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París, el nuevo aliado europeo de Estados Unidos
Desde la llegada de Nicolás Sarkozy al gobierno, la política exterior francesa marca una clara alineación con Washington ¿Qué intereses tiene El Elíseo en el escenario nuclear de Irán?
Por Fanny Normand
APM. Desde Lyon, Francia, 5 de noviembre de 2007.
El primero de Noviembre, Irán afirmó haber "contestado a todas las preguntas" sobre su legajo nuclear hechas por la delegación de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), manejada por su director general adjunto, Olli Heinonen. Las nuevas reuniones estaban previstas por el acuerdo establecido en agosto entre Teherán y la AIEA. El país persa se había comprometido a contestar las preguntas pendientes para permitir a la agencia concluir su investigación de 4 años sobre la naturaleza de su programa nuclear. Un programa juzgado como "peligroso" por algunos piases occidentales -Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia- los cuales sin pruebas fehacientes sostienen que Irán pretende dotarse de la bomba atómica.
En este escenario, las amenazas de guerra contra Teherán continúan, y se puede observar esto en las declaraciones del presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, en la conferencia de los embajadores que tuvo lugar el 27 de agosto en París.
En esa oportunidad, el mandatario europeo mencionó sobre una "alternativa catastrófica", si el país persa no suspendía su programa de enriquecimiento del uranio: "la bomba iraní, o el bombardeo a Irán", sentenció.
Días después, su ministro de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner anunció el 16 de septiembre en una radio francesa que el mundo deberá "prepararse para el peor", es decir la posibilidad de una "guerra contra Irán", pidiendo al mismo tiempo "negociar hasta el final".
Recientemente, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush evocó la posibilidad de una "Tercera Guerra Mundial".
Bajo este marco: ¿nos podemos preguntar si esa avalancha de amenazas tiene una verdadera justificación?
Para responder esa interrogante, cabe revisar unos cuantos hechos registrados en el pasado. En 1970, Irán ratificó el Tratado de No Proliferación nuclear (TNP), el cual le obligó a no fabricar armas nucleares y tampoco intentar. En 2003, el país anunció el lanzamiento de un programa que tenía como objetivo enriquecer el uranio. Oficialmente, ese programa solo tiene un objetivo civil, pero estadounidenses y europeos sostienen que tiene fines militares, y acentuaron sus acusaciones después que la AIEA descubrió huellas de uranio demasiado enriquecidas.
Desde entonces, el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) votó varias resoluciones que imponen sanciones a Irán, pero esas son hasta ahora muy moderadas, por la oposición de Rusia y China, dos de los cinco países que poseen el derecho a veto.
Las sanciones tratan principalmente de un embargo sobre el material que tiene una relación con el enriquecimiento del uranio, también apuntan sobre las compras de armas iraníes, además de una interdicción de visa y un gel de los haberes al extranjero para las organizaciones y personalidades relacionadas con el programa.
Francia y Gran Bretaña, alineadas con Estados Unidos, empezaron entonces a efectuar un recrudecimiento de las sanciones contra Teherán, para que renuncie a su programa de enriquecimiento del uranio, pero fuera del marco de la ONU.
En la actualidad, las sanciones del París y Washington siguen multiplicándose, todo esto sin tener o presentar pruebas fehacientes sobre las presuntas intenciones iraníes de obtener la bomba nuclear.
El 25 de Octubre, después de meses de amenazas, la administración Bush anunció la puesta en marcha del más amplio programa de sanciones contra Irán desde la llegada de la revolución islámica en 1979.
Según la Secretaria de Estado del país norteamericano, Condoleezza Rice el objetivo es "aumentar el precio pagado por Irán por su comportamiento irresponsable". Por su parte, el Secretario del Tesoro Henry Paulson añadió: "Tratando con los iraníes, es imposible conocer a sus clientes y estar seguro que no estamos ayudando involuntariamente el régimen".
Cabe recordar que Mohammed El-Baredei, presidente de la AIEA, pidió sin éxito hasta el momento, que Estados Unidos presente documentos que demuestran que Irán esta por lograr dotarse del armamento nuclear.
Por otro lado, desde El Elíseo en septiembre pasado, Sarkozy pedía a las empresas francesas dejar de tratar con las empresas iraníes. Mientras tanto, el gobierno exhortaba la Unión Europea (UE) a que reforzara las sanciones contra Teherán.
"Los ocupantes del Elíseo se han convertido en traductores de las políticas de la Casa Blanca en Europa y han adoptado un tono más agresivo e incluso más incendiario y más ideológico que el de Washington", destacó el editorial de la agencia estatal de noticias iraní IRNA.
Lo que dijo Christine Lagarde, ministra francesa de Economía durante una estancia en nueva York después del G7-Finanzas en Washington lo confirma: "Francia se encuentra en la misma línea que los Estados Unidos en lo que concierne a las sanciones económicas".
Según Jacques Cotta, escritor y periodista francés, "la intención evidente es la alineación de Francia como pivote europeo alrededor de los intereses del imperio estadounidense, sin tomar en cuenta las reglas actuales de funcionamiento de las relaciones internacionales".
Es bastante evidente que Sarkozy es el presidente mas "americanizado" que Francia ha conocido ¿Pero cuales son los verdaderos intereses de esa alineación?
Según Cotta, después de la salida de Tony Blair en Gran Bretaña, y después de la derrota de Silvio Berlusconi en Italia, la administración estadounidense había perdido dos de sus amigos más cercanos. La posición de aliado privilegiado del imperio, portavoz directo de sus intereses en Europa, estaba vacía. Además, según el periodista, lo que esta en juego, en lo que concierne el conflicto iraní, reside de nuevo en la cuestión energética y petrolera, y en la industria de reconstrucción.
Entonces, en caso de materializarse un ataque militar o una guerra contra Irán, una vez que la destrucción es asegurada por los bombardeos, para estar en la mesa donde se van a negociar los contratos, hace falta ocupar de antemano un puesto privilegiado en el mecanismo encargado de destruir lo que después tendra que ser reconstruido.
En fin, desde 2003, la máquina empezó a funcionar, los gobiernos aliados de Estados Unidos tratan de convencer a la opinión pública que el régimen de los ayatolás es un peligro potencial para el resto del mundo. Se puso en marcha una escala de sanciones y amenazas que podrían llevar, según sus representantes, al desencadenamiento de una "Tercera Guerra Mundial". Un guión que no deja de recordarnos la antesala del ataque y la invasión a Irak en 2003.
En aquella oportunidad, Estados Unidos junto a Gran Bretaña y España usaron como pretexto para el ataque militar que Irak poseía armas de destrucción masiva. Por el otro lado Francia, Rusia, Alemania y China se opusieron a una acción militar, porque no habían pruebas de esas acusaciones.
Sin embargo, tras haber fracasado el consenso en el Consejo de Seguridad de la ONU, Washington y sus aliados atacaron unilateralmente Irak el 23 de marzo de 2003, por fuera del mandato de las Naciones Unidas.
En la actualidad, los análisis de aquel escenario coinciden en que la disputa entre las potencias tenía como trasfondo el enfrentamiento petrolero. Antes de la invasión militar estadounidense-británica-española, empresas rusas y francesas (principalmente) tenían muy buenos negocios petroleros con Bagdad. Luego de la ocupación, esos contratos quedaron nulos y, estadounidenses, británicos y españoles fueron los nuevos privilegiados en los nuevos contratos.
Es importante destacar, que la política francesa a cargo del entonces presidente Jacques Chirac fue de confrontación con las pretensiones de Washington y sus aliados.
Al igual que en el escenario en Irak, lo que está en juego para Estados Unidos es una vez más el control de los recursos energéticos de Irán. Cabe recordar que las principales reservas petroleras del mundo se encuentran en esta región del Medio Oriente, que comprende Irán, Irak, y Arabia Saudita. Una de las peores pesadillas de Bush y sus halcones sería ver Irán controlando sus reservas de petróleo con total independencia.
Por su parte, Francia tiene muchos intereses económicos en juego en el actual escenario iraní. Empresas como Total, Gaz de France, Renault (por citar solamente algunas), están presentes en el país. A su vez, Teherán es el ocupa el puesto 33 como proveedor de Francia, y el puesto 34 como cliente. Además, la empresa Total, cuarto grupo gasífero y petrolero del mundo, realiza alrededor del 15 por ciento de su producción mundial y cotidiana en Irán.
En este marco, Sarkozy se encuentra en una encrucijada: tiene intereses que defender en ambos lados.
Sin embargo, el presidente francés pidió a Total abandonar sus inversiones en Irán. Una declaración oficial, con el simple objetivo de complacer a sus amigos de Washington ya que la petrolera francesa actúa de manera independiente, y sigue siendo la dueña de los intereses franceses en el Medio Oriente.
En ese sentido, el ministro iraní del petróleo Ghelam Hossein Nozari afirmó que los "recursos y el mercado iraníes son demasiado atractivos para que los franceses renuncien a ellos", mientras era interrogado sobre el posible retracto de las empresas francesas en los proyectos de su país.
Después de repasar que intereses tiene Francia en el escenario iraní, los hechos parecen conducir a que París, con Sarkozy a la cabeza, se situará como el nuevo aliado europeo de Estados Unidos en su próxima aventura imperialista. Contrariamente al escenario en Irak, esta vez Francia no se quiere quedar fuera del reparto del botín.