Accueil > Empire et Résistance > Afrique et Monde Arabo-Musulman > La madeja al-Qaeda
Cuando el 24 de diciembre de 1979, el Presidente Jimmy Carter, miraba por televisión la entrada del ejército ruso a Afganistán, junto a su Secretario de Seguridad, el polaco, Zbigniew Brzezinski este último saltó de su asiento diciendo : « acabamos de regalarle un Vietnam a los rusos ». El zorro polaco sabía muy bien que decía, porque conocía muy bien el complejo entramado que había tejido con los muyahidines afganos lo que con los años se convertiría en la red al-Qaeda. ¿Dónde habrá un Brzezinski ? se preguntaba el oscuro presidente Obama.
A Barack Obama, las cosas no le están saliendo, en nada, bien. Más allá de la mazurca que los congresistas republicanos le están haciendo bailar por la aprobación del presupuesto, lo que tiene a más de ochocientos mil funcionarios federales un tanto alterados en sus casas y rezando a sus dioses, afuera las cosas no están mejor.
Tras el portazo de las cámaras inglesas para no irse a la guerra frontal con Siria, lo que llevó a Estados Unidos a uno de sus más grandes papelones. Tener que aceptar la opción rusa, dando, entrada nuevamente al gran escenario de las decisiones internacionales y poniendo al ex jefe de la KGB y actual presidente ruso Vladimir Putin unos cuantos puestos más arriba en el ranking de los pesos pesados, más allá de las operaciones de Greenpeace en el Ártico. Y como frutilla del postre tener que soportar que el líder neonazi Benjamín Netanyahu, de paso también primer ministro de Israel, lo trate de cobarde frente a la comunidad mundial, por no querer ir a una guerra con Irán, lo que solo dejaría nada más que varios millones de muertos.
Casi todo esto es por una sola razón, y se llama Bashar al-Assad. Cada noche se preguntará ¿Cómo él con tan poco pudo tanto y yo con tanto no pude nada ?
El fracaso en Siria le ha precipitado a los Estados Unidos múltiples crisis, ni Hilary Clinton, ni su sucesor John Kerry sus secretarios de estado, han sabido manejar el complejo entramado de asociaciones que crearon con la multinacional del terror al-Qaeda que les está exigiendo su parte del trato, claro vaya a saber que parte es esa.
Sin duda para el ex Hermano Musulmán y actual líder de al-Qaeda tras la muerte de su fundador Osama bin Laden, el médico egipcio Aymán al-Zawahirí, no debe ser nada agradable ver a sus muchachos del frente al-Nusra masacrados por el Ejercito Árabe Libio, que desde hace varios meses viene desarrollando una ofensiva demoledora contra todos los grupos mercenarios que operan en Siria, los takfiristas de al-Nusra y los del Estado Islámico de Irak y el Levante y el Ejercito Libre Sirio, (ELS) formado esencialmente por desertores del Ejército Sirio, que además combaten entre sí.
La derrota en Siria, y los centenares de militantes salafistas que mueren cada semana, ha puesto en tensión a las complejas redes de al-Qaeda, como se está viendo en Libia, Túnez, Marruecos Argelia, Somalia, Nigeria, Mali, Irak y particularmente en Yemen.
Yemen, está considerado, en el mapa del activismo salafista, como uno de los puntos más peligrosos por la inteligencia occidentales.
Desde hace varias semanas miembros de al-Qaeda en la Península Arábiga (AQPA) o Ansar al-Sharia, han intensificado sus acciones contra el endeble gobierno de Abd Rabbuh Mansur Hadi. Yemen es el país más pobre de la región, lo que lo convierte en un campo fértil para fundamentalismo.
Su tasa de analfabetismo es de casi el 50%. Tiene una seria escasez de agua y la dictadura de Ali Abdula Saleh, que se instaló en gobierno en 1978 hasta que huyó protegido por Arabia Saudita en 2012, nada hizo contra eso. Para peor grandes sectores de su población es adicta a mascar qat, hojas, de una planta, cuya savia produce una anfetamina natural que induce a un estado de euforia y bienestar. Se estima que entre el 80% y el 90% de los hombres lo mascan, eso implica que a partir del medio día el país entra en sopor paralizante. El cultivo y distribución del qat da trabajo a 500 000 yemeníes, un 16% de la fuerza laboral, lo que lo convierte en la segunda fuente de empleo tras la agricultura y la ganadería, por encima incluso del sector público.
Todo esto sumado a la importante posición geopolítica, de Yemen, la convierten en una pieza fundamental en el orden mundial. Sus aguas son pasó obligado para los petroleros que rumbo al canal de Suez, navegan desde Arabia Saudita hacia Europa y Estados Unidos y a través del Estrecho de Adén también pasan las rutas marítimas que siguen los petroleros hacia China, India y Japón. Por estas razones la intensificación de las acciones de al-Qaeda en el país complica mucho más a Washington.
Existen zonas desérticas del país donde se han instalado santuarios de al-Qaeda, que han declarado “emiratos islámicos” y donde se ha impuesto la rígida ley musulmana, la sharia. El ejército yemení rinde combates permanentes contra estos santuarios, con el apoyo de las petromonarquias y el Departamento de Estados, que sostiene a al-Qaeda en Siria, cosas veredes Sancho.
Esta larga guerra entre Saná y al-Qaeda se inició en 2001, pero se incrementó el 14 de enero de 2010, cuando el ejército yemení le declaró la guerra abierta.
Yemen también libra combates contra la insurgencia chiita en el norte del país y con los separatistas del sur. En esos combates participan la inteligencia norteamericana utilizando misiles de crucero y drones, que han producido infinidad de bajas, algunas de ella claves como en 2012 la de, Fahd al-Quso uno de los jefes de Ansar al Sharia y en enero de 2013 a Said al Shehri, número dos de al-Qaeda en Yemen.
El actual líder de Ansar al Sharia y uno de sus cuatro fundadores es Naser al-Wahishi, alias Abu Basir, segundo de la organización a nivel global. Nacido en 1976, no es un líder tradicional tanto que había conseguido pasar desapercibido por occidente, más pendiente de Ayman al-Zawahiri.
Wuhayshi no se destaca desde lo ideológico, ni desde lo político, pero es un hombre de acción y mucho temperamento. Estudiante de la escuela yihadista de Afganistán, fogueado en cárceles y campos de batalla como la de Tora Bora y fue secretario de Osama bin Laden, durante seis años.
Cuenta el periodista yemení, Abdulah Hider Shea, quién lo ha entrevistado que “Cuando lo encuentran los militantes de al-Qaeda le besan en la frente, como si fuera un príncipe”. Al-Wahishi fue nombrado emir en 2008 por al-Zawahiri en reconocimiento de su trabajo junto a bin Laden.
Sus conversaciones telefónicas con al-Zawahiri, captadas por la CIA fue lo que provocó la el alerta más serio desde el 11-S y el cierre de veinte embajadas de EE UU en países de la región.
El espíritu combatiente de Ansar al-Sharia, queda evidenciado por sus acciones permanentes desde la navidad 2009 cuando Umar Farouk Abdulmutallab, un nigeriano formado en Londres, intentó estallar un Airbus en Detroit (EE UU) en pleno vuelo. Hasta las acciones que viene realizando desde agosto pasado cuando estuvieron a punto de tomar la ciudad de Al Mukala, capital de la provincia sureña de Hadramut, y atacaron instalaciones petroleras y gasíferas. Por estas acciones Washington y Londres pidieron a sus ciudadanos que abandonaran el país.
Durante el mes de agosto asaltaron una puesto militar donde dejaron cincuenta soldados muertos y esta semana intentaron secuestrar a la embajadora alemana en Saná, Carola Muller-Holtkemper cuando hacia una compras en Hadda el barrio diplomático de la capital yemení, uno de sus escoltas fue muerto al enfrentar a los secuestradores.
Coches bombas como el que estalló en julio en la escuela policía de Saná y dejó 10 muertos y 19 heridos es la firma de al-Qaeda en cualquier lugar del mundo.
La pésima política exterior de Washington hacer responsable de cada hilo de la red al-Qaeda a Obama, que más que red se ha convertido en una madeja imposible de desenredar.
Hamartia. Buenos Aires, el 7 de Octubre de 2013.