Portada del sitio > Los Primos > América Central y Caribe > Desmovilización y reinserción en El Salvador
Fundación Ideas para la Paz
Reporte preparado por
Alexandra Guáqueta
Septiembre de 2005
Lecciones para Colombia
Resúmen ejecutivo
La desmovilización se ha convertido en uno de los temas más urgentes para la paz en Colombia.
Desde el 2002, 16.579 menores, hombres y mujeres han dejado las armas - 7.781 en desmovilizaciones individuales y 8.798 autodefensas de forma colectiva en 15 turnos. Lo que suceda hoy con dichas desmovilizaciones será crucial para el futuro de Colombia. Los precedentes incidirán sobre los cálculos que las FARC y el ELN hagan en los siguientes años sobre cómo y qué negociar y si la desmovilización vale la pena. Por ello, la Fundación Ideas para la Paz ha querido, por medio de reflexiones analíticas, diálogos multi-sectoriales y propuestas prácticas, dar especial atención al desarme, desmovilización y reinserción (DDR) de ex-combatientes. Una de nuestras iniciativas es la serie de talleres "Experiencias de Desarme,
Desmovilización y Reintegración". Aunque cada país y cada conflicto tiene rasgos particulares, el ejercicio de contraste con otros sirve para entender mejor nuestros propios retos. El 19 y 20 de noviembre de 2004 realizamos el primer evento, "Lecciones de El Salvador", con auspicio de la Fundación Konrad Adenauer y la participación del Bonn International Center for Conversion (BICC).
Este documento recoge las principales discusiones y ofrece reflexiones prácticas para el manejo de DDR en Colombia. A continuación enunciamos los hallazgos más relevantes.
– DDR debe ser un esfuerzo nacional que requiere liderazgo político de alto nivel y una eficaz comunicación pública basada en un discurso de reconciliación incluyente y coherente. Pensar en el contenido, la estrategia de comunicación y las acciones concretas para generar confianza entre ex-combatientes y la sociedad es una tarea urgente.
– DDR es más que un conjunto de procedimientos y cronogramas: es un período de ajuste y transformación de rutinas e identidad. Por eso el tiempo de la reincorporación es importante y debe ser proporcional a la duración e intensidad del conflicto.
– El desarme tiene varias dimensiones: una estratégica, una simbólica y otra funcional. En Colombia, las armas recaudadas a desmovilizados colectivos e individuales son contadas, registradas y guardadas como material probatorio en caso de que la Fiscalía las solicite. Sin embargo, aún no hay claridad sobre qué hacer con las armas en el largo plazo. Expertos recomiendan destruirlas.
– La duración de las zonas de "concentración" y de los albergues debe ser suficiente para hacer los registros apropiados e informar a los desmovilizados sobre el proceso, pero no debe extenderse demasiado, pues retrasa la reintegración a la sociedad.
– El registro suele enfrentar obstáculos, como establecer quién hace parte o no de la estructura del grupo armado. De todos modos, los registros son indispensables para planear y hacer seguimiento a los programas de reincorporación.
– Es útil tener una instancia nacional de planeación estratégica y coordinación para agilizar la comunicación entre las diferentes agencias del Estado, en rutar sus acciones y tener una comunicación eficaz con las administraciones locales que deben ejecutar los proyectos de DDR.
– Experiencias como la de El Salvador indican que la desmovilización y reincorporación pueden afrontar
crisis por desacuerdos entre las partes, el clima de polarización, excesiva politización del proceso o reticencia de actores locales a los programas de reinserción.
– La reincorporación tiene más oportunidades de éxito cuando los desmovilizados entran a formar parte de una comunidad. Las comunidades, sin embargo, no siempre están dispuestas a acoger a los desmovilizados por prejuicios, desconfianza o resentimientos. Por ello es útil diseñar programas que involucren a más beneficiarios, incluyendo otras poblaciones vulnerables.
– Cuando hay más de un grupo desmovilizado, incluyendo la reducción de las fuerzas armadas después de un conflicto, es importante ofrecer beneficios iguales a todos. Sin embargo, tener en cuenta
Desmovilización y reinserción en El Salvador: lecciones para Colombia las jerarquías internas del grupo desmovilizado para otorgar un trato preferencial a los cuadros y mandos medios contribuye a mantener transitoriamente las estructuras de liderazgo y guiar al grueso de los desmovilizados en la reincorporación.
– La organización de los desmovilizados en ONG o partidos políticos puede facilitar las gestiones administrativas de la reinserción y servir como red de apoyo al grueso de los desmovilizados. Sin embargo, esto no garantiza el éxito de los programas, especialmente si la calidad de los servicios técnicos suministrados es deficiente.
– Conviene tener un portafolio variado de opciones económicas para la reinserción. Hay una amplia gama de apoyos: pagos de dinero en efectivo, dotaciones en especie (vestido, utensilios, alimento, material de construcción, vivienda), empleos en elsector público o privado, créditos para múltiples propósitos, capacitación y becas para educación superior. La variedad de opciones permite ajustarse a las preferencias y destrezas del desmovilizado, la disposición de recursos y las condiciones económicas locales.
– La posibilidad de que todos los desmovilizados se conviertan en micro-empresarios es difícil. Depende de buenos planes de negocios, acompañamiento técnico adecuado, las destrezas de la persona, acceso flexible a créditos y la existencia de demanda en el mercado.
– La participación del sector privado es indispensable, pues asegura una mayor probabilidad de éxito en los programas. El sector privado no sólo tiene capital de inversión sino conocimiento técnico y habilidades negociadoras y administrativas, sabe dar un uso eficiente al tiempo y a los recursos financieros, está habituado a enfocar su gestión hacia la obtención de resultados y posee una importante red de contactos comerciales y acceso a las autoridades. Sin embargo, la tendencia predominante es que los empresarios sean reticentes a dar empleo directo y, en general, a participar en DDR. Por ello, una campaña de acercamiento entre el Estado y el sector privado, con planes concretos, es crucial.
– La comunidad internacional ha expresado reservas frente a los términos de la desmovilización en Colombia y, en parte, esto ha reducido los aportes internacionales a DDR. Es necesario lograr entender sus argumentos y a la vez procurar un mayor entendimiento de la comunidad internacional sobre
DDR en Colombia. En el largo plazo Colombia deberá balancear la utilidad política y financiera de la asistencia, con la reducción del margen de maniobra que inevitablemente se presenta por los diversos intereses externos. Fuera de la ayuda, en dinero o especie, la comunidad internacional también podría colaborar realizando un seguimiento de largo plazo de DDR.