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Los antiguos templos mayas de México y Guatemala fueron escenario de la celebración. Las decadentes predicciones apocalípticas quedaron definitivamente de lado ayer, cuando miles en toda América celebraron el inicio de un nuevo ciclo, según el calendario maya. Hubo lugar tanto para el negocio turístico como para la movilización de comunidades originarias.
Con los primeros rayos del sol, en las antiguas ruinas y en los lugares sagrados de Guatemala, México, El Salvador, Honduras, Belice, sacerdotes mayas encendieron el « fuego nuevo » que marca, según sus creencias, el comienzo de una nueva era, el baktum 13. En todos esos sitios, contradiciendo erróneas interpretaciones apocalípticas –el supuesto « fin del mundo »–, los sacerdotes anunciaron, en cambio, el comienzo de un ciclo « de esperanza y paz » en el mundo. En México, luego de señalar con una pequeña llama los cuatro puntos cardinales, el sacerdote maya encendió a sus pies el fuego nuevo. La ceremonia central se hizo en el cenote, un estanque formado por aguas subterráneas, en Zaci, en el corazón de Valladolid, a unos 40 kilómetros del sitio arqueológico de Chichén Itzá, en Yucatán, en el sudeste de México. En Bolivia y en el norte de Argentina comunidades originarias celebraron también el inicio de una nueva era, coincidente con el solsticio de verano (ver aparte).
« Estamos aquí para cargarnos de energía, para comprometernos a cambiar nuestra alma », dijo el jefe de la ceremonia, que se realizó casi en tinieblas, a cubierto del « techo » de una roca que tapa la mitad del cenote y por las densas nubes de un amanecer lluvioso.
Los pueblos mayas celebraron el inicio de un nuevo ciclo según su cuenta larga, que llega al baktum 13, la mayor unidad de tiempo. Cada período equivale a 144 000 días. En Chichén Itzá, un intenso viento contribuyó a disipar parcialmente las nubes, alejó la lluvia y permitió a miles de visitantes, que desde la madrugada esperaban para ingresar al sitio arqueológico, celebrar danzas y ceremonias ante la pirámide de Kukulkán, la « serpiente emplumada », la mayor deidad maya.
El sitio arqueológico abrió sus puertas dos horas antes de lo habitual para que los visitantes, unos 35 000, pudieran apreciar el amanecer frente a la pirámide, uno de los mayores legados arquitectónicos de los mayas. « Que venga la liberación, la paz en esta nueva era », pidió el danzante que encabezó la ceremonia. « Este es un día muy especial. Los mayas eran los depositarios de la sabiduría de todo lo que está pasando ahora », comentó Ann Silje, una noruega que planeó durante dos años este viaje, ya que considera que este viernes se produce una « alineación cósmica » que anuncia « un mundo mejor ».
Las manifestaciones de esperanza contrarrestaron las [erroneas politico-economicas-religiosa dominnante] interpretaciones apocalípticas que películas y libros dieron a la fecha y que fueron rechazadas por los mayas y por los estudiosos de esa cultura. La sugerencia del 21 de diciembre de 2012 como fecha clave aparece en una estela (piedra tallada), el Monumento 6, hallada en el sitio de « El Tortuguero», en Tabasco, al este de México.
« Esa estela lo que nos dice es que el gobernante del Tortuguero era tan grande, tan importante, que su influencia iba a sobrevivir hasta el baktum 13. Esto no es el fin del mundo, es una oportunidad para la esperanza en una conciencia humana mejor », explicó Miguel Tum, un anciano maya.
En México, las mayores concentraciones se dieron en Yucatán, que alberga Chichén Itzá, y en Quintana Roo, donde están los balnearios de Cancún y la Riviera Maya, además de sitios arqueológicos como Tulum y Cobá. La ola de turistas se ha traducido en jugosas ganancias para el sector turístico del Caribe mexicano, con una ocupación hotelera del 95 por ciento, unos diez puntos más que en el pasado verano boreal. Se estima que 135 000 turistas pasarán el fin de semana en la zona.
En el amanecer del viernes se hicieron las « últimas cenas », lucrando con el supuesto « fin del mundo », por las que los clientes pagaron unos 300 dólares promedio en los hoteles de Cancún. El contraste fue en Chiapas, donde miles de integrantes del Ejército Zapatista de Liberación Nacional se reunieron no sólo para celebrar la fiesta maya, sino también para discutir un documento crítico sobre el retorno del PRI a la presidencia de México.
En Guatemala, ante unos tres mil espectadores, los sacerdotes realizaron el mismo ritual, en este caso en el centro de la Plaza Mayor de Tikal, a 560 kilómetros de la capital guatemalteca. Pidieron « un nuevo amanecer, sin divisionismos, discriminación y exclusión hacia no sotros », sostuvo Fortunato Mendoza, un hombre de 55 años. « Para nosotros no es turismo, ni es un show, es algo espiritual y personal », declaró Sebastián Mejía, de la Conferencia de Ministros Mayas de Guatemala. La ceremonia central en Tikal fue encabezada por el presidente Otto Pérez. En El Salvador despidieron al viejo baktum, un período de 5200 años, y recibieron al nuevo con el deseo de que « nos traiga buen futuro ».
En Europa, lejos de la religiosidad, bromistas disfrazados de marcianos se sumaron a la celebración, en París, de un grupo de latinoamericanos. En un claro desconocimiento del mensaje maya, el primer ministro ruso, Dmitri Medvedev, celebró, con sonrisas, que no se haya producido « el fin del mundo », mientras que en Pekín, la representación local de la ONU negó haber vendido pasajes para una supuesta Arca de Noé, dispuesta para rescatar del apocalipsis a un puñado de personas.
Pàgina12. Buenos Aires, 22 de diciembre de 2012
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El fin del capitalismo salvaje
El presidente de Bolivia, Evo Morales, afirmó ayer en la ceremonia del Pachakuti (nuevo tiempo) que este solsticio de verano marca el “inicio del fin del capitalismo salvaje y el despertar del mundo a la vida”. Esas fueron sus palabras al hablar en un acto que se realizó en la Isla del Sol, a orillas del lago Titicaca. « Este 21 de diciembre es el día del inicio del Pachakuti, que se traduce en el despertar del mundo a la cultura de la vida y es el inicio del fin del capitalismo salvaje », insistió el mandatario.
Destacó que es también el comienzo « de la transición del tiempo de la violencia entre seres humanos y la naturaleza a un nuevo tiempo donde el ser humano construya una unidad con la Madre Tierra y una armonía con el cosmos ». El acto oficial se hizo para recibir el Pachakuti, una celebración aymara y quechua similar a la de los mayas. Al comienzo, Evo pidió permiso a la Pachamama (Madre Tierra) y le agradeció por los favores recibidos.
Acompañado por amautas (sabios), entregó como ofrenda a la tierra comida, dulces, coca y bebidas, que fueron bendecidas por las autoridades originarias.