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Por Urgente24.info
Buenos Aires, 12 de febrero de 2003
** Los argentinos se han desilusionado de gran parte del discurso privatista;
** La desilusión es, en parte, culpa del Estado, pero también de los beneficiarios de las privatizaciones, incluyendo a los bancos y al FMI;
** Los periodistas no son objetivos en esta cuestión y, a menudo, pesan más sus anunciantes que la información profunda.
El cierre físico de la sociedad aseguradora Garantía anticipa el final de la aseguradora LUA, de los hermanos Cirigliano, concesionarios ferroviarios (TBA) y empresarios del autotransporte de pasajeros (Grupo Plaza), un ejemplo de la situación que tanto cuestiona el universo de usuarios/ consumidores. LUA ha sufrido un derrumbe que merecería una investigación pormenorizada de la Superintendencia de Seguros, pero el poder de policía del Estado sigue fallando, lo que resulta inexplicable, inaudito, intolerable, para la sociedad. Y, en el interín, los Cirigliano lograron la renegociación de su concesión, a la vez que despidieron a Armando Canosa, el ex secretario de Transportes, cuando éste les hizo un análisis pormenorizado de qué ocurría con LUA pero a Claudio Cirigliano no le agradó que el peritaje embistiera contra su hermano, Sergio, por pésima administración, en el mejor de los casos.
¿A quién puede sorprenderle, entonces, que según un estudio de la consultora Ipsos - Mora y Araujo, que publicó el diario La Nación, dos tercios de la población se oponen a mantener el régimen de privatizaciones tal como funcionó hasta ahora? El mediocre estado de la prensa argentina es corroborado por lamentables editoriales dominicales en contra de la reestatización, sin evaluar con profundidad qué ocurre. Es que, en parte, la Argentina erosionada de 2003, también se refleja en sus periodistas, quienes tantos derechos se arrogan y tan escasas obligaciones como élite en la sociedad de la información.
Por ejemplo, el periodista Pablo Wende, en su columna en La Nueva Provincia, diario de la bonaerense ciudad de Bahía Blanca, afirma que "los amagues de reestatización de servicios hablan de que la Argentina se resiste a abandonar definitivamente los errores y horrores del pasado".
Si los concesionarios de servicios públicos pretenden dar una batalla importante en defensa de sus contratos, deberían argumentar mejor que Wende. Por ejemplo, para él son las tarifas atrasadas las responsables del deterioro del servicio de ferrocarriles. ¿Qué opinan los usuarios/consumidores de la afirmación de Wende?
La encuesta, que comprende 1.200 casos y fue realizada entre el 17 y el 22 de enero últimos, distinguió tres categorías: los privatistas (33% de los consultados), los que adhieren al llamado nuevo estatismo (38%) y los que prefieren el estatismo puro (29%).
"No se trata de una vuelta al pasado o un planteo de reestatización, sino del pedido de un Estado más moderno y eficiente", explicó al diario La Nación, Manuel Mora y Araujo, titular de la consultora que lleva su nombre.
La categoría nuevo estatismo muestra un crecimiento de seis puntos respecto de la medición realizada en octubre último, en detrimento de la variable privatismo, que bajó del 38% al 33%. Los estatistas puros se mantuvieron estables entre octubre y enero (pasaron de 30% a 29%), aunque con un claro incremento respecto de junio de 2002, cuando sólo el 21% de los encuestados adhería a esta opción.
Quienes mejor han representado la opción privatista han sido Carlos Menem (PJ) y Ricardo López Murphy (Movimiento Federal Recrear - MFR). Sin embargo, Mora y Araujo dice que con Menem se da una paradoja: "su principal caudal de votos se encuentra entre los estratos socioeconómicos más bajos de la población, justamente aquellos que adhieren en mayor medida a la categoría estatismo puro. Según Mora y Araujo, esta postura responde más a un estereotipo que a una ideología perfectamente articulada".
Mora y Araujo atribuyó la disminución de las opiniones privatistas a tres factores:
** La pérdida de confianza, a nivel mundial, en las empresas privadas. La sociedad demanda una mayor integración y se percibe al sector privado como un obstáculo para la unidad.
** El descrédito de los bancos. La crisis que afectó a las entidades financieras afectó la credibilidad de todas las grandes empresas.
** El debate por el aumento de las tarifas de los servicios públicos.
Los bancos, esos irresponsables
Los banqueros y ejecutivos de bancos que demandaron el corralito, en el 4to. Trimestre de 2001, nunca comprendieron que estaban suicidándose. El punto 2 de por qué disminuyen las opciones privatistas en la Argentina, según la encuesta de Mora y Araujo, es muy concreto. Aquí Aquí no se precisó una revolución marxista para eliminar la fe en el capitalismo, bastó permitirle a la banca suicidarse: la no devolución de los depósitos bancarios desnudó:
** la decisión de los banqueros de disponer en forma irresponsable, por un acuerdo político con Domingo Cavallo que les canjeaba pesos por títulos públicos, de los ahorros de sus clientes; y
** no asumir responsabilidad alguna por el quebranto posterior.
El público argentino no volverá a confiar en los bancos sus ahorros. El ahorro en una sociedad como la Argentina ocurre en dólares estadounidenses, el dinero que se moviliza en pesos es para afrontar el giro corriente. Los bancos se negaron a devolver los depósitos en dólares, y alguno que otro hoy día ofrece devolver pesos a $ 1,40 + índice CER por dólar, un robo, y los economistas del Fondo Monetario Internacional ha sido cómplice de todo lo ocurrido, tal como lo recuerda Nito Artaza.
Entonces, es lógico que los dólares de los argentinos no aparezcan. Y esto no tiene que ver con el gobierno de turno sino con los banqueros y ejecutivos de bancos, que incumplieron su palabra empeñada, y el público teme que vuelvan a hacerlo, ya fuese Carlos Menem o Néstor Kirchner el próximo Presidente.
Cálculos oficiales y privados coinciden en que unos US$ 35.000 millones están fuera de la operatoria bancaria local, pero en el país, guardados en cajas de seguridad o bajo el colchón; otros US$ 17.300 millones se destinaron a inversiones directas en el exterior y, dos veces esa cifra, se depositaron en el exterior o se canjeó por títulos y acciones de naciones y empresas extranjeras.
Sólo en 2002, la fuga de capitales superó los US$ 16.000 millones, según los cálculos del instituto Irreal, de la Fundación Mediterránea, aunque a partir del 2do. semestre la salida se desaceleró. Hugo Alconada Mon, en La Nación, reflexiona: "Ahora quizá sea el momento indicado para reintroducir esas divisas, o al menos una parte, en la plaza local". Su afirmación sólo revela que él nunca tuvo dinero ni en el corralito ni en el corralón.
En cambio, el gerente de Marketing, Claudio Aguirre, de Banco Privado de Inversiones, cumple con su trabajo cuando afirma "A los ahorristas en dólares les ofrecemos una cuenta custodia en dólares. No ofrece una tasa de interés, es sólo como una caja de seguridad, pero compartida. La ventaja es que el cliente no tiene que guardar los dólares en su casa, ni tampoco tiene los costos y la inmovilidad propia de una caja de seguridad en sentido estricto". ¿Quién sería el necio que le pregunte a un gerente de Marketing de un banco qué hacer con sus ahorros?
Pero la pregunta que importa es: ¿Hay esperanza en una sociedad que ahorra en el extranjero porque no confía en sí misma?
Joaquín... Joaquín... Joaquín...
Con una enjundia que no utiliza en su discreta newsletter semanal JMS, el periodista Joaquín Morales Solá, habitual columnista dominical del diario La Nación, advierte que impedir a los bancos ejecutar sus garantías hipotecarias sería insoportable para el precario acuerdo con el FMI
Morales Solá debería ponderar algunas cuestiones:
1. El público se pregunta por qué ellos no han recibido los millones en subsidios que el Banco Central, que le pertenece a la sociedad, o sea al público, le otorgó a los bancos, aún cuando estos, en muchos casos, no lo merecían porque sus accionistas tenían dinero en el exterior y se negaron a ingresarlo para, precisamente, bancar.
2. ¿Cuál ha sido la autocrítica de los banqueros y ejecutivos de bancos? Sin autocrítica, no hay de qué hablar sino que todo va al terreno de "quién la tiene más larga..." y otras prepotencias.
3. ¿Los bancos quieren ejecutar sin dar explicación alguna? En la película The Bank, australiana, un banquero se ufana de que todo aquel que recibe un préstamo suyo, le ha cedido la garantía hasta tanto no cancele el crédito; el arte del banquero sería prestar a quienes no pueden devolver y tienen garantías más valiosas que el préstamo recibido, lo que vuelve ideal a los países emergentes; concluye su frase explicando: "Para cobrarles tengo... hasta al FMI". Pero... The Bank no es el género de filmografía que acostumbra mirar Morales Solá.
4. Steven Forbes, director del semanario Forbes e influyente político del Partido Republicano, ha afirmado que a los economistas del FMI hay que obligarles a ganar sus salarios en la moneda del país que auditan y a pagar los impuestos vigentes en ese país, única metodología más volver eficiente al FMI.
En cambio, Morales Solá prefiere encender su pluma para sostener: "El jueves último, el tierno acuerdo con el Fondo Monetario Internacional estuvo a punto de sucumbir. Eduardo Duhalde había ordenado la redacción de un decreto para imponer la mediación del Estado en las ejecuciones por deudas hipotecarias. La decisión -sostenía el organismo- creaba una clara asimetría en perjuicio de los acreedores. El gobierno argentino se comprometió ante el FMI, en el acuerdo lozano, a que tales desequilibrios no iban a existir nunca. ¿Romper un acuerdo de 15 días por el borrador de un decreto? (...) No se trata sólo de la desconfianza a un gobierno o a un poder del Estado; el escepticismo sobre la seriedad nacional abarca a toda la dirigencia política y también a los jueces. Vale la pena, entonces, analizar el episodio del jueves como una expresión de aquella caída moral. (...) En rigor, las ejecuciones hipotecarias nunca fueron un riesgo político. El 95% de la cartera de deudores en condiciones de ser ejecutado está en poder de la banca pública. (...) Al final, se redactó otro decreto que no contiene una decisión, sino sólo un gesto político. Los departamentos jurídicos de Economía, del Banco Central y del FMI coincidieron en que sólo es un papel que no obliga a nadie a hacer nada (...)"
Morales Solá se encuentra desinformado o desinforma a sus lectores: en verdad, la historia de las ejecuciones hipotecarias proviene de una asimetría anterior que cometió Eduardo Duhalde: la reforma a la Ley de Quiebras, para satisfacer la demanda de S.A. La Nación, Grupo Clarín y otras empresas nacionales. La presión del FMI obligó a Duhalde a volver hacia atrás en su reforma, e intentar salvar a esas empresas con las que tiene compromisos a través de un fondo fiduciario para el rescate del patrimonio cultural argentino, entendiendo por patrimonio cultural a empresas cuyos accionistas tienen sus depósitos personales en el extranjero.
Cuando apareció en escena lo de las ejecuciones hipotecarias, en el FMI hubo deliberación porque se lo vinculó con lo anterior.
Sólo una parte de los ahorros fluye a la banca local; aunque crecieron los depósitos.
En pesos hay depósitos por 58.620 millones; en dólares con los activos llegan a 113.000 millones
Por Hugo Alconada Mon
De la Redacción de LA NACION
Lo peor de la crisis ya pasó, pero la confianza en el sistema financiero no termina de restablecerse. Aumentan los plazos fijos, engordan las cuentas corrientes y cajas de ahorro, y las letras del Banco Central (Lebac) suman adeptos. Pero los dólares de los argentinos no aparecen.
Cálculos oficiales y privados coinciden en que unos US$ 35.000 millones están fuera de la operatoria bancaria local, pero en el país, guardados en cajas de seguridad o bajo el colchón; otros US$ 17.300 millones se destinaron a inversiones directas en el exterior y, dos veces esa cifra, se depositaron en el exterior o se canjeó por títulos y acciones de naciones y empresas extranjeras.
Los bancos locales acumulan sólo una parte de la riqueza de los argentinos. Poco más de $ 8500 millones en cajas de ahorro del sector privado; otros $ 32.344 millones en plazos fijos; $ 3100 millones en Lebac, y cerca de $ 24.000 millones en los bolsillos, entre billetes, monedas y cuasi monedas provinciales.
Pero no sólo hay en dólares. Mientras los productores agropecuarios optan por resguardar sus inversiones en los silos, en forma de granos, otros decidieron invertir en inmuebles o lingotes de oro.
Ahora, sin embargo, cuando el dólar lleva dos meses y medio en suave declive con respecto al peso, muchos se preguntan qué hacer con sus ahorros en dólares. ¿Hasta dónde, cuándo y cómo invertirlos?
Qué hacer con los dólares
Lejos, muy lejos, del Fondo Monetario Internacional y sus congéneres, y también de los grandes inversores privados extranjeros, el flujo de capitales necesarios para reactivar la economía argentina podría estar más cerca que. lo previsto. En los bolsillos de los argentinos. Pero, ¿qué puede ser tan tentador para que deseen desprenderse de esos dólares? ¿Qué pueden hacer con sus ahorros?
Cálculos oficiales y privados coinciden en que los ahorristas y las empresas locales atesoran cerca de US$ 35.000 millones fuera del sistema financiero local. Todo vale. Desde las cajas de seguridad o los colchones hasta cuentas secretas en el exterior.
Sólo en 2002, la fuga de capitales superó los US$ 16.000 millones, según los cálculos del instituto Ieral de la Fundación Mediterránea, aunque a partir del segundo semestre la salida se desaceleró.
Algo más moderado en sus estimaciones, Marcelo Dinenzon, director de Cuentas Internacionales del Indec, confirma que en los primeros nueve meses del año salieron del sistema US$ 10.565 millones. "Esta fuga incluyó la compra de títulos extranjeros, la colocación de depósitos en el exterior y la adquisición de divisas extranjeras, incluso cuando se compraron en la City y se guardan en el hogar. Sólo el atesoramiento ascendió a unos 7700 millones de dólares", comentó a LA NACION.
Ahora quizá sea el momento indicado para reintroducir esas divisas, o al menos una parte, en la plaza local.
El dólar retrocede desde hace dos meses y medio sin que el Banco Central (BCRA) logre detener su caída. El viernes 29 de noviembre, la pizarra minorista cerró en $ 3,66 para la venta. Anteayer, en $ 3,18, un bajón del 13,11 por ciento.
Los recintos financieros internacionales no contradicen la tendencia. El dólar cae, lento pero constante, frente a otras monedas. La primera, el euro. También desde fines de noviembre, la moneda común europea se apreció 8,79%frente al dólar.
La pregunta, entonces, se replantea. ¿Dónde, cómo, y cuánto invertir para que ganar no implique flirtear demasiado con el riesgo?
"Hay que dividir entre los que asumieron un atesoramiento de largo plazo y quienes resguardaron en dólares su capital de trabajo, por ejemplo, pero que analizan ecuaciones de corto plazo", divide el analista financiero de la consultora Deloitte & Touche, Miguel Arrigoni.
"Los primeros no cambian sus dólares por los vaivenes que tenga esa moneda, ni piensan en repatriar los fondos -agrega-. Los segundos quizás opten por otras inversiones porque la caída del 20 por ciento que mostró el dólar con respecto al peso desde su pico mayor puede ser determinante."
Arrigoni cree, no obstante, que aún es prematuro pensar en un reingreso masivo de divisas. "Hay mucho dinero dando vuelta por los bancos, es cierto, pero recién se está reeditando el diálogo con las empresas, y de manera muy tibia aún", dice.
Las opciones van desde las muy conservadoras hasta las más riesgosas. Entre las primeras figura la oferta que abrió el Banco Privado de Inversiones (BPI) hace ya seis meses.
"A los ahorristas en dólares les ofrecemos una cuenta custodia en dólares. No ofrece una tasa de interés, es sólo como una caja de seguridad, pero compartida. La ventaja es que el cliente no tiene que guardar los dólares en su casa, ni tampoco tiene los costos y la inmovilidad propia de una caja de seguridad en sentido estricto", explica el gerente de Marketing de la entidad, Claudio Aguirre.
El Banco Central habilitó el siguiente paso: la apertura de cuentas corrientes y cajas de ahorros en dólares, de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 23 del decreto 905/02. Pero recién comienza a tomar forma en algunas entidades. El BPI, por ejemplo, comenzó la semana pasada. El Banco BBVA Francés aún no lo ha hecho.
La razón es simple: es engorroso, poco redituable -la entidad sólo puede destinarlos "a la financiación de operaciones de comercio exterior y actividades vinculadas"-, y son contados los ahorristas dispuestos a entregar dólares a un banco, cuando éste sigue inmerso en un laberinto con los dólares previos al corralito y el corralón.
Se suma que la tasa de interés que ofrecen las entidades en estas cuentas es ínfima. "No es difícil imaginar por qué, si la tasa de interés en los plazos fijos en dólares oscila entre el 1 y el 2 por ciento anual", admite un economista de un banco privado.
Otras variantes financieras ya son bien conocidas. "Los pequeños ahorristas suelen seguir a los grandes inversores. Y para éstos el dólar sigue siendo una alternativa en tanto se mantenga la incertidumbre sobre la sucesión presidencial. De todas formas existen instrumentos en pesos e indexados con bajo riesgo de default que están siendo tenidos en cuenta", recuerda el economista del Ieral Rodrigo Benítez.
El atractivo del Central
Las letras del Banco Central, las Lebac, son el primer instrumento. La entidad que preside Alfonso Prat-Gay mantiene su estrategia de alargar los plazos y, en lo posible, reducir las tasas de interés, sin diluir su atractivo.
El último informe de la sociedad bursátil Allaria Ledesma detalla la tasa de interés anual promedio de las letras, en pesos, a lo largo de enero. A 30 días, 8,6%; a 58 días, 10,3%; a 91 días, 14,4%; a 121 días, 21,9%; a 182 días, 37%; a 280 días, 43,54%, y a 360 días, 45,04 por ciento.
Los plazos fijos bancarios también suman más recursos. Aun en diciembre, un mes que siempre se caracteriza por incluir una pérdida estacional de depósitos, subieron un 2,8% ($ 480 millones), aunque los bancos privados debieron reforzar la tasa de interés. En pesos, a 30 días, pasó del 20 al 26 por ciento anual.
La comparación entre las tasas de interés ofrecidas por el Banco Central y por los bancos se basa en otra razón, también sencilla. El BCRA goza de mayor confianza que los bancos.
"Hay que destacar que las Lebac se insertaron en el mercado como un instrumento de valor porque son emitidas por el Banco Central, no por el Tesoro, en default. En los bancos, hay que optar por colocaciones a 30 o 60 días", explica Fabio Rodríguez, economista senior de la Fundación Capital.
Arrigoni, por el contrario, desconfía de las Lebac como instrumento ideal. "Es peligroso endeudar tanto al Estado. Aunque sea el Banco Central el que asuma el riesgo, porque ya tuvo sus problemas antes", dice.
Las acciones también pueden ser una opción para inversiones efímeras, según los analistas de Allaria Ledesma. "El mercado continúa siendo una buena alternativa de corto plazo, con acciones de gran volatilidad -pronostica-. Y (también) para el mediano plazo siempre y cuando apostemos a un recupero sostenido de la estabilidad económica y cambiaria, la normalización del sistema financiero y el recupero del mercado interno".
Los analistas incluso enuncian sus preferencias. Para el corto plazo: Perez Companc, Siderar, Banco BBVA Francés y Telecom. Para el mediano plazo: Tenaris, Perez Companc, Siderar, Bansud, Acindar, Gas Natural Ban y Central Costanera.
Allaria Ledesma también analiza la evolución de los bonos en enero último. "Medida en pesos, la mejor performance durante enero correspondió al Boden 2012 (+1,4%), seguido del Global 2008 (-0,2%)", dice.
Los porcentajes parecerán magros. No lo son. "El Boden 2012 es el título no defaulteado de mayor liquidez en el mercado. Y hay que tener en cuenta que estos bonos están nominados en dólares, por lo que su rentabilidad en esa moneda fue un 4,4 por ciento superior (que fue el porcentaje de apreciación del peso durante enero)", destaca.
Coronas suecas
Una última opción, más radical y sólo habilitada para quienes cuentan con ahorros suficientes, es invertir en el exterior.
"La mayoría opta por carteras diversificadas con títulos AAA de los Estados Unidos -dos tercios- y Europa -un tercio-. Bonos, notas, securitización de hipotecas del Tesoro americano o las agencias es una alternativa; títulos y bonos soberanos europeos o directamente del European Investment Bank, otra", describe un broker que pidió resguardar su nombre para cuidar a sus clientes.
"La última tendencia es invertir en coronas suecas y dólares canadienses porque aparecen con un trayecto potencial más amplio sobre el dólar -abunda-, claro que siempre están aquellos que no quieren arriesgar más. Abren una cuenta en Nueva York y de allí transfieren a algún paraíso fiscal en Europa o el Caribe."
Sin llegar a eso, los propios bancos argentinos ofrecen acceder a las acciones de grandes compañías americanas. El Banco Galicia, por caso, invita a sumarse al Fima Global Assets B, un fondo de inversión en dólares.
Podrá resultar chocante, pero el 8,63% del dinero que gestionan las administradoras de fondos de jubilaciones y pensiones (AFJP), unos $ 3333 millones, se refugia en activos extranjeros: acciones, títulos de deuda o fondos de inversión. Un año atrás, ese rubro sólo absorbía $ 383 millones, el 1,84% del total.
La encrucijada de los tenedores de dólares no es menor. O como señala Dinenzon: "Cuesta calcular cuántos dólares están fuera del sistema financiero hoy en día. Pero no tengo duda de que hay más dinero atesorado de lo que cualquiera puede imaginar".
Por Hugo Alconada Mon
De la Redacción de LA NACION