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El hombre de la escoba
Con la muerte de Janio Quadros desapareció un político que intentó modernizar el Brasil, aunque su personalidad contradictoria lo hizo poco confiable a los factores de poder ya importantes sectores de la opinión pública. El se llevó consigo el misterio que rodeó a su imprevista renuncia a la presidencia de la nación, un 25 de agosto de 1961.
El hombre de la escoba, así se autodenominó Quadros durante la campaña electoral de 1960, porque pensaba barrer con los políticos y funcionarios corruptos, fue una personalidad que escapa a los parámetros de la política tradicional. Sin embargo, a pesar de sus luces y de sus sombras, fue un político representativo que logró el apoyo popular cada vez que se presentó a elecciones. Había sido el lord mayor de San Pablo, y luego gobernador del Estado del mismo nombre, y para ello congregó a grandes sectores de la ciudadanía brasileña.
Su meteórica presidencia duró tan solo siete meses. Durante el breve lapso de su mandato realizó una política exterior de apertura hacia la entonces Unión Soviética, bregando por el reconocimiento de China comunista ante las Naciones Unidas. En lo interno había heredado una difícil coyuntura financiera y aplicó una severa política monetaria, entrando en colisión con el poderoso monopolio de los cafetaleros.
La modernización del Brasil había sido presidida por una de las figuras más representativas de la burguesía nacional, Getulio Vargas. Este estadista, ligado a la burguesía paulista, en los años treinta se vio jaqueado por la insurrección comunista y la insurgencia popular.
Cuando el pacto con el jefe del tenientismo revolucionario, el legendario Luis Carlos Prestes, no pudo consumarse, porque el Comintern lanzó una ofensiva contra el Estado brasileño, giró hacia el integralismo fascistizante, junto al cual derrotó a la revolución comunista donde un argentino, Rodolfo Ghioldi, ocupó un lugar significativo.
Fue la época del Estado Novo, pero Vargas no tenía pasta de Mussolini. Su proyecto era otro, ligado más bien al populismo nacionalista latinoamericano que al totalitarismo pardo. Volvió por elecciones democráticas en 1945, de la mano del Partido Trabalhista Brasileño. Leyes laborales protegían a los trabajadores. Aceleramiento del proceso industrial, vertiginoso proceso de urbanización que en muchos casos superó la capacidad industrial.
Con Vargas la renta nacional aumentó el doble entre 1920 y 1950, y la renta per cápita ascendió el 1,5 veces entre 1940 y 1955. Los grandes intereses oligárquicos y del cañitalismo norteamericano llevaron a Vargas al suicidio, que se produjo en 1954. El viejo líder dejó un testamento donde dijo : ’A la ira de mis enemigos dejo el legado de mi muerte’.
Después de la trágica desaparición de Vargas, el boom económico creció aún más pero es un proceso de desarrollo desigual en una nación-continente con grandes masas desheredadas y sumidas en la pobreza, sin petróleo y con un gran déficit en materia de educación y salud.
Juscelino Kubistchek realizó obras faraónicas, como Brasilia, y con ello profundizó la inflación y la burocracia administrativa. Desde 1956 hasta 1960, parte de las finanzas acumuladas por el período varguista desaparecieron de la noche a la mañana, profundizándose la crisis.
Fue en ese marco que los brasileños eligieron al hombre de la escoba, entonces con enorme vitalidad y una sonrisa contagiosa. Su prédica popular y antiimperialista se contradecía con su conservador partido, la Unión Democrática Nacional.
Pero la ’astucia de la historia’, de la que hablaba Hegel, jugó una de sus cartas. La elección para presidente y vice se realizó con boletas separadas y se produjo un hecho aparentemente contradictorio. El pueblo eligió a Quadros para la primera magistratura y al vice de la fórmula opositora, un antiguo político varguista de izquierda, Joao Goulart. No fue casual. Había existido un movimiento que, trascendiendo los partidos, llamó a votar por JAN-JAN que eran las primeras iniciales de los nombres de Quadros y de Goulart.
El 31 de Enero de 1961 asumieron estos dos políticos, quienes vivirían un gobierno dramático, signado por la acción de militares golpistas, empresas extranjeras sediciosas y una oligarquía que puso todo su empeño en derribarlos. En ese triste papel se colocó un político que había combatido ferozmente a Vargas y ahora lo haría contra Quadros y Goulart : el periodista Carlos Lacerda, antiguo comunista pasado luego a la derecha conservadora.
El panorama para Quadros era muy difícil. El legado de Kubitschek fue muy crítico : 3000 millones de dólares de deuda exterior con un déficit presupuestario de 300 millones. Mientras los sectores industriales del Sur seguían produciendo riquezas que acumulaban los monopolios, los Estados del nordeste padecían una miseria espantosa.
Quadros en lo interior, dejó de lado su programa desarrollista y puso en práctica una política monetarista : quitó subsidios al consumidor, especialmente sobre el trigo y los productos petroleros ; evitó los aumentos salariales, como pedía el FMI, terminó con la incontrolada emisión de papel moneda y cortó los subsidios a la oligarquía cafetalera, ya que el Estado venía comprando y almacenando el producto en una cantidad tal que terminaba quemándolo.
En lo exterior restableció relaciones con las naciones del entonces mundo comunista, ampliando el comercio con la Unión Soviética ; votó en la ONU a favor de la incorporación de China continental en contra de la opinión de los Estados Unidos ; apoyó la autodeterminación de Cuba, jaqueada por la nación del Norte y recibió a Ernesto Che Guevara como huésped oficial del Brasil, confiriéndole la Orden de la Cruz del Sur, una alta distinción.
La oligarquía cafetalera, los monopolios extranjeros y los militares nunca le habían tenido confianza y extendieron la conspiración hasta el parlamento, donde los viejos caciques conservadores comenzaron a sabotearlos proyectos de Quadros.
Janio, político impulsivo, de gran carácter, no quiso suicidarse como Vargas ni convertirse en títere como lo fue José María Guido tras el derrocamiento de Arturo Frondizi. Ideo un plan para obtener plenos poderes.
Nunca explicó públicamente su táctica y se la llevó a la tumba. Pero todo parecía indicar que cuando el viernes 25 de agosto de 1961 presentó su renuncia, pensaba organizar a sus partidarios para retornar con ellos al gobierno, en un paseo triunfal.
Los viejos políticos parlamentarios, junto a militares y empresarios, en pocas horas, le aceptaron la renuncia y reunieron a los legisladores, reformando la Constitución, para imponer un primer ministro, que resultó ser el derechista Tancredo Neves, con el fin de asumir al gobierno, dejando de lado al izquierdista Goulart que se encontraba de visita en la China de Mao.
Manifestaciones populares impidieron el golpe de Estado y Goulart asumió la presidencia siendo finalmente derrocado en 1964 por los conspiradores y tras nacionalizar el sistema telefónico en Río Grande del Sur, que pertenecía a la ITT.
Quadros sufrió cuatro años de cárcel. Cuando se restauró la democracia volvió a la política pero no quiso competir por la presidencia. El viejo populismo varguista había sido reemplazado por conservadores modernos y por la izquierda reunida en el Partido de los Trabajadores de Lula. Brasil había cambiado.