Accueil > Empire et Résistance > Las guerras de recursos del siglo XXI
Por Carmelo Ruiz Marrero,
Semanario CLARIDAD
Hoy, en la posguerra fría, los conflictos armados están motivados principalmente por el acceso a recursos naturales como petróleo, gas natural, diamantes, cobre, oro y agua.
Durante la guerra fría los conflictos armados eran producto del choque ideológico entre el bloque capitalista de Estados Unidos y el bloque socialista soviético. Pero hoy en la posguerra fría, los conflictos armados están motivados principalmente por el acceso a recursos naturales como petróleo, gas natural, diamantes, cobre, oro y agua. Esa es la tesis del profesor Michael T. Klare, director del Program of Peace and World Security Studies de Hampshire College en Massechusetts.
Klare y un creciente número de observadores académicos y ambientalistas están acuñando el término "guerras de recursos" (resource wars en inglés) para describir estos nuevos- y no tan nuevos- conflictos, los cuales
están ocurriendo en lugares tan variados como Colombia, la República Democrática del Congo (RDC), Angola, la cuenca del mar Caspio e Iraq.
Desde luego, no es nada nuevo que naciones e imperios se peleen por riquezas naturales. Pero hoy la demanda por estos recursos sube vertiginosamente y por lo tanto van en aumento los descalabros sociales y
ecológicos causados en el proceso de extraerlos. A esto se añade el vacío ideológico tras el derrumbe del bloque soviético y la proliferación internacional de armas ultramodernas de enorme poder destructivo.
Veamos dos casos :
Iraq
George Bush dice que hay que derrocar a Saddam Hussein porque supuestamente fomenta el terrorismo y amenaza los valores democráticos de la gran nación americana con sus alegadas armas químicas, biológicas y
nucleares. Pero Klare y los oponentes de la guerra contra Iraq ripostan que la verdadera agenda es el petróleo.
Estados Unidos consume cada año más petróleo y es cada vez más dependiente de fuentes extranjeras. Para que pueda seguir aumentando su consumo del oro negro, por necesidad Bush tiene que invadir a Iraq, pues contiene las reservas petroleras más grandes sin explotar del mundo después de Arabia Saudita.
Se ha constatado que Iraq tiene 112 mil millones de barriles de petróleo bajo su suelo, mucho más que Alaska, la cuenca del mar Caspio y toda Africa. Consciente de que ese es el premio mayor que busca Bush y procurando ganar aliados, Hussein ha otorgado concesiones petroleras a Rusia, China y firmas europeas. Según el informe anual de la Agencia
Internacional de Energía, titulado World Energy Outlook 2001, estas concesiones suman a 44 mil millones de barriles, más que las reservas de Estados Unidos, Canadá y Noruega combinadas. A $25 por barril
estamos hablando de $1,100 millardos (en inglés, $1.1 trillion)
Informa Klare un un artículo en el semanario The Nation que el Congreso Nacional Iraquí, organización de disidentes que goza del apoyo de Estados Unidos, ha anunciado que cuando lleguen al poder anularán todos los tratos comerciales del régimen de Hussein. El mensaje va definitivamente dirigido a las transnacionales petroleras.
Angola
La guerra fría ha terminado pero la matanza en Angola continúa. El saldo de muertes en la pasada década fue muchísimo mayor que en la muy comentada y discutida guerra de los balcanes en ese mismo período.
Dice UNICEF que Angola es el peor lugar del mundo para ser niño. Casi 30% de los niños mueren antes de llegar a los seis años de edad. De los que sobreviven, casi la mitad están debajo de su peso normal y una tercera
parte no tienen escuela a dónde ir, según "The Anatomy of Resource Wars", un informe del Instituto Worldwatch publicado el mes pasado. Añade el informe que cuatro millones de angoleños (un tercio de la población)
están desplazados debido a la guerra.
42% de los adultos angoleños son analfabetos, 68% de la población no tiene acceso a agua potable, 80% carece de servicios médicos básicos y la expectativa de vida no pasa de los 47 años. El informe de indicadores sociales y económicos del Programa de Desarrollo de la ONU de este año puso a Angola en el lugar #161 entre los 173 países que examinó.
No es por falta de recursos que Angola es paupérrima. Es el quinto productor a nivel mundial de diamantes no industriales y el segundo productor africano de petróleo al sur del Sahara, con una producción de 800 mil barriles diarios. Pero estas riquezas minerales se han usado casi exclusivamente para financiar las compras de armas de ambos bandos en la guerra.
El MPLA, que llegó al poder tras el país alcanzar su independencia en 1975, controla los pozos petroleros. Mientras tanto el grupo terrorista UNITA, formado por la CIA a mediados de los 70, controla el contrabando de diamantes.
Entre 1992 y 1998 UNITA se hizo de alrededor de $3,700 millones exportando diamantes. Al comienzo de la década controlaban 90% de las minas del país pero tras una serie de derrotas militares en 1996 y 1997 su
control se redujo a dos tercios. Con las ganancias de los diamantes compran armas y también, según Worldwatch, compran la simpatía y respaldo de líderes políticos en Togo, Burkina Faso y Zaire (hoy RDC). Y
una parte considerable acababa en los bolsillos del líder de UNITA, Jonas Savimbi, y sus asociados.
Las Naciones Unidas y grupos de derechos humanos como Global Witness denuncian que UNITA se sirve del trabajo de esclavos para adquirir sus diamantes. Se estima que pusieron unos cien mil angoleños a trabajar
forzosamente en las minas, donde carecen de los derechos más básicos.
Los diamantes ilícitos pasan a los mercados mundiales a través de intermediarios inescrupulosos en Burkina Faso, Zaire, Rwanda, Costa de Marfil, Marruecos, Namibia y otros países africanos y por las mismas rutas llegan las armas.
El MPLA, por su parte, gana de $2 mil millones a $3 mil millones al año exportando petróleo, lo que constituye un 90% de las divisas de Angola y una proporción similar del presupuesto del gobierno. Compañías transnacionales como Chevron, BP y Exxon-Mobil tienen operaciones en el territorio y las aguas del país y gozan de la protección de las tropas del MPLA. Según Worldwatch y Global Witness, los únicos ganadores en la guerra han sido las transnacionales petroleras, traficantes de diamantes y
vendedores de armas, además de algunos líderes de ambos bandos que se hicieron de grandes fortunas.
Tras el fin de la guerra fría los aspectos ideológicos de la guerra en Angola pasaron a un segundo plano y UNITA se convirtió en un estorbo para Wáshington. De la misma manera que con Mobutu y Kabila en Zaire-RDC,
Trujillo en la República Dominicana y Noriega en Panamá, la CIA aparentemente le dio un "plan de retiro temprano" a Savimbi.
Tras una larga cacería, en la cual participaron militares portugueses y mercenarios israelíes y surafricanos, las tropas del MPLA finalmente dieron
con el líder guerrillero el pasado mes de febrero y lo ultimaron. Según Jardo Muekalia, quien dirigió la oficina de UNITA en Wáshington hasta 1997, la
corporación Brown & Root aportó fotos de satélite para ayudar a cazar a Savimbi. El gobierno de Estados Unidos niega rotundamente tener algo que ver con su muerte.
Los grandes intereses
En ambos casos, Iraq y Angola, los intereses económicos de las petroleras se entremezclan con los intereses políticos en Wáshington. La dinastía Bush hizo su fortuna en el petróleo. El vicepresidente Cheney dirigió la compañía Halliburton, que hace trabajo de construcción para la industria petrolera, y Condoleeza Rice, asesora de seguridad nacional de Casa Blanca, fue miembro de la junta de directores de Chevron.-