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17 janvier 2006

Corrupción en la DEA

 

Un documento secreto del Departamento de Justicia de Estados Unidos revela aterradores casos de delincuencia de agentes de la DEA en Colombia.

Semana, Bogotá, 16 de enero de 2006

"Como lo comenté en mi memorando del 13 de diciembre, 2004, varias investigaciones identificaron a agentes corruptos de la DEA...". Con esta frase comienza un memorando secreto redactado por Thomas M. Kent, un abogado del Departamento de Justicia de Estados Unidos, el cual contiene algunas de las más serias acusaciones que se hayan conocido contra miembros de la agencia antidrogas estadounidense -DEA- que trabajan en Colombia. En el documento Kent dice que agentes de la DEA están en las nóminas de los traficantes de drogas, han estado implicados en asesinatos de informantes, han ayudado a miembros de las AUC en operaciones de lavado de dinero y que todas esas denuncias han sido conocidas pero ignoradas por las agencias de control del Departamento de Justicia. El documento es una verdadera bomba.

El memorando, marcado con rótulos de confidencial, fue redactado el 19 de diciembre de 2004. En ese entonces, Kent trabajaba en la unidad de grabaciones telefónicas de la Sección de Drogas Peligrosas y Narcóticos (Ndds, por su sigla en inglés), del Departamento de Justicia, al cual está adscrita la DEA. El detallado documento de siete páginas fue enviado por Kent a su superior, Jodi Avergun, quien era la jefe de la Ndds, y al número dos de la sección, Michael Walther.

Sólo ahora se conoce el informe que dará mucho para hablar en las próximas semanas, por lo revelador de su contenido. El memorando, escrito con una franqueza inusual para documentos tan delicados, describe en detalle graves casos de corrupción que involucran a agentes de la DEA en Bogotá y deja muy mal paradas a las entidades de control estadounidenses. Todas las denuncias, dice, reposan desde hace meses en los escritorios del Inspector General (OIG) y de la OPR, la cual es básicamente la oficina de asuntos internos de la DEA (Ver Memorando más abajo).

Kent enumera cuatro hechos específicos para sustentar su memorando de alarma. En el primero de ellos, informantes colombianos "hicieron asombrosas revelaciones (a un grupo de la DEA en la Florida) respecto a los agentes de la DEA en Bogotá", escribe Kent. "Contaron que habían sido ayudados en sus actividades en narcóticos por esos agentes (en Colombia). Específicamente, dijeron que los agentes (en Bogotá) les daban información sobre investigaciones y otras actividades confidenciales (de la DEA) en Colombia". Según Kent, estas acusaciones fueron sustentadas por los informantes quienes suministraron al grupo de Florida copias de informes confidenciales de la DEA que había recibido de los agentes en la capital. Lo grave, de acuerdo con el memorando de Kent, es que uno de los informantes fue asesinado después de una reunión con los miembros de la DEA en Bogotá.

El segundo caso involucra a otros agentes de la DEA en Florida, quienes también tuvieron problemas con sus colegas en Bogotá. Según relata Kent, los agentes en Colombia frustraron una importante operación encubierta al ordenar el arresto de unos informantes que trabajaban para los de Florida, cuando salían de Colombia. Con el tiempo se descubrió que todo había sido una trampa y aquí también hubo un muerto : uno de los informantes -que iba a dar una valiosa información sobre nuevos métodos de camuflar la droga- fue secuestrado y asesinado meses después.

Este mismo grupo de la DEA de Florida tuvo otro encontrón con Bogotá. Tenían un informante que prometía suministrar contactos y datos sobre las Farc. Diseñaron un plan que fue torpedeado repetidas veces por los agentes en Colombia, quienes permanentemente descalificaban sin argumentos sólidos al informante. Este caso terminó destapando una caja de Pandora. Se descubrió que un narcotraficante colombiano, que se suponía era un informante de la DEA, "tenía varios agentes (de Bogotá y Washington) en su nómina que le suministraban información secreta". Esta información fue confirmada con una prueba de polígrafo que le hicieron al narco. Según Kent, "el poligrafista recibió instrucciones de OPR de no reportar sobre la prueba (positiva). Fue instruido para decir que la prueba nunca se realizó".

No menos grave y escandalosa es la sindicación que hace Kent a un agente de la DEA en Bogotá, quien fue sorprendido en operaciones de lavado de dinero con los grupos paramilitares colombianos en 2004. "Uno de los agentes corruptos de Bogotá fue recientemente interceptado en una grabación telefónica. La conversación lo vincula con una actividad criminal", dice uno de los apartes del memorando sobre el caso. Lo que sorprende a Kent, y así lo deja consignado en el documento, es que a pesar de que había sido descubierto por la propia DEA, el hombre no sólo no había recibido ningún tipo de sanción, sino que, por el contrario, había sido premiado. "Esa llamada ha sido documentada por la DEA y ese agente está ahora encargado de numerosas investigaciones de narcóticos y lavado de dinero", dice.

Hoy, ninguno de los que recibieron el memorando ni el autor ocupan los mismos cargos. Menos de cuatro meses después de leer el documento, Avergun, la superior de Kent, fue ascendida a la posición de jefe de gabinete de la DEA. En agosto, Walther, el segundo de Avergun, fue nombrado director del centro nacional de inteligencia, cuya sede está localizada en Johnstown, Pennsylvania. ¿Y Kent ? Fue trasladado a mediados de año de Washington D. C. a una oficina del Departamento de Justicia en Nashville, Tennessee. Es como pasar de trabajar de Bogotá a Mocoa, Putumayo.

SEMANA se comunicó con Kent en su nueva oficina para preguntarle sobre el memorando, pero dijo : "No puedo hacer comentarios, ya que el caso está en investigación por parte de la oficina del Inspector General del Departamento de Justicia". Avergun, por su parte, reconoció a SEMANA que conocía el memorando, pero también se abstuvo de opinar. Tampoco hubo respuesta de la oficina del inspector General adjunto, Paul Martin, en Washington D. C., encargado de la investigación de los hechos.

La única declaración oficial fue transmitida por el vocero de asuntos públicos de la DEA en Washington D. C. Garrison K. Courtney, quien dijo : "La DEA toma muy seriamente las denuncias de mala conducta, abuso de poder o acciones criminales. Las acusaciones son extremadamente serias. La Oficina de Responsabilidad Profesional (OPR) de la DEA está investigando esas acusaciones".

¿Unas cuantas manzanas ?

Infortunadamente, la realidad es que las denuncias sobre irregularidades de agentes de la DEA en Colombia no son algo nuevo en el país, pero es raro que salgan a flote. En 1999, mientras se realizaba una de las operaciones antinarcóticos más grande en la historia de la lucha contra las drogas, la operación Milenio, unos agentes de la DEA e investigadores colombianos que realizaban una serie de grabaciones en las oficinas del capo Alejandro Bernal Madrigal, alias ’Juvenal’, documentaron uno de esos casos.

En una conversación con varios de sus socios, el capo les contó que al agente de la DEA Richard Meyer le había dado un millón de dólares para que lo dejara tranquilo. "La grabación con las declaraciones del capo originó una investigación interna en la DEA, pero no pasó nada. Para evitar problemas, lo único que hicieron fue trasladar al agente. Cuando ’Juvenal’ fue extraditado a Estados Unidos y comenzó a colaborar con la justicia norteamericana, hicieron que se retractara de esa declaraciones", dijo a SEMANA uno de los oficiales que participó con la DEA durante la operación Milenio.

La oficina de control interno de la DEA en Colombia adelanta múltiples investigaciones contra agentes de esa entidad en el país, aunque pocas veces prosperan y casi nunca salen a la luz. Una de las denuncias más comunes tiene que ver con lo que algunos denominan "el negocio de la extradición". Este consiste básicamente en que cuando un narcotraficante es capturado y va a ser extraditado, recibe la visita en la cárcel de un agente de la DEA. "Lo que hace es decirle al narco : su situación es muy complicada y en Estados Unidos le esperan muchos años de cárcel. Después de eso el agente le dice al narco que conoce un abogado muy bueno que puede ayudarle a negociar. A esos abogados los llaman ’arreglistas’. El agente pone en contacto al narco con el abogado y lo que hace el abogado es darle un porcentaje al agente de la DEA que le consiguió el cliente", cuenta el oficial, que conoce de cerca varios de esos casos y trabaja con la DEA en Colombia.

En Colombia opera la segunda oficina más grande que tiene la DEA en todo el mundo, después de México. En el país hay aproximadamente 35 agentes y otras 100 personas, entre analistas e investigadores. "Para ellos Colombia es el mejor lugar para trabajar porque acá es muy fácil para ellos dar positivos que les sirven para sus carreras. Generalmente están un promedio de tres años en el país y cuando salen de acá, casi siempre saltan a muy buenos puestos", afirma un oficial que trabaja con la DEA en Colombia. Una agente recibe un salario promedio de 7.000 dólares mensuales libres y, aparte de estar cobijados por el estatus de diplomáticos, tienen algunas ventajas que no ocurren en otros países como México. "Acá ellos (los agentes de la DEA) pueden andar armados por las calles. Pueden llevar incluso fusiles si así lo desean. En México, por ejemplo, eso no pasa, ya que las autoridades de ese país no lo permiten y son ellos y no la DEA quienes fijan las reglas", dice el oficial.

Es evidente que esa libertad de operación en Colombia tiene altos costos para la DEA, como revela tan descarnadamente el abogado Kent. Sus denuncias no sólo son graves, sino que provienen de un funcionario del propio Departamento de Justicia. Tal vez tiene razón Kent cuando concluye el memorando a sus jefes con una advertencia : "...las fisuras en la tapa que la DEA y OPR han intentado colocar sobre este problema están creciendo. Es sólo cuestión de tiempo antes de que esto explote". Y, efectivamente, la olla podrida se abrió.

Memorando completo del Departamento de Justicia

Memorando
Para :
Jodi Avergun, Jefe, NDDS (Sección de drogas peligrosas)
CC : Michael Walter, Sub-Jefe, NDDS
De : Thomas M. Kent, Fiscal para Juicios, Unidad de Intervenciones Telefónicas.
Fecha : 12/19/2004
Asunto : Operación Quitanieve - Publicación de información sobre corrupción en la DEA y el mal manejo de las investigaciones relacionadas con el tema por parte de OPR (Oficina de responsabilidad profesional) a la Sección de Integridad Pública.

Como lo comenté en mi memorando del 13 de diciembre de 2004, varias investigaciones no relacionadas entre sí, incluida la Operación Quitanieve, identificaron agentes corruptos dentro de la DEA. Como se discutió más adelante en mi memorando, el manejo de la OPR de las investigaciones para profundizar estas AFIRMACIONES ha salido a colación y el investigador de la OIG (Oficina del Inspector General) que estaba activamente involucrado en la misma fue removido de su cargo. Como se discutió en mi email con fecha de diciembre 17 de 2004, quiero hablar directamente con la Sección de Integridad Pública porque quiero asegurarme de que las AFIRMACIONES se van a investigar y se va a hacer algo al respecto si éstas son ciertas.

Como lo prometí, estoy entregando a usted más información acerca de las AFIRMACIONES y evidencia de la que ya hay en archivos en la OPR y OIG. Agentes que conozco pueden asegurar mi credibilidad y varios individuos cercanos a investigaciones anteriores que descubrieron actos de corrupción acordaron hablar conmigo. Tuve una cantidad limitada de tiempo para hablar con ellos y hacer preguntas. Ellos pudieron proveerme de los puntos más importantes, pero ciertamente no me dieron toda la información que está en este momento en la OPR y OIG. Tal desglose de la información, basándome en lo que aprendí en unas pocas horas, tomaría varios días.

Habiendo sido traicionados por tantas personas anteriormente y enfrentándose a tremendos riesgos para sus carreras y su seguridad personal y familiar, estos agentes mostraron una reticencia comprensible a revelar la información que yo les solicité, incluidos los nombres de aquellos involucrados directamente en actividades criminales en Bogotá y en los Estados Unidos. Ellos accedieron a revelarme los nombres con la condición de que no los propagaría en el momento. Ellos están listos para entregar a la Sección de Integridad Pública los nombres y todo lo que hay en los archivos en OPR y OIG e incluso más, si se les solicita.

Diciembre 19, 2004

Afirmaciones y evidencia previamente entregadas a OPR y OIG :

Primera afirmación : Un grupo de la DEA en Florida estaba trabajando en una investigación de una red de suministro con base en Colombia. Tenían informantes que pudieron identificar los barcos que se usaban para transportar decenas de miles de kilogramos de narcóticos y los individuos a quienes pertenecían las embarcaciones. Los sujetos empezaron a cooperar en la investigación que se estaba llevando a cabo e hicieron sorprendentes revelaciones relacionadas con agentes de la DEA en Bogotá. Alegaron que recibieron apoyo en sus actividades ilegales por parte de los agentes.
Específicamente, declararon que los agentes les dieron información acerca de las investigaciones y otras actividades policiales en Colombia.
Los sujetos le entregaron al grupo de la DEA de Florida reportes confidenciales que obtuvieron de los agentes en Bogotá (esos documentos fueron entregados a la OPR y la OIG).

Uno de los agentes que reportó el hecho fue puesto en licencia administrativa poco tiempo después. Mientras este agente estaba afuera, los agentes en Bogotá organizaron una reunión con uno de los informantes. Al irse de la reunión, el informante fue asesinado. Otros informantes no relacionados con lo anteriormente descrito pero que también trabajaban con el grupo de la DEA en Florida también fueron asesinados. Cada asesinato fue precedido por una solicitud de identificación por parte de un agente en Bogotá. El agente del grupo de la DEA en Florida que fue puesto en licencia administrativa fue despedido por la DEA.

Segunda afirmación : Otro grupo de la DEA en Florida estaba trabajando en una investigación en otra red de suministros de drogas con centro en Colombia. Estaban trabajando con la Oficina de Bogotá (Bogota Country Office). Tenían informantes que pudieron identificar un método nuevo de contrabandear los narcóticos. Específicamente, los narcotraficantes en Colombia estaban inoculando acrílico a la cocaína para darle la forma de cualquier clase de bienes comerciales. El acrílico entonces era enviado a los Estados Unidos y a Europa donde se procesaba y se separaba la cocaína. Los informantes enviaron muestras de esto al grupo de la DEA de Florida en distintas ocasiones, pero los químicos de la DEA no lograron replicar apropiadamente el proceso de extracción. Finalmente se decidió que los informantes traerían otra muestra y dirigirían a los químicos de la DEA durante el proceso de la extracción. Los agentes contactaron a la Oficina de Bogotá para arreglar el viaje de los informantes y el transporte de cocaína mezclada con acrílico. Se les aconsejó que la mejor forma de transportar las muestras era que los informantes los llevaran ellos mismos. Cuando los informantes se presentaron en el aeropuerto en Colombia fueron arrestados. El agente contactado en la oficina de Bogotá por el grupo de Florida de la DEA dijo a los oficiales colombianos que los encerrara y tirara la llave. Este agente negó cualquier conocimiento de que los informantes tenían permiso de viajar con la cocaína a los Estados Unidos, o de que la llevarían mezclada con acrílico. Incluso llegó a decir que no tenía conocimiento alguno de que estuvieran siquiera en Colombia. Sus mentiras fueron apoyadas por otro agente en Bogotá. Los informantes estuvieron presos durante nueve meses mientras las AFIRMACIONES iban de un lado a otro. Una vez se determinó que los agentes en Bogotá estaban mintiendo, los informantes fueron puestos en libertad. Uno de ellos fue secuestrado y asesinado en Bogotá donde había pasado a la clandestinidad.

Tercera afirmación : El mismo grupo de la DEA de Florida que hizo la segunda afirmación tenía un informante a quien las FARC buscaron para proveer equipos de comunicaciones. El informante fue encarcelado en Bogotá en esa época. El grupo trabajó en la investigación con agentes desde Bogotá. Sin que ellos lo supieran, uno de los agentes con los que estaban trabajando era el mismo que estaba conectado con las muertes de los informantes relatadas en la primera afirmación. Ese agente aseguró al grupo de Florida de la DEA que ellos podrían sacar al informante de prisión. Sin embargo, cuando los agentes de Florida llegaron a Bogotá otro de los agentes, identificado como corrupto durante la segunda afirmación, les dijo que no podrían sacar al informante de prisión. Mientras las dos partes discutían, uno de los agentes de Bogotá retó al informante a demostrar sus AFIRMACIONES. Así lo hizo, mostrando un video de una conversación que había tenido con un miembro de las FARC en la cárcel en la cual habían discutido el deseo de que el informante proveyera a las FARC con equipos de comunicaciones. Cuando se confrontó a los agentes sobre el contenido de la cinta que confirmaba las AFIRMACIONES del informante, los agentes en Bogotá respondieron que lo que el informante y los agentes de la DEA habían hecho era ilegal y que esto no conseguiría la libertad del informante. La investigación se mantuvo estancada por un tiempo hasta que el informante salió de prisión y se encontraba viviendo fuera de Colombia. Éste restableció el contacto con la DEA en Florida y les informó que seguía en contacto con las FARC y que podría seguir trabajando en la investigación. Uno de los agentes de Bogotá viajó a Washington D.C. y convenció a la DEA de clausurar la investigación y no trabajar con el informante. De nuevo el informante buscó contacto con el grupo de la DEA de Florida, esta vez con información de que había material de armamento nuclear para la venta en España. Se preparó una tercera propuesta. El agente de Bogotá que viajó a Washington D.C. en respuesta a la segunda propuesta ahora aseguraba que el informante era un pedofílico. Se detuvo la investigación. Se llamó al agente de Bogotá a comprobar su alegato y no pudo entregar ninguna evidencia que lo pudiera probar.

Hubo una reunión después de que se hiciera una cuarta propuesta de encontrar nuevamente el ángulo de comunicaciones con las FARC. El mismo agente de Bogotá habló en contra de la propuesta, asegurando que estaba en contra de usar al informante, en contra de colocar teléfonos que nosotros podríamos interceptar en manos de las FARC, y alegando que uno de los sujetos, que su propio grupo había identificado como narcotraficante, no tenía nada que ver con narcóticos. El agente no pudo convencer a aquellos involucrados en la investigación y finalmente ésta arrancó con el apoyo de la NSA. La investigación siguió su curso hasta que el informante recibió vía fax un documento que lo identificaba como informante de la DEA sobre las FARC. El documento reflejaba información que los agentes del grupo de la DEA de Florida habían entregado previamente a los agentes corruptos en Bogotá. La investigación sobre el documento y su fuente llevaron a los agentes a varios informantes de la DEA. Los agentes entonces pudieron grabar numerosas conversaciones entre sus informantes y otros informantes de la DEA. Ellos hablaban, entre otras cosas, del narcotraficante que se cree inició el documento, discutiendo sobre informantes de la DEA sobre las FARC. Esa persona es también un informante de la DEA y se cree que es controlado por la oficina de Bogotá. Entre otras cosas, se alegaba que ese informante tenía varios agentes en su nómina que le entregaban información secreta. Se dijo que los agentes trabajaban tanto en Colombia como en Washington D.C. (esas cintas también fueron entregadas a la OPR y la OIG). Los agentes del grupo de la DEA en Florida, por medio de sus informantes, pudieron concertar una reunión en Florida donde irían un agente de Bogotá y un agente de Washington y donde estarían también presentes algunos de los informantes de la DEA para discutir, entre otras cosas, información sobre una afirmación judicial pendiente. Dicha reunión se canceló cuando se supo que los agentes posiblemente sabían que era una trampa.

Cuarta afirmación : Operación Quitanieve. Después de hacer seguimiento a nuestro primer teléfono de narcóticos, me dediqué a la tarea de atacar la operación de lavado de dinero por separado, sólo para que mi agente del caso me informara que esta investigación había sido suspendida. Específicamente, sus superiores le instruyeron que cerrara la investigación y que desactivara a sus informantes. Las pesquisas en SOD llevaron a especulaciones sobre si la investigación sobre lavado de dinero se había cancelado porque entraba en conflicto con otra investigación llevada a cabo por OIG, a pesar de que no era claro si la investigación de la OIG se centraba alrededor de informantes problemáticos o agentes corruptos. Después de profundizar sobre el tema pude determinar que la investigación sobre el lavado de dinero fue clausurada después de la participación de la OPR, no de la OIG. Mientras la investigación de Colorado iba tomando fuerza, la OIG, que ya había hablado con los agentes que habían reportado la primera, segunda y tercera AFIRMACIONES, encontró que mi agente del caso estaba desarrollando información relevante para su investigación. Un investigador de la OIG contactó a mi agente del caso y solicitó su cooperación en la investigación. Al parecer la OPR supo de la investigación de la OIG, y de nuestra investigación sobre lavado de dinero en los meses que siguieron. En junio de 2004, la OPR y la DEA, avergonzadas por las AFIRMACIONES anteriores y enfrentándose a la posibilidad de un tremendo escrutinio por sus propias actividades, exigieron que mi agente del caso entregara a la OPR toda la información que anteriormente había entregado a la OIG. Una semana después de entregar un memorando detallado a la OPR, la investigación por lavado de dinero fue clausurada. El mismo agente vinculado a los asesinatos de los informantes de la primera afirmación entonces empezó a llamar a mi agente de caso a preguntarle la identidad de sus informantes.

Fallas de la DEA/OPR/OIG al asegurar que estas y otras afirmaciones sean investigadas a cabalidad y se haga algo al respecto :

La primera afirmación fue llevada ante la OPR. Esta organización no hizo nada al respecto, por ningún medio posible. Cuando se les confrontó con las AFIRMACIONES, los investigadores de la OPR trataron a los agentes reportantes como si tuvieran una enfermedad contagiosa y no quisieron tener nada que ver con ellos, o con la evidencia que habían reunido. Como se discutió arriba, uno de los agentes reportantes incluso fue despedido por la DEA. Cuando los agentes revisaron los archivos que fueron finalmente transferidos a la OIG, vieron que cierta evidencia entregada a la OPR nunca fue transferida a la OIG.

Las segunda y tercera AFIRMACIONES también fueron presentadas a la OPR. De nuevo, la OPR no hizo nada al respecto. En cambio, uno de los agentes que reportó la corrupción, se vio convertido en el objeto de varias investigaciones de la OPR. El informante que fue identificado durante la tercera afirmación como un narcotraficante con varios agentes en su nómina fue eventualmente traído a Florida para un examen con el polígrafo bajo las AFIRMACIONES de que estaba recibiendo documentos clasificados de agentes en Bogotá y otras partes. El informante pasó el examen. Sin embargo, el poligrafista recibió instrucciones de la OPR de no hacer un reporte acerca de dicho examen. Se le advirtió que el examen nunca había ocurrido.

La primera, segunda y tercera AFIRMACIONES fueron discutidas con un investigador de la OIG. Se le aconsejó en primer lugar que estas AFIRMACIONES impulsarían su carrera, pero el proceso de acusar a los responsables podría destruirla. El investigador se lanzó a la búsqueda, pero se encontró frustrado a cada paso. El fue recientemente retirado de la investigación por razones que continúan siendo un misterio. La investigación fue reasignada, pero por ningún lado, de nuevo, se está haciendo algo al respecto de estas AFIRMACIONES.

Credibilidad de los agentes reportantes :

Los individuos que hicieron estas AFIRMACIONES son agentes y supervisores. Algunos de ellos han sido llamados los mejores agentes del país. Un agente involucrado en la primera afirmación tomó una prueba con el detector de mentiras. El polígrafo dio resultados que lo favorecieron ante la OIG. El poligrafista testificó que no solo había pasado el examen, sino que era el mejor resultado que había visto en 45 años de hacer ese examen, tiempo durante el cual había llevado a cabo cerca de 28.000 exámenes.

Un agente involucrado en la segunda y tercera AFIRMACIONES testificó durante un procedimiento interno destinado a desacreditar a otros miembros de la DEA. Aunque recibió presiones de la DEA y la oficina de su Consejero Principal, se rehusó a cometer perjurio. Después de dicho procedimiento, el juez, que había fallado a favor del empleado acusado, encontró que el agente reportante tenía mayor credibilidad que el testigo de la DEA, a quien el juez encontró culpable de perjurio. Después de hacer algunas de las AFIRMACIONES mencionadas anteriormente, el agente reportante se vio convertido en objeto de una investigación de la OPR con la premisa de que había incurrido él mismo en perjurio. Esta afirmación fue basada en una queja presentada por el abogado de la oficina del Consejero Principal (Chief Counsel’s Office) quien lo había presionado a mentir bajo juramento. El agente fue liberado de todos los cargos. Cuando ese mismo agente fue uno por uno a todos los agentes en Bogotá investigando sobre la segunda afirmación y sobre si Bogotá había otorgado o no el permiso a los informantes colombianos de salir de Colombia llevando la cocaína y si ellos iban o no a salir con la cocaína mezclada con acrílico, tomó un examen de detector de mentiras y lo pasó. Un representante del Departamento de Justicia revisó las AFIRMACIONES y encontró que el agente había estado diciendo la verdad y que los dos agentes corruptos en Bogotá habían estado mintiéndole todo el tiempo a los gobiernos colombiano y estadounidense.

Fisuras que se empiezan a formas / Un desastre esperando a ocurrir :

Ya ha habido alguna forma de litigio relacionado con los eventos discutidos en este memorando. El agente destituído después de hacer la primera afirmación tomó parte en un procedimiento para obtener el reintegro a la institución. Durante este procedimiento, un SAC, testigo en contra del agente, confesó haber recibido un soborno. Como apoyo a su decisión de reintegrar al agente, el juez encontró que el abogado de la DEA y los representantes de la OPR mintieron durante el procedimiento.

En otra afirmación que no ha sido discutida previamente, un supervisor de la DEA levantó testimonios falsos que llevaron al arresto de un agente. El agente negó los cargos y ofreció hacer declaraciones completas a cualquiera que estuviera dispuesto a escuchar sin restricción. Así lo hizo, y tomó una prueba de detección de mentiras. Pasó el examen. El supervisor, en cambio, se rehusó a tomarlo. El agente fue finalmente liberado de todas las AFIRMACIONES en su contra. Se hizo una queja en contra del supervisor, pero, al igual que en las AFIRMACIONES anteriores que se llevaron ante la OPR, no se ha hecho nada al respecto. De hecho, el supervisor fue ascendido. Él y la DEA son ahora objeto de una demanda multimillonaria.

Las primeras cuatro investigaciones con intervenciones telefónicas en las que trabajé cuando llegué a la División de intervenciones telefónicas (wiretap) de la NDDS tuvieron lugar en Boston. Trabajar allá significaba sumergirse en el revuelo causado por el escándalo de Whitey Bulger, que destruyó la credibilidad del FBI y hasta cierto punto del Fiscal General de los Estados Unidos en el distrito de Massachussets. Para mi beneficio, algunos de los agentes e investigadores con los que trabajé estaban entre los que habían atrapado al grupo de Bulger y a los agentes corruptos del FBI. Lo que aprendí allá palidece en comparación con lo que está ocurriendo en la DEA y la OPR. Las fallas acá son enanas frente al escándalo de Bulger y, según aprendí, continúan. Uno de los agentes corruptos de Bogotá, que fue central en la segunda y tercera AFIRMACIONES, fue interceptado recientemente por vía telefónica. Esa conversación lo relaciona con la actividad criminal continua. Específicamente, en esta conversación el agente discute su compromiso con lavado de dinero para las AUC. Esa llamada está documentada por la DEA y ese agente está ahora a cargo de numerosas investigaciones por narcotráfico y lavado de dinero.

La oportunidad de la DOJ de entrar y sacar a la luz a los responsables.

Los agentes que reportaron las AFIRMACIONES descritas anteriormente lo hicieron para corregir errores cometidos por otros miembros de la DEA y la OPR. Sus intentos han producido retaliaciones. Como se ha discutido arriba, las fisuras en la cobertura que la DEA y la OPR han tratado de poner sobre el tema se están haciendo cada vez más grandes. Es sólo una cuestión de tiempo antes que este tema explote. Los agentes, a través de mí, quieren llevar sus preocupaciones a la Sección de Integridad Pública para asegurarse de una vez por todas de que las AFIRMACIONES sean investigadas a cabalidad y se haga algo al respecto. Basándome en mis conversaciones con ellos, creo que esas AFIRMACIONES saldrán a la luz sin importar si ustedes me permiten o no dirigirme a la Sección de Integridad Pública. Si no llegamos a organizar una reunión en la que los agentes de la DEA se puedan sentar a hablar con los abogados en el Departamento de Justicia, entonces estaré seguro de que veremos desde la tribuna cómo las AFIRMACIONES salen a la luz en las cortes, en las noticias, y/o en Capitol Hill. Los agentes reportantes han depositado su confianza en mí, y esto no fue fácil dado que ellos eran conscientes de que algunas de las AFIRMACIONES fueron llevadas ante la NDDS en julio, así como la idea de llevarlas ante la Sección de Integridad Pública, pero nada se hizo en el momento. Yo les he asegurado que llevaré los temas ante ustedes con un relato mucho más detallado de las AFIRMACIONES y cómo la DEA, la OPR y ahora al parecer la OIG, no han investigado a profundidad las AFIRMACIONES y sacar a la luz a los responsables. Si podemos juntar estos agentes con la Sección de Integridad Pública, ellos me aseguraron que otros agentes, que hasta este punto han callado por miedo a las retaliaciones, saldrán también a declarar. Esos agentes tienen evidencia adicional que no está en los archivos guardados por la OPR y la OIG. Yo creo, según sus representaciones, que solamente la nueva evidencia es suficiente para mandar los agentes corruptos a prisión.

Pregunta : ¿Puedo, dado que somos conscientes de las AFIRMACIONES específicas y del hecho de que las agencias investigativas están dejándolas de lado, ir directamente a la Sección de Integridad Pública y difundir lo que hemos encontrado en nuestras investigaciones para que, al menos, ellos tengan la oportunidad de asegurar que se lleve a cabo una investigación apropiada ?

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