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27 février 2004

Ingeniería electoral en la izquierda uruguaya entre transatlánticos y culebras

 

Con las candidaturas a la Presidencia y Vicepresidencia de la República prácticamente decididas (sólo deben convalidarse en junio en las "internas"), la izquierda procura definir su oferta electoral.

Por Mario H Peralta
Brecha, 25 de febrero del 2004

Aunque muchos de sus dirigentes sostienen que la definición del mapa estará lista después de junio, los distintos sectores de la coalición han consolidado o iniciado movimientos tendentes a asegurar su representación parlamentaria, mediante la conformación de sublemas o de acuerdos que trascienden los "compromisos técnicos" (esos que permiten que el coeficiente para llegar al Senado, único lugar donde persiste la acumulación por sublemas, sea el menor posible).

La preocupación por la representación en el Parlamento no es la única, pues el resultado de la interna también determinará el peso específico de cada sector en un futuro gobierno progresista y, por tanto, de los ritmos y profundidad de los cambios (o no cambios) a realizar.

Precisamente, esos nuevos equilibrios son los que inquietan a las distintas fuerzas encuentristas, especialmente la posibilidad de que se forme una suerte de mundo unipolar en la interna de la coalición, eliminando los contrapesos característicos de su historia.

En ese escenario, el crecimiento de las alianzas del Movimiento de Participación Popular (MPP) y el descaecimiento de quienes rodean al Partido Socialista (PS) aparecen como los fenómenos más significativos del último período.

El "transatlántico" es una de las denominaciones que en la jerga frenteamplista se utiliza para describir el sublema constituido a partir del MPP. Con las encuestas a favor y presentado como la puerta de ingreso de los nuevos votantes de la izquierda, el grupo parece ir hacia un crecimiento aluvional, particularmente por el carisma de su principal dirigente, el senador José Mujica.

El componente esencial de dicho agrupamiento lo constituye el Espacio 609, construido con el MPP, la Columna Blanca, los Claveles Rojos del diputado Víctor Vaillant, la Corriente Encuentrista Independiente del también diputado Daniel Díaz Maynard, y algunos dirigentes intermedios que en las elecciones pasadas integraron el Partido Colorado.

En la Columna Blanca participan los ex legisladores Jorge Coronel, Aldorio Silveira, Ruben Martínez Huelmo, el ex dirigente blanco de Cerro Largo Jorge Saravia y personalidades de conocida actuación en las gremiales del agro como Severino Pereira.

Pero una de las características más salientes del sublema es el acuerdo electoral con el Nuevo Espacio (NE), que no descarta compromisos mayores como el intercambio de candidatos en las listas.

En la gatera para sumarse al conglomerado están la Vertiente Artiguista (VA) y la Liga Federal Frenteamplista (LFF), cuyos principales referentes son el diputado Darío Pérez de Maldonado y el ex legislador Julio Matto de Florida.

El mapa electoral de la izquierda se completa con la alianza del PS con otros grupos (Partido de la Seguridad Social, Batllismo Progresista y Movimiento Socialista) y personalidades independientes (la legisladora Silvana Charlone, el edil Jorge Mazzarovich y el economista Daniel Olesker), conformando el Espacio 90 (E 90), que en las elecciones de 1999 fue la principal fuerza del EP-FA. Todavía no está resuelto si el E 90 constituirá un sublema con la VA y la 1001 (PCU, fidel y Cristianos por el Cambio), como lo hizo hace cinco años.

Donde parece que no habrá mayores sorpresas es en el Espacio 2121, integrado por Asamblea Uruguay (AU) y el Movimiento Popular Frenteamplista.

Sin definir lugar de participación se encuentra la Alianza Progresista (AP, formada por la 78 de Rodolfo Nin Novoa y Confluencia Frenteamplista, cuyo dirigente más visible es el diputado Víctor Rossi), la Corriente Popular (CP) de Carlos Pita y los grupos denominados "menores" como el 26 de Marzo, la Unión Frenteamplista (Partido por la Victoria del Pueblo, más el sector del legislador por Maldonado Enrique Pérez Morad), la Corriente de Izquierda, el 20 de Mayo, el Partido Socialista de los Trabajadores, el Partido Obrero Revolucionario y la Corriente de Unidad Frenteamplista.

LAS LLAVES DEL REINO. "En definitiva, cómo se conformará el mapa interno depende de cuánto esté dispuesto a dar el Pepe", afirmó un dirigente de la VA a BRECHA. La expresión no hace más que confirmar una percepción común a nivel de la coalición de izquierda : las alianzas y sublemas se construyen en torno al eje determinado por el sector liderado por Mujica.

La construcción del E 609 comenzó tempranamente y no parece que su único fin fuera la contienda electoral de octubre de 2004. El MPP definió un trabajo hacia los sectores sociales emergentes en la crisis, en particular del agro, lo que constituyó la base de la Columna Blanca. También precisó una estrategia de "refundación nacional", que implicaba atender a todos los sectores disconformes con el modelo económico reinante. Sobre esa base se planteó una política de alianzas y de incorporación de grupos y personalidades de fuera de la izquierda, y no de "pescar en la pecera" (aunque algunos de los dirigentes de la columna, como los ex diputados Martínez Huelmo, Coronel y Silveira, ya estaban en el EP-FA, los dos primeros en AP y el tercero en la CP).

Sin embargo, la modalidad de conformación del E 609 y del sublema del MPP ha sido cuestionada desde filas socialistas y de otros sectores (la secretaria general del PCU, Marina Arismendi, dijo a Últimas Noticias y lo reafirmó a BRECHA, que el mismo es el "sublema de las culebras"), pues entienden que la manera de actuar de ese sector es propia de los partidos tradicionales. Cuando así hablan, se refieren a la incorporación al acuerdo en base al cruzamiento, otorgamiento de cargos o lugares en las listas que permitan acceder a puestos legislativos, y no fundada en coincidencias programáticas o ideológicas.

Una crítica que parece haber perdido consistencia, ya que en su último Comité Central el PS resolvió abrir la posibilidad de sublemas departamentales al Senado a cambio de apoyar candidatos a la diputación, aunque no pertenezcan a su espacio.

Quienes miran con recelo al E 609 o al sublema que éste conforma también cuestionan una "afán hegemónico", que repetiría los problemas de la anterior legislatura, cuando AU era mayoría absoluta en la bancada y pretendía -agregaron- imponer su criterio a los demás. En esa época el quórum resolutivo del organismo parlamentario encuentrista varió de mayoría absoluta a dos tercios de sus componentes, como forma de resolver los equilibrios.

El pedido hecho ayer jueves por la diputada tupamara Lucía Topolanski de tres ministerios para su grupo, es señalado por quienes ven con temor el crecimiento del E 609 como ejemplo de las complejidades de una hegemonía emepepista.

La idea de un polo fuerte y luego una constelación de sublemas sin mayor fuerza no es de recibo, por tanto, en los demás sectores encuentristas. De ahí los esfuerzos por construir un tercer sublema que evite la polarización entre socialistas y emepepistas y asegure paridad de fuerzas a la hora de gobernar.

En esa línea, la CP y la AP procuran un compromiso electoral -según dijo Pita- que sobre bases programáticas "asegure la gobernabilidad al EP-FA-Nueva Mayoría". Para conformar ese nuevo sublema se ha invitado a la VA y la LFF. Una dificultad es que ambos sectores también están en conversación con el MPP. En la Vertiente la tendencia es ir hacia el sublema con el E609, y la Liga Federal está en las mismas.

Los socialistas ven con preocupación cómo su espacio se reduce y aspiran a atraer a la Alianza y mantener en el sublema a los vertientistas ; de ahí la apertura hacia la aceptación de manejar una ingeniería electoral hasta hace poco considerada ajena a la izquierda.

El PCU ha resuelto, por su parte, privilegiar un arreglo con el PS, tal como lo hizo en 1999, lo que no impide que converse con los "grupos chicos" para ir hacia una alianza de "quienes piensan parecido". Acuerdo este último que, además, le aseguraría la senaturía.

Así las cosas, y con la sola tranquilidad de AU, todos los sectores de la izquierda intentan competir en las mejores condiciones, para no quedar disminuidos en una coalición que por primera vez accedería al gobierno nacional.

En esa puja, la ventaja parece tenerla el MPP, que con el carisma de Mujica (la figura más reconocida de la coalición de izquierda, después de Tabaré Vázquez) ha construido una corriente que no deja de sumar y que, a esta altura, puede desestimar acercamientos, en lugar de salir a buscarlos como otros sectores.

La historia volvería a repetirse y quienes fueron primeros en la anterior elección, no lo son en la siguiente. El aluvión parece ser para el MPP, en tanto los partidos históricos de la izquierda, tal vez, deban contentarse con reservarse los votos más ideológicos.

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