Accueil > Notre Amérique > Matière grise > La Argentina, frente al plan mundial para globalizar la educación superior
Señores :
Adjunto un articulo publicado en el diario Clarín de la fecha, donde se informa sobre un nuevo peligro que acecha a la educación superior tanto de Argentina y el Mundo en desarrollo, cual es DESREGULAR LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA. Como los Argentinos tenemos una mala experiencia con el tema privatizaciones ; considero que estar informado sobre esta nueva pretensión de los poderosos del Mundo es de vital importancia para nuestro futuro. Debo recordar que hace pocos meses del Rector de la Universidad Nacional de Córdoba alerto sobre este nuevo desafió para las Naciones que querrán tener un perfil propio en educación y no solo ser mero gerente de multinacionales de la Educación
Espero que quien tenga información sobre este Tema nos la remita para realizar una discusión y análisis de estas propuestas.
Saludos, Carlos Pereyra Mele
La desregulación de la alta enseñanza es una prioridad de los países desarrollados. Considerada un servicio, su mercantilización forma parte de la disputa entre Norte y Sur en la OMC y en el ALCA.
Por Telma Luzzani
Clarín, 2 de noviembre del 2003
El debate internacional que se viene
Las universidades públicas, la formación de profesionales e incluso la identidad cultural están en serio riesgo de extinción no sólo en Argentina sino en gran parte del mundo no desarrollado. Se trata de un plan mundial para mercantilizar la educación superior que no ha tomado estado público porque queda englobado en un paquete mayor, el de "servicios", apenas nombrado al pasar en las noticias sobre el ALCA o la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Cancún.
Pero, a puertas cerradas, el tema de "desregular el mercado de la educación superior" es de absoluta prioridad para el mundo desarrollado. Miles de millones están en juego : en 1999, el banco de inversión norteamericano Merril Lynch calculó que para fin de 2003 el mercado de conocimiento por Internet alcanzaría los 53.000 millones de dólares. Y hoy, aun sin la apertura requerida por la OMC, la exportación de servicios educativos aumentó en Australia de 6 millones (1970) a 2.000 millones (2000), según dijo a Clarín el brasileño Marco Antonio Dias, consultor en la Universidad de Naciones Unidas y ex director de la UNESCO
"Lo que se debate aquí es mucho más que el dinero : es si la educación de los ciudadanos va a seguir en manos de los gobiernos democráticos o de las multinacionales. ¿Quién va a definir la educación de nuestros hijos ? ¿Bajo el control de quiénes estará la formación universitaria ? En Francia hubo debates, libros, importantes movilizaciones y este año la Unión Europea dijo que no iba a abrir más esa área", dijo Dias telefónicamente desde París. "Pero el tema está. Se frustró en la cumbre de Cancún pero reaparecerá. La solicitud de Estados Unidos en la OMC es muy clara : la educación universitaria debe ser considerada un bien comercializable. Y si triunfa esta posición ni la política educacional ni los contenidos de los programas ni la validez de los diplo mas serían ya fijados por nuestros gobiernos sino por entidades supranacionales muy influenciadas por las grandes multinacionales. Si el criterio es ganar dinero, la educación ya no será para todos y la idea de servicio público y de derecho a aprender y enseñar quedará profundamente minado".
El ministro de Educación, Daniel Filmus, fue igualmente severo al juzgar los riesgos que se vienen. "Es muy importante que el tema se conozca porque se vienen muchas presiones. La posición argentina es muy dura : la educación es un bien público, y no una mercancía", dijo al ser entrevistado por Clarín.
En la última cumbre de la OMC, el G22 se negó a discutir el paquete "servicios" si el mundo desarrollado no revisaba la protección al agro. Pero en algún momento lo hará. Por eso esta semana, en Cochabamba, los gremios docentes de América latina y el Caribe decidieron acciones para rechazar la propuesta.
La historia empezó en 1998 con la circulación de un documento "restringido" (SCW 49 del 23 de setiembre) que planteaba a los Estados que integran la OMC incorporar la enseñanza universitaria en el AGCS (Acuerdo General de Comercio y Servicios), un pacto del que también se habla poco pero que contiene la llave secreta que regula la mayor o menor cantidad de soberanía que tendrán los países y sus ciudadanos sobre sus propios recursos y bienes. En 1995, al firmar el AGCS, los países de la OMC aceptaron una "liberalización progresiva de los servicios".
"El pedido vino del mundo del desarrollo", explicó el profesor Pedro Romero, de la Universidad Nacional de Rosario, especialista en el tema. "Nadie imaginaba que la educación podía estar en juego hasta que empezó a circular ese documento restringido en el año 98. En noviembre de 2002, 144 países, entre ellos la Argentina, aceptaron la incorporación de la enseñanza superior en el AGCS. Y según nuestra Constitución los acuerdos internacionales como ése son superiores a las leyes nacionales".
Dias sintetizó así ese laberinto legal : "La OMC argumenta que si un país permite la existencia de universidades privadas (lo llama "proveedores privados") significa que acepta el principio de que la educación es una mercancía y por ende entra en la regulación del AGCS." Y hace una aclaración importante : "No es una crítica a las universidades privadas. Hoy día es lógico que haya una amplia oferta educativa desde esas instituciones. Eso no está en discusión. La situación financiera de los gobiernos latinoamericanos hace imposible que el Estado pueda proveer de educación gratuita y de calidad a todos. Y está bien que los gobiernos deleguen en instituciones privadas el ejercicio de esa función tan importante. Pero las privadas no pueden hacer lo que quieren. El Estado es quien define qué y cómo se enseña." Desde la perspectiva del AGCS eso sería imposible porque se ve cualquier intervención estatal como una "barrera", incluyendo el dinero para mantener a las universidades públicas.
Si se cumplen estrictamente los principios de la AGCS, una universidad extranjera podría instalarse en nuestro país sin pasar por evaluaciones previas, con planes de estudios sin control, y también podría cerrar sus puertas cuando deje de ser un negocio. Y según el profesor Pedro Romero, de la Universidad Nacional de Rosario, se escucharán argumentos similares a los usados "para la apropiación de los servicios públicos en los 90 : el descuido de las universidades, la baja calidad educativa, la burocracia excesiva son la pauta de que, en manos del Estado, la educación no da buen resultado."
Romero, como Dias, cree que el tema trasciende lo económico : "Es una cuestión de valores : si el educando pasa a ser un consumidor, le quitamos a la persona su historia, su futuro, sus ideas, su identidad. Como sociedad renunciamos a formar ciudadanos, a construir nuestro futuro y a diseñar un proyecto de país".
Argentina está herida en una de sus más preciados valores : la educación para todos como pasaporte al futuro, como utopía de progreso y como sueño. Aun así, la crisis de 2001 demostró que, en la desesperanza, sin acuerdo previo, nos aglutinamos en lo que nos hace sentir diferentes y nos fortalece : las expresiones culturales hijas de una antigua educación pública de calidad y de una enseñanza igualitaria. Es hora de debatir la educación para la Argentina del siglo XXI.