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24 novembre 2003

Héctor Aguer, el Obispo ultraconservador, salio de garante al banquero Trusso estafador de 70.000 ahorristas

 

El último preso de la familia que prestó servicios financieros al Vaticano puede quedar libre bajo la responsabilidad del arzobispo de La Plata, el dignatario con aires de cruzado que mejor se lleva con Esteban Caselli, el ex embajador de Menem en la Santa Sede.
Francisco Javier Trusso en el momento de ser encarcelado, tras su detención en Brasil. Su historia envuelve al Vaticano y los manejos financieros del arzobispado en tiempos de Menem.

Por Martín Granovsky
Página 12, 22 de noviembre del 2003

Mejor que las cosas queden en familia.

Héctor Aguer

Dos palabras bastaron para que el banquero Francisco Javier Trusso quedara más cerca de la libertad : "Sí, poseo". Las pronunció el obispo de La Plata Héctor Aguer y así se convirtió en el fiador del banquero Francisco Trusso. Si una vez que quede en libertad Trusso no pagase una caución de un millón de pesos, Aguer se hará cargo del dinero. Como en el escándalo de las finanzas vaticanas, la Argentina pronto verá libre a su Roberto Calvi (Banco Ambrosiano) gracias a su propio monseñor Paul Casimir Marcinkus (Banco Vaticano).

Aguer llegó en una cuatro por cuatro negra para cumplir el mayor nivel de compromiso público entre el sector ultraconservador del episcopado y el poder económico que creció durante la década menemista, compromiso que puede deberse también al deseo eclesiástico de recuperar dinero en privado, sin la molesta vigilancia de la Justicia. La jueza de garantías Marcela Garmendia, que debe ejecutar la exarcelación dispuesta por la Corte Suprema y la Sala III de la Cámara Penal de La Plata, había dicho que Aguer se tenía que comprometer a pagar en caso de que Trusso fuese exarcelado y se fugara, "y se verá si todo es posible de acuerdo a su voto de pobreza". Trusso ya había escapado una vez y fue detenido en Brasil por la supuesta quiebra fraudulenta del Banco Comercial de La Plata, que dejó a la intemperie a 30 mil ahorristas.
El gran gestor de Trusso fue, mientras vivió, el cardenal Antonio Quarracino. El sacerdote Roberto Toledo, ex secretario privado de Quarracino, declaró en 1999 que Francisco Trusso, padre de Francisco Javier, "le pidió al cardenal que hable con Menem para que le den 300 millones y poder salvar al banco, y dijo que si le habían dado a Beraja por qué no a él".
La información oficial de la Iglesia dice que Aguer nació en Buenos Aires el 24 de mayo de 1943 y que en 1992 fue elegido obispo auxiliar de Buenos Aires. Estuvo hasta junio de 1998, cuando lo trasladaron al obispado de La Plata.

Más allá de los datos oficiales, Aguer acompañó a Quarracino con sus homilías desde la vicaría de Belgrano. Capellán de los caballeros de la Orden de Malta, el obispo platense no fue beneficiado por el papa Juan Pablo II, que no lo designó cardenal en la última oleada. La mayor relación política de Aguer es Esteban Caselli, el antiguo hombre fuerte de Carlos Menem y Carlos Ruckauf (ver aparte).

Cuando el actual arzobispo porteño Jorge Bergoglio reemplazó a Quarracino la convivencia con Aguer se hizo difícil. No es que Bergoglio estuviese enrolado en la Teología de la Liberación o fuese aquí el representante de los cristianos de base de Brasil. Tampoco ocurrió que Bergoglio, un jesuita, imitase a sus compañeros de orden que en América Central apoyaron a la guerrilla salvadoreña. Simplemente optó por señalar su crítica a valores de la vida cotidiana desde la doctrina de la Iglesia sin chocar con quienes portan valores diferentes.

"No hace falta insultar", dicen que dice el cardenal cuando le llevan propuestas de guerra abierta. Directivos de escuelas católicas recuerdan que Bergoglio no alentó la participación de los estudiantes en las manifestaciones contra la Ley de Salud Reproductiva estimuladas por los sectores más intransigentes de la Iglesia. Y según quienes lo frecuentan -educadores, políticos, funcionarios, dignatarios de otros credos- trata de mantener una posición realista frente a los problemas cuando éstos llegan a una agudeza intolerable. "La Iglesia, por ejemplo, no alienta la homosexualidad, pero no tiene por qué agregar dolor al sufrimiento de los homosexuales pobres y con SIDA del hospital Muñiz ofendiéndolos", dijo a Página/12 un laico que conoce bien el pensamiento del arzobispo.

Aguer, en cambio, parece un cruzado. Un breve diccionario Aguercastellano debería incluir estos términos :

 Aborto : "Los términos procreación responsable y salud reproductiva suelen ocultar la intención antinatalista y la utilización de medios abortivos de regulación de los nacimientos", dijo en 1992 cuando la Legislatura porteña discutía el estatuto de la ciudad de Buenos Aires.

 Arrepentimiento : "Es sospechoso que aparezca en este momento una ola de arrepentimiento, ya que la sociedad no tolera una crítica continua y una revisión permanente. (Durante el gobierno militar) los pastores de la Iglesia tuvieron que tomar decisiones prudenciales y lo han hecho con una inocultable intención de realizar lo mejor y servir al pueblo argentino", dijo en mayo de 1995, diez días después de la autocrítica del general Martín Balza sobre la masacre de la dictadura.

 Ateísmo : "¿Estaremos asistiendo acaso a una tercera fundación de Buenos Aires como ciudad atea ?", se preguntó en 1996, cuando los porteños discutían la nueva constitución. "Sería penoso un posible retorno al anacrónico planteo del laicismo, en el cual la libertad religiosa era entendida como promoción del agnosticismo y del ateísmo, como beligerancia religiosa."

 Desobediencia : "La ley de unión civil atenta contra el orden natural y los ciudadanos no tienen por qué obedecerla", dijo en el 2002.

 Fertilización : "Legalizar la reproducción asistida detiene el verdadero progreso, porque con esto no se resuelve la infertilidad", dijo en 1995. "El proyecto más cercano a la defensa de la vida es uno presentado en 1993 por Carlos Ruckauf."

 Imperialismo : "Sería lamentable que los organismos del Estado favorecieran directa o indirectamente los designios de un nuevo ’imperialismo anticonceptivo’ cuyos efectos serían directamente catastróficos para el futuro de una Argentina soberana", dijo en 1992.

Caselli, de Menem a Aguer

El político más cercano al obispo Aguer es el ex embajador de Carlos Menem en el Vaticano y ex secretario general de la gobernación bonaerense con Carlos Ruckauf, Esteban Caselli.

¿Por qué monseñor Aguer fue fiador de Trusso ? -preguntó Página/12 a Caselli.
 Me parece muy loable que garantice que una persona dará cumplimiento a lo que estipula la Justicia, porque quiere decir que este hombre no hará ninguna cosa rara.

¿Cuál es su mayor coincidencia con Aguer ?
 Tengo una relación personal de afecto y de coincidencias con el señor arzobispo y es una de las mentes más preclaras con que cuenta el Episcopado argentino.

Usted lo elogia a Aguer y lo critica al cardenal Bergoglio.
 No, no critiqué a Bergoglio. Critiqué la postura según la cual no se habla de los valores morales que tenemos que defender. No ha sido una crítica hacia el cardenal sino que pienso, como católico, que tendríamos que dejar de hablar de los temas sociales para hablar de los temas morales que nos conciernen.

¿Qué relación tiene con el banquero Trusso ?
 La relación normal de haberlo conocido. Nunca tuve una relación comercial ni un trato de afinidad. Me parece un buen padre de familia y un buen esposo.

Historia de Padrinos, fortunas y traiciones
Un director ahí, por favor
Por Alfredo Zaiat
Página 12, 22 de noviembre 2003

Francisco Javier Trusso

Antes del corralito, la estafa del siglo había sido uno de los mayores escándalos financieros de la segunda mitad de los ’90. Participaron banqueros, nombres de la farándula, curas, militares y hombres de la política vinculados al gobierno de Carlos Menem. Por si algún director de cine se tienta, aquí va un condimento más : la caída del Banco de Crédito Provincial, de la familia Trusso, salpicó al Vaticano. Francisco Trusso (padre) fue embajador argentino ante la Santa Sede del gobierno de Carlos Menem. Y su hijo, el ahora excarcelado Francisco Javier, presidente del fallido BCP, fue uno de los asesores financiero del Vaticano en el exterior.
Ambos Trusso mantenían una relación de estrecha confianza y conveniencia con el entonces arzobispo de Buenos Aires, el fallecido Antonio Quarracino. A éste y a su pareja de secretarios -el religioso y el laico- Roberto Toledo y Norberto Silva, el BCP les pagaba, entre otras cosas, los abultados saldos de sus tarjetas de crédito. Como parte de la devolución de favores, Quarracino y Toledo llevaron al Vaticano para encontrarse con el Papa, con los gastos pagos por los Trusso, a los principales dirigentes de la Sociedad Militar Seguro de Vida, institución financiera de militares retirados. Luego, los uniformados realizaron un depósito y otorgaron un préstamo por un total de unos 25 millones de pesos al BCP. Terminarían penando para recuperar una parte de ese monto.

Fue el mayor escándalo financiero luego de la crisis del Tequila. Inspectores del Banco Central descubrieron 21 mil créditos truchos por 64 millones de pesos por parte del BCP. Esa fue la punta del ovillo que desembocó en su posterior intervención, y en el descubrimiento de otras operaciones de vaciamiento de la entidad realizadas por los Trusso. Quedaron atrapados 69 mil ahorristas. Además de esos créditos falsos, se encontraron otros préstamos ficticios por unos 20 millones realizados a través de Carta Credencial, tarjeta controlada por los Trusso. También unos 80 millones de pesos de depósitos de ahorristas fueron girados a una compañía off-shore.

Francisco Trusso (padre) fue gerente de Asuntos Legales de YPF cuando la petrolera estatal era manejada a su antojo por Carlos Guillermo Suárez Mason, de quien Trusso había sido compañero el Colegio La Salle. También fue el director de la filial local del Banco Ambrosiano, de Roberto Calvi, entidad vinculada al Vaticano que con su caída a principios de los ’80 produjo una profunda crisis en la Santa Sede : un desfalco quitó a las arcas de la Iglesia de más de mil millones de dólares.

Existen varias pruebas de la categoría de banco preferido de la Iglesia que ocupó el platense Crédito Provincial. El Arzobispado de Buenos Aires le debía 4,5 millones de pesos. Caritas, cuyo vicedirector era Juan Miguel Trusso, uno de los accionistas del BCP, tenía depósitos inmovilizados por casi medio millón de pesos. La Universidad Austral, del Opus Dei, obra a la que pertenecen los Trusso, quedó atrapada con un plazo fijo de cerca 1,5 millones. Y la Comisión Pro Catedral, que se encargaba de la restauración de esa iglesia, tenía una colocación de 100 mil pesos.

En esos años dorados de los ’90, el Arzobispado de Buenos Aires recibió no menos de un millón de pesos en donaciones de los Trusso. También viajes y paseos, y el pago de los gastos realizados con tarjetas de crédito. Trusso había pagado, además, el viaje y una operación de Quarracino en España. Aquellos que conocen intimidades de esa relación recuerdan cómo Francisco Trusso paseó en limusina por Nueva York a Toledo -el secretario religioso de Quarracino- y lo alojó en su departamento adquirido en 1.250.000 dólares en el Hotel The Pierre, uno de los edificios más caros de Manhattan. Francisco padre llegó a la embajada del Vaticano, y Francisco hijo se convirtió en asesor financiero del Papa, por recomendación de Quarracino. Este tenía mejor relación con el último, a quien consideraba "el hijo que no pude tener". Después, se sintió traicionado por él.

Lo que era una relación más que amistosa entre los Trusso y Quarracino terminó en una pelea a muerte. El motivo : 10 millones de pesos de la Sociedad Militar Seguro de Vida. Los principales dirigentes de esa institución crediticia de retirados fueron llevados al Vaticano por Trusso y Toledo para que se encontrasen con el Papa. Visitaron el Vaticano y quedaron impresionados. Los gastos corrieron por cuenta del BCP. Trusso consiguió así ser uno de los principales inversores de la city. Después, cuando los Trusso necesitaron fondos frescos para mejorar su deterioro patrimonial, recurrieron a los buenos oficios del Arzobispado para conseguir dinero de los militares. Y la Sociedad Militar Seguro de Vida depositó un plazo fijo de 14 millones de dólares en el Banco de Crédito Provincial.

La ira de Quarracino, según hizo trascender él mismo, se debió a que se sintió usado por los Trusso e involucrado en la maniobra por la presunta falsificación. Contrató como abogado al ex ministro de Carlos Menem Roberto Dromi, mientras los Trusso optaban por Jorge Anzorreguy, hermano de Hugo, entonces titular de la SIDE.

Francisco (h) poseía un impresionante tríplex de 600 metros cuadrados del edificio ubicado en Cavia 2995, por el que había pagado 1,5 millones y gastado en refacciones otros 1,3 millones. El arquitecto que dirigió las obras (por ejemplo, los seis baños fueron cubiertos con mármol de Carrara) fue Norberto Silva, el secretario laico de Quarracino.

El guión ya esta escrito. Falta el director.

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