Accueil > Empire et Résistance > Globalización excluyente y hambre terrorista.
Por Eduardo Pérsico.
El Correo. París, 13 de diciembre del 2005.
Según alguna norma escrita no recuerdo dónde, todo análisis merece un orden en los asuntos que muchas veces acaba solamente en uno. Como aconteció a mediados de noviembre del 2005 cuando fui invitado en Trajano de Moraes, - un poblado de siete mi habitantes en la región serrana del Estado de Río de Janeiro- al sorprendente cónclave de una veintena de prefeitos o intendentes de los alrededores ; Macuco, Concepción de Macabú, Cordeiro, Bom Jardín y más. Una reunión al estilo participativo latinoamericano, dirigida a captar la voluntad y el sufragio de los votantes más necesitados, siempre mayoría, agrupando dentro de una casona suntuosa a los inalcanzables funcionarios sonriendo a cualquier cámara y fingiendo, adiposamente, leer unos documentos de utilería que prometían solucionar prontamente las perpetuas dificultades del gentío que esperaba afuera ; amontonamiento de rostros lejos de la zona exclusiva y marginados de cualquier modernización.
Y lo peor para esos miserables históricamente acostumbrados a su papel secundario del aguardo ultrajante, era que salón adentro de la casa lujosa, una comparsa política se congraciaba y competía por alguna diputación estadual ; escalón superior más cerca del poder y la impunidad. Todo aquello, eso sí, bien matizado por la buena onda brasilera entre los de adentro y los que afuera "disfrutaban" la cercanía de una invisible gente importante. Y que además, algún burócrata les entregara una garrafinha de republicana Coca Cola. Gente del pobrerío de Triunfo, Vizconde de Imbé o de Trajano de Moraes, que orgullosamente jugaba de local ; ultraje tan latinoamericano y similar como los del conurbano bonaerense y el resto del interior caudillesco de la Argentina ; siempre las mismas bandas de dirigentes manoseadoras del ánimo de tanta pobre gente que vaga por el mapa.
Algo conocido, visible y repudiable de los vividores políticos capaces de inaugurar escuelas o centros de salud inexistentes, para guadañar lo más posible en cada partida presupuestaria. Desde ya, política profesional de unos adiestrados por el Poder en Serio para mantener su plan de dominio perpetuo llamado ayer neoliberalismo y estos días, Globalización o Asociación de Libre Comercio.
Sátrapas que bien conocemos y se sienten con derecho a todo, teléfono celular mediante y guardaespaldas que vigilan a esos hombres y mujeres con sus crías al sol, desamparados de cualquier lejanía que participan del mundo proyectando su modesta sombra en los contraluces del atardecer. Mientras adentro, los rufianes de siempre adulan al senador nacional que entre tantos elegiría al posible futuro diputado ; una farsa bien antigua. Entonces saludé y me fui...
En tanto la movida de esos días proseguía en Europa por un lado, y al sur del mapa, en el forzado encuentro de presidentes americanos en Mar del Plata, de Argentina, para oficializar un tratado comercial de facilitar las ventas norteamericanas sin comprar nada. El ALCA. Un modelo comercial made in USA defendido por el repudiado George Bush y el olvidadizo primer mandatario mexicano, Vicente Fox, un buen hombre muy fervoroso de la globalización, vale decir, por ignorar sus consecuencias. Que realidades aparte de América Latina, se despachó tan a favor de la propuesta yanqui ignorando que su propio país, - le recordamos, México- hoy es un territorio de emigrantes que por miles fugan hacia el norte para "disfrutar mejor las maravillas del capitalismo totalizador", que su presidente publicita igual que si fuera una bebida refrescante.
Defendiendo sin mucha sabiduría el ALCA al presidente Vicente Fox se le zafó tanto la reverencia por los yankis que ignoró recordar que al fin de gigantesco esfuerzo por vivir en Estados Unidos, allí los orgullosos mexicanos son humillados según cualquier pobre, a pura discriminación y servidumbre. Además abundaron en la convención marplatense algunas diversiones consignistas del presidente venezolano Chávez, que rozaron sin dañar el equilibrio casi metódico de Lula y el presidente Néstor Kirchner en el encuentro, más las escenas del ingenuo Diego Maradona que se anota en todo y aporta nada.
Eso fue en playas argentinas cuando por esas horas crecía el revuelo en calles de Francia, donde miles de inmigrantes y sus hijos franceses, mayormente negros, provocaran al ministro del Interior francés, - de ascendiente polaco y que calificara a los africanos como "escoria de la periferia" más otros endilgues medievales- hicieron un contexto cultural de consumo externo bastante contrario a esas expresiones. No desapercibidas porque esos chispazos autoritarios son propios hoy del sistema en esas latitudes, - donde lo único lejano es el oriente, vaya uno a saber- pese a que tantas veces ocurrieran verdaderas epopeyas santificadas y publicitadas a favor de la dignidad humana, como la revuelta estudiantil de 1968 con "la imaginación al poder" y algún otro acierto publicitario que obtuvo. Señoras y señores ; ahí mismo, en el corazón de la Europa civilizada reventaba un motín presuntamente contra natura en cuanto multitudes de africanos hambrientos y maltratados por la cruenta y sistemática discriminación global, acosaron durante una semana con ataques violentos a la propiedad privada y el incendio de millares de autos, reclamando sencillamente acceder a las ventajas que promete el capitalismo. Y entre ellas, la ventaja de comer todos los días. En cuanto al parecer ese derecho humano y obligación de los mandantes de turno tampoco está establecido en Francia, un país que por lo visto profesa mucha Liberté, Fraternité pero nada de Igualité, vulnerando así una condición imborrable de la especie como esa de comer para supervivir y aparearse por reproducirse. Esa pretensión inusitada de comer no se contempla ni en la Francia campeona de los derechos humanos ni en los otros dominadores del sistema, sectores ganadores en este juego de la globalización que ignoran, perversamente, que la historia de la humanidad puede explicarse recordando sus migraciones por hambre. Porque mientras esta inexplicable reiteración de la ley del más fuerte disfrazada de integración planetaria, - aunque los norteamericanos proyecten un gigantesco muro antimexicano- no inquiete al hedonismo de las minorías pudientes ni a las clases medias expertas en acomodarse al mandato, seguirá generando inmigrantes contra la esclavización y un método contestario que crecerá más en violencia en cada generación.
Y esto acontecerá como sea, en Brasil con los "despreciables" bajando de las favelas de modo caótico pero no sanguinario, por ahora, a sacudir a los turistas y comerciantes tradicionales, según presenciamos el feriado del 15 de noviembre en Arpoador cerca de Ipanema. Esa misma protesta al límite en Buenos Aires y sin ningún análisis ideológico tradicional, lo ofrecen los piqueteros cortando la circulación del centro y provocando, apenas, el miedo de la clase media baja hacia arriba y obligando a refugiarse en los countries carceleros alejados a los sectores de alto rédito. Y un poco al margen, anotemos que los piqueteros de Buenos Aires son un ejemplo de la inconsistencia del sistema : el Poder y las clases medias temerosas los definen como una amenaza a la seguridad, tan pontificada, sin que ciertamente cautericen sus sublevantes infecciones de miseria ; y así transita este engendro económico irreparable en términos de integración social para miles de millones de seres, a quienes en muchos casos la globalización negativa ya los derrumbó para siempre.
Así las cosas, ciertos observadores opinan que la globalización negativa ya cumplió su tarea y hoy la humanidad se enfrenta a un dilema de vida o muerte, y del lado contrario responden los optimistas neoliberales mientras siguen ganando mucho dinero, y sostienen que este vacío "post globalización negativa" ya pasará y pronto viviremos el renacer económico para todos. Un absurdo propio del presidente mexicano Fox, en tanto si las fronteras ya fueron abiertas para los capitales, la información y las mercaderías, no pueden cerrarse a la circulación de los seres humanos. Pero esa perversión sigue porque no todo está perdido para los constantes ganadores de dinero : además del negocio de la cocaína, armas y otras corrupciones sólo confesables ante un cura católico, resurge el negoción del tráfico de personas desde el hambre a la comida. Hoy mismo multitudes de hambrientos bolivianos cruzan hacia el sur de Brasil a través de Paraguay o de Argentina, pagando entre cinco a diez dólares de peaje por cada frontera que atraviesan, actividad eficazmente gerenciada por las autoridades inmigratorias en cada país. La crisis actual es entre la vida y la muerte, se animan ya a vaticinar sociólogos como el polaco Zigmunt Bauman en su libro "Vidas Desperdiciadas", en cuanto la suma de las infames causas de terrorismo, - que no son las revueltas juveniles pero sí los concilios políticos para burlarse de la gente, según la región serrana de Río de Janeiro o los debates imbéciles sobre la sexualidad de las monjas- proseguirán alegremente. El terrorismo según vemos seguirá en el Poder asesinando miserables y bombardeando los barrios miserables de Irak o de Afganistán, (vean que notable, Afganistán es el principal productor de amapola en el mundo invadido por Norteamérica). Sin duda y a pesar que cada día mueran más soldados norteamericanos, esta infamia no cesará mientras no lo quieran los traficantes de armas o cualquier otro pesado grupo del mismo Poder. O empiecen a igualarse las condiciones de intercambio entre los pobres y los ricos, en todo sentido, algo que no será fácil ni gratuito.
* Eduardo Pérsico es narrador y ensayista. Publicó cuentos, seis novelas, algún poemario y "Lunfardo en el Tango y la Poética Popular". Nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.