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26 mars 2003

Los justos, la guerra
Lo que Infobae no quiso publicar

 

El siguiente artículo fue solicitado por Infobae a Carlos Álvarez Teijeiro, profesor de Ética de la Comunicación en la Universidad Austral el pasado miércoles. Dicho material fue enviado el sábado para que fuese publicado el lunes, como había sido pactado. Ese día se le comunicó desde el diario que "el artículo no sería publicado por discrepar con la política editorial de Infobae con respecto a esta guerra". Como es costumbre, publicamos el artículo, en honor a la libertad de expresión.

Por Carlos Alvarez Teijeiro*

En Los justos, la obra teatral de Albert Camus, un grupo de anarquistas se propone asesinar al Gran Duque "en nombre de Rusia". Sin embargo, no es al Gran Duque a quien habrán de matar, mera circunstancia encarnada de la muerte perseguida : en él se mata "al despotismo", "a la tiranía". Todo está decidido : el lugar, el momento y los dos ejecutores, Kaliayev y Voinov, cada uno de los cuales debe arrojar una bomba al paso del carruaje ducal, entre el palacio y el teatro. Pero llega la hora y a Kaliayev le tiemblan las manos : "Yo no sabía… había niños en la carroza del Duque". Había niños, los sobrinos del Gran Duque, con su mirada triste dirigida al vacío, envueltos en sus pequeños trajes de gala. Pero Stepan no acepta este acto de cobardía. "No hay límites. El día que nos decidamos a olvidar a los niños la revolución triunfará." Annenkov, Dora y Kaliayev se le oponen : "Los hombres no viven sólo de justicia" ; "cientos de hermanos nuestros han muerto para que se sepa que no todo está permitido" ; "incluso en la destrucción hay un orden y unos límites." Finalmente, el Gran Duque será asesinado en un nuevo intento, dos días más tarde. Triunfa el argumento expuesto en el Acto Primero : "Matamos para edificar un mundo donde nadie más matará. Aceptamos convertirnos en criminales para que, al fin, la tierra se pueble de inocentes (…) pues no somos de este mundo, somos los justos".

Los Justos, con mayúscula. No los que matan, defendiéndose, por una causa que entienden justa, sino los que en Oriente y Occidente envían a matar-muriendo por la causa de la Justicia misma. La divina y la humana. La política y la económica. Los terroristas y los iluminados que bautizaron alguna vez la "Infinite Justice", "Infinite Just-US". Frente a tales palabras gravísimas, proclamadas con rictus severo, se levantan los muertos, con su hechura de recuerdos, con sus trajes de polvo y ceniza, con la humilde ausencia cansina de los cuerpos desvencijados, con los nombres de harapo. Los de ahora, los de ayer, los de mañana : 100 millones en todas las guerras del siglo ’humano’, desde 1914 hasta la actualidad. Los muertos militares y los muertos civiles. Los que eran padres o madres, hermanos e hijos. Los religiosos y los agnósticos. Los muertos por ideas propias y por ideas ajenas.

Pero esta vez no veremos muertos. La guerra escenificada, obscenificada al fin, los hurtará a nuestras miradas. "Golpe e intimidación", donde camparán a sus anchas armamentos a los que adjudicamos encandilados una "inteligencia" que parecen haber perdido hace tiempo quienes ordenan usarlos. Veremos luces llenando el cielo y las pantallas, sin sangre ni llantos, escuchando cómo los medios repiten los eufemismos militares, las operaciones "quirúrgicas" en las que se parapetan las veleidades "demiúrgicas". De las Weapons of Mass Destruction a las Words of Mass Distraction. Como en el eslogan de Monsters Inc., "We scare because we care". Y seguiremos hablando de victorias y derrotas en un mundo que se creía y se cree civilizado porque -incapaz de evitar la sangre- distingue, entre los muertos y quienes los matan, culpables e inocentes, ilustrados y fundamentalistas, buenos y malos, santos y réprobos, fieles e infieles, justos e injustos, creyentes y paganos, hombres y bestias.

*Profesor de Ética de la Comunicación, Universidad Austral.

Contacto por este articulo : Carlos Alvarez Tejeiro

Urgente24.info, 26/03/2003 - 16:50

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