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Por Gabriel Mazzarovich
La Republica
El gobierno argentino pasó de los dichos a los hechos y envió una carta al presidente de nuestro país, Jorge Batlle, solicitándole que tome recaudos para vigilar el lugar donde se supone que estuvieron enterrados los restos de María Claudia García Irureta Goyena de Gelman y que investigue con antropólogos forenses el lugar.
A los efectos prácticos, el pedido argentino significa montar una vigilancia en una zona situada en los límites del Batallón 13 y el Batallón 14 de Infantería e ingresar por primera vez a una dependencia militar a realizar excavaciones e investigaciones.
La carta que envió a Batlle la doctora Alicia Oliveira, directora de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina. La misma fue enviada conjuntamente con un plano detallado del lugar donde estuvieron enterrados los restos de María Claudia, elaborado en base a la investigación de La República.
Como ya informáramos, el presidente argentino Néstor Kirchner le prometió a Juan Gelman que tomaría el caso de su nuera como ’un asunto de Estado’. Esa declaración ya implicó dos pasos concretos : el primero un planteo sobre el caso a la Comisión de DDHH de la ONU ; el segundo el dado ayer, con una comunicación oficial de la Cancillería argentina pidiendo al Presidente uruguayo acciones concretas.
La carta de la cancillería del vecino país sostiene que el cuerpo de María Claudia ’fue enterrado en una zona militar del Uruguay cuya ubicación precisa se encuentra en el plano adjunto y que se describe como : zona militar sección ’13’, cercana al arroyo Miguelete, cerca de un monte que en la actualidad está talado. Modificaciones en la información militar la denominan, ahora, sección ’14’ ; pero el lugar es el mismo’.
También reclama que ’para recuperar el cuerpo de María Claudia le solicito resguarde el lugar y comience la búsqueda con un grupo de expertos que, para mayor seguridad, deben ser antropólogos forenses quienes saben cómo recuperar restos, recoger prueba y determinar la causa de la muerte’. Una mención posterior, parece sin nombrar, contestar a un cuestionamiento que realizara el asesor presidencial Carlos Ramela días pasados al gobierno argentino, cuando sostuvo que además de reclamar sobre la nuera de Gelman deberían informar sobre los ’150 desaparecidos uruguayos en Argentina’. El documento dice ’con profesionales de estas características hemos, en nuestro país, recuperado los cuerpos de varios ciudadanos uruguayos asesinados durante el terrorismo de Estado, e informado de inmediato a sus familias’.
La historia del caso
En abril de 2000 y tras una búsqueda de 24 años, Juan Gelman encontró a su nieta en Montevideo, al culminar dos investigaciones : una que realizaron el poeta y su compañera Mara La Madrid y otra paralela que realizó La República.
Según estas investigaciones, María Claudia fue secuestrada en Buenos Aires junto con Marcelo Gelman el 24 de agosto de 1976.
La joven argentina de 19 años, embarazada de ocho meses fue trasladada en la segunda semana de octubre de ese año a Montevideo y alojada en el Servicio de Información de Defensa (SID) en Bulevar Artigas y Palmar.
A fines de octubre o principios de noviembre fue llevada al Hospital Militar, donde dio a luz una niña y fue devuelta a fines de diciembre al SID, donde le fue sustraída la niña. En realidad cerca de navidad la sacaron de ese local el coronel (r) Rodríguez Buratti y el capitán Ricardo Arab, quienes le dijeron a un soldado que estaba de guardia : ’a veces uno tiene que hacer cosas jodidas’.
María Claudia estuvo en una base clandestina de los servicios de inteligencia denominada, Base Valparaíso, hasta que le robaron la bebé y la entregaron a la familia adoptiva, un oficial policial, de estrecha relación con Medina, que vivía en la zona de Punta Carretas, en los primeros días de enero de 1977. Quienes entregaron a la bebé fueron el coronel (r) Jorge ’Pajarito’ Silveira y el capitán de Coraceros, Ricardo ’Conejo’ Medina.
Según las fuentes que aportaron los datos centrales de la investigación y que en todos los casos fueron plenamente confirmados, María Claudia fue retirada de la base clandestina y asesinada por el citado Ricardo ’Conejo’ Medina.
Como ya informáramos Medina operaba en Orletti, estuvo vinculado al traslado clandestino de prisioneros uruguayos de Argentina a Uruguay, hizo de ’subversivo’ en el operativo montado para hacer aparecer como una invasión el traslado clandestino de un grupo de militantes del PVP desde Argentina en 1976 y luego se desempeñó como secretario del senador Pablo Millor en el Parlamento. Siempre tuvo una vinculación política cercana al grupo del ex presidente Julio María Sanguinetti.
Los restos de María Claudia estuvieron enterrados en una zona cercana a un arroyo en los fondos del Batallón 13 de Infantería.
En el Batallón 13 de Infantería funcionó lo que se denominó "El Infierno grande", un galpón dependiente del OCOA donde se torturaba a cientos de presos a la vez. En ellos mandaban el coronel (r) Regino Burgueño, el teniente coronel José Nino Gavazzo, el coronel Mario Cordero y el propio Silveira.
Hace ya dos años, el gobierno tiene un plano con el lugar donde estuvieron enterrados los restos. El mismo plano que hoy le envía el gobierno argentino.
El presidente Jorge Batlle le dijo al senador Rafael Michelini que sabía que María Claudia había sido asesinada por Medina y lo mismo le repitió a Gonzalo Fernández y a Carlos Ramela.
La Justicia uruguaya investiga desde hace varios meses estos hechos, donde han declarado sobrevientes de Automotores Orletti, del SID y varios periodistas. El fiscal Enrique Moller debe decidir ahora si se reclama el testimonio de Batlle en la causa.
La carta de la Cancillería argentina
Se reproduce el texto completo de la carta de la cancillería argentina.
’Buenos Aires agosto de 2003
Al señor Presidente de la República Oriental del Uruguay
Doctor Jorge Batlle de mi consideración :
Tengo el agrado de dirigirme a usted, con el fin de lograr una solución definitiva en el caso de la familia Gelman - García Irureta Goyena, las que fueron víctimas del terrorismo de Estado durante las dictaduras militares que se apropiaron del poder, en nuestros países, en las décadas de 1970 y 1980.
Como ya fuera investigado y probado, tanto en Uruguay como Argentina, a partir de mayo de 1976 se instaló en la ciudad de Buenos Aires un centro clandestino de detención conocido como automotores Orletti. En este lugar operaban fuerzas conjuntas argentinas y uruguayas que secuestraban, torturaban y asesinaban a ciudadanos de ambos países.
Cabe recordar que, en ese lugar, fue secuestrada y torturada, junto con su esposo, Margarita Michelini, hija del senador Zelmar Michelini del Frente Amplio que pocos días antes había sido asesinado en Buenos Aires.
En automotores Orletti se encontraban Marcelo Gelman y su esposa María Claudia García Irureta Goyena, la que se encontraba embarazada de ocho meses.
Marcelo Gelman fue asesinado y su cuerpo arrojado en un tambor de aceite en el canal de San Fernando en la provincia de Buenos Aires, luego fue enterrado en un cementerio de esa localidad y tiempo después recuperado por su familia.
María Claudia fue trasladada a Uruguay donde después de dar a luz una niña en el Hospital Militar fue asesinada. La lucha de Juan Gelman para encontrar a su nieta y recuperar la trágica historia es por demás conocida, de allí que resulte innecesario repetirla.
El cuerpo de María Claudia fue enterrado en una zona militar del Uruguay cuya ubicación precisa se encuentra en el plano adjunto y que se describe como : zona militar sección ’13’, cercana al arroyo Miguelete, cerca de un monte que en la actualidad está talado. Modificaciones en la información militar la denominan, ahora, sección ’14’ ; pero el lugar es el mismo.
Para recuperar el cuerpo de María Claudia le solicito resguarde el lugar y comience la búsqueda con un grupo de expertos que, para mayor seguridad, deben ser antropólogos forenses quienes saben cómo recuperar restos, recoger prueba y determinar la causa de la muerte. Con profesionales de estas características hemos, en nuestro país, recuperado los cuerpos de varios ciudadanos uruguayos asesinados durante el terrorismo de Estado, e informado de inmediato a sus familias. Encontrar el cadáver de María Claudia resulta fundamental para que la familia recupere un derecho conculcado : el derecho al duelo que constituye una clara manifestación de humanidad. Emilio Mignone al presentarse en el juicio a la verdad en la justicia argentina dijo ’quienes nos niegan el derecho al duelo quieren negarnos nuestra condición humana’.
Estos trágicos vaivenes de la historia nos recuerdan a Foucault cuando enseña que el poder soberano se ha transformado en biopoder ; la forma más brutal del mismo se advierte durante el régimen nazi donde según Agamben aparece la no menos absoluta generalización del poder que es la de hacer morir, de forma tal que la biopolítica pasa a coincidir de forma inmediata con la tanatopolítica.
Es lógico que en una sociedad democrática no podemos aceptar que la muerte se convierta —por poder del Estado— en una vergüenza privada, sino que debemos recuperar el rito en el que participa la familia y la sociedad entera, para volver a la humanización de lo humano.
De allí mi reclamo porque no dudo de su conducta democrática.
Dra. Alicia Oliveira, directora de Derechos Humanos
del Ministerio de Relaciones Exteriores de Argentina’.