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17 janvier 2006

El Cono Sur otra vez en la agenda imperial

 

Estados Unidos busca romper el Bloque Sudamericano desde los eslabones más débiles

Por El Equipo de Investigaciones Rodolfo Walsh
Buenos Aires, 14 de enero de 2006.

Luego de años en que el Ojo de Bush y su Gabinete estuvieran posados en Oriente Medio y la obtención de petróleo tras las invaciones a Irak y Afganistán, aludiendo la guerra contra el terrorismo, con el arrivo de Condoleezza Rice por Donald Rumsfeld a la Secretaría de Estado, Washington posa nuevamente su mirada al "patio trasero" que ante la distracción se le puso díscolo.

Los avances en acuerdos políticos en la región se vieron "favorecidos" por la política internacional de los Estados Unidos en los últimos años. Desde la primer presidencia de George W. Bush, luego de los atentados del 11 de Septiembre, la agenda de Washington estuvo signado por los planes del complejo militar-industrial en Oriente Medio mientras que "el patio trasero" quedó relegado.

Esto no implica "olvido", con Donald Rumsfeld como Secretario de Estado, Estados Unidos participó y financió el fallido golpe de Estado contra Hugo Chávez, por la renta petrolera quitada de las manos de la oligarquía venezolana más que por cuestiones ideológicas.

Pero desde que se profundizó la crisis en Irak y se incrementa la tensión con Irán, en Sudamérica se produjo el espacio para que se den las condiciones propicias para un cambio político que se profundiza, como en los casos de Venezuela, Bolivia y Uruguay ; de protagonista como Lula en Brasil, o de "corrección" como el ejemplo de Néstor Kirchner y sectores medianamente "prolijos" del PJ (comparado con el desembozado partido de los ’90).

Claro está que esto no implica un cambio de orden radical sino la posibilidad de avanzar hacia un bloque regional más homogéneo.

Tras la reelección de George W. Bush, la Secretaría de Estado pasó a las manos de la halcón Condoleeza Rice, dejando de lado a la "paloma" Collin Powell. La primer declaración de Rice sobre la región fue que "Chávez es un peligro desestabilizador" y el anunció de que Washington tendría a América Latina nuevamente en la agenda.

Con dificultades y pasos cortos, pero pasos al fin, Argentina, Brasil y Venezuela fortalecieron el Mercosur y el Frente Amplio alcanzó finalmente el gobierno en el Uruguay mientras el derrape de Sánchez de Losada en Bolivia derivó en el reciente triunfo de Evo Morales en Bolivia.

Venezuela comenzó el proceso de integración plena al Mercosur y Evo Morales anunció que Bolivia haría lo mismo en la gira que realizó antes de asumir en El Quemado.

A esto debe sumársele el fiasco que pasó George W. Bush en la Cumbre de las Américas donde no pudo reinstalar formalmente las negociaciones sobre el ALCA y se acrecentó el papelón del mexicano Vicente Fox como sicario latino de la fallida prepotencia.
Para entonces, el Departamento de Estado comenzó a redoblar las presiones sobre la región apretando sobre los eslabones más débiles.

Primero aconteció en Paraguay el permiso para una base militar establecida por los marines en la zona de la Triple Frontera sobre la cuenca del Acuífero Guaraní, siendo el Paraguay socio fundante del Mercosur, bajo el real argumento que era tratado como socio menor por parte de Brasil y Argentina.

Llamativamente el gobierno de Tabaré Vázquez y el Frente Amplio comenzó a tomar distancia de los cambios políticos en la región. El ministro de Economía del Uruguay, Danilo Astori, anunció que estaba establecido que Montevideo firmase un acuerdo de Libre Comercio con los Estados Unidos, tal como el que rige e Chile, lo que implicaría la salida uruguaya del bloque. En simultáneo el senador republicano Mel Martínez ratificó en Washington la existencia de tales negociaciones provocando choques en la región. Mientras tanto, en Uruguay los legisladores del Partido Colorado y el Partido Blanco, los tradicionales representantes de la oligarquía, se sumaron al apoyo a un acuerdo con Estados Unidos.

Al mismo tiempo, el presidente peruano Alejandro Toledo emprendió como vocero de Washington los nuevos ataques contra Hugo Chávez, acusándolo de "desestabilizar a la región con sus petrodólares" y "está cometiendo errores graves que tienden a desestabilizar a Latinoamérica".

Las declaraciones de Toledo, quien firmara un acuerdos comerciales con Estados Unidos entre los que también se pautó la instalación de una base militar "provisoria" en el norte del país, fueron en respuesta a Chávez porque este criticara a la candidata de la oligarquía peruana Lourdes Flores y demostrara su apoyo al líder nacionalista Ollanta Humala, ex comandante del Ejército que se rebelara contra el gobierno del ahora convicto Alberto Fujimori.

Toledo aceptó al gobierno golpista de Carmona Estanga que desalojó a Chávez del poder en abril de 2002 y cuando vio que fracasó la intentona cambió su discurso.

Ecuador se encuentra con la economía dolarizada y Chile siempre se mantuvo fiel a los Estados Unidos aunque el triunfo de Bachellet no cambiará el rumbo pero mejoraría las relaciones regionales.

Brasil enfrenta este año nuevas elecciones presidenciales y Lula deberá jugar su reelección en el marco de los escándalos de corrupción del PT, un plan económico que no salió de los marcos neoliberales y el hostigamiento constante de la prensa de derecha, liderado por los multimedios.

Con esto, Estados Unidos encolumna detrás del proyecto Sudamericano encabezado por Venezuela, Argentina, Bolivia y Brasil a Colombia, Ecuador, Perú, Chile y busca fracturar al bloque desde Uruguay y Paraguay y Washington apuesta a seguir desacreditando a Lula para mejorar las chances de un candidato tradicional.

En Bolivia la escalada llega a niveles más graves ya que Evo Morales reiteró las intenciones soberanas del país de recuperar la salida al océano Pacífico ultrajadas por Chile a fines del siglo XIX, y como respuesta tiene la amenaza de disgregación territorial propugnada desde Santa Cruz de la Sierra por la oligarquía boliviana.

De no mediar la fuerza de las principales cabezas de la región, pesa sobre Sudamérica el riesgo que con poco esfuerzo, Estados Unidos logre desmembrar los incipientes esfuerzos para la conformación de un bloque común.

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