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1er novembre 2012

« Nada bueno puede esperarse ya de Estados Unidos » Carlos Escudé

 

El analista internacional repasa los dilemas del escenario político de USA frente a un eventual nuevo mandato de Barack Obama.

Mientras en Estados Unidos la matemática electoral arrojaba un resultado favorable al presidente y candidato a la reelección, Barack Obama, en el centro porteño, Carlos Escudé realizó para Debate un análisis que va más allá de la contienda del 6 de noviembre. Así, este investigador principal del Conicet, formado en Yale y Oxford, subraya, entre otros aspectos, cómo el “contrato social” estadounidense se resquebraja frente a los intentos del país del norte por sostener en el tiempo su calidad de superpotencia, hoy en declive. Además, traza una línea comparativa con algunos aspectos de la política argentina.

Obama parece aproximarse a un nuevo triunfo. ¿Cómo observa estas semanas previas a la elección ?

Creo que Obama tiene muchas chances de ganar, en gran medida, porque su adversario ha cometido alguno que otro gaffe que realmente lo desenmascara. Porque no se trata verdaderamente de dos modelos diferentes, más bien son dos filosofías diferentes. Y no se sospechaba la magnitud del pensamiento de Mitt Romney hasta que lo sorprendieron con una cámara oculta en la que afirmó que el 47 por ciento de los estadounidenses votaban por Obama debido a que se consideraban víctimas, y que por ello dependían del Estado. Las barbaridades que dijo parecían extraídas del discurso de los ultra antikirchneristas argentinos. La postura del candidato republicano hace acordar a la de cierta oposición argentina.

¿Cuál es el eco que obtiene este posicionamiento político en Estados Unidos ?

Tiene más posibilidades de ganar que acá porque ellos siempre han tenido una ideología muy derechista que ha convivido con una más progresista. Ambas, en general, han coincidido en el hecho de que el contrato social establecido por la Constitución no se puede violar. Desde el comienzo de la historia de Estados Unidos como país independiente, casi la totalidad de la población ha coincidido en que la mejor forma de gobierno es la democracia liberal representativa. Es por ello que no ha habido gobiernos militares, aunque sí hubo asesinatos a presidentes. Para los estadounidenses la defensa de la patria es la defensa de la Constitución. En cambio, aquí, durante un tiempo se pensó que era posible violar la Constitución para salvar a la patria. Entonces, pese a que los norteamericanos tuvieron grandes nucleamientos de pensamiento ultra reaccionario no se apartaron de las reglas de juego que su ciudadanía tuvo que aceptar le gustara o no.

En este sentido, ¿cuáles son las implicancias para la actual coyuntura electoral ?

Que si bien hay libertarios en Estados Unidos, tal como ha demostrado ser el propio candidato republicano, en definitiva, no es un pensamiento que pueda ganar una elección. Porque la gente que piensa así ha sido marginada desde muy temprano. Por ejemplo, de acuerdo con esta prosapia ideológica, y tal como ocurre en la Argentina, todo cobro de impuestos es un robo. Sin embargo, en 1792 dos de los padres fundadores de Estados Unidos, el primer presidente, George Washington, y su secretario del Tesoro, Alexander Hamilton, decidieron enviar catorce mil soldados para obligar a los granjeros de Pennsylvania a pagar un impuesto por las ganancias excesivas que recibían por la producción de los cereales con los que se hacía el whisky. Es decir, Washington los obligó a pagar impuestos. Entonces, desde ahí se estableció como un precedente que el gobierno federal tiene derecho a cobrarlos.

El movimiento ultraconservador Tea Party, ¿qué dilemas representa en este escenario ?

La mayor parte del Partido Republicano acepta las reglas del juego ; es decir, no son del Tea Party. Ocurre que la rama central de los conservadores no puede ser libertaria como lo son estos neoliberales a ultranza, que piensan que el Estado está de más, por una cuestión básica. Como se sabe, los demócratas están a favor de una política exterior más pacífica, lo que no quiere decir pacífica estrictamente, y los republicanos están a favor de una política más beligerante. Ahora bien, esto implica mantener las 900 bases militares dispersas en casi todo el mundo, lo cual es imposible sin cobrar impuestos. Así, son reaccionarios en el sentido de que están de acuerdo con cobrar impuestos para las fuerzas armadas pero no para que pueda existir en el país algún tipo de Estado de Bienestar, porque consideran que el rol de Estados Unidos en el mundo debe ser el que se ha sostenido durante el siglo XX.

En esta pelea por más o menos Estado, ¿en qué medida los demócratas apuestan por la consolidación del Estado de Bienestar ?

El presidente Obama ha hecho todo lo posible en ese plano para cumplir con sus promesas electorales. No hizo todo lo prometido, sino todo lo posible. Lo que sucede es que donde Obama no ha cumplido es en lo que tiene que ver con las guerras exteriores, y con el respeto al derecho humanitario. En síntesis, diría que Estados Unidos cada vez más sufre una pérdida de credibilidad sin precedentes.

¿Cómo se explica ?

Un ejemplo concreto ocurrió el 30 de setiembre de 2011 cuando el presidente de Estados Unidos mandó a asesinar a un ciudadano norteamericano en Yemen, sin juicio previo y apoyándose en presuntas pruebas secretas. Se trató de Anwar Al Awlaki, sospechoso de ser cómplice de Al Qaeda. Obama emitió una orden ejecutiva para que se lo asesine cuando se lo encuentre. El padre de este ciudadano de nombre sospechoso, es decir, árabe, inició una querella contra el gobierno para que no mataran a su hijo. Y fue una querella famosa. Sin embargo, no tuvo éxito. Pese a las críticas de los medios serios, y de las organizaciones de derechos humanos, Obama invocó el privilegio del secreto de Estado para desbaratar el proceso judicial, porque ni siquiera se hicieron públicos los criterios legales de la condena.

¿Qué análisis realiza del hecho ?

Obama operó de un modo similar a como lo hicieron las dictaduras latinoamericanas amparadas en la Operación Cóndor, mediante la cual se mandaba a asesinar a ciudadanos en el exterior, sin juicio previo. Estados Unidos continúa siendo una democracia, sin embargo, está más cerca de ser un Estado policial que antes del advenimiento de Obama. Y todo esto se da junto al incumplimiento por parte del presidente de su promesa electoral de cerrar la cárcel ilegal de Guantánamo.

¿En qué otras políticas se expresa esa situación ?

Por caso, el presidente ha sido más duro que su predecesor en su política respecto de la CIA. Convirtió a esa agencia en una suerte de cuerpo paramilitar. Es decir, que por primera vez le dio a los espías un papel principal en las operaciones de combate, mediante la utilización de aviones robóticos como el que mató a Al Awlaki. Respecto a esto último, profundizó la utilización de estos aparatos, los drones. Años anteriores se había limitado su uso debido al alto número de víctimas inocentes que perpetraban. Hay bases secretas en muchísimos países, y se sabe que se han desplegado más de siete mil drones en el mundo.

Los demócratas, ¿cómo interpretan este modo de actuar por parte de Obama ? ¿Tiene alguna consecuencia ?

Diría que pasa desapercibido porque si se lo subraya en el contexto norteamericano es autodestructivo. Hay que verlo dentro de su contexto. Los demócratas no por esto van a votar a Romney, que podría ser mucho peor. Pero sin duda hay ámbitos en los cuales Obama ha sido peor que el hijo de Bush. En suma, todo presidente hereda una misión más allá de que sea republicano o demócrata, que consiste en defender un determinado papel norteamericano en el mundo y, de cuya misión, ninguno puede escapar sin ser acusado de traidor a la patria.

De cara a un eventual segundo mandato, ¿cuáles son los retos principales que se le presentan a Obama ?

Estados Unidos legítimamente puede plantearse desafíos en términos de la administración local y también en el orden mundial, porque aún es el actor de mayor poder global. Sin embargo, desde un punto de vista local, creo que vamos a seguir viendo un número creciente de inequidades. Porque más allá de todas sus virtudes, no hay nada que pueda esperarse de Estados Unidos, mucho menos de un nuevo mandato de Obama, que pueda llegar a ser enaltecedor, o que pueda sentar un precedente.

Parece un diagnóstico terminante.

Ocurre que la superpotencia está claramente saqueada en varios planos, como el económico. Seguramente intentará sobreponerse con un creciente número de fechorías de distinto orden. Estados Unidos claramente ha retrocedido desde el punto de vista de la moral cívica. Y esto no se va a recuperar. Además, los norteamericanos siempre han demostrado que estaban dispuestos a sacrificar su moral si lo que estaba en juego era el poder. Se evidencia en que si evaluamos la gestión de Obama algunas violaciones claras del contrato social americano se han acelerado, se han acentuado. Y esto no significa que Bush haya sido mejor que Obama, no. Significa que estamos frente a un fenómeno estructural que va in crescendo.

* Lea la nota completa en la edición impresa de la revista Debate de octubre.

Por Cecilia Escudero para Debate

Buenos Aires, 24 de octubre de 2012.

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