Accueil > Les Cousins > Uruguay > La solitaria patriada del presidente de Uruguay
Con los partidos tradicionales en las cuchillas, grupos de intereses que resisten las reformas estructurales en curso, y una política económica que no satisface las demandas de importantes sectores sociales, el gobierno enfrenta la primera gran tensión de su gestión. Tabaré Vázquez volverá a recorrer el país, ¿y su fuerza política ?
Por Víctor H Abelando
Brecha. Uruguay,
1° de Octubre de 2007.
El progresismo ha decidido jugar su carta más fuerte para modificar un cuadro de creciente desaprobación de la gestión gubernamental : Tabaré Vázquez saldrá nuevamente al ruedo para recorrer el país y los barrios capitalinos.
La iniciativa se explica en que a mitad del mandato el gobierno experimenta el menor índice de aprobación de su gestión desde su instalación, en marzo de 2005. Dos encuestadoras, Cifra y Equipos Mori, registraron que 46 y 40 por ciento, respectivamente, de los interrogados aprueban la gestión presidencial. La curva descendente se acentuó desde aquella aprobación del 61 por ciento en abril de 2005.
Si bien los porcentajes no son alarmantes, y superan las simpatías que sus antecesores tenían en el mismo período de mandato, lo preocupante para el gobierno es la tendencia a la baja que muestran las encuestas. Así las cosas, el dato ha provocado la reacción del gobierno y una tímida decisión de la fuerza política de volcarse a la calle.
"En los últimos meses, la población percibe que la situación económica se deteriora, y ese deterioro se refleja paralela y directamente sobre la aprobación de la gestión presidencial (y en menor medida también sobre la popularidad personal del presidente)", indica la encuestadora Cifra en el análisis de los resultados mencionados.
Luego señala que "estas ’turbulencias’ experimentadas por el gobierno al llegar a la mitad de su período son las más fuertes que se han observado hasta hoy. Marcan un cambio significativo ; el apoyo gubernamental hoy está reducido a su electorado (o a porcentajes algo menores, según el indicador que se observe). Desde que asumió, este es tal vez su momento más débil".
Sin embargo, la propia encuestadora afirma que "el partido se está jugando, y todavía es muy temprano para hacer conjeturas sobre la evolución futura de los acontecimientos", y recuerda que "a mediados de sus primeros y muy exitosos períodos de gobierno, tanto Lula como Clinton tenían aprobaciones casi iguales a las recibidas hoy por el presidente". Pero si se mira hacia la vecina orilla, se verá que la aprobación del presidente argentino Néstor Kirchner, casi finalizando su mandato, es del 71 por ciento.
En este contexto, Vázquez anunció el lunes 24 la intención de repetir las giras "pueblo a pueblo" para hacer comprender a la gente las principales realizaciones de su administración. Ese paso fue decidido tras una reunión con sus asesores y miembros de la encuestadora Equipos.
Es posible que la reacción del presidente no sólo obedezca al resultado de estas encuestas, sino también al conjunto de un escenario integrado por resistencias activas a las reformas estructurales planteadas y por mensajes de que la población comienza a percibir críticamente la política económica. Todo esto condimentado con un pico inflacionario que fundamentalmente afecta a los componentes de la canasta básica alimentaria.
La involución del apoyo presidencial tiene en contracara una acentuación opositora de blancos y colorados más propia de una campaña electoral, y el despliegue de una serie de movilizaciones de sindicatos en demanda de aumento salarial.
Vázquez dijo a sus ministros que se está ante un "desmelenamiento" de la oposición, cuyo último episodio fue el congelamiento de las negociaciones para renovar la Corte Electoral y el Tribunal de Cuentas, organismos integrados desde 1995 por una mayoría blanquicolorada.
Por otro lado, a esta altura resulta evidente que existe un margen de demanda insatisfecha en vastos sectores sociales, y que la redistribución de la riqueza prometida no surge sólo de la evolución de la política económica, como reconocieron a Brecha varios dirigentes frenteamplistas.
Incluso, agregaron, la conducción económica no ha podido resolver, especialmente en el sector público y de pasivos, esa curva descendente en la capacidad de compra que se produce cuando los aumentos salariales son anuales y la inflación supera las metas establecidas.
Pero si las demandas insatisfechas son parte del escenario, también lo son las resistencias que las reformas estructurales plantean. Un importante sector de las capas medias ha visto aumentar la presión fiscal sobre sus ingresos y encuentra que ello no ocurre respecto al capital. Entre los profesionales universitarios se ha acuñado la expresión de que la reforma impositiva hace "que pague más el que gana más y no el que tiene más".
Consciente de esa percepción, el oficialismo ha optado por no incluir a los profesionales entre los aportantes al Fondo Nacional de Salud, de forma que un nuevo impuesto no se sume al incremento que les significó el IRPF.
La otra gran reforma, la de la salud, ha despertado el rechazo de algunas corporaciones médicas que temen la disminución de sus ingresos. El conflicto con anestesistas y cirujanos no se puede explicar si tras la discusión salarial no se percibe la preocupación de estos especialistas por la posible desaparición del pago por acto médico, el rubro que ha permitido el enriquecimiento de una cantidad importante de estos galenos. En un sistema único e integrado, como propone el gobierno, es claro que esa forma de remuneración debe ser o bien modificada hasta su desaparición, o bien extendida a las instituciones del Interior y al subsector público. Si se optara por esto último, los costos del sistema se dispararían al grado de hacerlo inviable (véanse páginas 14 y 15).
Se necesitan aliados
En parte del oficialismo existe la tendencia de achacar esta creciente reacción adversa a las dificultades comunicacionales del gobierno. El problema sería, en esa hipótesis, que no se comunica bien "todo lo bueno que se ha hecho".
El diputado Juan Roballo (Alianza Progresista) dijo a Brecha que el "gobierno tiene suficiente para mostrar". Y que las resistencias provienen de un problema cultural de una sociedad que se "resiste cuando se le toca el bolsillo". Para Roballo, son los sectores con gran poder de lobby quienes manifiestan su desaprobación al gobierno.
Sin embargo, dentro del fa hay también otras lecturas. Algunas reconocen que se está ante un "rechazo natural" a reformas que lesionan intereses nunca tocados por gobiernos de derecha. En otro plano advierten que la población percibe que la política económica no ha logrado ser un factor de redistribución de la riqueza. Incluso que la tendencia a la concentración ha aumentado, como lo reflejan algunos estudios del Instituto Nacional de Estadística.
A partir de este análisis perciben un peligroso aislamiento del gobierno de su base social. Quienes han sido beneficiados por el IRPF, la mayoría de los trabajadores, no se expresan en defensa de la reforma, tal vez porque ven disminuida la ventaja adquirida por el aumento de los precios de la canasta básica.
No obstante, parte de la dirigencia sostiene que esos sectores populares no acceden a los medios de comunicación para expresar su conformidad con la reforma tributaria, como sí lo hacen los sectores medios, generalmente ubicados en las zonas donde se genera opinión. El problema con este grupo de la población, reconocen, es que en él residen no sólo muchos de los "votos prestados" sino también la adhesión histórica a la izquierda. Y aunque lo ven como natural, advierten que tampoco se expresan favorablemente a la modificación del sistema impositivo aquellos sectores empresariales que se vieron beneficiados con la disminución del IRIC (cuando pasó a ser el IRAE) y la casi desaparición del impuesto al patrimonio.
Los bemoles de una patriada.
Sin duda la decisión de Vázquez de encabezar la contraofensiva gubernamental es una apuesta fuerte e indicativa de la necesidad de superar la inercia que en términos de defensa política del proyecto impregna al oficialismo. También resulta muy clara la decisión presidencial de "ponerle el pecho a las balas", como ya lo hiciera en otras oportunidades cuando era oposición.
Sin embargo, la voluntad presidencial desnuda una serie de falencias del oficialismo. La primera es la atonía de la fuerza política y la consecuente ausencia de actores capaces de librar la batalla al margen de los actos de gobierno. De allí que Vázquez deba sustituir al fa en la defensa de la gestión progresista.
Carlos Coitiño, dirigente del PVP, comentó a Brecha que, más allá de las buenas intenciones, persistir en la apelación a la figura presidencial reproduce el modelo tradicional de hacer política en Uruguay. La tradición, añadió, es que "la fuerza política sirve para acceder al gobierno, pero después se la subordina al Ejecutivo hasta la próxima contienda electoral".
Un episodio reciente sirve para ilustrar las dificultades del fa en su intento de movilizarse en defensa del gobierno. En la Mesa Política del lunes 24, el ministro Jorge Brovetto trasmitió que en opinión de la ministra de Salud Pública, María Julia Muñoz, sería contraproducente que el fa se manifestara en respaldo al msp en el conflicto con los anestesistas, "por que ello podría ser considerado un ataque a todo el gremio médico", y por que "en realidad el ministerio estaba contando con muchos médicos que estaban siendo fieles a su juramento y estaban cumpliendo con su deber".
La Mesa aceptó el planteo ministerial y se limitó a una declaración pública. La única manifestación prevista es la convocada para hoy, viernes, por el proyecto Miramar (una de las "tribus frenteamplistas"), que también tendría el apoyo de algunos operadores no oficiales del gobierno, que tiempo atrás pintaron la ciudad cuando el paro patronal y luego convocaron a acompañar a Vázquez el 19 de junio.
Sin embargo el gobierno, al menos varias de sus principales figuras, sí ha demandado la apoyatura propagandística del FA, y varios de sus sectores han comenzado a pintar muros en defensa de las reformas en marcha.
Más allá de esos esfuerzos, y a juicio de importantes dirigentes de varios sectores, la atonía del fa se vive más en la relación con la gente que en los muros. Entre las causas de esa atonía, advirtieron, está la práctica de subordinación al gobierno. De ahí, aducen, el escamoteo permanente en la discusión de los temas más importantes del gobierno, como la ley presupuestal, la reforma tributaria y la inserción internacional. Temas que sí se discuten en la bancada cuando llegan los proyectos elaborados, pero a los que la estructura frenteamplista está ajena. Esta ausencia de debate, señalaron, no facilita el "involucramiento militante".
En paralelo con una urgente revitalización del FA, varios de los consultados entienden que sin una discusión estratégica que ubique los temas a resolver para el segundo tramo del gobierno, el proyecto puede naufragar. El diputado socialista Roberto Conde, por ejemplo, señaló a Brecha que el FA debe centrarse en la profundización del programa para el período 2007-2009. En su opinión, el congreso de diciembre debe definir y hacer suyos seis o siete puntos que modifiquen la ortodoxia de la política económica y muestren que se inicia el camino de la redistribución de la riqueza, una vez que ya se logró establecer un crecimiento estable. Entre esos puntos destacó un plan de viviendas y la promoción de la propiedad social en la producción.
Por su parte, el senador comunista Eduardo Lorier agregó a estas preocupaciones la necesidad de tomar algunas medidas que faciliten un proceso redistributivo, como la implementación de detracciones a algunos sectores exportadores, para que el Estado sea un actor activo en la redistribución.
En el marco de estas adversidades, la mayoría de los sectores del fa apuesta a que el congreso de diciembre se centre en las propuestas de futuro, con una plataforma precisa, y no en la administración de la disidencia. Y cree, además, que si esa orientación fracasa, la batalla por superar el desgano entre los frenteamplistas estará casi perdida.
En busca del uno
Desde la asunción de Tabaré Vázquez como presidente de la República, el FA ha carecido de una dirección precisa. Si bien la mayor virtud de Vázquez no reside en abrir la discusión y marcar línea ideológica sobre los proyectos políticos a resolver, su capacidad para sintonizar con la gente permitía corregir rumbos y mantener una interlocución con la sociedad de la que hoy el fa carece.
La doble calidad de ministro y presidente del FA ha impedido a Jorge Brovetto sustituir plenamente el papel de Vázquez. A su vez, el traslado de los principales referentes partidarios hacia el gobierno ha contribuido a desmerecer el debate político. De ahí, entre otras razones, que el fa no haya podido ser el soldado eficiente del gobierno que algunos reclaman, ni la fuerza capaz de respaldar y exigir al Ejecutivo que otros pretenden. Por supuesto, menos ha sido el agente capaz de acrecentar la base social y política del proyecto de cambio.
Por eso, una de las principales preocupaciones de los sectores es asegurar una conducción del fa eficiente y acorde con los desafíos que le esperan a la fuerza política.
A propósito de ese tema, la politóloga Constanza Moreira dijo a Brecha no haber sido consultada por nadie para formar parte de un eventual triunvirato que sucedería a Brovetto en la presidencia del fa. El viernes 21, el diario La República había mencionado a la investigadora universitaria como parte de una fórmula que comprendería también al dirigente socialista Roberto Conde y a un tercer candidato. Ayer jueves, La Diaria confirmó el manejo de esa fórmula y agregó el nombre del propio Brovetto para completar el triunvirato, "en caso de que (el actual ministro de Cultura) decida continuar".
Por otra parte, Brecha supo que tampoco Conde fue consultado para formar parte del trío, al menos en el momento en que la fórmula comenzó a circular.