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En una audaz jugada, el mandatario venezolano se robó el protagonismo no solo de la Contracumbre, sino de la Cumbre oficial.
Por José Vales
El Tiempo* Mar del Plata, 6 de noviembre de 2005
Hay una imagen que quedará grabada al fuego vivo en esta IV Cumbre de Presidentes y Jefes de Gobierno de las Américas. La de Chávez en el Estado Mundialista, cuando hablaba a una multitud que asistió a la Contracumbre o Cumbre de los Pueblos, soplando con la mirada al viento para mover a las nubes y que parara de llover. Y la lluvia paró.
Es esa especie de sensación de omnipotencia la que terminó por hacerse patente esta semana y por consolidar su liderazgo que ya desborda la región.
Vino a Mar del Plata, apoyado en un renovado equipo de apoyo (ver La Selección Anticumbre) a terminar de afianzar ese poder. Y, a juzgar por la asistencia (más de 30 mil personas, pero hay quien calculó 45 mil, antes de la lluvia) y por la forma como los medios se han hecho eco de cada una de sus intervenciones y sus actos, lo logró sobradamente.
The Independent y The Guardian de Londres, así como ya no solo CNN en Español sino la BBC, siguieron paso a paso las incidencias de la protesta chavista en tierra argentina.
Es cierto que tuvo que hacer evidente que no todo es ni será tan fácil. Volvió a rivalizar con George W. Bush -aunque cada vez que se cruzaron se evitaron no muy diplomáticamente- y forzó a la Casa Blanca a impulsar la ofensiva más fuerte de los últimos años para enderezar la discusión y buscar definiciones frente al hasta ahora moribundo Alca (Área de Libre Comercio para las Américas), que estuvo a cargo del presidente mexicano Vicente Fox (ver recuadro), que actuó como dueño de la avanzada.
En ese torbellino de declaraciones, negociaciones frustradas y posiciones férreas, Chávez empujó al presidente argentino, Néstor Kirchner, a definirse en su alianza con él, controvertida y dubitativa por momentos. Pero el hecho es que muchos funcionarios del gobierno y diputados y dirigentes kirchneristas acabaron arengando contra Bush.
Algo que los funcionarios del Departamento de Estado tomaron más en cuenta que el propo discurso, delineado de antemano en su reunión con su par estadounidense.
A pesar de la oposición y las críticas que recibió de Fox y de otros mandatarios, Chávez ha conseguido lo que buscaba. Ampliar su cabecera de playa en Argentina, la que construyó con acuerdo comerciales, préstamos monetarios y construcción política local y perfilarse como el líder regional, aprovechando no sólo la coyuntura de los altos precios del crudo en el mercado internacional sino el desbarrancamiento del liderazgo de Luiz Inácio Lula da Silva, que mañana recibirá a Bush en Brasilia, en visita oficial.
No hay que olvidar que la petropolítica de Chávez se fundamenta en la enorme riqueza petrolera del país (80 millones de barriles de reserva de petróleo y otros 235 millones de barriles por probar en la Faja del Orinoco), y la estrategia de negociar, buscar alianzas y conseguir resultados políticos con base en este recurso. Pdvsa casi duplicó sus exportaciones de barrilles de crudo a Latinoamérica entre el 2002 y finales del 2004 (Lea mañana: ’El mapa completo de las inversiones petroleras de Chávez’).
Toda la discusión, que pasó indefectiblemente por el Alca sí o Alca no, atina a tratar de aislar comercialmente a Venezuela. El cierre de la Cumbre, con "un empate técnico", según fuentes diplomáticas argentinas y estadounidenses, terminó por favorecerlo.
"El Alca aún es un proyecto y tenemos que avanzar con creatividad, construyendo por consenso cada uno de sus puntos", debió admitir Fox en una rueda de prensa, en la intentó explicar su actuación.
Tal vez Chávez no fue el vencedor excluyente de la Cumbre puertas adentro. Pero logró mostrar, como bien lo anota el analista brasileño Clovis Ross, que Estados Unidos "o establece una política seria para la región o esto se desmadra".
Y ganó terreno allí donde es un mago: en la calle, en las multitudes y los sectores de izquierda, que comienzan a verlo como el mismísimo Mesías, y con los medios. No se fue sin proponer no ya la creación de Petrosur o Telesur, sino la Organización del Atlántico Sur (OTAS), para contrarrestar a la OTAN y equilibrar la balanza armamentística.
Así, Chávez dio un salto cualitativo y cuantitativo en su liderazgo regional, mal que le pese a su ahora aliado más sólido por estos lados: Néstor Kirchner, el incómodo anfitrión.
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[Cumbre de los Presidentes y Cumbre de los Pueblos
El Tiempo*. Bogotá, 5 de Noviembre de 2005
La IV Cumbre de las Américas, que reunió a 34 presidentes del hemisferio en Mar del Plata, fue eclipsada por la otra cumbre de la ’otra América’, promovida por personajes como el ídolo argentino Diego Maradona, el líder boliviano Evo Morales, el cantautor cubano Silvio Rodríguez y el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, entre otros, que ingresaron espectacularmente al balneario argentino en un "tren anti-Bush" para protagonizar su cumbre paralela. Contra la globalización, el Alca (Área de Libre Comercio de las Américas) y las políticas de Washington. Y por el chavista Alba, de la sigla Alternativa Bolivariana para las Américas, promovida por Venezuela y Cuba para contrarrestar la influencia de Estados Unidos en la región.
La anticumbre [1], que arrancó en la mañana del viernes con marchas por las calles marplatenses y una gran concentración en la que el presidente venezolano, Hugo Chávez, compartió primera fila con Maradona, se convirtió en la tarde en pedreas e incendios que acapararon, por supuesto, la atención de los medios audiovisuales. [2].
Dedicado a utilizar cualquier foro internacional para denunciar a Estados Unidos y confrontar a Bush, Chávez se robó el show desde un comienzo. No acababa de poner pies en Argentina cuando dijo que llegaba con su pala ’para enterrar el Alca’ y su bandera fidelista de ’socialismo o muerte’. Las marchas, consignas y discursos de la "anticumbre", con sus pancartas del Che, sus choques con la policía y sus quemas de la bandera estadounidense, fueron como un estereotipo postmoderno de las manifestaciones antiyanquis de los años 60 en América Latina. Pero, también, un recuerdo reciente de las violentas protestas que desde Seattle, en el 99, se han presentado contra la globalización en distintas partes del mundo [3].
Protagonista central de la anticumbre fue, pues, el presidente Chávez, que sin duda ha demostrado tener el carisma, la audacia y el dinero -mucho dinero- para librar su cruzada. Al margen de su populismo a veces cantinflesco o de su anacrónica estridencia antiimperialista, foros como los de Mar del Plata confirman la creciente proyección internacional del mandatario venezolano, cuya eficaz diplomacia petrolera lo ha convertido en el líder político más influyente del Hemisferio. Chávez es ’un hombre con una misión’, como lo calificó un analista gringo en reciente edición de la revista Newsweek, que dedicó su portada al ’Huracán Hugo’. Además de la voluntad y la plata para propagar su misión revolucionaria, de las embarradas de Bush o de la asesoría de su máximo y permanente consejero -el que ha logrado desafiar al imperio en sus narices durante 45 años-, el impetuoso caudillo bolivariano cuenta con una vasta audiencia continental de pobres, desempleados y desilusionados dispuesta a escucharlo.
Sus 33 colegas pueden dar fe. En especial, el maltrecho presidente Bush. Cuyo viaje a Argentina se da justo cuando el sentimiento antiestadounidense está en el punto más alto en años, y la popularidad del mandatario en su país en el más bajo: una encuesta divulgada el viernes por The Washington Post y ABC confirma que ha descendido a un nivel de 39 por ciento de aprobación y 60 % de rechazo en términos generales y, peor, 67 % de calificación negativa en materia ética. Quizá por ello estuvo parco. Evadió las cáscaras que Chávez le puso a granel. Y hasta algo insinuó sobre su impopularidad: "No es fácil albergar a todos estos países; particularmente, no es fácil albergarme, quizás, a mí; pero gracias por hacerlo", le dijo a Kirchner.
Chávez no está solo.
Evo Morales puede ganar las elecciones en Bolivia el 18 de diciembre. En Chile, que va a presidenciales el 11 de diciembre, la derecha se ha debilitado. Sin contar el bloque formado por Argentina (donde la reelección de Kirchner en el 2007 no es de descartar), Brasil y Uruguay.
Si la tensión reinó en las calles de Mar del Plata, en la reunión presidencial tampoco faltó. Aunque se habló de empleo, gobernabilidad y pobreza, la cuestión de revivir o no el Alca polarizó y tuvo hasta último minuto a los mandatarios, reunidos ayer en el Hotel Hermitage, conciliando los términos de la declaración final, que no se conocía al cierre de esta edición. Se habló de roces entre el mexicano Fox -quien planteó un Alca entre 29 países, sin Venezuela ni Mercosur [4]- y Kirchner. Este hizo un fuerte discurso y declaró que su reunión con Bush, aunque cordial, había sido "cruda". Con tal atmósfera, no es raro que esta cumbre no sea, precisamente, un hito de la diplomacia regional.
Bush se va con las manos vacías, pues el Alca no salió de su estancamiento, que E.U. ha buscado contrarrestar con la firma de tratados bilaterales o subregionales de libre comercio, como el que ahora negocia con Colombia, Ecuador y Perú, y que motivó una reunión entre aquel y los presidentes andinos. El objetivo que dio vida a las Cumbres de las Américas en 1994, de acordar, a más tardar este año, la creación de una zona de libre comercio de Alaska a la Patagonia, está claramente fuera de alcance.
Y la ’Declaración de Mar del Plata’, un texto necesariamente consensuado entre posiciones tan diversas, no pasará de ser otro documento ’histórico’ sin consecuencias. Otra cumbre que pasa sin pena ni gloria. Salvo, quizá, para Hugo Chávez, quien sí supo aprovecharla.
* El Tiempo es "el" diario concervador de Colombia.
Notas:
[1] Nomination despectiva conservadora. El Correo
[2] Marginales actos de violencia denunciados por la Cumbre de los Pueblos (El Correo)
[3] Por nada es el diario conservador de Colombia. El Correo
[4] Que integrarà el Mercosur en 2006. El Correo