Portada del sitio > Imperio y Resistencia > Unión Europea > Reino de España > El doble cinismo del mundo frente al tema de los inmigrantes
La brutal agresión de un español contra una menor inmigrante ecuatoriana conmovió al mundo. Luego le pasó a un colombiano.
Por José Vales
El Tiempo. Desde Buenos Aires, 10 de Noviembre de 2007
A Spike Lee, el notorio cineasta estadounidense siempre preocupado por los arrebatos racistas en su país, no le hubiese disgustado esta escena, ocurrida en España, para su película " Haz lo correcto ".
Fue en Saidí, un pequeño pueblo fruti-hortícola de Aragón, donde un grupo de trabajadores colombianos acababa de culminar su trabajo de varios meses en el campo, al que habían accedido mediante un programa de cooperación bilateral.
En esa región, donde abundan los inmigrantes subsaharianos y de Europa oriental, la alcaldesa no tuvo más que singulares palabras de elogio para los suramericanos a la hora de la despedida: " Sois muy trabajadores, no habéis generado problema alguno y espero que se repita la experiencia porque además de todo, vosotros vais a misa, como nosotros... ".
Por estos días, dos de esos inmigrantes, que quizás no trabajan en Saidí, pero que " van a misa, como nosotros ", fueron objeto de ataques xenófobos. La adolescente ecuatoriana, Liz Morla, en el metro de Barcelona, a manos del joven Sergi Martín, y el colombiano Jaime Saa Rodríguez, en el barrio madrileño de Las Rosas, atacado por un grupo de jóvenes, al grito de " ¡Viva España! ".
En enero último, una batahola entre jóvenes españoles y latinos en el barrio madrileño de Alcorcón fue la alerta más seria de que el racismo, como generador y acumulador de odio, no era exclusivo de los extramuros parisinos en el 2005.
Es un rasgo emergente que no cesa de avanzar en las calles y también en los despachos oficiales del mundo desarrollado. Esta semana fue en la oficina de Romano Prodi, al conocerse el asesinato de una joven italiana, supuestamente a manos de un inmigrante rumano.
El jefe de Gobierno propuso, primero, la expulsión masiva de rumanos y luego desestimó la idea, ante la fractura que se vislumbraba en su partido.
Amenazas legales y políticas, golpizas y muros fronterizos son, por ahora, las únicas soluciones a las que se echa mano para paliar uno de los grandes problemas irresueltos de la globalización. Para Sakia Sassen, la experta en migración de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos y Europa " se trata el tema con criterios eugenésicos y con profundo cinismo. Porque se combate con la ley pero se alienta para absorber mano de obra barata ".
Y en Latinoamérica, una de las regiones de donde proviene esa mano de obra, también se cuecen habas racistas. Basta observar la situación de los nicaragüenses una vez que cruzan la frontera hacia Costa Rica en busca de trabajo, o los haitianos en República Dominicana. Ni qué hablar de las condiciones laborales y habitacionales de cientos de miles de peruanos y parte de 1,2 millón de bolivianos que ayudan a sostener la economía argentina.
Una región en la que la implementación de políticas económicas erróneas y los esquemas de corrupción, entre otros factores, generaron las condiciones para que se pierda, en los últimos 20 años, el equivalente a una Nación -si se tiene en cuenta que los países los erigen sus habitantes-.
Más de 30 millones (un poco mayor que la población de Perú o Venezuela) de personas buscaron nuevos destinos. Son los mismos que en el 2007 aportarán a las economías latinoamericanas más de 65 mil millones de dólares, por remesas familiares que en muchos casos se convierten en los principales ítems del PBI.
Esta es la otra cara del mismo cinismo: países que los expulsan y a los que ellos luego siguen fi-nanciando. Una ecuación que se da tanto en Centro América, como en Perú o en Ecuador.
Rafael Correa y su entonces contrincante electoral, Álvaro Noboa. ofrecieron, en la última campa-ña presidencial ecuatoriana, una muestra palpable de la estrechez de proyectos al respecto.
Ambos coincidieron en proponer negociaciones con los gobiernos de los países receptores y "trabajar para que la Western Union baje los costos de los envíos de dinero", como toda propuesta para recrear las condiciones que permitan el regreso al país de casi 3 millones de compatriotas.
Países receptores que les obstaculizan su permanencia o los miran con recelo, pero donde ellos "impulsan la demanda", según el informe de la Comisión Mundial sobre Migraciones de la ONU, aún cuando los necesitan imperiosamente como mano de obra. Países de origen, expulsores y a la vez demandantes de sus remesas para mejorar los rendimientos económicos.
Dos focos de resentimiento que los gobiernos deberían contrarrestar si lo que quieren es " hacer lo correcto ". Y eso antes de que los inmigrantes se vean seducidos por la consigna del líder antirracial Malcom X. Esa que Lee cita en su película: " No soy partidario de la violencia, pero cuando es auto-defensa no la llamo violencia sino inteligencia ".