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27 de noviembre de 2003

Crisis minera :
Trabajadores laboran más horas por menos pago en Bolivia

 

Por José Antonio Aruquipa
Noticias Aliadas, 18 de noviembre del 2003

La Mina Huanuni
esta intervenida

Nelson Guevara, trabajador de la mina Huanuni y dirigente de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), ha comenzado a sentir los efectos de la crisis en su hogar.
"Nos privamos de muchas cosas, dejamos de comer lo que comen los ricos, ya no comemos almuerzo normal, en lugar de dos platos, comemos uno", dice.

El salario mensual de 930 bolivianos (unos US$120) se ha hecho insuficiente para Guevara, su esposa y sus cuatro hijos. "A veces no comemos nada en la tarde porque no hay dinero para el pan", asegura.

Debido a los recortes de gastos que los empresarios han comenzado a efectuar para mantener sus ganancias, los mineros son paulatinamente obligados a trabajar más horas.

En el caso de Guevara, trabajar los fines de semana y horas extras en la noche en días ordinarios le garantiza un ingreso de 600 bolivianos (casi $80), el doble de lo necesario para comprar las 30 porciones de pan que consume su familia a diario.

La situación es más desesperante para quienes quedaron cesantes en las minas. El 2 de junio, 30 desocupados de Huanuni se declararon en huelga de hambre y se tapiaron en un ambiente de la FSTMB junto a cuatro niños de entre uno y 12 años para demandar el cumplimiento de una promesa electoral de "creación de empleos".

Los huelguistas suspendieron la medida una semana después, tras conseguir un nuevo compromiso firmado por las autoridades de gobierno.

Según el estudio titulado "La condición obrera", elaborado por la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz, las exportaciones de aproximadamente 20 empresas de la mediana minería durante la década pasada ascendieron de $163.3 millones en 1990 a $232.1 millones en 1999; sin embargo, el número de contrataciones de personal disminuyó. En 1990 la mediana minería empleaba un total de 4,414 trabajadores; en 1999 ese número se redujo a 3,027.

Esta caída se debió a la "elevación considerable de la productividad por inversión tecnológica e intensificación de la jornada de trabajo", según la investigación.

Desde 1985, cuando el decreto supremo 21060 impuso el modelo de libre mercado y estableció la libre contratación, perforando el precepto constitucional de estabilidad laboral, los mineros se han visto obligados a trabajar más horas y reducir al mínimo sus tiempos de descanso.

Tradicionalmente, los trabajadores del subsuelo descansaban un par de horas durante su jornada para masticar hojas de coca, ritual denominado "pijcheo", en aymara. Lo que las empresas buscan ahora "en una auténtica guerra silenciosa" es ocupar al máximo al trabajador y recortar el tiempo del "pijcheo".

Según declaraciones de los trabajadores, la mayoría de las empresas mantienen a los "hombres topos" -como se autodefinen los mineros- bajo la modalidad de contratos a plazo fijo para evitar pagar beneficios sociales.

En las minas con sistemas de explotación semiautomáticos, en los cuales las máquinas han reemplazado parcialmente la mano de obra, se aplican dos a tres turnos por día y la mayoría de los trabajadores laboran más de ocho horas, y sin paga por los sobretiempos, ya que trabajan a destajo, es decir reciben la paga final por la cantidad de mineral procesado, según Guevara y la investigación de la UMSA.

Guevara y sus colegas dirigentes aseguran que la crisis en la cual viven los mineros es provocada por la falta de inversión y una distribución equitativa de las ganancias.

El cerro Posoconi, en la mina Huanuni -una de las principales productoras de estaño y zinc del país-, tiene una riqueza de yacimientos hasta los 800 m de subsuelo, según Miguel Zubieta, secretario ejecutivo de la FSTMB. Desde junio del 2002 hasta abril del 2003, Huanuni obtuvo una ganancia de $800,000 y según las proyecciones de los trabajadores, el centro minero puede llegar a producir un excedente de al menos $100,000 por mes.

Esa ganancia administrada equitativamente será suficiente para revertir la crisis y potenciar la minería, aseguran los trabajadores.

Desde el año pasado Huanuni se encuentra en manos de un interventor. A raíz que la empresa británica Allied Deals, que había adquirido en el 2000 los derechos sobre Huanuni y la fundidora Vinto, apareció involucrada en un escándalo financiero de estafa de millones de dólares a la banca de EEUU y Gran Bretaña, el Parlamento -por presión de trabajadores e instituciones cívicas del departamento de Oruro- aprobó el 24 de julio del 2002 la modificación de un artículo del Código de Minería que permitía la reversión de esa mina al Estado (NA, Set. 9, 2002).

Sin embargo, el cambio de gobierno días después, el 6 de agosto (NA, Ago. 12, 2002), frenó ese proceso y las aspiraciones de los trabajadores.

Las autoridades del Ministerio de Minería e Hidrocarburos, lejos de agilizar el proceso de reversión a propiedad estatal de Huanuni, decidieron esperar los resultados de una intervención judicial impuesta el año pasado, que decidiría la disolución de la venta a Allied Deals, lo cual hasta ahora no ha ocurrido.

Mientras tanto, los trabajadores continúan demandando la reversión de Huanuni a la Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL), que administra los recursos mineros de propiedad del Estado. Aunque algunos van más allá.

"La reversión de Huanuni a COMIBOL, para nosotros es sólo un paso intermedio, queremos llegar a administrar la mina con la experiencia que hemos adquirido los trabajadores", dijo Zubieta.

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