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15 février 2008

El Imperio ataca
Exxon Mobil vs PDVSA

 

"Siete hermanas monopolizan el mercado petrolero del mundo"
Por Enrico Mattei

Por Luis Alberto Matos
Alai-Amlatina
. Ecuador, 15 de Febrero 2008.

Tantos años en el ajedrez me hacen analizar todo como si estuviera sentado frente a un tablero. Por éso miro las 64 casillas y todas las piezas, las amenazas de mi rival, mi conformación de peones, el tiempo que me queda en el reloj y las respuestas de mi enemigo contra cada posible movimiento que yo pueda realizar.

Veamos como está la posición en la partida contra Exxon Mobil. Ellos jugaron primero, tienen las blancas. Debe ser por la raza de Rockefeller : el primero que movió las piezas en este encuentro. Porque quien crea que este juego comenzó en 1999, cuando oficialmente pasó esa multinacional a llamarse así, nó está viendo todo el tablero.

Esto comenzó en 1911, cuando su filial Caribbean Petroleum Corporation, atraída por el resultado positivo de su reconocimiento de nuestras cuencas hidrográficas y los hallazgos de crudo liviano en la costa oriental del Lago de Maracaibo, llegó por primera vez a Venezuela.

Trajo sus piezas : alfiles ingenieros de petróleo, caballos que sabían saltar sobre todas las leyes y torres para montar los taladros. Los peones se contrataban aquí y nuestro Rey se limitaba a recibir sus órdenes. "Nosotros" en sus propias palabras "no sabemos nada sobre esto. Hagan Uds. las leyes".

Y por eso nuestros peones sí podían coronar, pero no por Reyes ni Damas. Eso sí : buenos alfiles que cuidaran sus equipos, excelentes caballos que siguieran saltando reglamentos y hasta una torre fuerte para un criollo, pero que no se creyera él que al nombrarlo Director, realmente iba a dirigir.

La primera fase de una partida de ajedrez, suele jugarse siguiendo determinados planteos que ya han analizado antes los Campeones. Eso nos ahorra tiempo, reduce riesgos y nos conduce a posiciones conocidas. Sólo que en ésta no bastaba que, por ser negros (perdón : conducir las piezas negras) jugáramos en segundo término. Los contratos solían incluir hasta reglas del dominó. En ajedrez : tú haces una jugada y yo otra. Nos alternamos los movimientos durante todo el encuentro.

Rockefeller (perdón : la Esso, su nueva familia que iba sentándose en la silla de juego mientras se paraba la Caribbean) nos dijo que, aunque en ajedrez no existía el "paso", para esta partida sí. En consecuencia, el blanco hacía hasta cinco o seis jugadas seguidas, mientras los venezolanos, especialmente quienes se suponía debían mover nuestras piezas, se limitaban a balbucear : "paso, paso".

Por supuesto, en 1939, cuando estalló la "II Guerra Mundial", nosotros pasamos a ser el primer exportador de petróleo del mundo y la Creole (el mismo musiú pero con otro nombre en el cachimbo) se llevaba, así como de gratiñán, barriles y barriles y barriles de nuestro "oro negro", para cubrir un elevado porcentaje del combustible que les permitió dominar el conflicto.

¿La partida ? Nosotros seguíamos pasando, salvo los peones que manejaban los taladros, la maquinaria pesada y las labores de alto riesgo, y alguno que otro que le permitían convertirse en alfil o caballo. Normalmente eran los peones que demostraban conocer las reglas de la partida. (No fuera a ser que una de esas piezas negras se le ocurriera creer que eran del otro color).

Al igual que en dominó, en ajedrez hay mirones. Y al igual que en ambas disciplinas, también en materia petrolera : "los mirones son de palo". Por eso cuando hablaron Uslar Pietri y Pérez Alfonzo, lo primero que hizo el árbitro, conocedor del reglamento que le imprimieron por allá (in english, of course), fué sacar al par de abusadores del salón de juego.

La siembra del petróleo fue aplazada pero Juan Pablo empezó a buscar otros tableros, esta vez con piezas árabes, de lenguaje diferente, turbante en lugar de sombrero, distinta religión pero idéntico problema : el mismo blanco en similar tablero y con idéntica intención : llevarse el petróleo.

Hasta ese momento yo creía que la simultánea, modalidad donde un Maestro se enfrenta al mismo tiempo contra varios oponentes, en diferentes tableros, era exclusividad del ajedrez. Exxon me demostró cuan equivocado estaba. El tipo estaba jugando aquí, en el Golfo Pérsico, en Africa y hasta en Indonesia. Y hacía allá las mismas jugadas de aquí. Peones nativos, prohibido coronar si no son fieles y se valía pasar, aunque el negro no quisiera.

Al igual que en ajedrez, este gigantesco simultaneista petrolero conducía blancas en todos los tableros. Nos limitábamos, en el mundo entero, a recibir sus órdenes. Y el torneo ofrecía los mejores premios al ganador : millones de barriles diarios de crudo, que serían transportados en tanqueros (con diferentes banderas pero del mismo musiú), a refinerías de allá y de acá, que vendían en sus estaciones de servicio hasta cubrir un gigantesco tablero multidimensional, con nuevos tipos de piezas, pero un sólo fin : conducir las riquezas de los propietarios de las piezas negras hasta las arcas del dueño del cachimbo.

El blanco dominaba todos los tableros del mundo. Y la tecnología, más sus lacayos, convenientemente adiestrados y mas o menos bien pagados para aseugurar su lealtad, le garantizaba continuos triunfos en el tablero energético del planeta.

El mirón de aquí se puso a hablar con un mirón de allá : Sheik Al Tariki, y diseñaron un tablero diferente al cual denominaron OPEP. El blanco tiene de todo menos de bruto. Le bastó verlo para anticipar las jugadas de sus nuevos rivales.

Y pareció aceptar sus novedosas reglas en forma de cuotas ceñidas a una Cesta de Precios : "el blanco no podrá comerse más piezas si nó nos paga más por barril". "¡Gran cosota !" casi que le oigo decir entonces "pago más, cobro mucho más por la gasolina, me quedo con el sobrante para hacer plásticos que luego impongo en el mercado, te devuelvo tu azufre en forma de medicinas y derivados carísimos, y terminan todos los consumidores de energía pagándote tu barril, pero a través de mis tiendas"

Analicé la partida hacia atrás, pero ya era tarde. Los caballos blancos saltaban leyes internacionales y Exxon aumentaba su poderío. La OPEP se limitaba a limpiar los tableros, cambiar los alfiles, darle agua a los caballos y reunirse de vez en cuando. Su cuartel general, allá en Viena, era tan del otro lado que su idioma oficial no era árabe, ni español, ni indonesio, ni irakí, ni kuwaití, ni maracucho. Nada de eso. "¿Hablas bien el idioma del cachimbo ?" "Yes, sir" respondí… y fuí a ver personalmente el reclinatorio austríaco donde estaba de rodillas la magnífica creación del par de mirones.

Pero todo cambia. La historia sigue. El ser humano evoluciona. La tecnología divulga el conocimiento. El artista se anticipa. El cerebro piensa y la partida continúa. Las nacionalizaciones, aquí en 1976 y en años cercanos en otros tableros, si bien eran un avance en cuanto a algunos beneficios, tuvieron rendijas lo suficientemente amplias para que Exxon se colara.

Y finalizando el Siglo XX, los alfiles negros coronados de blanco introdujeron un nuevo movimiento en el tablero : la apertura petrolera. Y fue el caballo la pieza clave.

Sí.. el caballo de troya que nos metieron en todo el centro del tablero y que apuntaba derechito a las casillas más valiosas. Unas cuatro pegaditas que estaban por allá por donde nos habían hecho creer que eso no era petróleo. Las llamaron : Machete, Hamaca, Zuata y Cerro Negro, en un flanco convenientemente denominado "Faja Bituminosa del Orinoco"

Si lo que tienes es bitumen, nos razonó Exxon, su precio es de sólo $ 4. Lo que vale $ 9 es el petróleo. Eso que tú tienes, debajo de esas cuatro casillas, te lo pago a precio de carbón. Olvídate de cesta OPEP. Y se llevaron 100.000 barriles diarios durante 15 años. Pero, como yo no como petróleo ni dólares, lo que me llevaron fué comida, salud, alimentación y vivienda, que fácilmente podía pagarse, para todos los venezolanos, con esos $ 5.000.000.000 que sacaron por esa rendijita.

Hasta que llegó el Comandante Chávez a parar de la mesa a los que estaban moviendo las piezas negras en nuestro tablero. Como la partida ya estaba superadelantada, tras casi 100 años de malos movimientos, pésima estrategia, horribles lances tácticos y alfiles saltando talanqueras, había que empezar por corregir entuertos, en aquella inmensa y enredada posición, donde pocos aprenden a jugar bien, especialmente porque las escuelas están por allá.

Y la Faja se llamó Petrolífera y el Cerro Negro cambió a Carabobo. Acostumbrados por décadas a imponer su voluntad en el mundo de la energía, la mayor trasnacional privada petrolera no podía tolerar que un gobierno reclamara su derecho de ser socio mayoritario. Y algunos creyeron que ExxonMobil, cachimbo siglo XXI del antiquisimo musiú, se había retirado de la partida.

Nada de eso. La Operadora Cerro Negro, empresa mixta con oficinas principales en el Centro San Ignacio, no había elegido un nombre casual. Vienen por todo, por todo el bloque, con sus más de 10.000 km2 y sus posibles más de 50.000.000.000 de barriles.

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