El reciente resultado electoral de las legislativas dibuja un panorama político claramente alineado en cuatro bloques ideológicos : la izquierda, el centro-izquierda, la derecha, y la extrema-derecha.
Cada vez que intento analizar la política argentina, llego a la misma conclusión : además del omnipresente marco del peronismo, no debemos perder de vista todo lo que podría explicarse desde el clivaje tradicional entre izquierda y derecha.
La hipótesis de partida es que el reciente resultado electoral de las legislativas dibuja un panorama político claramente alineado en cuatro bloques ideológicos : la izquierda, el centro-izquierda, la derecha, y la extrema-derecha.
Y aún nos falta un quinto bloque, imprescindible para descifrar la ecuación completa : el « abstencionismo nuevo ». Nos referimos a aquel ciudadano que iba a votar habitualmente pero que, tanto en las elecciones PASO como en las recientes legislativas, prefirió quedarse en casa. Si comparamos los datos 2021 con el 2017 (no con el 2019, por coincidir con las presidenciales), el « abstencionismo nuevo » supone unos 2 millones. Es decir, casi un 6 % del padrón electoral, del que todavía no sabemos a ciencia cierta si se trata de un fenómeno coyuntural o perpetuo.
La resolución en los próximos tiempos de este dilema será determinante en la disputa izquierda-derecha. Si el « abstencionismo nuevo » pasa a ser crónico en los próximos años, entonces, la sumatoria de votos de la derecha y extrema derecha (10,8 millones) superaría a la de la izquierda y centro-izquierda (9,2 millones). Esta potencial correlación de fuerzas indudablemente tendría su correlato en posiciones en relación al Estado y las políticas sociales, la política exterior, el modelo económico, etc.
La única manera que tiene la izquierda de modificar esas proporciones actuales es sintonizar políticamente con gran parte de su ex electorado (el que no fue a votar). ¿Cómo ? No hay receta simple para tan mayúsculo desafío. Pero sí hay una premisa básica : ocuparse de lo que cotidianamente preocupa a la gente, y hacerlo bajo los principios que les permitieron conformar mayoría en un pasado no muy lejano.
Las posiciones de izquierda y derecha siempre dependen del tema en cuestión. Como dice Lakoff, no siempre una persona es de una ideología en todo. Hay más contradicción de lo que presuponemos. De ahí la importancia de la « agenda ». La clave está en instalar asuntos que atañen a la gente y salir de burbujas mediáticas que distraen la atención de lo verdaderamente importante. ¿Por qué no hablar de la deuda que tienen las familias en Argentina en vez de debatir hasta el cansancio si el populismo es bueno o malo ? Seguramente, existe una mayoría de izquierdas que no está de acuerdo en las prácticas abusivas de unos pocos bancos.
Vienen por delante dos años de alta intensidad política. Y aunque no hay duda de que habrá debate garantizado en torno al peronismo, kirchnerismo, radicalismo, trotskismo, macrismo y libertarios, también sería apropiado no perder de vista el viejo clivaje clásico, de izquierda y derecha, porque nos ayuda a entender cómo se ordena el tablero político argentino. Y, lo que es más importante, cómo evolucionaremos en cuanto a los temas fundamentales para el día a día.
En fin, esta es otra forma de explicar lo de la grieta.
Alfredo Serrano Mancilla* para CELAG
CELAG, 19 de noviembre de 2021
CELAG, Doctor en Economía por la Universidad Autónoma de Barcelona, Catalunya, y autor de « América Latina en disputa » @alfreserramanci)]