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7 septembre 2015

La falseada cuestión de los « migrantes » y refugiados que llegan a la UE.

par Alberto Rabilotta *

 

Las reacciones que las olas migratorias de refugiados provenientes del Oriente Medio, de Siria y otros países, está causando en los países de la Unión Europea (UE) confirma que las élites europeas nada aprendieron de su propia historia pasada y reciente, y que por esa razón son incapaces de pensar y proponer soluciones a problemas cruciales que afligen y afligirán a esa región.

Nada aprendieron estas élites de las consecuencias de las políticas coloniales e imperiales en los pueblos de los otros continentes, ni en sus propios pueblos. La rigidez del « patrón oro » y el liberalismo a ultranza que lanzó una rebatiña imperial y condujo a la Gran Depresión, al fascismo y a la segunda Guerra Mundial es reproducida en el euro, que está provocando depresiones económicas y disolución social en Grecia y otros países de la UE con deudas impagables.

Tampoco aprendieron las lecciones del pasado de que no hay que coquetear con el fascismo, como muestra el apoyo (sin problema de consciencia) al régimen oligárquico-fascista en Ucrania que está llevando a cabo la política anti-rusa de Washington.

Porque nada aprenden, para seguir la misma política, es que no quieren ver que los flujos de refugiados que llegan a las costas de Grecia o Italia, después de haber dejado una espantosa estela de náufragos y muertos en el Mediterráneo, son el producto directo de las políticas de países de la UE y de Estados Unidos (EEUU), de la creación de extremistas y fanáticos religiosos para luchar contra la Unión Soviética en Afganistán y luego en Chechenia, y muy particularmente de las agresiones militares que destruyeron a los regímenes seculares en Irak y Libia, y que están desestabilizando y destruyendo la economía y la sociedad secular en Siria.
Tampoco estas elites neoliberales quieren recordar que histórica y repetidamente las grandes potencias europeas y EEUU han impedido, en beneficio de sus empresas monopolistas y de sus objetivos geopolíticos, que hubiera un desarrollo socioeconómico autóctono en los países del Oriente Medio, de África y Nuestra América, como desde los años 60 y 70 los países reclamaban los países No-Alineados al proponer en la ONU la creación de un Nuevo Orden Económico Mundial.

Los países del imperio, porque así debemos llamarlos, siguen sin cambiar sus políticas, como se ha visto recientemente en las abstenciones y oposiciones en la ONU, a partir de la propuesta argentina, para crear un marco internacional destinado a una más justa y segura renegociación de las deudas soberanas [1].

De nuestro lado, en los países de América, sí conocemos muy bien las causas de los flujos de migrantes porque desde hace ya dos siglos hemos estado del lado “receptor” de esas migraciones que trajeron a nuestros países a millones y millones de europeos huyendo del hambre, de las guerras y las persecuciones políticas, de las periódicas y destructivas crisis económicas del capitalismo.

Y antes de esas migraciones bien definidas de los siglos 19 y 20 fueron las potencias coloniales europeas que trajeron a nuestro Continente a millones de africanos esclavizados para que trabajaran como bestias en las plantaciones (si no trabajo me matan, y si trabajo me matan, como decía Nicolás Guillen), y eso tampoco parece formar parte de la consciencia europea cuando se habla de movimientos masivos de población, de migraciones forzadas, prefiriendo en muchos casos seguir viendo esa sanguinaria etapa que marca la historia de África como la época en que el « hombre blanco » europeo « llevaba sobre sus espaldas la pesada carga de la civilización al Continente africano ».

Y no hablemos de la era colonial en la cual las potencias europeas y EEUU causaron tanto daño y destrucción social en los países de América, en particular en las sociedades de los pueblos originarios. Ni mencionemos lo que esas políticas neocoloniales e imperiales siguen causando en nuestros pueblos, en las heridas nunca cicatrizadas que aun tenemos, desde Las Malvinas hasta Puerto Rico.
Y a pesar de eso, o quizás por todo eso, la hermandad de los pueblos forjada durante las luchas por la independencia nos enseño a evitar las guerras entre nuestros pueblos, y las que hubo (preguntemos a los paraguayos) fueron bien preparadas por los intereses extranjeros y llevadas a cabo por los cipayos criollos, que aun no hemos erradicado.

Alberto Rabilotta* para

* Alberto Rabilotta. Periodista argentino-canadiense desde 1967, en México para la « Milenio Diario de México ». Corresponsal de Prensa Latina en Canadá (1974) Director de Prensa Latina Canadá, cobertura América del Norte (1975-1986). Corresponsal de la Agencia de Servicios Especiales de Información, ALASEI, (1987-1990). Corresponsal de la Agencia de Noticias de México, NOTIMEX, en Canadá (1990-2009 Columnista bajo seudónimos (Rodolfo Ara y Rocco Marotta) de « Milenio Diario de México » (2000-2010). Colaborador de ALAI, PL, El Correo, El Independiente y otros medios desde el 2009.

El Correo de la diáspora latinoamericana. París, 7 de septiembre de 2015.

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Notes

[1« Guía para espantar buitres », Tomás Lukin, Página/12

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