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18 août 2010

Africa : 50 años viviendo bajo el control y las injerencias del gobierno francés.

par José Naranjo

 

El 1 de agosto de 1960, París conservaba aún buena parte de sus posesiones territoriales en África. Diecisiete días después, la gran Francia colonial estaba reducida a rescoldos tras el nacimiento de nada menos que ocho nuevos países en dos semanas, que estos días celebran sus independencias. Era el borboteo que anunciaba el fin de una época... ¿o no ? Espinosas relaciones entre Francia y sus ex colonias en los últimos cincuenta años. ¿Es África realmente libre ?

Independencias vs. Franciáfrica

El pasado 14 de julio se celebró la fiesta nacional francesa en París. Allí, bajo una lluvia persistente e invitados por el presidente Nicolas Sarkozy, desfilaron este año las tropas de 13 países africanos para recordar que en 2010 se cumplen 50 años de sus independencias. La sorprendente imagen que dio la vuelta al mundo, y que ha indignado a media África, fue la de todos estos líderes africanos junto al presidente francés. Como decía recientemente Alain Pierre , "aquellos que fueron expoliados festejándolo en casa del intruso".

El joven senegalés Ndiawar Seck, líder del grupo musical Chapa Choly, tiene su propia opinión al respecto."Allí estaban casi todos junto al presidente de Francia. Había criminales, asesinos y corruptos”, asegura. Entre otros se encontraban Idriss Déby (Chad, 20 años en el poder en un país sumido en la guerra y la corrupción), Blaise Compaoré (Burkina Faso, 23 años como presidente tras asesinar a su antecesor), Paul Biya (Camerún, 18 años como presidente), Faure Gnassibngbé (Togo, 5 años en el poder, pero sumados a los 25 que estuvo su padre suman 30) y Abdoulaye Wade (Senegal, 10 años en el poder, ya prepara el relevo para su hijo Karim).

Pero lo que más ofende y molesta a Seck, igual que a muchos jóvenes, es esa imagen de sumisión de los líderes africanos que, a su juicio, no representan al continente. « África no necesita ayuda, sino libertad ; no necesita cooperantes, sino presidentes que crean en África », dijo Seck. « ¿Por qué vamos a olvidar el pasado colonial, si lo que vivieron nuestros abuelos lo estamos viviendo ahora, pero de otra manera ? Podemos perdonar, pero no olvidar », añade.

El 1 de agosto de 1960, Francia aún conservaba buena parte de sus colonias en África. Sólo 17 días después, las había perdido casi todas. De aquellas dos semanas que sacudieron a este continente se cumplen ahora cincuenta años. En esas dos semanas, nada menos que ocho colonias se declararon independientes de París para alumbrar ocho nuevos países : Benín, Níger, Burkina Faso, Costa de Marfil, Chad, República Centroafricana, República del Congo y Gabón.

Las colonias que quedaban, cayeron en los meses siguientes. Ahora bien, la pregunta que se hacen todos, la pregunta que se hacen Alain Pierre, Ndiawar Seck y tantos otros, es : ¿realmente lograron su independencia ? Y la respuesta no está clara en absoluto. « No se puede hablar de independencias si hoy nuestros jóvenes tienen están muriendo en el fondo del mar para llegar a Europa », remata Seck.

Hay infinidad de datos que revelan que Francia sigue ejerciendo un peso y una influencia decisiva en la mayor parte de sus ex territorios de ultramar, algo que no ocurre con otras ex potencias coloniales. Sólo el hecho de que en estos países se siga funcionando con una moneda, el franco CFA, cuyas reservas se guardan en París nos da una idea de cómo funcionan las cosas. Esta moneda, que nació como Franco de las Colonias Francesas en 1945, sigue existiendo y ha llegado hasta nuestros días en 14 países africanos (12 ex colonias francesas más Guinea Ecuatorial y Guinea Bissau).

En la actualidad, mantiene un tipo de cambio fijo respecto al euro, moneda a la que está fijada porque antes lo estaba al franco francés. Es el Tesoro francés quien garantiza su convertibilidad y donde se guarda el 65% de sus reservas. Como contrapartida, las autoridades francesas participan en la definición de la política monetaria de las dos zonas de Francia (Oeste y Centro) donde rige el franco CFA. ¿Es esto independencia ?

Este control económico no es sino la cara más visible de algo que se ha venido denominando la Françafrique , traducido al español como Franciáfrica. Este término fue acuñado por el primer presidente de Costa de Marfil, Félix Houphouët-Boigny, en 1955 para referirse a la privilegiada relación entre Francia y sus todavía colonias. En su discurso, tenía un sentido positivo.

Sin embargo, el fundador de la ONG francesa Survie , François-Xavier Verschave, dio a este término un sentido completamente distinto en su libro La Françafrique, el escándalo más grande la República (Stock, 1998), en el que definía a la Franciáfrica como « la criminalidad secreta que existe en las altas esferas de la economía y la política francesas, donde una especie de República subterránea se esconde de la vista ».

De Foccart a Mitterrand, las alcantarillas del Elíseo

Las ramificaciones de la Françafrique, esa especie de nebulosa de oscuros intereses públicos y privados franceses en el continente cuyo timón se ha manejado siempre desde el Elíseo, se han extendido a lo largo de estos cincuenta años. Para beneficiar a estos intereses, Francia no ha dudado en apoyar a dictadores, participar en asesinatos y alentar genocidios, como el de Ruanda. Ejemplos de ellos hay muchos y variados. Pero siempre que se habla de estos temas hay que poner el foco sobre un siniestro personaje, de nombre Jacques Foccart.

Considerado el brazo ejecutor de la Françafrique entre 1958 y 1974, Foccart, apodado señor África, era uno de los hombres de confianza del general Charles de Gaulle. Fue fundador, junto a Charles Pasqua y otros, del Servicio de Acción Cívica (SAC), una especie de agencia parapolicial al servicio de De Gaulle que tenía como misión la protección personal del general y de los altos cargos del partido, Sin embargo, en la práctica, sus técnicas incluían desde infiltrarse en la sociedad civil para la denuncia y desarticulación de los movimientos de izquierda hasta el espionaje puro y duro, pasando por el asesinato, la extorsión o los fraudes. Y Foccart siempre mantuvo el control.

Su estreno internacional fue la guerra de Argelia. El SAC se unió sin ambages a la lucha contra los independentistas argelinos del FLN, pero tras el fin de la guerra y el nacimiento de Argelia, el SAC tenía mucho trabajo por hacer en las recién independizadas ex colonias francesas, especialmente tras el fracaso de la Comunidad Francesa, un intento de Commonwealth gala que no duró mucho tiempo. Entonces, se buscó otro método. Mediante comisiones, sobornos y asignación de fondos públicos, el gobierno gaullista logró mantener en el poder a regímenes profranceses en todos los nuevos países. Y allí donde no lo lograba, financiaba a grupos rebeldes para que llevaran a cabo golpes de estado. La idea, en definitiva, era seguir manteniendo el control.

Entre los logros atribuidos a Foccart se cuentan la eliminación del presidente de Togo, Sylvanus Olympio ; el apoyo al dictador de Zaire (hoy República Democrática del Congo) Mobutu Sese Seko ; su respaldo a la secesión de Biafra, en Nigeria, por intereses económicos franceses, lo que dio lugar a una guerra con un millón de muertos ; la muerte de o la injerencia activa en Camerún, tanto con el asesinato por parte de los servicios secretos franceses del líder marxista Félix-Roland Moumie como con su participación militar en el conflicto contra la UPC y en apoyo del presidente Ahidjo... Y éstos son sólo algunos ejemplos.

Survie

Para tener una rápida visión de algunas de las injerencias galas en África durante estos años es muy recomendable la recopilación de <U> conferencias de François-Xavier Verschave, auténtico creador del término Françafrique en su acepción actual. Verschave, líder de la asociación Survie, lo definía, muy acertadamente, como “un iceberg. Está la cara de arriba, la parte emergida del iceberg : la Francia mejor amiga de África, la patria de los Derechos Humanos, etc. Y luego, está ese 90% de la relación que está sumergido ; la unión entre los mecanismos de mantenimiento de la dominación francesa en África con los aliados africanos”.

Foccart sobrevivió políticamente a De Gaulle y se mantuvo en el cargo de consejero para asuntos africanos durante la Presidencia de Georges Pompidou, pero en 1974 el presidente Giscard d’Estaing le releva por fin y nombra a René Journiac, quien sigue los pasos de su maestro Foccart en países como Benín, con una tentativa fallida de invasión con participación de mercenarios franceses para derrocar al régimen socialista de Mathieu Kérékou, y el protagonismo francés en la operación militar Barracuda, que repone en 1979 en el cargo de presidente de la República Centroafricana a David Dacko, una auténtica marioneta en manos galas. El 6 de febrero de 1980, Journiac murió en un misterioso accidente de aviación en el norte de Camerún.

El 21 de mayo de 1981, el socialista François Mitterrand se convierte en nuevo presidente de Francia y nombra a Guy Penne su consejero para África. Sin embargo, en esos años emerge la figura de Jean-Christophe Mitterrand, hijo primogénito del presidente, quien entre 1973 y 1982 ejerció como periodista para France Press en África occidental. Penne le llama al Elíseo y se convierte en su ayudante hasta 1986, año en que le releva como consejero plenipotenciario para asuntos africanos. A Mitterrand junior se le conoció en esa época como Papamadi (alteración de la frase Papa m’a dit, es decir, papá me ha dicho, lo que deja bien a las claras su manera de conducirse en el continente).

Muerte de Thomas Sankara

Coincidiendo con el debut de Jean-Christophe como consejero para África, y con la rehabilitación temporal de Foccart en el Elíseo de la mano de Jacques Chirac, se produce el asesinato de Thomas Sankara en Burkina Faso, que contó con el apoyo y la complicidad de Francia, encarnada en la figura del nuevo presidente burkinés, Blaise Compaoré, y asesino de su antecesor, gran amigo de la causa gala.

Jean-Cristophe mantenía unas excelentes relaciones con el senador Charles Pasqua, uno de los fundadores de la SAC junto a Foccart, y ambos siguieron ejerciendo el control francés sobre los países africanos a su particular manera. El Angolagate es el mejor ejemplo de ello. A finales de los noventa se destapó este caso por la venta ilegal de armas por parte de Francia a Angola por valor de 790 millones de dólares, en el que además de Mitterrand junior y Pasqua estaban implicados, entre otros, el consejero de François Mitterrand, Jacques Attali, y los empresarios Pierre Falcone y Arcadi Gaydamak, estos últimos como principales acusados. El hijo del presidente galo fue acusado y condenado por tráfico de influencias y por cobrar comisiones millonarias derivada de esta venta de armamento soviético.

Y es que todo este tinglado, montado con participación de la CIA e incluyendo la entrada en combate de mercenarios franceses, estaba dirigido al enriquecimiento de unos pocos y al beneficio de grandes empresas francesas, como la petrolera Elf, con enormes intereses en la extracción petrolífera en África, dispuestas a apoyar a los sucesivos presidentes franceses, como De Gaulle, Chirac, Pompidou o Mitterrand. Ello incluía, como se demostró precisamente en el caso Elf-Total-Fina, el tráfico de armas y otras actividades ilícitas relacionadas con el juego, la corrupción y el tráfico de influencias.

También en los años noventa, militares franceses participaron de forma directa en el genocidio de Ruanda, cuando el ejército ruandés (hutu) masacró a cerca de un millón de tutsis y hutus moderados. No sólo sabían perfectamente que se estaba preparando un genocidio, sino que formaron a los soldados ruandeses en las técnicas necesarias para asesinar a los tutsis, participaron en las maniobras y luego, mediante la Operación Turquesa, ayudaron a los asesinos a escapar del país.

¡Larga vida a la Françafrique !

El auténtico heredero del espíritu y la práctica del foccartismo (Jacques Foccart muere en 1997) es Robert Bourgi, abogado francés de origén libanés nacido en Dakar (Senegal) e hijo de Mahmoud Bourgi, un empresario con quien Foccart hizo buenos negocios. Bourgi fue gran amigo del presidente de Gabón, Omar Bongo, y lo es en la actualidad de los presidentes de Senegal, Abdoulaye Wade, y de la República del Congo, Dennis Sassou-Nguesso. Este ambicioso abogado ha sabido desempeñar muy bien su papel. Crecido a la somba de Chirac y luego de Dominique de Villepin, en septiembre de 2005 se pasó al bando de Nicolas Sarkozy, para quien gestiona, actualmente, los asuntos africanos de la República francesa.

Y lo hace al mejor estilo Foccart. Hace unos años, acompañó a Karim Wade, hijo del presidente senegalés, al despacho de Sarkozy. De allí salió un jugoso contrato para la construcción de una central nuclear en Senegal por parte de las empresas francesas Areva, Bouygues y EDF. A cambio, el delfín del presidente Wade, que ya se postula para relevar a su anciano padre y que lidera la corriente interna llamada Generación del Concreto del Partido Demócrata Senegalés (PDS), lograba una codiciada foto junto al ’patrón’ Sarkozy.

Otro dato llamativo de Robert Bourgi es que su hermano Albert es editor de la famosa revista francesa sobre África, Jeune Afrique, considerada como una herramienta más de la política exterior francesa. De hecho, son muy llamativos en esta revista, por ejemplo, los dossieres muy positivos sobre Marruecos, gran aliado francés, que publica periódicamente Jeune Afrique en los que, entre otras cosas, se obvia por completo la violación de los Derechos Humanos en los territorios ocupados del Sahara y se considera a la ex colonia española como parte del reino alauí, algo a todas luces ilegal según la legislación internacional.

Precisamente en el contencioso del Sahara se pone de manifiesto la manera en que el Elíseo ignora los derechos de los africanos. Francia lleva años jugando el papel de árbitro, pero también de aliado, de las dos grandes potencias que se disputan la supremacía del Magreb occidental, Marruecos y Argelia, en los que París se juega muchísimo económicamente. Por eso, Rabat sabe que cuenta en los galos con uno de sus grandes apoyos.

Este hecho se puso bien a las claras en una reciente reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en la que la mayoría de los países, incluído España, pretendía incluir la cuestión de los Derechos Humanos entre las competencias de la Misión para el Sahara de Naciones Unidas (Minurso), la única misión internacional en el mundo que no vela por ellos. Sin embargo, el veto francés impidió esta ampliación de competencias, lo que permite a Marruecos hacer y deshacer en los territorios ocupados, empleándose allí con gran violencia contra la población civil que defiende la celebración de un referéndum, tal y como ha fijado la ONU.

Bourgi, pero también Bolloré

Bourgi es uno de los eslabones de la Françafrique que llegan hasta Sarkozy, hasta la actualidad. Pero hay otros que, al más puro estilo Foccart, operan en la sombra. Es el caso del multimillonario empresario Vincent Bolloré, íntimo amigo del presidente francés y que se hizo mundialmente famoso por prestar su yate de lujo a Sarkozy para que pasara sus vacaciones justo después de que éste ganara las elecciones. El grupo Bolloré está implantado en una cuarentena de países africanos, especialmente en Costa de Marfil, República del Congo, donde es la principal empresa productora de petróleo, Gabón y Camerún. En este último país controla el puerto de Douala y el servicio ferroviario y participa en las plantaciones de palmeras a través de la sociedad Socopalm. Asimismo, mantiene la fundación de la esposa del presidente camerunés Paul Biya, Chantal Biya, y gestiona una radio muy próxima al poder.

La incursión y presencia de Bolloré en medios de comunicación es muy conocida en Francia. Controla buena parte del grupo Havas, desde donde ha lanzado la cadena de televisión Direct 8 y los periódicos gratuitos Direct Soir y Matin Plus, todos ellos muy benévolos con Sarkozy. Asimismo, participa en empresas de publicidad, sondeos televisivos y encuestas, lo que le da una gran capacidad de influencia en la opinión pública francesa.

Uno de los temas más espinosos de las independencias africanas es la amplísima presencia militar francesa en África, con unos 10.000 soldados en la actualidad, planteada inicialmente y en muchos países como necesaria para la defensa ante enemigos exteriores, pero que, en la práctica, ha servido en estos cincuenta años para operaciones de « contrainsurgencia » contra la población civil o contra rebeldes (Chad y República Centroafricana son ejemplos muy recientes) o para servir, directamente y sin ambages, a los intereses de la France. En Senegal, por ejemplo, la presencia de bases francesas es un tema que indigna a mucha gente y el propio presidente Wade se ha visto forzado a prometer su desmantelamiento para este mismo año, lo que aún no ha ocurrido en la práctica.

Un discurso denigrante

Cuando Nicolas Sarkozy llegó al poder manifestó su intención de separarse de sus antecesores en lo que a África respecta. Habló de una relación "transparente" y "alejada de los cauces oficiosos que tanto daño han hecho" en el pasado. Sin embargo, en su primera visita al África subsahariana, en el verano de 2007, el presidente ya mostró el colmillo con un discurso denigrante para los africanos, pronunciado en la universidad Cheikh Anta Diop de la capital senegalesa. Entre otras lindezas, aseguró que « el drama de África es que el hombre no ha entrado lo suficiente en la Historia », obviando milenios de riquísima historia africana) y redujo al africano a un pobre campesino que se deja llevar por las leyes de la naturaleza. Lo increíble fue que nadie se levantara de su asiento ante tanto insulto.

En la actualidad, nuevos y potentes actores económicos intervienen en el continente. Es el caso de Brasil, Rusia o China, por citar algunos casos de los conocidos países emergentes o BRIC. Y las viejas potencias coloniales están preocupadas de perder sus relaciones de privilegio con sus ex colonias, que tantos beneficios les han generado. Todos parecen estar tomando posiciones en una guerra sorda por el control, en la que el continente sigue siendo visto como un solar para la extracción de materias primas. Si Sarkozy pudiera haber albergado alguna intención de renunciar a la Françafrique, esta feroz competencia ha contribuído a quitárselo de la cabeza.

Y en cuanto a los sinuosos vericuetos de la política exterior francesa en África, más de lo mismo. Como se ha visto, tanto por quienes la ejecutan como por la manera de hacerlo, tanto en la política como la economía, Francia sigue moviéndose en varios niveles en el continente que antaño dominara con la colonización. Como decía el politólogo francés Aziz Fall en una reciente entrevista a GuinGuinBali, « con una mano hace una cosa y con la otra lo contrario ». Así, el debate sobre las independencias africanas que se celebran estos días de agosto de 2010 está tan vigente como que aún no está claro, en absoluto, si la mayoría de los países africanos, al menos los que tuvieron a Francia como potencia colonial son, realmente, independientes.

Santander, Reino de España, 8 de agosto de 2010

Lecturas recomendables



Este tema es amplio y complejo. Esta serie de artículos que hoy acaba tan solo ha pretendido servir para presentar la cuestión y estimular la curiosidad de saber más a quienes puedan estar interesados. Para ello, recomendamos, además de las páginas web de Survie y Grila , la lectura de :

- El bombero pirómano , de François-Xavier Verschave, Jean-Marie Volet, André Ntonfo, Odile Tobner / Mongo Beti,

- ¿Qué hace el Ejército francés en África ?, de Raphaël Granvaud. Dossier negro 23 de Survie,

- Nicolas Sarkozy ou la Françafrique décomplexée , de Samuël Foutoyet.

- Sarko en Afrique , de Antoine Glaser y Stephen Smith.

  Guinguinbali . 10 de agosto de 2010.

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