2006, p. 14-B.
[11] Consuelo Sandoval, EU decide a quién votar y por quién votar, El Nuevo Diario, Edición Nº 9222, Managua, Nicaragua, miércoles, 19 de abril de 2006, p. 1-A y 8-A.
[12] Naciones Unidas / Asamblea General, Informe sobre la situación social en el mundo 2005, Nueva York, Estados Unidos, A/60/117, 13 de junio de 2005, 157 páginas.
[13] El dilema de la desigualdad, Argenpress Info, Buenos Aires, Argentina, 26 de agosto de 2005.
[14] Naciones Unidas / Asamblea General, Informe sobre la situación social en el mundo 2005.
[15] PNUD, La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara SA, Buenos Aires, Argentina, 2004.