recherche

Accueil > Notre Amérique > Frère Indigène > Efervescencia de pueblos andinos : "Culpar a otros, o mea culpa"

11 mai 2004

Efervescencia de pueblos andinos : "Culpar a otros, o mea culpa"

 

Por Norma E. Aguirre*
5 de mayo del 2004

Su historia, la de los pueblos andinos constituidos por diferentes étnicas, entre ellas, quechuas, aymaras, amazónicos, no es una historia común ; ellos existen como grupos étnicos desde el Tahuantinsuyo, sobrevivieron a la época de la colonización para luego subsistir en la época de la República y a los diferentes gobiernos de turno.

Estas poblaciones constituyen aproximadamente más del 50% de la población del país y a su vez corresponden aproximadamente al 80% del sector pobre del país. Es una historia que encierra el legado de quienes fueron nuestros ancestros, cuyo valor encuentra su máxima expresión en el hecho de brindar la oportunidad de reencontrarnos y fortalecer nuestra identidad.

Nos permite reencontrarnos con nuestra memoria colectiva proveniente del pasado, cuyo significado constituye la fuerza necesaria para aceptar hechos que son irreversibles, pues ya pasó, pero que sin embargo, nos plantea un panorama de aprendizaje dentro del proceso de desarrollo personal y colectivo continuo, tan necesario en momentos en que los individuos ven el mundo como una amenaza y al otro, al semejante, como su competidor y, en el que las brechas de la desigualdad lejos de disminuir, aumentan cada vez más tornándose un clima de riesgo para quienes deseamos la paz. Sin embargo, se le asigna una carga despectiva y discriminadora, y se le llama pueblos ’indígenas’ o ’indio’ que no hacen más que complacer ’los egos’ de quienes para reafirmarse como personas, necesitan sentirse ser parte de otra categoría, ’superior’ por supuesto, sólo así , se ’sienten seguros’.

Lamentablemente existen expresiones contradictorias y antagónicas que se traslucen en una serie de hechos y situaciones que de tanto repetirse una y otra vez, a lo largo del tiempo, como si se tratara normalmente de algo ’natural’. Tal vez podríamos entenderlo y resignarnos que sea de ésta manera, si se tratara de la continua derrota de un equipo deportivo ’X’ ante un torneo mundial o sudamericano, y luego darle un sentido bajo el argumento ’...lo importante ..es competir..’ para justificar la derrota. Pero lo cierto, evidentemente, es que se trata de un tema de coyuntura trascendental para el país. Tema al cual no se pone en tela de juicio su ’desconocimiento’, pues somos testigos de ’cómo’ se les tiene presente para determinadas ocasiones y circunstancias, con telón de fondo para que sea más ’decorativo’ o más ’productivo’ o más ’creíble’ el buen propósito de ’incluirlos’ en la agenda nacional ; y así encontramos a éstas étnias, vestidos con su atuendo típico por diversas razones, por un lado, para darle un valor agregado al turismo ; por otro lado asegurar créditos o donaciones ; así como, en la retórica de un juramento que debería ser sagrado. De ninguna manera estamos en desacuerdo con la promoción del turismo, tampoco que las financieras donen o den créditos financieros ; el hecho en sí, es que éstas iniciativas se quedan mayormente en la periferia ; o no llegan a su destino ; y no se profundiza la dura realidad en que ellos viven, realidad en que la retórica se convierte en una ofensa.

Frases como ’enfermedad’ que en un reportaje un miembro representativo de una comunidad diera para sintetizar cómo concibe al Perú, o ’...ni nos sueñan..’ en otro para referirse una dirigente de una comunidad de Puno ; nos dan una idea del malestar que les produce continuar siendo excluidos de la agenda nacional. Y si a ello agregamos la forma como se constate -in situ-, el día a día que les toca vivir, nos encontramos ante una realidad difícil de explicar por qué en pleno siglo XXI la gran mayoría de éstas poblaciones no tienen pleno acceso a servicios elementales, utilizan los llamados ’silos’ ; escolares que necesitan traductores al castellano para ser entendidos, y que tienen que caminar por espacio de dos horas aproximadamente para llegar al centro educativo y otros tantos para retornar a sus hogares. Poblaciones que sufren enfermedades prevenibles y que sin embargo, son causa de mortandad ; poblaciones que contradictoriamente son ricos en materia de la agricultura y ganadería al punto de abastecer el consumo de ingesta alimenticia a las poblaciones urbanas de la ciudad y que sin embargo, padecen de desnutrición y no tienen qué comer (situación conocida por la FAO). Poblaciones que el ingresar al circuito comercial utilizan ’la romana’ como medida de peso y que son frecuentemente víctimas de inescrupulosos comerciantes por lo que reciben una irrisoria suma de dinero que no compensa su rudo trabajo ni el sustento familiar ; el uso de la chacquitaklla herramienta ancestral para labrar la tierra ; el pastoreo de modo incipiente por falta de asesoría ; entre otros. Efectivamente, compleja situación que desconocerlo, condena al fracaso cualquier proyecto de desarrollo nacional.

Migrar del campo a la ciudad se ha convertido, en estas circunstancias, ir en busca de ’mejores destinos’, abandonar actividades ’desvalorizadas’ idea reforzada por largas décadas como resultado de una política educativa que distorsiona el sentido de contribución de la educación a mejorar las condiciones de la diversa realidad del país ; y asocia la idea del ’atraso’ a las actividades agrícola, ganadera y aquellas que se desprende de éstas, en lugar de impulsar iniciativas para incorporarlas al circuito productivo y económico.

El creciente clima de violencia en el ámbito doméstico, la inseguridad ciudadana, los actos de corrupción en que se ha visto envuelto al país por parte de funcionarios del estado, la cultura del ’vivo’ donde la ’piratería’ ha alcanzado niveles alarmantes con respecto a otros países vecinos ; donde se infringen los valores sociales casi de manera ’natural’ y así se infringe la solidaridad, el respeto por el otro y por lo ajeno, el hecho de entender de que vivir en libertad conlleva asumir responsabilidades y se pierde la vergüenza ’...no pasa.... nada’ o ’ pero si todos lo hacen’, ’....normal...pues’ ; son manifestaciones sociales que a la luz de las relaciones de convivencia que regulan reglas, normas, principios ; evidencian severos signos de descomposición social. De modo tal que los intentos de proyecto de país, no cabe duda que encuentran aquí, barreras que impiden viabilizar un clima de seguridad. Lógicamente las medidas de represión que usualmente se utiliza para revertir éste clima de inseguridad, una vez más, pierden sentido y presupuesto. Tampoco ayuda el hecho de personificar ’éstos desmandes’ a los ’supuestos responsables’ por quienes se pide ’severidad’ para cumplir con el peso de la ley. Es preciso otras ópticas, otros instrumentos y herramientas, otro tipo de ’hablar’ -con los actos-.

Atender los problemas de fondo de las etnias de los pueblos andinos bajo una perspectiva integral, significa contribuir a disminuir el grado de descomposición social, disminuir los niveles de pobreza, incrementar la cadena productiva y económica provenientes de los recursos con los que cuenta, contribuir al sentido de unidad para construir responsablemente un proyecto de país como conjunto ; entre otras iniciativas. Pareciera que la situación se tornara dramático ; sin embargo, lo único dramático constituye el hecho de negarnos a ver las piezas que tenemos ante nuestros ojos y negarnos de ésta forma a descubrir la figura que en su totalidad nos la proporcionan dichas piezas y que representa cuál diagnóstico para identificar una dolencia, la posibilidad de restablecer la salud del paciente con los medicamentos apropiados, pues como toda lógica desde la perspectiva de salud, desatender al cuerpo social, significa desatender la salud del país.

Se hace preciso reflexionar al respecto, de lo contrario correremos el riesgo de desechar la posibilidad de construir un futuro diferente ; un futuro que a su vez requiere de la participación activa y responsable de todos los sectores, muy en especial de aquellos que corresponden a la clase política y de parte de quienes asumen responsabilidades de interés públicos.

* Norma E. Aguirre es directiva del CEPIS Centro Especializado Psicológico e Investigación Social. Especialista en Gestión para el Desarrollo Social.

Retour en haut de la page

El Correo

|

Patte blanche

|

Plan du site