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Por Apolinar Díaz - Callejas*
Colombia, 15 de julio del 2005
El presidente Uribe Vélez se está jugando su prestigio con dos acciones desastrosas para el país. La primera es su anuncio en Villavicencio, en un Consejo Comunitario, la principal herramienta política que utiliza en su campaña de reelección presidencial, sobre compra de coca a los campesinos productores. Dijo: ’eso tiene que ser muy serio. Preste la coca y tome la platica; como en la feria; preste el marrano, tome la plata’. Es el lenguaje de un granjero latifundista. A cambio de ello, los campesinos se encargarían de cuidar el área libre de coca.
Es la legitimación de esos cultivos y el mayor estímulo a la siembra en el país, que se agregaría a la de los negociantes en coca que han convertido a Colombia en un lugar nefasto y oscuro para las otras naciones. Como ese negocio es de varios miles de miles de millones de pesos, el presupuesto nacional apenas serviría para adquirir parte de la producción. Uribe Vélez tendría que recurrir a los fondos del Plan Colombia de los gringos para que esos dineros puedan destinarse a las compras de coca del gobierno. Todos los colombianos vislumbran que esa política será la ruina nacional y conducirá al mayor desastre económico, financiero e internacional del país.
Esta visión de latifundista para resolver el problema de la coca en Colombia, muestra al desnudo quién es el presidente Uribe y cuál es su moral social y política. Su mismo socio, el presidente Bush, autor del asesinato de más de 60.000 iraquíes como consecuencia de la invasión a Irak, seguramente se escandalizará de que la plata que le mandan a Uribe para la guerra y conflicto interno se gaste comprando coca. Todo esto es oscuro y tenebroso: el gobierno colombiano comprando coca con plata gringa.
En cambio, este entusiasmo de Uribe Vélez contrasta con la salvaje e inhumana política hospitalaria. Han sido cerrados y suspendidos un montón de hospitales públicos de todas las regiones del país, dedicados al servicio de la gente más pobre. En Bogotá, el San Juan de Dios y el Materno Infantil; en Cartagena, el Hospital Universitario y están en bancarrota la clínica Club de Leones, el San Pablo, Enrique de la Vega y Rafael Calvo; en Barranquilla, el Hospital Universitario y el Hospital Infantil San Francisco de Paula; en Cali, el Hospital San Juan de Dios y el Universitario del Valle; en Popayán, el San José; en Manizales, el Hospital de Caldas; en Bucaramanga, el Ramón González Valencia; en Sucre están en crisis el hospital Nuestra Señora de las Mercedes de Corozal, el Hospital de San Marcos, el Hospital de Sincelejo y las empresas promotoras de salud no cumplen sus obligaciones de prestación de servicios médicos. Así el resto del país.
La nación está completamente desconcertada por la liquidación del sistema hospitalario público bajo este gobierno, dejando en las peores condiciones de salud a la gente pobre. Mientras tanto, el presidente Uribe resolvió comprar coca. Todo esto es una locura nacional en marcha, contra la cual es necesario que reaccione todo el país, exigiendo un cambio de rumbo del gobierno y que éste deje de utilizar los Consejos Comunales que hace a lo largo y ancho del país para resolver las peticiones que le hace la gente, despedazando el presupuesto nacional y los compromisos legales del Estado en materia sanitaria y de salud. Pese al poder de los grandes medios de comunicación nacional de televisión, radio y prensa, entregados a la campaña de reelección de Uribe Vélez, la nación colombiana tiene que ponerse de pie y rescatar sus derechos, especialmente los que han colocado en mayor ruina a los pobres de Colombia.
* Apolinar Díaz-Callejas es ex Senador de la República de Colombia, ex Ministro del Gabinete del Presidente Carlos Lleras Restrepo y Miembro actual de la Comisión Andina de Juristas.