Portada del sitio > Los Primos > Colombia > Mirando a Calvino desde Colombia: quién es Alvaro Uribe Vélez
Es difícil formarse un concepto sobre quién es Alvaro Uribe Vélez, el presidente de Colombia. Es autoritario, mandón y sectario de ultraderecha.
Por Apolinar Díaz-Callejas
Argenpress.info, 23 de diciembre del 2003
Al tiempo juega con los colombianos echándose al río Guatapurí, despojándose de sus ropas y quedando con un calzoncillo traslúcido que deja ver sus vergüenzas. Lo hace con cierta alegría desafiante y burlesca, como diciendo, "yo me empeloto", mientras la mayoría del pueblo colombiano sufre por el desempleo, la reducción de los salarios y del poder adquisitivo, y la miseria se incrementa alocadamente en el país. Al tiempo, resuelve negar autoritariamente la propuesta del ex presidente Alfonso López Michelsen, a quien, supuestamente, se le ha confiado la misión, sumada a la de voceros de la Iglesia Católica, que vienen gestionando soluciones de paz al conflicto colombiano y a la liberación de los secuestrados de todas las partes mediante un acuerdo humanitario, en el marco del Derecho Internacional Humanitario. El ex presidente López Michelsen expresó que al dejar en libertad a los guerrilleros hoy presos, en virtud de un acuerdo, ’no se les pueden imponer condiciones para cuando la tengan’.
Alvaro Uribe Vélez como un Calvino embravecido rechazó esta propuesta y anunció airadamente que "Cualquier guerrillero, que en virtud de acuerdos llegara a salir de la cárcel, deberá ser con el compromiso eficaz de no volver a delinquir."
La conducta presidencial me llevó al libro de Stefan Zweig, ’Castellio contra Calvino. Conciencia contra violencia’, en el que desnuda al tirano protestante de Ginebra, que estableció en nombre del puritanismo una de la peores dictaduras religiosas de la historia de la humanidad.
Dice Zweig: ’Prohibido, prohibido, prohibido. Una horrible cadencia. Y uno se pregunta perplejo, ¿qué es lo que entre tantas prohibiciones le está permitido al ciudadano de Ginebra? No mucho. Vivir y morir, trabajar y obedecer e ir a la iglesia. Aún más, lo último no sólo está permitido, sino que está legalmente prescrito bajo la más dura sanción. Pues, ¡ay del ciudadano que no asista al sermón de su parroquia dos veces los domingos, tres a lo largo de la semana, además de la hora de edificación para los niños! Ni siquiera el día del Señor se afloja el yugo de la obligación. Inexorable, avanza la rueda del deber. El deber, el deber. Tras el duro servicio para ganar el pan de cada día, hay que servir a Dios. La semana, para el trabajo. El domingo, para la iglesia. Así y sólo así puede exterminarse a Satanás en el hombre, y con ello, por supuesto, también cualquier libertad y cualquier alegría de vivir.’ Es una fantástica descripción del tirano Calvino y de su ideología extremista y retardataria.
Agrega Zweig, casi que refiriéndose al Estatuto Antiterrorista del presidente Uribe Vélez, ’Cuando en un Estado cada ciudadano ha de contar en todo momento con que puede ser interrogado, examinado o juzgado, cuando sabe que sobre cada una de sus acciones y sus palabras acecha constantemente una invisible mirada escrutadora, cuando, tanto de día como de noche, la puerta de su casa puede abrirse inesperadamente para un brusco registro, entonces los nervios se ablandan progresivamente y se produce el miedo en masa, al que por contagio sucumben también los más valientes.’ Esto es la Ginebra de Calvino y la Colombia del Estatuto Antiterrorista de Uribe Vélez.
* Apolinar Díaz-Callejas es ex Senador de la República de Colombia, ex Ministro del Gabinete del Presidente Carlos Lleras Restrepo y Miembro actual de la Comisión Andina de Juristas.