Portada del sitio > Los Primos > Colombia > Colombia: "Seguridad democrática" o la paz de los cementerios
Por Eduardo Tamayo G.
Mientras el gobierno de Alvaro Uribe Vélez asegura que en los últimos seis meses se ha reducido de manera significativa la violación de los derechos humanos, organizaciones civiles expresan que hay grandes retrocesos sobre todo en materia de impunidad y en los mecanismos de protección de los derechos humanos.
El tema colombiano, como todos los años, fue abordado por la Comisión de Derechos Humanos (CDH) que se reúne en Ginebra desde el 17 de marzo hasta el 25 de abril. En varias intervenciones, los representantes del gobierno colombiano han insistido en un argumento central: que la política de "seguridad democrática", seguida por el gobierno de Alvaro Uribe Vélez, va a garantizar los derechos y las libertades ciudadanas y que la CDH debe profundizar el debate sobre "la responsabilidad de los actores no estatales en materia de respeto a los derechos humanos".
Estados Unidos elogió los "progresos observados en 
materia de derechos humanos en el último año" por el 
gobierno colombiano.  "El Estado se ha extendido a áreas 
y regiones previamente ignoradas, que servían como base 
de operaciones para los grupos terroristas, mas aún, el 
Programa Presidencial de Derechos Humanos también ha sido 
fortalecido y el gobierno ha manifestado que no tolerará 
la cooperación entre militares y paramilitares", señaló 
el diplomático de Estados Unidos, Mark Falcoff.  Agregó 
que el gobierno de Uribe ha dado importantes pasos para 
restablecer la "seguridad democrática", recordando que 
"los principales culpables de los abusos de derechos 
humanos y la violencia son los grupos armados que 
desafían la autoridad legítima y causan terror al pueblo 
colombiano.  Estos grupos están involucrados en 
narcotráfico, secuestran y extorsionan como fuente de 
ingresos y forma de vida", según Falcoff.
Casi todas las organizaciones defensoras de los derechos 
humanos acreditadas en la CDH desmintieron, con datos y 
estadísticas, las afirmaciones de los representantes de 
George W. Bush y Alvaro Uribe, y más bien apuntaron que 
la situación ha empeorado e incluso está alcanzando 
niveles dramáticos.  Entre estas organizaciones se puede 
mencionar a Amnistía Internacional, la Asociación 
Americana de Juristas, la Comisión Internacional de 
Juristas, el Servicio Internacional para los Derechos 
Humanos, la Federación Internacional de Derechos Humanos, 
la Comisión Colombiana de Juristas, la Liga Internacional 
por los Derechos y la Liberación de los Pueblos, FEDEFAM, 
el Consejo Canadiense de Iglesias, Human Rights Watch, la 
Federación Sindical Mundial, la Confederación 
Internacional de Organizaciones Sindicales Libres, la 
Organización Mundial contra la Tortura, Franciscanos 
Internacional y 99 organizaciones colombianas del más 
variado tipo.
Los principales cuestionamientos al gobierno colombiano 
tienen que ver con el involucramiento de la población 
civil en el conflicto armado; la declaratoria del estado 
de excepción que desconoce derechos fundamentales; el 
desmantelamiento de Estado social y de derecho; los 
nuevos factores de impunidad que otorgan poderes 
exorbitantes al Fiscal General de la Nación; la actitud 
hostil hacia los defensores de derechos humanos; la 
pretensión de indultar a los grupos paramilitares 
responsables de la mayoría de violaciones de derechos 
humanos y ataques a la población civil; la erradicación 
forzada de cultivos ilícitos y las fumigaciones en áreas 
campesinas; la ausencia de políticas de derechos humanos 
y derecho humanitario y lo no-cooperación con Naciones 
Unidas, en tanto cumple los requerimientos del FMI y del 
Banco Mundial aún en perjuicio de los derechos de la 
población.
La violencia socio-política continúa agravándose.  Entre 
julio de 2001 y junio de 2002, un promedio de 20 personas 
fueron muertas o desaparecidas de las cuales el 85% son 
atribuidas a agentes estatales y grupos paramilitares y 
el 15% a las guerrillas.  Entre enero y diciembre de 
2002, 17 defensores de los derechos humanos fueron 
víctimas de homicidios y desaparición forzada.  Entre 
enero y octubre de 2002, se desplazaron forzadamente más 
de 353.100 personas, con un promedio de 1.284 diarias.
Hay un creciente deterioro de los derechos económicos, 
sociales y culturales.  La concentración del ingreso 
aumentó del 0,54 en 1980 al 0,57 en 1999; el índice de 
pobreza es del 60%; el 2 por ciento de propietarios posee 
el 53% de la tierra; el desempleo es del 16%; 3 millones 
de niños y niñas están fuera del sistema escolar, según 
datos de la Comisión Colombiana de Juristas.
El deterioro de la situación de los derechos humanos en 
Colombia, según Peter Drury, de Amnistía Internacional, 
se da en un marco de enfrentamiento de las Fuerzas 
Armadas, que utilizan a los grupos paramilitares, con las 
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC y el 
Ejército de Liberación Nacional, ELN, fuerzas 
guerrilleras que tampoco respetan el Derecho 
Internacional Humanitario.  Drury hizo mención al intento 
de involucrar a la población civil en la lucha contra- 
insurgente a través de la propuesta de Alvaro Uribe de 
crear una red de 1 millón de informantes y un ejército a 
" tiempo parcial" de 150.000 campesinos para que 
colaboren activamente con la policía y las fuerzas 
armadas en la lucha contrainsurgente.  El gobierno ha 
emprendido una agresiva política de persecución a la 
población civil a la que considera cómplice o auxiliadora 
de las guerrillas.  Numerosos civiles han sido asesinados 
fuera de combate.  Hay un ataque sistemático a los 
defensores de los derechos humanos.  Varios testigos de 
procesos judiciales que las autoridades judiciales 
llevaban a cabo contra militares y paramilitares han sido 
perseguidos o encarcelados.
El Alto Comisionado de Derechos Humanos, Sergio Vieira de 
Melo, en su informe del 2002, señala que mediante el 
estado de excepción, declarado en agosto de 2002,"las 
autoridades desarrollaron (...) una política de 
allanamientos a gran escala y capturas masivas.  La 
Oficina recibió varias denuncias de abusos de la fuerza 
pública y de procedimientos incompatibles con los 
principios internacionales, en particular el de la 
protección contra las privaciones arbitrarias de libertad 
y los de legalidad y de inocencia".
Si bien hay responsabilidad de los paramilitares y 
guerrilleros en la violación de los derechos humanos, es 
"igualmente claro que el principal responsable de esta 
crisis es el Estado colombiano, que ha sido incapaz de 
proteger a la población frente a las agresiones de la 
guerrilla y los paramilitares, que ha sido igualmente 
incapaz de romper los vínculos entre los grupos 
paramilitares y múltiples agentes del Estado, que 
mantiene y actualmente promueve una grave impunidad, que 
desarrolla acciones violentas contra la población y que, 
además, ha decidido en los últimos meses emprender una 
agresiva campaña para desmantelar el Estado de derecho", 
asegura la Comisión Colombiana de Juristas, la Comisión 
Internacional de Juristas y la Federación Internacional 
de Derechos Humanos.
La Federación Sindical Mundial (FSM), expresó su 
preocupación por la violencia ejercida contra líderes 
sindicales y trabajadores.  "Las ejecuciones, 
desapariciones y detenciones de líderes sindicales han 
persistido con impunidad.  Hasta que se inició el 59avo 
período de sesiones de la CDH, la situación en Colombia 
no ha cambiado y las violaciones de los derechos 
sindicales no han sido detenidas", dijo Aída Avella, de 
la FSM.  En el último año, 184 trabajadores han sido 
asesinados, 13 de ellos por grupos paramilitares.
Agustín Jiménez, de la Organización Mundial contra la 
Tortura, manifestó que la política de seguridad 
democrática del gobierno colombiano está supuestamente 
dirigida a atacar a los grupos armados y paramilitares, 
pero en realidad constituye un mecanismo de persecución a 
opositores civiles, pretendiendo acallar a la oposición 
democrática.
Por su lado, Jairo Sánchez, de la Asociación Americana de 
Juristas, manifestó que la situación humanitaria y de 
derechos humanos en Colombia se deteriora cada día porque 
el actual gobierno, al igual que el anterior, ha hecho 
muy poco para cumplir las recomendaciones internacionales 
para mejorar la situación.  Hay falta de voluntad 
política por parte de las autoridades para convertir a 
Colombia en un estado de derecho y democrático, subrayó.
Finalmente, Robert Faris, del Consejo Canadiense de 
Iglesias, expresó que a pesar de los desmentidos, 
continuaba convencido que la relación entre las fuerzas 
de seguridad del Estado, los funcionarios públicos y los 
grupos paramilitares era generalizada y se mantenía 
vigente.  "Esta alianza clandestina está detrás de la 
gran mayoría de los asesinatos políticos y desapariciones 
en Colombia.  Las fuerzas de seguridad colombianas han 
utilizado "la guerra contra el terrorismo" para ejecutar 
arrestos arbitrarios y allanar las sedes de sindicatos y 
de respetables organizaciones que promueven la paz.  Han 
aumentado el número de colombianos asesinados, 
desaparecidos, internamente desplazados y forzados al 
exilio, entre ellos promotores comunitarios, 
sindicalistas, activistas sociales, líderes indígenas y 
defensores de derechos humanos y miembros de las 
iglesias", enfatizó.
Servicio Informativo "Alai-amlatina" 
Agencia Latinoamericana de Informacion 
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ALAI-AMLATINA, 14/04/2003, Ginebra.