Accueil > Les Cousins > Colombie > Colombia se dirige hacia el Estado Fascista
Por Juan Ramón Ríos
VISUR
La legalización a través del montaje de ’contactos, tregua y negociación’ con los paras es un plan de los gobiernos norteamericano y colombiano desde antes de asumir el poder Alvaro Uribe Vélez.
La institucionalización de los escuadrones de la muerte o contras, como una política de estado, a través de una oscura maniobra presentada como política de paz del gobierno, demuestra ante todo que el paramilitarismo, grupo mafioso heredado de capos y sicarios del narcotráfico, logró al igual que aquel y con ayuda oficial, copar los altos vericuetos del Estado, infestando a la clase dominante tradicional y su entorno gamonalista y oligárquico.
Paramilitarismo ha existido con diversos nombres desde los años veinte en Colombia, cuando los ’señores de la Tierra’ y jerarcas de la Iglesia terratenientes que poseían el 78% de las tierras en el país, organizaban los ’guachimanes’, sapos, mayordomos y vaqueros, para expiar, controlar, amarrar, lapidar y matar a los campesinos e indígenas siervos y colonos que se atrevían a abrir monte y labrar la tierra para la producción alimenticia a fin de no morir de hambre en la hacienda o verse obligados a comer engrudo sucio con pedazos de carne de las reses que se encontraban muertas después de una semana. En la necesidad de defender sus vidas, cultivos y parcelas los campesinos se organizaron en diversas formas, entre las que nació en 1933 la autodefensa revolucionaria para hacer frente a la ofensiva de elementos descompuestos al servicio de latifundistas y sus primeras autoridades municipales con la bendición de la iglesia que consideraba entonces la tierra como su ’propiedad privada’ por ’voluntad del señor’.
Los Comités de Autodefensa nacidos en ’Viota la Roja’ región de Tequendama y luego en el Sumapaz, se fueron ampliando en la medida en que crecía la lucha campesina por la tierra y el libre cultivo, especialmente en regiones de Cundinamarca, Boyacá , Santander y El Tolima. Pero es a partir de 1948, cuando el asesinato de Gaitán por la CIA y la bestial dictadura de los conservadores en campos y ciudades que la resistencia popular transforma la autodefensa en Guerillas que se expanden principalmente a los Llanos Orientales y el sur. Es entonces cuando los antiguos sicarios, guachimanes, sapos y resentidos gamonales, son enrolados dentro de los tenebrosos escuadrones de la policía ’chulavita’ para lanzarlos contra las ilegalizadas organizaciones agrarias, populares y de izquierda y fueron bautizados por el pueblo como ’Los Pájaros de la Violencia’. Desde allá y durante las tres etapas de la insurgencia guerrillera a las dictaduras, años del Frente Nacional, estos ’pájaros’ juntados con delincuencia común , trabajaron, se reprodujeron y cometieron toda clase de tropelías, asesinatos, torturas y vejámenes contra la población, orientados, pagados y adiestrados por los servicios de inteligencia y grupos para la guerra sucia de las Fuerzas Militares, como escuadrones paramilitares para ’ayudar’ a defender los intereses de la clase dirigente en peligro, representada por en el bipartidismo liberal-conservador.
Pese a que en todo éste tiempo los asesores especializados en guerra contrainsurgente del Pentágono y la CIA, han ayudado a la implementación del paramilitarismo en Colombia, éste se había utilizado sólo como un recurso, como una de las formas de aterrorizar para detener a las fuerzas populares y sustraerle apoyo social a la Guerrilla, ’quitarle el agua al pez’, según los enunciados de la Seguridad Nacional en la ’guerra preventiva’, después del triunfo de la revolución cubana. Tres factores se conjugaron entonces para erigir el paramilitarismo como política de estado en Colombia. La experiencia de la derrota de la contrarrevolución por Cuba en el Escambray y en Plaza Girón ; La utilización por la CIA y las dictaduras latifundistas de Centroamérica de escuadrones paramilitares que terminaron siendo la contra en Nicaragua con la que la CIA coordinada por el Mercenario internacional Henry Kissinger intercambio cocaína por armas obligando al Frente sandinista a ceder.
El segundo factor tiene que ver con la utilización perniciosa por parte de los gobiernos del Frente Nacional, a partir de los ’años sin cuenta’ del Estado de Sitio como política gubernamental de Estado, que entrega a las Fuerzas Militares el carácter de Fuerza Beligerante en estado de Guerra, pasando las funciones de la Justicia Ordinaria a la Justicia militar. Desde allá y siguiendo la receta de la escuela de las Américas en Panamá, los comandantes del Ejército y la Policía militar quedaron facultados para ’encontrar la colaboración de sectores de la población civil, empezando por los resentidos por acciones de grupos delincuenciales o conspirativos’ y ’reclutando, instruyendo e implementando a los grupos amigos de vigilancia y control, cuya experiencia sea favorable por haber actuado como informantes y guías al lado de servicios de inteligencia o incluso de castigo !’(I)
Con el poder dado a los militares y la implementación de éstos grupos del terror, se potenciaron verdaderos escuadrones a partir del Servicio de Inteligencia Colombiano el SIC, como la mano negra y otros con claro contenido anticomunista y antisocial. Fueron ellos elemento esencial en la represión y posteriores masacres de las alternativas unitarias y democráticas de la Oposición y la Izquierda en Colombia hasta los años 80.
El tercer factor, se identifica plenamente con el narcotráfico que precisamente en ésos años irrumpió y avanzó de la mano del poder terrateniente y gamonalista de los partidos tradicionales que ya navegaban en la corrupción neoliberal y que potenciado por la llamada ’política antidrogas’ del gobierno norteamericano, logró copar a todas las instituciones del estado colombiano, desde los militares, políticos, presidencias, congreso y, con perdón de Dios, la Santa Madre Iglesia.
Los anteriores factores facilitaron que el paramilitarismo escondido en mil nombres y alimentado por los núcleos mas podridos de los carteles del narcotráfico, aprovechara el apoyo y utilización de la derecha mas recalcitrante, de la Central de Inteligencia Norteamericana, los conglomerados económicos y financieros con megaproyectos en el campo, de sus grandes medios de comunicación de masas y del maridaje y apoyo decisivo de las Fuerzas Militares y de Inteligencia política de sucesivos gobiernos, para copar como el narcotráfico, todos los estrados y estratos del Estado, hasta llegar a su dirección gubernamental.
Sólo así se explica que cada paso político y militar de la comandancia paramilitar, sea ’sabiamente diseñada’ por Mandos y servicios inteligencia militar y política del estado colombiano, en perfecta coordinación con el Departamento de Estado y la CIA dentro del diseño de su ’guerra al terrorismo’.
Si algo demuestra la sentada a manteles, los contactos, brindis y el entendimiento entre gobierno y paramilitares para su legalización y su incorporación para institucionalizar la contrarrevolución en Colombia, es que como habíamos denunciado, los paramilitares de la mano de la agencia macabra y sus mercenarios, lograron imponer mas del 35% de congresistas y mas del 50% en sus directivas, la mitad de Gobernadores y alcaldes, Los directores de los servicios de Inteligencia, 9 embajadores y presidente de la república que nombra 4 ministros de la misma macabra estirpe !
Sólo éso explica asimismo, que la mayoría del Congreso, la Fiscalía, Procuraduría y las altas cortes, levanten la mano al estilo Hitler, para saludar y apoyar toda la estrategia dictatorial del Comandante mayor, que ahora cambiará su slogan de trabajar, trabajar, trabajar, por masacrar, masacrar, masacrar, y, que los dueños, directores y columnistas de la Gran Prensa que glorifican al ’hombre duro’ justificando sus reformas fascistas, lo eleven hoy como su hombre, como el hombre 2002. Caminamos rápidamente hacia la legalización de Estado paramilitar que en la era de la dictadura del capital financiero, no puede ser otro que el estado fascista.
Nota :
(I) Borrador para ’Una estrategia cívico-militar de los Ejércitos Latinoamericanos’. Escuela de las Américas 1968.