Accueil > Empire et Résistance > « Gringoland » (USA) > Caen las bolsas en el mundo por el miedo a los Estados Unidos
Las dudas sobre la estabilidad monetaria de la economía más grande del mundo provocan pánico en los inversores. Cayeron todas las bolsas. En Buenos Aires, 3,9 % y el dólar a 3,08. Ningún mercado importante se salvó del derrape, a la espera de otra suba de tasas en Estados Unidos.
Por Claudio Zlotnik
Página 12. Buenos Aires. Martes, 23 de Mayo de 2006
La jornada bursátil de ayer rememoró los peores momentos de la última crisis internacional. Hubo caídas en los principales recintos del mundo, tendencia que se acentuó en los mercados emergentes. El índice MerVal bajó 3,9 %, aunque a media rueda el retroceso había llegado al 7. En tanto, los títulos públicos bajaron 1,5 % en promedio, mientras que el dólar subió un centavo, a 3,08 pesos. La Bolsa de San Pablo perdió 3,3 % y la de México, 4. La mala onda se extendió a Europa, donde hubo bajas de entre 2,2 y 3,8 %. Wall Street fue el escenario más moderado : el Dow Jones cedió 0,2 %y el tecnológico Nasdaq, el 1,0. El temblor de ayer fue una réplica del ocurrido la semana pasada y tiene su origen en la expectativa de los financistas de que Estados Unidos seguirá subiendo la tasa de interés.
En diálogo con Página/12, un funcionario del Gobierno dio su lectura de lo ocurrido : "Me parece que, a nivel financiero, lo mejor ya pasó. Habrá que acostumbrarse a la volatilidad de los mercados". La hipótesis en algunos despachos oficiales es que el contexto internacional empezó a cambiar después de varios años de viento a favor.
La clave es que la inflación en los Estados Unidos está superando las previsiones de la Reserva Federal (banca central estadounidense), y todo indica que, para combatir esa tendencia, Ben Bernanke acentuará la suba de la tasa de interés. Los principales bancos de Wall Street ya descuentan que habrá un retoque de un cuarto de punto en la próxima reunión de la Fed, a 5,25 %anual, y que habrá uno o dos más antes de fin de año.
En este marco, el escenario de abundante liquidez y tasas de interés bajas que caracterizó al mercado internacional se encuentra seriamente amenazado. Muestra de este cambio, ayer se notó una huida de capitales desde los emergentes. Los inversores buscaron refugio en los conservadores bonos del Tesoro estadounidense, que terminaron con un rendimiento del 5,04 % anual. Hace un par de semanas, en un clima financiero mucho más tranquilo, esa tasa se ubicaba en el 5,20 %.
A diferencia de los años ’90, el encarecimiento del costo del dinero en Estados Unidos no tiene un gran impacto sobre la deuda argentina. En la actualidad, salvo la serie de Boden, la mayor parte de los títulos públicos son a tasa fija. La otra diferencia es que ahora no hay apuro por encontrar financiamiento en los mercados : la reestructuración de la deuda y el pago adelantado al Fondo modificaron el panorama. Lo que sí puede ocurrir es que Economía postergue el proyecto de adelantar para el segundo semestre el financiamiento de 2007.
Más que por el costado financiero, la atención se concentra en el impacto del ajuste en Estados Unidos en la economía real argentina. Una desaceleración del crecimiento en la mayor economía del mundo contraerá los precios de las materias primas, que son los principales productos exportables de la Argentina. Ayer hubo algo de eso : en el mercado de Chicago, el maíz cayó 2 % y la soja, el 0,8. El único que subió fue el trigo, un 2,4 %, en medio de versiones sobre la posibilidad de que el Gobierno finalmente corte las exportaciones. La semana pasada, cuando empezó a quedar en claro que la Reserva Federal aceleraría el ajuste monetario, los precios de los commodities bajaron 5,5 % en promedio.
La salida de capitales presionó sobre el tipo de cambio. El dólar subió un centavo, a 3,08 pesos para la venta y, a pesar de la importante liquidación de los exportadores, el Central adquirió apenas 7,5 millones de dólares y 2 millones de euros. Durante el trimestre que dura la liquidación de la cosecha gruesa, la cotización del dólar desciende algunos centavos. Es lo que ocurrió en los últimos tres años. Pero ahora, en medio de la volatilidad de los mercados, esa expectativa se dio vuelta.Con la caída de ayer, el MerVal sumó nueve ruedas consecutivas de retrocesos. En el mes acumuló una baja del 16,7 %, por lo que prácticamente borró la ganancia que había alcanzado en el año.
Poco impacto sobre Argentina
El derrumbe de los mercados financieros internacionales y la salida de capitales de Latinoamérica, en el corto plazo, impactará poco y nada en la economía argentina. Ante una situación como la que se vivió ayer, en otros tiempos, a mediados de los noventa o en el año 2000, todos en la Casa Rosada hubieran empezado a prenderle velas a la estabilidad cambiaria. Sin embargo, hoy las cosas son muy distintas.
No hay ningún analista sensato que imagine una crisis cambiaria y/o financiera en la Argentina, por lo menos, hasta fines de 2007. Por tres motivos :
1) Este año el Gobierno casi no necesita pedir prestado en el mercado internacional para cerrar el esquema financiero del sector público. Y si hiciera falta (algo menos de 800 millones de dólares, una cifra menor dentro de los parámetros de la economía argentina), ahí está la billetera abierta de Hugo Chávez, siempre dispuesto a cubrir el bache con sus petrodólares. A diferencia de otras épocas, el Estado argentino no tiene déficit sino un gran superávit operativo (antes del pago de intereses, 3 puntos del PBI). Pero, además, gracias al canje de deuda, los vencimientos importantes de capital (a refinanciar) recién se inician a partir de 2008.
2) Aun si la fuga de capitales persistiera en el tiempo, el inédito superávit comercial (entre 10.000 y 11.000 millones) garantizaría el ingreso de dólares suficientes para que el tipo de cambio se mantuviera sin sobresaltos.
3) Los 24.000 millones de dólares de reservas en el Banco Central (ya se recuperó la mitad de los 9800 millones pagados al FMI en enero) son un seguro propio para disuadir a especuladores ante la inexistencia de un prestamista internacional de última instancia, función que se suponía en los noventa cumplía el Fondo, después de imponer un pliego de condiciones al gobierno de turno.
Argentina se encuentra hoy en una situación macroeconómica mucho más cómoda, ante un cambio brusco en el escenario internacional, que países como Brasil y Uruguay, que todavía deben refinanciar anualmente en los mercados cuantiosos vencimientos de deuda para no caer en default.
A mediano plazo, si se desacelerara el crecimiento de la economía mundial y se profundizara la caída en el precio de los commodities, Argentina sí podría sentir el impacto. Pero no en la forma de una crisis financiera sino de una reducción en la tasa de crecimiento : en lugar de crecer al 9 %, la tasa podría rondar entre 4 y 5 %. Claro que imaginar cualquier escenario a esa altura sería hacer ciencia ficción. Nadie sabe cómo podría reaccionar el gobierno de Kirchner ante indicadores económicos no tan favorables como los que disfrutó hasta ahora.