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19 juillet 2025

Emmanuel Todd : « Rusia es nuestro Rorschach »

par Emmanuel Todd*

 

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El pasado mes de abril, cuando un canal de televisión ruso me entrevistó sobre la rusofóbia occidental, tuve una epifanía. Más o menos respondí : va a ser desagradable para usted de oír esto, pero nuestra rusofóbia no tiene nada que ver con usted. Es una fantasía, una patología de las sociedades occidentales, una necesidad endógena de imaginar un monstruo ruso.

Por primera vez en Moscú desde 1993, experimenté un choque de normalidad. Mis indicadores habituales -mortalidad infantil, suicidios y homicidios- me habían mostrado, sin moverme de París, que Rusia se había salvado tras su crisis en el camino de salida del comunismo. Pero la normalidad de Moscú superaba todo lo que yo había imaginado. Tuve la intuición in situ de que la rusofóbia era una enfermedad.

Esta intuición resuelve todo tipo de cuestiones. Persistí, por ejemplo, en buscar en la historia las raíces de la rusofóbia inglesa, la más obstinada de todas. El enfrentamiento entre los imperios británico y ruso en el siglo XIX parecía justificar tal enfoque. Pero entonces, en ambas guerras mundiales, Gran Bretaña y Rusia fueron aliados, y se debían mutuamente su supervivencia en la segunda. Entonces, ¿por qué tanto odio ? La hipótesis geo-psiquiátrica ofrece una solución. La sociedad británica es la más rusofóbica, sencillamente porque es la más enferma de Europa. Gran protagonista y primera víctima del ultraliberalismo, Inglaterra sigue produciendo síntomas graves : el hundimiento de las universidades y los hospitales, la desnutrición de los ancianos, por no hablar de Liz Truss, la más corta y loca de las primeras ministras británicas, una alucinación deslumbrante en la tierra de Disraeli, Gladstone y Churchill. ¿Quién se hubiera atrevido a una caída de los ingresos fiscales sin la seguridad de una moneda, no ya nacional, sino imperial, la moneda de reserva del mundo ? Trump también está trasteando con su presupuesto, pero no amenaza al dólar. Por el momento.

En cuestión de días, Truss había destronado a Macron en el hit parade de los absurdos occidentales. Confieso que esperaba mucho de Friedrich Merz, cuyo potencial belicista antirruso amenaza a Alemania con mucho más que un colapso monetario. ¿La destrucción de los puentes del Rin por misiles oreshnik  ? ¿A pesar de la protección nuclear francesa ? En Europa, es carnaval todos los días.

Francia va de mal en peor, con su sistema político bloqueado, su sistema económico y social a crédito y su creciente tasa de mortalidad infantil. Nos hundimos. Y hay un recrudecimiento de la rusofóbia. Macron, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas francesas y el jefe de la DGSE acaban de empezar a cantar la misma canción. Francia, el enemigo número 1 de Rusia. Es como un sueño. Nuestra insignificancia militar e industrial significa que Francia es la menor de las preocupaciones de Rusia, que tiene las manos llenas con su confrontación global con Estados Unidos.

Este último disparate macroniano hace imprescindible el recurso a la geo-psiquiatría. El diagnóstico de erotomanía es inevitable. La erotomanía es esa condición, generalmente pero no exclusivamente femenina, que lleva al sujeto a creer que es universalmente deseado sexualmente y amenazado de penetración por, digamos, todos los varones circundantes. La penetración rusa, entonces, amenaza...

Debo confesar que estoy cansado de machacar a Macron (otros lo hacen ahora, a pesar del servilismo periodístico general). Afortunadamente para mí, nos habían preparado para el discurso del presidente del 14 de julio con algo nuevo, las intervenciones de dos soldaditos del régimen, Thierry Burkhard (jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas) y Nicolas Lerner (jefe de la DGSE). No soy constitucionalista, y no sé si es un buen augurio para la democracia que los gestores del monopolio de la violencia legítima del Estado se prodiguen por las ondas, en conferencias de prensa (Burkhard) o en angustiosas divagaciones en el canal LCI (Lerner) para definir de antemano la política exterior de Francia.

El hecho es que la expresión pública y libre de su rusofóbia es un tesoro para el geo-psiquiatra. He aprendido dos lecciones esenciales sobre el estado de ánimo de las clases dirigentes francesas (estos comentarios fueron tomados como normales por la mayoría del mundo político y periodístico y, por tanto, nos dicen algo sobre la clase que nos guía)

Escuchemos primero a Burkhard. Estoy usando la transcripción de Figaro con sus obvias imperfecciones. No estoy tocando nada. ¿Cómo define nuestro Jefe de Estado Mayor a Rusia y a los rusos ? « También por la capacidad de aguante de su pueblo, aunque la situación sea complicada. También aquí, histórica y culturalmente, se trata de un pueblo capaz de soportar cosas que a nosotros nos parecen completamente inimaginables. Este es un aspecto importante de la resistencia y de la capacidad de apoyar al Estado  ».

Permítanme traducir : el patriotismo ruso es inimaginable para nuestros militares. No habla de Rusia, habla de sí mismo y de su gente. Él no sabe, ellos no saben, lo que es el patriotismo. Gracias a la fantasía rusa, estamos descubriendo por qué Francia ha perdido su independencia, por qué, integrada en la OTAN, se ha convertido en un apoderado de Estados Unidos. Nuestros dirigentes ya no aman a su país. Para ellos, el rearme no tiene que ver con la seguridad de Francia, sino con servir a un imperio en descomposición que, tras lanzar a los ucranianos y luego a los israelíes contra un mundo de naciones soberanas, se dispone a movilizar a los europeos para seguir sembrando el caos en Eurasia. Francia está lejos de la primera línea. Si Alemania es un Hezbollah, nuestra misión como apoderados será ser los Hutíes del Imperio.

Pasemos a Nicolas Lerner en LCI. Este hombre parece estar en una gran angustia intelectual. Describiendo a Rusia como una amenaza existencial para Francia... Con su menguante población, ya demasiado pequeña para sus 17 millones de kilómetros cuadrados. Sólo un manojo de nervios podría creer que Putin quiere penetrar en Francia. ¿Rusia de Vladivostok a Brest ? El hecho es que, en su angustia, Lerner es útil para comprender la mentalidad de la gente que nos está llevando al abismo. Él ve la Rusia Imperial allí donde es nacional, visceralmente apegada a su soberanía. La Nueva Rusia, entre Odessa y el Donbass, es simplemente la Alsacia-Lorena de los rusos. ¿Habríamos calificado de imperial a la Francia de 1914, dispuesta a luchar para resistir al Imperio alemán y recuperar sus provincias perdidas ? Burkhard no entiende el patriotismo, Lerner no entiende la nación.

¿Una amenaza existencial para Francia ? Sí, claro, lo intuyen, tienen razón, lo buscan en Rusia. Pero es en ellos mismos donde deberían buscarla. Es doble. Amenaza nº 1 : nuestras élites ya no aman a su país. Amenaza nº 2 : lo ponen al servicio de una potencia extranjera, los Estados Unidos de América, sin tener nunca en cuenta nuestros intereses nacionales.

Es cuando hablan de Rusia cuando los dirigentes franceses, británicos, alemanes o suecos nos dicen quiénes son. La rusofóbia es sin duda una patología. Pero, sobre todo, Rusia se ha convertido en una formidable prueba proyectiva. Su imagen es similar a las láminas del test de Rorschach. El sujeto describe al psiquiatra lo que ve en formas a la vez aleatorias y simétricas. De este modo, proyecta elementos ocultos de su personalidad. Rusia es nuestro Rorschach.

Emmanuel Todd* pour son blog personnel Emmanuel Todd

Emmanuel Todd, 17 Juillet 2025

*Emmanuel Todd es historiador, antropólogo, demógrafo, sociólogo y ensayista. Ingeniero de investigación en el Institut national d’études démographiques (INED), desarrolla la idea de que los sistemas familiares desempeñan un papel determinante en la historia y la constitución de las ideologías religiosas y políticas. Blog personal Substack

Traducido del francés desde El Correo de la Diaspora por : Carlos Debiasi.

El Correo de la Diaaspora. París, 19 de julio de 2025.

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