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1er février 2003

¿En Perú quién es corrupto ?

 

Mayoría de peruanos ven pequeños sobornos como parte de la burocracia.

Por Barbara Fraser
8 Ene, 2003

Las hordas de camionetas que transportan a los 8 millones de limeños por toda la ciudad son conocidas por sus infracciones de tránsito. Por eso no sorprendió cuando un policía detuvo a una camioneta de transporte público una reciente mañana en plena hora punta. Los pasajeros se rieron cuando escucharon el sonido de algunas monedas mientras el conductor entregaba al agente la licencia de conducir y la tarjeta de propiedad. Pocos minutos después, la camioneta estaba nuevamente en camino.

A pesar de la nueva campaña publicitaria del Ministerio del Interior contra los sobornos -"A la Policía se la respeta"-, para los conductores de transporte público el negocio implica "pagar" infracciones menores en la calle, en vez de ser objeto de una multa. Y aunque 63% de los peruanos identifican la corrupción como un problema grave, en tercer lugar después de la crisis económica y la falta de empleo, 70% de ellos acepta o tolera actos como no pagar impuestos, copiar exámenes o hurtos en tiendas, según una reciente encuesta nacional sobre corrupción.

El Perú se destacó en las noticias sobre corrupción a fines del 2000, cuando el gobierno del entonces presidente Alberto Fujimori (1990-2000) colapsó luego que se filtraran a la prensa vídeos secretos que mostraban a su asesor en seguridad nacional, Vladimiro Montesinos, entregando pilas de dinero en efectivo a políticos, dueños de medios de comunicación y empresarios (NA, Ene. 29, 2001). En vista que las investigaciones se encuentran estancadas, y el gobierno del presidente Alejandro Toledo se ha visto involucrado en nepotismo y escándalos por tráfico de influencias, algunos peruanos se preguntan si algo ha cambiado.

"El Perú pasó de tener una corrupción extendida en el sector administrativo a tener una corrupción sistémica. Es un problema estructural", dijo José Ugaz, quien encabezó la primera investigación sobre los negociados financieros del gobierno de Fujimori.

La encuesta, encargada por Proética, organización no gubernamental anticorrupción fundada por Ugaz, no midió la corrupción gubernamental a gran escala. "El objetivo era ver cómo el ciudadano común y corriente se relaciona con la corrupción", explicó Ugaz.

Los resultados son tan contradictorios como la naturaleza humana. Aunque la mitad de los entrevistados respondieron que consideraban al Perú como un país corrupto, sólo 30% consideraba la corrupción como un problema en su localidad. Las cifras más bajas provenían de la selva, probablemente porque allí casi no hay presencia del Estado, precisó Ugaz.

Respecto a la pregunta sobre cuáles instituciones eran las más corruptas, 73% de los entrevistados mencionó al Poder Judicial, 66% dijo que la Policía, y 14% señaló al gobierno. Paradójicamente, 55% respondió que el gobierno debería ser responsable de combatir la corrupción, mientras que 48% citó a la Policía y 36% al Poder Judicial. Sólo 7% manifestó que la familia debería combatir la corrupción.

"No sólo no nos involucramos, sino que encargamos la lucha a instituciones percibidas como corruptas", manifestó Ugaz. "Entramos en un círculo vicioso".

De las 5,122 personas entrevistadas para la encuesta realizada por la empresa Apoyo, 57% dijo que la "coima", o soborno, no tenía connotación negativa, y 33% la definió como "dar dinero a cambio de un servicio o favor". A nivel nacional, 32% de los entrevistados que habían tenido que realizar algún trámite burocrático en la administración pública habían tenido que pagar una coima.

Según la encuesta, el promedio nacional del soborno es de 64 soles (unos US$18). Las tasas usuales, según los entrevistados, van de alrededor de $6 para lograr que los agentes aduaneros dejen pasar mercadería o para acelerar la instalación de servicio de agua, a $15 para obtener un permiso de construcción, licencia de conducir o pasaporte, o autorización para vender en la calle. Visitar a un paciente fuera de las horas de visita puede costar por lo general $0.50.

El estudio también estableció el perfil de la persona que por lo general paga una coima : varón entre 18 y 39 años, con algún nivel de educación superior. "Hay una grave contradicción entre el sistema educativo y el resultado", sostuvo Ugaz.

Mientras tanto, los casos de corrupción todavía siguen siendo investigados por el Congreso o los tribunales. Un total de 1,247 personas vinculadas con el gobierno de Fujimori, han sido acusadas por cargos de corrupción o violaciones a los derechos humanos, aunque sólo 20 han sido sentenciadas.

Según estimaciones, el dinero por sobornos y comisiones que acumularon Montesinos, Fujimori y sus compinches llegarían a los $2 millardos. Pero han sido ubicados sólo $340 millones. Unos $140 millones han sido repatriados, y otros $200 millones están en cuentas bloqueadas. Hasta el momento, la ruta del dinero no llega a Fujimori, quien huyó del país cuando estalló el escándalo (NA, Nov. 27, 2000).

Según el procurador especial Luis Vargas Valdivia, los investigadores creen que Fujimori y sus familiares sacaron clandestinamente del país fortunas en efectivo o barras de oro, y los depositaron en bancos asiáticos, dificultando su rastreo.

Aunque la encuesta estudió los sobornos a pequeña escala, es difícil separar los hilos de la corrupción en el Perú. Una conclusión de la evaluación de Proética sobre la campaña anticorrupción en los dos años desde la caída del gobierno de Fujimori concluyó que para combatir la corrupción a gran escala se necesita una mayor transparencia en la administración pública, así como un sistema de servicio civil basada en los méritos. Tales medidas podrían también reducir los sobornos cotidianos. Se han logrado algunos cambios, mientras que otras reformas están siendo discutidas por el Congreso.

El psicólogo Roberto Lerner cree que el problema tiene su raíz en los patrones sociales en los que las personas se sienten responsables por sí mismas y sus allegados, pero no por toda la comunidad. "No existe un bien común ; nuestro país está hecho de ’yos’ y ’tús’", dijo. "Mientras no exista un ’nosotros’, un verdadero bien común, la coima va a seguir siendo aceptada".

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