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15 octobre 2004

Cayó un símbolo del genocidio indígena en América

 

Por Roberto López Sánchez
Rebelión, 15 de octubre del 2004

La estatua de Cristóbal Colón, ubicada en el paseo del mismo nombre en la ciudad de Caracas, ha sido derribada. Es un acto simbólico que reivindica los deseos de justicia de los pueblos indígenas de todo el continente americano. Se puede pensar que el derribo de una estatua no va a trascender, y algunos lo calificarán de acto vandálico. Pero la historia expresa cómo los pueblos que inician procesos de transformación social derriban y destruyen los símbolos de los regímenes oprobiosos contra los cuales se han levantado.

Los Comuneros de París, durante la primera revolución obrera del mundo, derribaron la estatua de Napoleón, tal como lo había predicho Carlos Marx 20 años antes. Más recientemente, el pueblo ruso derribó las estatuas de Lenin al momento de insurgir contra la dictadura partidista que se hacía llamar comunista. Aquí en Venezuela, las propiedades de los dictadores Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez fueron asaltadas y saqueadas al momento de morir el primero y ser derrocado el segundo. En otro sentido, pero buscando igual significado, las fuerzas de ocupación estadounidenses derribaron la estatua del dictador Hussein en Irak, no sin antes colocarle una bandera gringa en el rostro.

Colón, aunque se nos aparezca siempre en los retratos con cara de buena gente, dio inicio a un proceso de destrucción cultural, aniquilación física y saqueo económico que hasta ese momento la humanidad jamás había presenciado. Grandes civilizaciones, como los Imperios Azteca e Inca, fueron borrados del mapa, saqueadas todas sus riquezas y esclavizados sus pueblos. Según datos del Archivo de Sevilla, sólo entre 1503 y 1660 llegaron a Sanlúcar de Barrameda (España) 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de las colonias españolas en América. Este dato es una simple muestra de las dimensiones de la expropiación a la cual fueron sometidos los pueblos americanos por el imperio español.

Aquí mismo en Venezuela, los invasores españoles no sólo liquidaron a los valientes jefes indígenas que como Guaicaipuro resistieron por años la penetración extranjera en nuestros territorios. Liquidaron a la etnia completa. Hoy día ni siquiera podemos saber con certeza la raíz lingüística del grupo étnico al que pertenecía Guaicaipuro, pues desde hace siglos fue exterminado todo su pueblo. No quedan rastros de los indios Caracas, ni de Los Teques, de los Guaiqueríes, de los Caquetíos, de los Jiraharas y de decenas de grupos étnicos que poblaban nuestro territorio al momento de llegar los españoles, que habían vivido aquí durante milenios, en armonía con la naturaleza, practicando una agricultura que permitía la conservación ambiental de esta hermosa tierra venezolana.

Es una reacción contra un símbolo del genocidio cometido en tierras americanas. Colón simboliza a quienes picaron en pedazos el cuerpo decapitado del rebelde Túpac Amaru. A quienes practicaron la atroz condena del empalamiento contra los heroicos caciques que defendían sus tierras y su modo de vida.

El símbolo de la dominación occidental sobre la América española ha sido derribado. Vivimos tiempos de cambios, tiempos de revolución. Los pueblos indígenas de Venezuela y de toda América Latina exigen una verdadera justicia. No actos bonitos donde se presentan a los indígenas como piezas de museo, mientras los derechos constitucionales a sus tierras ancestrales continúan sin ejercerse. Una revolución va a la raíz de las cosas, no se queda en meros discursos rimbombantes. Esperemos que esto sea el inicio de conquistas concretas y palpables para los pueblos indígenas de Venezuela.

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El derribo de la estatua de Colón abre un debate sobre su figura

Por Humberto Márquez
IPS, 15 de octubre del 2004

Como cayeron las estatuas de Saddam Hussein en Iraq, la de Cristóbal Colón en la capital venezolana fue derribada en protesta libertaria, pero 512 años después de la llegada del almirante a las costas americanas, e instalando una polémica sobre el sectarismo.

Mientras jóvenes exaltados tiraban de cuerdas para derribar de su pedestal el bronce de 2,10 metros, autoridades gubernamentales celebraban el martes 12 de octubre en un teatro, a un kilómetro de distancia, la tercera edición del Día de la Resistencia Indígena, denominación con la que el presidente Hugo Chávez sustituyó lo que fue hasta 2001 el Día de la Raza.

Los jóvenes que la emprendieron contra la estatua se proclamaron seguidores de Chávez.

Pero el alcalde de Caracas, Freddy Bernal, un colaborador del presidente, deploró los hechos, pues "estamos de acuerdo en reescribir la historia, y la estamos reescribiendo, pero eso es una cosa y otra es la anarquía", por lo que no se permitirá el vandalismo, aseveró.

También el ministro de Educación Aristóbulo Istúriz criticó la acción contra el monumento pues "la ubicación de una estatua no es atribución de cualquier grupo de individuos sino del Estado".

Varias organizaciones que apoyan a Chávez se distanciaron de la acción contra la estatua, mientras grupos más radicales publicaron en un sitio de Internet que recoge sus proclamas, Aporrea.org, un volante con la cara de Colón invertida y un desafío : "Que nos metan presos a todos los que apoyamos el derribo de la estatua".

"Vandalismo es lo que hizo Colón cuando pisó nuestro continente con su carga de maleantes que asesinaron, violaron, ultrajaron y transmitieron enfermedades venéreas a nuestros ancestros", dice uno de los comunicados de los grupos que abatieron la estatua.

El bronce fue derribado luego de que decenas de manifestantes, entre ellos algunos indígenas, improvisaron una especie de juicio al almirante y cubrieron su monumento con pintadas y pancartas que tenían consignas como "Colón y (George W.) Bush son lo mismo, viejo y nuevo imperialismo".

El Consejo Nacional Indio de Venezuela, que reúne a varias entidades indígenas, había pedido reemplazar la estatua de Colón por la de algún líder aborigen americano.

Cuando los manifestantes cargaron la estatua y la llevaron hacia el teatro donde se efectuaba el acto de la resistencia indígena, los interceptó la policía que comanda Bernal y cinco agitadores fueron detenidos. Tres de ellos fueron pasados a tribunales este miércoles.

"Este gobierno detiene a compañeros revolucionarios pero no a golpistas que trataron de tumbarlo en 2002. ¿Qué es más grave, derribar la estatua símbolo del genocidio español o derribar al gobierno legítimo del pueblo ?", preguntó a IPS uno de los manifestantes del martes, un universitario que se identificó como Gustavo.

El psicólogo Angel Oropeza, de la caraqueña Universidad Simón Bolívar, opina que la manifestación "muestra el daño hecho a la cultura política de los venezolanos, y es el efecto pernicioso de un discurso novedoso, nunca antes visto".

Siguiendo reclamos y reflexiones de organizaciones indígenas y sociales de América Latina, Chávez ha criticado la conmemoración del 12 de Octubre de 1492 y pedido que no se celebre, pues desde esa fecha "se desencadenó un genocidio contra los indígenas. No hay nada que celebrar".

Más allá de las consecuencias sociales políticas y económicas del coloniaje español, el "descubrimiento" de lo que hoy es América por parte de Colón y sus marinos ha sido puesto en tela de juicio por investigaciones que hallaron rastros de viajes anteriores de marinos europeos.

Un año atrás, Chávez dijo que Colón "no fue ningún descubridor, sino un personaje que inició una de las matanzas más grandes de la historia. Los conquistadores trajeron la cruz de Cristo y en el nombre de Dios atropellaron a un pueblo y lo masacraron".

Gustavo Merino, presidente de la municipal Fundación del Patrimonio pidió "una inyección de raciocinio. La crítica a Colón es un acto de reivindicación, de reflexión y análisis sobre el genocidio, pero acciones como derribar la estatua son inaceptables".

El artista plástico Pedro León Zapata, militante de oposición, opinó que los destructores de la estatua de Colón "son enemigos del pueblo y de la gente, que buscan deteriorar la ciudad. Su posición de odio no tiene nada que ver con el descubrimiento de América".

La arquitecta Hannia Gómez opinó que lo ocurrido con la estatua fue "un acto de barbarie", y exigió a la Fundación del Patrimonio su reparación, lo que según Merino será posible pues la pieza sólo sufrió daños menores, y se procederá a restaurarla.

La estatua de casi una tonelada de peso, bautizada "Colón en el Golfo Triste", muestra al almirante de pie y fue encargada más de un siglo atrás al escultor cubano Rafael de la Coba para conmemorar los 400 años del "descubrimiento".

En Caracas, desde hace 100 años, ha ocupado distintas plazas antes de su emplazamiento en el Paseo Colón, área verde próxima a vías de acceso a la principal autopista de la ciudad, por lo que se la considera uno de los iconos de la urbe.

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