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1er mars 2004

-Haití-
Otra vez Washington y Paris

 

Por John Lichfield *
Página 12, 1° de mars de 2004

Haití 2004
"La Comunidad Internacional"

Un año después de que Washington y París discutieran espectacularmente sobre Irak, Estados Unidos y el ejército francés, junto con las fuerzas de paz civiles, pronto podrían estar patrullando codo a codo en las calles de Haití. El rol central que jugó el ministro francés de Relaciones Exteriores, Dominique de Villepin, en las negociaciones que llevaron a la partida del presidente Jean Bertrand Aristide es, hasta ahora, el signo más visible de un derretimiento en las relaciones franco-norteamericanas.

Con la tácita bendición de Estados Unidos, Villepin se convirtió el miércoles pasado en el primer líder extranjero que exhortó a Aristide a dar un paso al costado. Su declaración, apoyada por consultas casi diarias al secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, ayudó a Washington a salir de un apuro diplomático. Como Estados Unidos había reinstalado a Aristide en 1994, y durante mucho tiempo lo apoyó, Washington no quería ser visto -especialmente en un año de elecciones- como el primer país que presionó por su salida del poder. Ayer, algunos demócratas acusaron a la administración de Bush de montar un golpe de Estado en Haití, como parte de un viejo modelo que consiste en crear y derrocar regímenes de los países del Caribe y América Central. Con la participación de Francia en la salida de Aristide, será más difícil que esas acusaciones cobren importancia. De todas formas, la sombra de la guerra de Irak y la pelea entre Estados Unidos y Francia pende sobre el futuro de Haití.

El gabinete del presidente Jacques Chirac dijo anoche que no se ha tomado ninguna decisión sobre el envío de tropas francesas a Haití como parte de una fuerza de paz internacional. El Palacio Elíseo dijo que Francia todavía cree -tal como se anunció el jueves pasado- que una fuerza de paz civil sería la mejor alternativa para restaurar el orden en la ex colonia francesa. Parte de las dudas de Francia sobre el envío de tropas se debe a que no querría ser vista en casa como integrante de la "invasión" militar norteamericana a Haití, cuando hace muy poco París hacía campaña contra la invasión anglonorteamericana de Irak.

Anoche, el ministro de Exteriores francés subrayó que la cuestión de la fuerza de paz haitiana debe ser discutida por el Consejo de Seguridad de la ONU. De todas formas, el ministro tuvo el cuidado de enfatizar que en cuanto al tratamiento de la crisis haitiana todavía hay una "cooperación perfecta entre París y Washington". El resultado podría ser un acuerdo que prevea una combinación de fuerzas civiles y militares, a la que Francia proveería de efectivos policiales (muy útiles en un país francófono), mientras que Estados Unidos, y posiblemente Canadá, aportarían las tropas.

Villepin -que luego de Chirac ocupa el segundo puesto en el ranking de odio de los conservadores norteamericanos después de que Francia se negara a aceptar los argumentos para una guerra en Irak- jugó un rol central en las negociaciones que terminaron con la salida de Aristide. El viernes se reunió con su par haitiano y otros funcionarios del régimen de Aristide y dejó en claro que "la comunidad internacional" -Francia y Estados Unidos incluidos- ya no veía a Aristide como parte de ningún acuerdo posible en la nación del Caribe. También se dice que Villepin jugó un papel importante en garantizar un lugar para el exilio de Aristide y su entorno. Exactamente cuál, no se sabía, pero anoche parecía poco probable que ese lugar fuera Francia. Es que París le dio asilo al dictador haitiano "Baby Doc" Duvalier cuando fue derrocado en 1986.

Hace exactamente 200 años, Francia perdió Haití en una sangrienta pelea por la independencia. Pero esta ex colonia sigue integrando esta especie de "Commonwealth" relajado que conforman las naciones francófonas, y muchos de sus problemas internos tienen un impacto directo en Martinica, Guyana y Guadalupe, que son departamentos franceses en el extranjero. En los últimos años, la crisis haitiana ha provocado nuevas oleadas de inmigrantes a estos departamentos y a la misma Francia. De hecho, uno de cada cuatro habitantes de la Guayana Francesa es de origen haitiano.

* De The Independent, de Gran Bretaña Especial para Página/12. Traducción : Milagros Belgrano.

Aristide : un cura de derecha

Por Eduardo "Tato" Pavlovsky
Opinión, Pagina 12->http://www.pagina12w..., 1° de marzo de 2004

En su libro Globaloney, que apareció en el 2000, el sociólogo James Petras da una versión de Jean Bertrand Aristide que no parece conocerse bien.

Según Petras, Aristide, un cura populista, defensor de los pobres, mayoría aplastante en Haití, con ánimos de restablecer una mayor justicia social, gana las elecciones en 1991 con el 80 por ciento de los votos. Llega al poder contra Washington y contra el candidato del Banco Mundial.

Como siempre ocurre en Latinoamérica, Estados Unidos apoya clandestinamente a Raoul Cedras en un golpe de Estado y cae el gobierno recién electo por el pueblo. Caen con él las ideas de una justicia social más humana, que parecía encarnar Aristide y acababan de ser refrendadas en las urnas.

Aparentemente Washington hace una crítica "formal" al golpe, mientras envía a Puerto Príncipe al mismo tiempo todo tipo de asesores y apoyo al gobierno golpista. Miles de haitianos salen hacia Florida y Washington se preocupa de cómo evitar el flujo de negros haitianos a EE.UU. Entonces, señala Petras, se repite el proceso : buscar una salida electoral. "A Aristide lo ponen en una habitación en Washington y le enseñan quiénes van a ser sus futuros ministros, cómo va a ser su próximo programa de gobierno y su nuevo plan económico" (¿no es siempre igual ?). Le enseñan nuevos modales. Aristide acepta el retorno pero con su nuevo perfil neoliberal.

Vuelve entonces una democracia sin apoyo popular, la gente se siente excluida del proceso y "el país queda ocupado por el ejército norteamericano y otras fuerzas".
Para mantener esta línea de gobierno, aprendida en los salones de Washington, Aristide ejerce una brutal dictadura. Bandas que hoy están en la calle con su padrinazgo. Bandas que han sido formadas. Ejército informal que creó el presidente para intimidar o asesinar a sus opositores políticos. Mientras tanto, la rebelión popular es cada vez más intensa.

El Aristide que en 1991 ganó las elecciones con el 80 por ciento del voto popular y con intenciones de un mayor bienestar y justicia social, fue derrocado por un golpe de Estado al estilo Departamento de Estado.
El Aristide que terminó ayer es el que estuvo en Washington tres años recibiendo el adoctrinamiento para ejercer un gobierno autocrático-neoliberal. Es el Aristide que defraudó a los haitianos. El curita tercermundista que los traicionó. De allí la tremenda indignación popular, que no acepta el 85 por ciento de pobreza y marginalidad en su población.

El último Aristide es un cura de derecha. El otro, el que ganó la primera elección, era progresista y por eso sufrió un golpe de Estado.

Estados Unidos como siempre le hizo un golpe de Estado.
Duvalier, los Tonton Macoutes y Aristide. Sus bandas de terror. La misma miseria y marginación en el pueblo. Y su brutal exclusión.

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