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El pasado lunes LA REPUBLICA presenció un encuentro casual en un bar de Pocitos de dos "conspiradores" que buscaban impedir el triunfo del doctor Tabaré Vázquez. Uno de ellos, calvo y de saco marrón, le propuso al otro "paquetes de mail para invadir Uruguay". La propuesta de este hombre era montar un operativo comunicacional a partir del libro "La era progresista", de Adolfo Garcé y Jaime Yaffé, que se refiere a la renovación de las ideas de izquierda en Uruguay.
Por Raúl Legnani
La República, 4 de octubre del 2004
Comenzó la invasión de los e-mails, que acordaron dos conspiradores en Pocitos
"Tomamos el libro y obligamos a Tabaré Vázquez y a los gradualistas, así denominó a los moderados, a que digan por qué apoyaron a la URSS, a Cuba Comunista y a la guerrilla", agregó, para luego acotar que "ya no sirve agredirlos como lo hace Alexander Torres Mega, quien ve las cosas en blanco y negro". "Quiero que ellos reconozcan sus errores, pero como no lo van a hacer los dejamos pegados, ¿me entiende?", enfatizó, ante la mirada atenta de Gabriel, el de saco azul y de lentes.
El hombre calvo se identificó, ante una consulta de un parroquiano del bar, con el nombre de Gonzalo Guimaraens, quien lucía en su solapa el símbolo de Tradición, Familia y Propiedad.
El jueves 30 de noviembre llegó a 1410 AM LIBRE y a LA REPUBLICA el siguiente mail que ofrecía una nota de análisis con los siguientes títulos: "Elecciones uruguayas: ’nueva’ izquierda y cordón umbilical. Politólogos uruguayos de izquierda, en libro recién lanzado, constatan que el Frente Amplio se abrió a sí mismo un ’flanco polémico’ al no haber ’reconocido públicamente sus errores’ con relación al apoyo al viejo socialismo, a la violenta guerrilla tupamara y a Cuba comunista, perdiendo hasta el momento ’la oportunidad de hacer un ejercicio de sinceramiento histórico’; todo lo cual levanta interrogaciones cruciales que sería importante que el FA aclarase, a pocas semanas de las elecciones". Y agregaba: "Algunos tópicos del editorial: * Maquillaje político * Alergias saludables * Candidato frentista elude debates * Reacciones nerviosas * ¿Cambió el lobo rojo uruguayo? * Reconocimiento de errores * Condiciones de credibilidad * Cordón umbilical". La invasión, con ese mail que ingresó por miles al país, ya estaba desatada.
El grupo de Guimaraens
Gonzalo Guimaraens Acquistapace nació en Mercedes, departamento de Soriano. Siendo muy joven fue integrante de la Juventud Uruguaya de Pie (JUP), pasando luego a integrar el grupo utraderechista católico Tradición Familia y Propiedad (Ver: su autobiografía), que en 1999 adquirió un nuevo nombre: Tradición y Acción por un Uruguay Auténtico Cristiano y Fuerte. Compañeros de estudios aseguran que su fanatismo lo llevaba a realizar demostraciones extrañas para demostrar su fortaleza física y espiritual , como pasarse una aguja a través de la mano.
Vinculado a la extrema derecha cubana, opera desde Miami. En noviembre de 1999, pocos días antes del balotaje en nuestro país, escribió desde el sitio "cubadeste": "El ’cambio a la uruguaya’ que propone la izquierda no es una adaptación o adecuación, sino la eliminación del régimen político institucional vigente y su sustitución por otro profundamente opuesto, inspirado en una concepción de la vida, del individuo, de la familia atea, materialista e igualitaria".
En esos mismos días sus amigos de TFP publicaron en El País un aviso, que se presentó como pago: "Está en las manos de los blancos impedir una catástrofe para el país. Dios y la Patria les piden que actúen con generosidad y altura de miras en esta hora en que está en peligro no sólo el futuro de Uruguay sino que el de todo el continente... Que la Virgen de los Treinta y Tres, Patrona del Uruguay, ayude a cada uruguayo a cumplir su deber en esta hora, salve a la Patria de la tiranía comunista y apresure el esplendoroso Triunfo de Su Inmaculado Corazón prometido en Fátima", fue su expresión de Fe.
En setiembre el responsable de otra publicación digital donde también escribe Gimaraens, de nombre Javier González, dejó en claro el grado de fanatismo de este grupo "salvador de las democracias" en el mundo. Su amplitud de miras lo llevó a identificar a John Kerry con las izquierdas latinoamericanas, en un artículo publicado en "Destaque Internacional": "El candidato John Kerry está recurriendo a la indefinición, al tono anestesiante y al estilo seudoespontáneo para no tener que reconocer públicamente su posición izquierdista delante de temas delicados de orden político, moral y religioso. Es indesmentible que Kerry se ha transformado en la "niña de los ojos" de las izquierdas. En América Latina, éstas ya comprendieron la eficacia desmovilizante de la anestesia psicosocial, para poder avanzar en la conquista de las mentalidades, al tiempo que evitan sobresaltos incómodos por parte de una opinión pública bastante adormecida".
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El editorial que Guimaraens no firmó
Lo que sigue es un resumen del artículo que se accede a través de los mails que están siendo enviados a nuestro país y que expresan en su totalidad las ideas que Gimaraens promovió en su reunión reservada en un bar de Pocitos.
"Elecciones uruguayas: "nueva" izquierda y cordón umbilical. Politólogos uruguayos de izquierda, en libro recién lanzado, constatan que el Frente Amplio se abrió a sí mismo un "flanco polémico" al no haber "reconocido públicamente sus errores" con relación al apoyo al viejo socialismo, a la violenta guerrilla tupamara y a Cuba comunista, perdiendo "la oportunidad de hacer un ejercicio de sinceramiento histórico"; todo lo cual levanta interrogaciones cruciales que sería importante que el FA aclarase, a pocas semanas de las elecciones
Las elecciones presidenciales uruguayas del próximo 31 de octubre encuentran a una izquierda con el rostro bastante maquillado, tratando de tranquilizar, de ganar la confianza y de atraer al centro del electorado, para así obtener la victoria.
Maquillaje político
La falta de suficiente maquillaje político hizo que en las dos elecciones presidenciales anteriores al Frente Amplio (FA) se le escapara de las manos, por poco, el triunfo electoral. Este año, la izquierda, para asegurar ese deseado triunfo, precisa obtener más del 50% de los votos ya en la primera vuelta. Si hubiera una segunda vuelta, los votos de los tradicionales Partido Blanco (PB) y Partido Colorado (PC) podrían sumarse y sobrepasar al FA, como ocurrió en la segunda vuelta de la elección presidencial anterior. De cualquier manera, se prevé un desenlace "cabeza a cabeza".
Alergias saludables
Es verdad que por diversas razones, inclusive de natural desgaste, parte importante de los electores uruguayos se ha ido cansando de los dos partidos tradicionales, que se vienen alternando en el poder desde el siglo pasado. Pero, al mismo tiempo, ese electorado al que los partidos tradicionales ya no satisfacen, por el marasmo y el estancamiento en que han ido cayendo, conserva una saludable alergia a las posiciones de izquierda cuando éstas son presentadas sin maquillaje o propuestas sin la suficiente dosis de anestesia.
Una prueba de ello es que, en los últimos meses, figuras de relieve del FA, incluyendo a antiguos guerrilleros tupamaros, han hecho declaraciones poco veladas en la línea del viejo comunismo. Tales fueron los perjuicios políticos ocasionados -en un momento en que cualquier oscilación del electorado, por mínima que sea, puede comprometer la victoria- que otros dirigentes del FA tuvieron que apresurarse a tratar de arreglar el pastel o, más precisamente, el maquillaje.
Candidato frentista elude debates
El candidato presidencial frentista, doctor Tabaré Vásquez, está eludiendo debates públicos con los otros candidatos para evitar ser interpelado por esas imprudencias, algunas de las cuales salieron de su propia boca o de la de asesores próximos.
Reacciones nerviosas
Portavoces de la izquierda uruguaya reaccionan nerviosamente —no siempre de la manera más democrática— ante este tipo de constataciones, porque saben que éstas pueden contribuir a abrir los ojos de una parte de la opinión pública que piensa votar en los dirigentes más maquillados del FA, quienes prometen renovación sin revolución.
Desde la izquierda se acusa a aquellos que levantan estos temas de querer agitar "monstruos", "cucos" y "viejos fantasmas" para "sembrar el terror" y así "confundir al pueblo". Es lo que afirman, por ejemplo, un editorial y un artículo de fondo del izquierdista periódico LA REPUBLICA, de Montevideo, del 20 de setiembre próximo pasado.
En verdad, como se mostrará a continuación, no pretendemos agitar "monstruos" o "cucos" —lo que sería ridículo tratándose de un análisis destinado a lectores mayores de edad, en el pleno uso de sus facultades intelectuales— sino mencionar, con espíritu constructivo, realidades reconocidas desde tiendas de la propia izquierda uruguaya.
¿Cambió el lobo rojo uruguayo?
Los politólogos uruguayos de izquierda Adolfo Garcé y Jaime Yaffé, en su recién lanzado libro "La era progresista" (Editorial Fin de Siglo, Montevideo, setiembre de 2004), aclaran que su obra, una verdadera radiografía de las izquierdas uruguayas, "polemiza con la tesis que sostiene que nada ha cambiado en la izquierda" y con la de quienes, "más desconfiadamente todavía, sostienen que el lobo sólo ha tomado la piel del cordero para hacerse con todo el rebaño". Garcé y Yaffé tratan de probar, en un esfuerzo analítico y documental digno de nota, que el antiguo lobo rojo uruguayo se habría "modificado radicalmente", no sólo de piel, dando lugar a una "nueva" izquierda, más democrática y más distante del viejo socialismo.
Reconocimiento de errores
Sin embargo, en un fundamental párrafo de la conclusión, los mencionados académicos constatan que esa misma izquierda, al mismo tiempo que se habría distanciado de posiciones revolucionarias extremadas, se abrió a sí misma un "flanco polémico" pues, hasta el momento, "no ha reconocido públicamente sus errores" con relación a la adhesión otorgada, en años anteriores, al "socialismo real" de Rusia y de los países del bloque soviético; a la violenta guerrilla tupamara; y a Cuba comunista (adhesión ésta que, dígase de pasada, continúa de manera enigmáticamente persistente).
Con ello, concluyen los autores, la izquierda uruguaya "ha perdido la oportunidad de hacer un ejercicio de sinceramiento histórico".
Condiciones de credibilidad
Es en esa contradicción que radica, pensamos, el meollo de la cuestión en torno de la alegada "modificación radical" del Frente Amplio. Para alcanzar —delante del electorado centrista, al que tanto desea atraer— credibilidad sobre sus reales intenciones, el FA precisaría definirse sin eufemismos sobre esos puntos fundamentales levantados por los aludidos politólogos, pertenecientes a sus propias tiendas, así como sobre otros puntos afines, no menos cruciales. De esa manera, o reconocen "públicamente sus errores" o, por el contrario, tendrían que decir con franqueza que les parece no haberlos cometido y que, por lo tanto, continúan pensando como en el pasado. Son motivo de atención las transcripciones que Garcé y Yaffé hacen, en el anexo documental de su obra, de discursos del candidato presidencial doctor Tabaré Vásquez y del eventual ministro de Economía, Danilo Astori, pronunciados hace algunos años, en la línea del viejo socialismo, opuestos a lo que manifiestan ahora públicamente. Es claro que es posible cambiar de pensamiento en materia filosófica, política, histórica, etc. Pero cuando quienes lo hacen son figuras que se sienten llamadas a conducir los destinos de un país, es razonable esperar que den las debidas explicaciones.
El Frente Amplio (FA) tiene en sus manos la posibilidad de explicar de manera convincente la coyuntura en que se ha colocado. Si optase por la primera de las opciones —el reconocimiento leal de errores cometidos— el FA demostraría credibilidad y madurez suficientes como para ser visto —aún por quienes de él discrepan— como una opción capaz de gobernar democráticamente al Uruguay.
Cordón umbilical
De lo contrario, la "nueva" izquierda uruguaya, por más que trate de esmerarse en mostrar otra cara, continuará unida a un triste pasado (y a un vergonzoso presente, como es el caso de la dictadura comunista de Cuba) por un cordón umbilical capaz de comprometer el futuro democrático del Uruguay, esa pequeña pero estratégica nación sudamericana".
Nota: con similar argumentación ya han aparecido artículos en nuestro país, por parte de algunos analistas políticos.