Portada del sitio > Los Primos > Ecuador > Indígenas declaran guerra a petroleras en Ecuador en defensa de sus tierras.
Por Luis Ángel Saavedra.
Noticias Aliadas. Perú, 27 de julio de 2005
"Huaorani no morirán"
El pueblo huaorani, que habita en la Amazonia ecuatoriana, decidió levantarse para frenar la explotación petrolera que está destruyendo su territorio y su forma de vida, basada tradicionalmente en la caza, la pesca y la recolección.
"Los huaorani eran una sociedad con poca división del trabajo dentro de las familias. A la cacería salían juntos y se compartían las tareas de la casa, de la chacra y de la crianza de los niños. Los líderes eran los ancianos y las decisiones las tomaban la comunidad en su conjunto", afirma Esperanza Martínez, de Acción Ecológica, organización que trabaja junto a los huaorani en la defensa de su territorio.
Los huaorani, junto a los tagaeri y taromenane, son pueblos que permanecieron aislados de la sociedad occidental, pero que en los últimos años se han visto enfrentados a las compañías petroleras y madereras que, incluso, propiciaron su división, llevándolos a enfrentamientos, como el ocurrido hace dos años cuando huaoranis vinculados con empresas madereras masacraron a una comunidad taromenane.
Para denunciar los atropellos cometidos por las compañías petroleras, Moi Enomenga, líder tradicional de los huaorani, convocó para el 12 de julio una marcha de 22 comunidades huaorani hacia la ciudad de Quito.
Largo recorrido
Hombres y mujeres de estas comunidades recorrieron a pie unos 40 km en la selva, para luego viajar en tres autobuses por más de 12 horas y protagonizar una movilización contra las concesiones otorgadas por el gobierno del derrocado ex presidente Lucio Gutiérrez (2003-2005) y el convenio firmado en enero con la compañía brasileña Petrobras por ex dirigentes de la Organización de la Nacionalidad Huaorani de la Amazonia Ecuatoriana (ONHAE), para brindar facilidades de exploración y explotación petrolera.
"Las comunidades del pueblo huaorani rechazamos el convenio firmado por el ex presidente de la ONAHE, Armando Boya, porque no ha consultado con las comunidades y no representa lo que queremos para nuestro futuro. Ningún dirigente de la ONHAE tiene derecho a firmar nada con nadie sin el consentimiento de nuestras comunidades", dijo Enomenga.
Por su parte, Alicia Cahuiya, presidenta de la Asociación de Mujeres Huaorani, ratificó la decisión: "queremos nuestro territorio libre de petroleras para nuestros hijos, por eso vamos a desconocer todo lo negociado por la ONHAE". El convenio firmado por ONHAE y Petrobras incluía el financiamiento de proyectos de desarrollo y asistencia social para los huaorani por 200,000 de dólares anuales en los próximos cinco años.
La singular marcha fue recibida por el pleno del Congreso Nacional y por el ministro de Gobierno, Mauricio Gándara. Legislativo y Ejecutivo se comprometieron a revisar los convenios que comprometen territorio huaorani, más aún si estos territorios están en el Parque Nacional Yasuní.
El Parque Nacional Yasuní fue creado en 1979 con 679,730 Ha, de las cuales una tercera parte pertenece históricamente al pueblo huaorani. El 2 de abril de 1990 el gobierno redujo la extensión del Yasuní para dejar fuera la zona hidrocarburífera (bloque 16) de los límites del parque y permitir el ingreso de la empresa estadunidense Maxus, y luego de la española Repsol-YPF.
Posteriormente, el gobierno de Gutiérrez comprometió los últimos territorios huaorani entregando concesiones a Petrobras y a la canadiense EnCana.
En 1992, Maxus construyó una carretera de 180 km que atraviesa el Parque Nacional Yasuní, mientras que Petrobras y Repsol-YPF iniciaron la construcción de una vía para acceder a sus campos de exploración. Estas compañías contrataron a Entrix, consultora estadunidense en asuntos ambientales, para negociar con las comunidades indígenas afectadas.
Entrix sostiene que los acuerdos firmados con la anterior dirigencia de ONHAE benefician a las comunidades y proporcionan todas las medidas de seguridad necesaria para casos de accidentes petroleros, como los derrames, para lo cual se han colocado, en las carreteras y a lo largo del oleoducto que trasporta el petróleo, letreros en castellano que informan que en caso de emergencia se debe llamar a Quito o a un número celular.
Sin teléfonos ni celulares
Es irónica la presencia de estos letreros en una zona selvática sin cobertura celular ni teléfonos convencionales y, además, entre población que no habla el castellano.
"Los dirigentes aceptaron dinero de las petroleras, pero las comunidades no queremos ningún dinero, y no queremos que ningún mediador comunitario de Entrix negocie con nosotros, porque están sólo para destruir nuestra cultura", afirma Moi.
Los huaorani están conscientes de que han iniciado una dura batalla, y con la marcha quisieron expresarse frente al gobierno y a la sociedad ecuatoriana, pero saben que lo duro de su resistencia estará en la selva, en su propio territorio.
"Hemos venido a dar la guerra aquí en la ciudad, pero si perdemos aquí no nos queda más que dar la guerra allá, y allá nosotros ganaremos", afirmó Moi, mientras hombres y mujeres alzaban sus lanzas y daban su grito de guerra: "Huaorani no morirán".