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Por Ricardo Santamaría *
Cambio. Colombia, Lunes 12 de mayo de 2008.
Nadie puede tener duda. Están pasando cosas importantes en Cuba : discusiones, reformas, cambios... Y no son transformaciones improvisadas. Como todo lo que rodea a Fidel Castro, detrás de cada paso que da hay una estrategia. Nada ha ocurrido o dejado de ocurrir al azar en 49 años de Revolución.
Y Raúl, su hermano menor, hoy jefe de Estado y de Gobierno, que lo acompaña en sus sueños revolucionarios desde la adolescencia, es igual. Su prestigio de buen administrador, de hombre metódico e institucional, se lo ganó durante el Período Especial al convertir el enorme Ejército cubano en una empresa autosostenible que produce su comida, hace sus uniformes y resuelve -expresión muy cubana- todo lo que necesita para funcionar.
Hace cuatro años, a instancias de Fidel y presidida por Raúl, se creó una Comisión Política Económica con participación de los principales ministros, el vicepresidente Carlos Lage, los miembros del Buró Político del Partido Comunista y dirigentes de base de los sectores económicos, cuyo objetivo era analizar el futuro de la Revolución. Buena parte de lo que hoy está ocurriendo en términos de transformaciones económicas -dicen- salió de esa comisión.
Y es fácil creer que es así. Lo mismo sucedió con el relevo del poder en Cuba, que empezó hace 15 años. Hoy, con excepción de Raúl y un puñado de dirigentes históricos, todos los cargos importantes están ocupados por dirigentes jóvenes.
Esa fue la respuesta política de Fidel al desafío que significó la desintegración de la Unión Soviética en 1989 y el desplome del campo socialista : sangre nueva, dinámicos dirigentes que tomaron las riendas de la economía, las relaciones internacionales, el comercio exterior, el poder local. Dos generaciones de funcionarios y dirigentes comunistas pasaron al retiro.
Pese a que todas las apuestas estaban en contra, sobrevivió la Revolución. Pero los tiempos son otros. La Cuba de Fidel fue la de la Guerra Fría, las tensiones con Estados Unidos y América Latina tras su expulsión de la OEA. Y no fue poca cosa. El mundo estuvo al borde de una guerra nuclear con el incidente de los misiles soviéticos en la isla ; el gobierno de Estados Unidos autorizó una invasión militar a este país por Bahía Cochinos ; Cuba apoyó a grupos guerrilleros en Centro y Suramérica.
La Cuba de Raúl es otra. La política exterior ya no se basa en internacionalizar su revolución, sino en tener buenas relaciones con todas las naciones, no importa si sus gobiernos son de izquierda o derecha ; todo su comercio exterior se realiza con el mundo capitalista bajo las leyes de mercado ; el país ya no vive del azúcar, sino del turismo y el níquel ; hay inversión extranjera en todos los sectores : ron, tabaco, cítricos, minería, cemento, petróleo, construcción ; la propiedad privada es permitida, asociada con empresas cubanas.
La Cuba de Raúl se desenvuelve en el mundo globalizado, donde el comercio y los negocios no tienen fronteras y la información fluye libre a través de Internet.
El bloqueo
Pero el pasado sigue presente. La Guerra Fría aún no termina en el hemisferio occidental porque se mantiene el bloqueo económico de Estados Unidos sobre Cuba. Se erige como un dinosaurio anacrónico, rechazado por todas las naciones del planeta.
"La Guerra Fría terminó, Rusia ya no es nuestro enemigo", dijo el mes pasado George W. Bush a su colega Vladimir Putin en el marco de la reunión de la OTAN en Bruselas. La realidad que sustenta esta frase también se cumple para Cuba, que ya no es una amenaza para la seguridad nacional de ninguna nación del mundo, pero Estados Unidos sigue considerando a este país como su enemigo y tratándolo en consecuencia.
La realidad del bloqueo es fundamental para entender la Cuba de Raúl. Mientras se mantenga, todas las reformas y el proceso de cambio serán limitados. Siempre existirá el enemigo externo -la primera potencia económica y militar del planeta- del cual defenderse apelando a la unidad nacional (partido único) y a la autoridad (control social).
No es por el bloqueo que Cuba es socialista y tenga un régimen de partido único. No. Incluso en el discurso de los dirigentes cubanos, el tema del partido único tiene origen en el ideario de José Martí, héroe nacional. "Para luchar contra el Imperio, unidad : un solo partido revolucionario cubano", es la frase de Martí que todos repiten.
Pero es claro que cuando Estados Unidos levante el bloqueo (¿quizás con Obama ?), los cambios democráticos estarán a la orden del día y no por presiones externas, frente a las cuales los dirigentes cubanos han demostrado ser refractarios, sino por la dinámica interna y las peticiones de los ciudadanos para que se levanten más prohibiciones.
La transición
En Cuba han calado dos frases populares, una se refiere a la burocracia del poder que todo lo maneja : "Para toda solución hay un problema" es la primera. La segunda hace alusión al control social : "Lo que no está prohibido es obligatorio". Dos sentencias críticas que son desafíos que enfrenta Raúl en el inicio de su mandato, además de los que reiteró en su discurso de posesión : defender las conquistas sociales de la Revolución, mantener la unidad nacional y defender la soberanía.
Quizás por la mezcla de estos factores -reformas y cambios en medio del bloqueo- el de Raúl será un gobierno de transición. Transición entre los dirigentes históricos que pelearon en la Sierra Maestra y continúan en el poder, y los nuevos que, a pesar de haber nacido en la Revolución y defender sus principios, viven en este mundo ancho y ajeno donde la política y la ideología pesan cada vez menos. Y donde más que el pasado, lo que tienen que defender es el futuro.
Transición también porque el de Cuba será un cambio pacífico, lento si se quiere. Es impensable hoy una ruptura institucional. Ocurrió lo que todos veían con una enorme expectativa -el retiro o la muerte de Fidel- y no pasó nada.
Cabe aquí una reflexión. Independientemente de lo que se piense de Fidel Castro y de los sentimientos que despierta este controvertido dirigente -el líder político más polémico del hemisferio occidental del siglo XX-, es difícil imaginar un mejor final para él : se retira del poder en vida, deja su puesto a su hermano, que ha sido su hombre de confianza toda la vida ; y los cargos de dirección del Gobierno y el Partido están ocupados por jóvenes leales a él y a su causa. Mientras tanto, él se dedica a escribir sobre temas de medio ambiente, relaciones internacionales y cualquier cosa que se le ocurra.
Cambios, ¿hasta dónde ?
La pregunta relevante en este momento es hasta dónde llegará Raúl con los cambios y las transformaciones. En casi todas las discusiones sobre el futuro de Cuba, el interrogante es por el modelo que se impondrá en la isla : ¿el de la República Socialista de Vietnam ? ¿Corea del Norte ? ¿China ? Todas son naciones prósperas (Vietnam está creciendo a más del ocho por ciento anual y China a más del nueve por ciento) con gobiernos socialistas y regímenes de partido único. Y, además, sin bloqueo de Estados Unidos.
¿Cuánto de socialismo y cuánto de capitalismo habrá en Cuba en los próximos años ? Siempre he pensado que más de lo que ocurrió en esos países, lo que sucedió en México es un buen antecedente para analizar el caso cubano. Luego de la Revolución Mexicana a comienzos del siglo pasado -la revolución de Pancho Villa y Emiliano Zapata-, México se desarrolló e industrializó a lo largo del siglo XX sobre la base de un régimen de partido único, el PRI, nacido de la revolución, que gobernó sin competencia por siete décadas. Hoy es una nación democrática con presencia de varios partidos en la escena política, fuerte culturalmente, independiente y soberana. Un país rico y orgulloso de su pasado, que logró mantener en alto el legado de esa revolución que derrocó a Porfirio Díaz, y que, a la vez, se modernizó y se insertó en el capitalismo global.
El camino de Cuba será una mezcla inédita de socialismo con capitalismo, de revolución con modernidad, que solo los cubanos pueden recorrer y definir.
Cambios notorios
En marzo se reunió en La Habana el VII Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Uneac, uno de los eventos culturales más importantes del país que este año fue importante desde el punto de vista político. Alfredo Guevara y Eusebio Leal, dos de los intelectuales más respetados de Cuba y ambos de la entraña de la Revolución y cercanos a Fidel, pronunciaron los discursos más aplaudidos.
Guevara habló sobre un tema que en Cuba es sagrado, la educación. Un tema que con el de la salud constituyen los pilares de eso que los cubanos llaman las "grandes conquistas de la Revolución". Pidió repensar el sistema educativo desde sus bases hasta la universidad, para acabar con los dogmas que enseñan. En una palabra, propuso despolitizar la educación. Cuestión seria y de fondo. Hace pocos días, y en medio de esta discusión que continúa, fue reemplazado el ministro del ramo.
Leal, conocido como ’El historiador de la ciudad’, artífice de la recuperación de La Habana Vieja y con el cargo más prestigioso de la vida cultural, pronunció la que, quizás, fue la frase del evento : "Cuba es de todos los cubanos, los de afuera y los de adentro". Y refiriéndose a sus hijos que viven fuera de Cuba, dijo : "Estoy, y siempre estaré, orgulloso de ellos".
Los corresponsales de la prensa extranjera acreditados en La Habana hicieron informes sobre el evento, seguido por miles de cubanos por un medio digital llamado Cubadebate. Y si a esto se le suma el proceso que impulsó Raúl a lo largo de un año y en el que participaron un millón de cubanos que, en sus centros de trabajo, plantearon sus inconformidades y propuestas de cambio, es preciso reconocer que hoy están pasando cosas en Cuba.
Entre los cambios cabe destacar las recientes medidas mediante las cuales levantaron viejas prohibiciones. Ahora los cubanos pueden adquirir o usar ciertos elementos como celulares y computadores, alquilar carros o pasar vacaciones con sus familias en los hoteles de la isla, algo que solo podían hacer turistas, diplomáticos y empresarios extranjeros.
Mucho más de fondo son las reformas anunciadas para incentivar la agricultura y la producción de alimentos : titulación de tierras para campesinos y cooperativas, que podrán acceder a crédito, maquinaria de producción y vehículos para el transporte de los productos. De seguir por este camino, en poco tiempo habrá salario para los productores de alimentos.
Según un estudio comentado por analistas económicos cubanos, cerca del 50% de las tierras del país están hoy ociosas, y de ahí la decisión de entregar esas tierras, sin que tengan que pagar renta, y con los incentivos y apoyos necesarios para ponerlas a producir. Ahora hablan de un proceso de reforma agraria e impulso al campo tan grande como el que se dio a comienzos de la Revolución en 1959, cuando los jóvenes barbudos que se habían tomado el poder expidieron la primera ley agraria.
Funcionarios cubanos sostienen que hoy el criterio de la dirigencia es que no hay que temerle a que la gente haga dinero : el que trabaje más y sea más creativo, que gane más. Pero también afirman que el modelo socialista no está en duda ni será reformado. Por ejemplo, sigue vigente la norma según la cual la producción agropecuaria debe cumplir primero con la llamada "asignación social" : hospitales, colegios, ancianos... Solo el excedente puede ir a los mercados campesinos para la venta directa a la población.
Es seguro que en el inmediato futuro veremos más reformas. ¿En qué sectores ? En la vivienda, por ejemplo. Hoy los hijos pueden heredar la vivienda de sus padres, pero están pidiendo que les permitan venderla. Si lo pueden hacer, tendrán excedentes para montar un negocio. La lista de peticiones es larga : agilizar los trámites para viajar al exterior y salir y regresar al país cuando quieran ; acceso libre a Internet -hay un problema tecnológico porque Cuba no está enganchada al cable submarino como todos los países, sino que su acceso es vía satélite- ; permiso para comprar carros, etc. Y los más significativos : eliminar la libreta de abastecimiento, alza de salarios y ganar de acuerdo con el mercado.
Quizás, y esta es apenas una hipótesis, la reforma más importante que podría verse en los próximos meses, es la creación de un nuevo cargo, parecido al de primer ministro o jefe de gobierno. Es la función que, en la práctica, cumple el vicepresidente Carlos Lage como secretario ejecutivo del Consejo de Ministros, y quien es el encargado de coordinar internamente las acciones del Gobierno. En este escenario, Raúl Castro sería el jefe de Estado. Es de lo que hoy muchos están hablando en Cuba.
Raúl abrió la puerta de las reformas y los cambios, y tendrá que lidiar con esta situación que apenas comienza. Un cúmulo de expectativas y esperanzas invade a los cubanos.
De la URSS a Venezuela
Si la Cuba de Fidel tuvo como aliado estratégico -político, económico y militar- a la URSS, la de Raúl tiene a Venezuela, la Venezuela de Hugo Chávez. Una relación política y personal construida con dedicación y cuidado por Fidel en los últimos 15 años, desde cuando Chávez era un coronel golpista, y que fue heredada por Raúl. Hoy, la coincidencia de los dos gobiernos se da en todos los ámbitos.
Con una inversión millonaria de Venezuela, Cuba terminó la refinería de petróleo de Cienfuegos para refinar crudos para todo el Caribe y están trabajando en adecuaciones a la base de supertanqueros de petróleo de Matanzas. Cuba le apuesta a la exploración de petróleo y el socio principal de ese proyecto es Venezuela.
Pero el tema de fondo no es este. Ningún país se desarrolla solo con ella. Necesita créditos de la banca multilateral y privada. España se transformó en la década de los noventa con decenas de billones de euros que llegaron de la Unión Europea, y hoy lo está haciendo Portugal con la misma fórmula. Construir carreteras y puentes, aeropuertos y hospitales ; mejorar los servicios públicos ; financiar un Metro o un sistema de transporte masivo, más el cable submarino para Internet y 100 cosas más, no puede hacerlas un país si no cuenta con recursos de crédito. Con inversión extranjera apenas pone a marchar el aparato productivo. Sobrevive pero no se desarrolla.
Por eso en Cuba el centro del debate es el bloqueo. Raúl dio el paso que tenía que dar y en un discurso, leído con la formalidad del caso, dijo que estaba dispuesto a hablar con Estados Unidos con la condición de que respetaran la soberanía de su país. Más que justo. Y en la campaña presidencial, Barak Obama ha dicho que Estados Unidos tiene que tener una política hacia Latinoamérica que vaya más allá de contener a Cuba y a Venezuela, y anunció que en caso de salir elegido estaría dispuesto a hablar con los dos mandatarios : Castro y Chávez.
Por lo pronto son solo palabras pero están bien encaminadas. Con Hillary Clinton o John MacCain en la Presidencia de Estados Unidos, pocas serán las posibilidades de que la Casa Blanca cambie su política con Cuba, dominada por los cubano-americanos. Barack Obama, en cambio, podría hacer historio con un golpe político que clausurara, de una vez por todas, la Guerra Fría en este hemisferio. Así, les daría esperanza de unión y reconciliación a todos los cubanos : a los que viven dentro y fuera de la isla, que fue el deseo expresado por el historiador Leal.
Hasta 1902 -noventa años después que el resto de América- Cuba fue una colonia española ; hasta el 59 fue dominada por Estados Unidos bajo la Enmienda Platt, que le daba la potestad de intervenir en los asuntos internos de la isla, y luego fue nación independiente y soberana hasta 1959, cuando se alineó económicamente con la URSS, con la que realizaba todo el comercio exterior y se abastecía de materias primas. Hoy tiene la posibilidad de no depender económicamente de nadie. Ese es otro desafío de la revolución de Raúl. Cuba ha buscado inversión extranjera de canadienses, mexicanos, franceses, españoles, venezolanos, brasileños, chinos. La gran paradoja para Estados Unidos es que cuando levanten el bloqueo, ya no tendrán dónde invertir.
Solo a los cubanos les corresponde definir su futuro. Y muy probablemente será de nuevo un régimen inédito en América Latina, que desafiará los convencionalismos de la teoría política y que le hará honor a un país por siempre deseado y distinto, ese que en el siglo XIX era conocido como ’La Perla de las Antillas’.
Los hombres del presidente
Raúl Castro cuenta con dos bastiones en la idea de transformar la revolución sin separarse de sus ideales. El primero es Carlos Lage, médico de profesión de 56 años y uno de los dirigentes más queridos. Se destacó como presidente de la Federación Estudiantil Universitaria. Cumplió una misión internacionalista en Etiopía como médico y luego se incorporó a un grupo élite de jóvenes que trabajaban directamente con el presidente Fidel Castro, denominado Grupo de Coordinación y Apoyo. De allí fue nombrado secretario ejecutivo del Consejo de Ministros. Hoy es vicepresidente de la República y representa al país en las cumbres iberoamericanas y los eventos internacionales.
El segundo es Felipe Pérez Roque, actual canciller de la República. Con 43 años, es el más joven de los dirigentes de la Revolución. Ingeniero electrónico de profesión, también se destacó como dirigente estudiantil en la universidad. Antes de ocupar este cargo, por años fue secretario privado del presidente Fidel Castro. También formó parte del Grupo de Coordinación y Apoyo del Comandante. En 1986 fue elegido diputado de la Asamblea Nacional. Es también, al igual que Carlos Lage, miembro del Buró Político del Partido Comunista.
* Ricardo Santamaría, ex embajador en Cuba.