Portada del sitio > Los Primos > Colombia > La guerra en Colombia: el espionaje de los niños
Antes de abordar el tema de la guerra en Colombia corresponde advertir al suscriptor que a los efectos de tener una visión equilibrada se consultan medios de prensa tradicionales del país tanto como a aquellos que se sitúen radicalmente en contra.
Por C. M. Duré
El departamento de Arauca para la prensa colombiana tradicional es el teatro de operaciones donde se comprometerá la suerte del país.
Las últimas incursiones asociadas de FARC-ELN ocasionaron fuertes pérdidas tanto en las fuerzas regulares cuanto en los grupos paramilitares.
Durante las postrimetrías del 2001 y todo el 2002, estos últimos, bajo la sigla AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) acosaron poblaciones supuestamente vinculadas, a los insurgentes provocando éxodos masivos.
Al millón de colombianos que escapan de un sitio a otro, por los horrores de la guerra, se suma otro millón de "desplazados" de manera sistemática por la acción de los paramilitares.
El éxodo restó temporalmente base popular a la guerrilla que debió replegarse de los territorios que tenía bajo su dominio. Pero si lo que buscaban las AUC era aislar a las FARC y al ELN, rápidamente se comprobó que la afinidad de los desplazados con esas organizaciones no dependía de cohabitar las mismas tierras. La simpatía política se deplazó con los desplazados. O al menos es la aprensión del gobierno colombiano y de su aliado, EUA.
La constante y precaria radicación de desplazados a los costados de las rutas y en los barrios periféricos de Bogotá, Cali y Medellín, aguza el temor de las autoridades de que sirvan de base tácita a incursiones urbanas de lo que hasta ahora fue una guerrilla rural. La detensión de instructores del IRA especialistas en ese tipo de acciones y la sospecha de que la ETA colaboró en el mismo sentido con el ELN fueron inevitablemente relacionadas con la operación de FARC en algunos barrios de Medellín poco más de un mes atrás.
La última información procedente de Bogotá señala que el comando de las fuerzas armadas y de seguridad se ha aplicado a perfeccionar un dispositivo para prevenir y repeler importantes operativos urbanos de las FARC.
Una agencia que suele difundir información de esa fuerza insurgente denuncia que en Arauca -el campó de batalla tan temido por la prensa tradicional- el ejército y la policía reclutan niños estudiantes como informantes para ubicar guerrilleros y arsenales.
Ni bien asumido el gobierno, el presidente colombiano Alvaro Uribe anunció el reclutamiento remunerado de un millón de civiles informantes. Antes de la medida de seguridad, SICLA ya había informado de otra semejante implementada en Ecuador a mediados de 2002.
El operativo Ojos de Aguila pergeñado por el ministerio de defensa ecuatoriano y los servicios secretos de Colombia (DAS) fue presentado al principio como un entrenamiento cívico de los estudiantes para afrontar catástrofes naturales. El parte de prensa, después de enumerar diversas funciones socorristas, objeto del entrenamiento, agregaba lacónicamente la palabra seguridad.
SICLA señaló en la oportunidad el verdadero propósito del operativo Ojos de Aguila basándose en una investigación propia sobre el operativo argentino "Marchemos hacia las fronteras" u "Operativo Malimán" de 1979 y la vinculación entre el sistema educativo y el espionaje interior.
A pocos días de implementar el Ojos de Aguila se puede comprobar la función policíaca de los estudiantes ecuatorianos durante el período de mayor inmigración de colombianos por la frontera de la provincia de Tulcán.
Hacia julio 2002, una delegación del ejército argentino desarrolló actividades conjuntas con el ecuatoriano que comprendió un entrenamiento de estudiantes del Politécnico (nada menos que 16.000 alumnos).
Las principales operaciones de FARC se efectuaban por esos días en el valle del río Putumayo, frontera sur con Ecuador. Tras la ofensiva de los paramilitares, la guerrilla diversificó sus frentes retirándose -como se ha señalado- en forma transitoria. La zona de guerra del departamento de Arauca se sitúa sobre la frontera norte con Venezuela y está más próxima a la capital, Bogotá.
La república de Venezuea no cuenta ,como su antípoda, Ecuador, con un sistema de informantes estudiantes de la índole del que se implementa en Arauca. El gobierno colombiano ha insinuado en el 2002 que esa frontera es muy permeable a los desplazamientos de FARC. Y pese a los acuerdos de cooperación antiterrorista entre Hugo Chávez y Uribe, Venezuela no parece dispuesta a incluir la delación estudiantil en su sistema de seguridad.
Da que pensar que Arauca aparezca a los ojos del gobierno colombiano como Armagedón ,en el preciso momento en que el presidente vecino va saliendo fortalecido de su propio conflicto.
Ver información adjunta SICLA 01-02-03.
Ver SICLA 13-10-02 "La guerra bajo el pupitre".
Ver SICLA 08-08-02 "Informe sobre represión en el ámbito educativo".