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14 août 2004

Megafusiones y concentración de bancos en todo el mundo

 

Argenpress.info, 10 de agosto del 2004

Julio de 2004 fue una etapa fructífera en esos acontecimientos. A principios de ese mes, el J.P. Morgan Chase adquirió el Bank One por 58.000 millones de dólares, creando el segundo banco de Estados Unidos.

Más recientemente, el 16 de ese mes, el Riggs, fundado hace 165 años, fue comprado por el PNC Financial Services en unos 779 millones.

Esta entidad, según un informe presentado recientemente en el senado estadounidense, permitió al ex dictador chileno Augusto Pinochet ocultar varios millones de dólares desde 1994, entre ellos 1,6 millones transferidos desde Londres tras su detención en 1998, pese al congelamiento de sus cuentas.

Además, en mayo pasado tuvo que pagar una multa de 25 millones de dólares por no respetar la ley sobre lavado de dinero y financiamiento al terrorismo.

Unas semana atrás, en Berlín, Klaus-Peter Mulller, presidente del Commerzbank, tercer de banco alemán, dijo estar más interesado en una fusión con una entidad extranjera que con una germana, en momentos en que se comentaba su unión con el Hypovereinsbank, segunda entidad de su tipo en el país.

Sin embargo, días después se retractó alegando que los mercados financieros los castigarían si anunciaran una fusión en el entorno actual.

A mediados de junio el gigante norteamericano del sector, el Wachovia Corporation, anunció su decisión de comprar, por 14.300 millones de dólares a su competidor, SouthTrust Corporation, en un acuerdo que crearía el banco más grande del sudeste de Estados Unidos.

Ante de terminar julio, el Santander Central Hispano (BSCH), el mayor en España, firmó un acuerdo para la compra del Abbey Nacional PLC, de Gran Bretaña, la sexta entidad de su tipo en importancia en Gran ese país y segunda en el otorgamiento de hipotecas.

La transacción, de la cual surge el décimo banco más grande del mundo, el mayor de la Unión Europea y el cuarto de Europa, incluye dinero en efectivo y acciones por unos 16.000 millones de dólares.

El BSCH tiene más de 100.000 empleados en todo el mundo, opera en su país, en otras naciones del Viejo Continente y en América Latina, donde tiene una vasta red de sucursales.

Luqman Arnold, presidente del Abbey, opinó que la entidad ibérica proveerá a la compañía de la pericia necesaria para acelerar el proceso de recuperación que había iniciado a principios de 2003.

Con el argumento de revertir dos años de pérdidas considerables, la empresa ha despedido gran cantidad de empleados, vendido bienes ajenos a sus actividades centrales y reorganizado sus operaciones.

Los accionistas del Santander tendrán el 76% de los títulos del ente surgido de esta unión y el resto corresponderá a los propietarios de papeles del Abbey.

El sexto banco del Reino Unido buscaba desde hacía tiempo la anexión a otro grupo, que bien hubiera podido ser sido estadounidense o francés como el BNP Paribas, pero resultó el BSCH.

Esta fue la última de las uniones bancarias realizada en el primer semestre de 2004, en el cual se ha desatado una racha de fusiones que pudiera abrir la puerta a otras operaciones transfronterizas similares.

Sin embargo, en este caso no se trata de una fusión propiamente dicho, lo cual resulta muy difícil en Europa a causa de las diferencias fiscales y reglamentarias nacionales existentes en la región.

Tampoco es una alianza, como ocurrió hace unos años con el propio BSCH y el francés Société Générale, sino de una expansión, semejante a las compras realizadas por el BNP Paribas en el oeste de Estados Unidos estos últimos años.

La adquisición del Abbey se facilita, además de por sus perentorias necesidades, por la agresividad de los bancos españoles, entre los mayores de la eurozona, pues los franceses, pese a los pasos dados por el Paribas, son un poco timoratos, opinan algunos especialistas.

Sin embargo, los analistas consideran que el mercado europeo no está maduro aún para verdaderas fusiones transfronterizas, pues los países conservan una visión nacionalista del sector bancario y conceptos políticos, fiscales y reglamentarios, las obstaculizan.

El único intento de este tipo en épocas recientes se registró en 1999 cuando el Banco Bilbao Vizcaya, español, trató de fundirse con el Unecrédito italiano.

La operación se frustró por la negativa del Banco de Italia a darle el visto bueno, pues de ella surgiría una entidad que estaría fuera de su control exclusivo.

Si se dejaran de lado esos problemas de proteccionismo en el continente, alegan, se pudieran materializar varias fusiones ; bancos de Alemania, Bélgica e Italia son fuertes candidatos.

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