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1er octobre 2022

Estados Unidos derrota a Alemania por tercera vez en un siglo

Tres oligarquías US controlan la política exterior de EEUU

par Michael Hudson *

 

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El objetivo principal de la Nueva Guerra Fría es monopolizar el mercado del gas natural licuado (GNL) y abastecer a Europa con energía proveniente de Estados Unidos. Con el fin del gasoducto ruso, casi con toda seguridad Estados Unidos volverá a derrotar a Alemania como potencia económica

Mi antiguo jefe, Herman Kahn, con quien trabajé en el Instituto Hudson en la década de 1970, tenía un discurso fijo. Recordaba que, en la escuela secundaria sus maestros explicaban, allá por las décadas de 1940 y 1950 : « Las guerras nunca resolvieron nada ». Sus maestros pensaban que las guerras nunca cambiaban nada.

Herman Kahn no estaba de acuerdo e hizo listas del tipo de cosas que las guerras habían resuelto en la historia, o al menos las habían cambiado. Tenía razón y, por supuesto, ese es el objetivo de ambas partes en la confrontación actual de la Nueva Guerra Fría en Ucrania.

La pregunta que hay que hacerse ahora es : ¿qué está tratando de cambiar o « resolver » la Nueva Guerra Fría ? Para responder en la pregunta deberíamos primero entender que siempre hay dos lados : el atacante y el atacado. El atacante pretende ciertos resultados, y el atacado busca resultados no deseados de los que pueda sacar provecho. En este caso, ambos lados tienen un duelo de resultados previstos e intereses especiales.

La fuerza militar activa y de agresión desde 1991 ha sido Estados Unidos. Al rechazar el desarme mutuo, de los países del Pacto de Varsovia y la OTAN, no se « ganó la paz ». Los hechos demuestran que, la política estadounidense ejecutada por Clinton (y las administraciones subsiguientes) emprendieron durante 30 años una expansión militar a través de la OTAN, imponiendo, en la práctica, la política exterior de Europa occidental. La OTAN se convirtió en el organismo que elabora la política exterior de Europa, hasta el punto de someter los intereses económicos de las naciones europeas

Veamos : Rusia al tratar de impedir la violencia contra la población de origen ruso en el este de Ucrania (por parte del régimen neonazi posterior a 2014) tiene como objetivo enfrentar los intereses estadounidenses que el último tiempo han estado perdiendo su control hegemónico.

De hecho, Estados Unidos, sus aliados de la OTAN, y otros satélites del área del dólar, sienten que sus ventajas están amenazadas por el crecimiento de la economía y la influencia de China y Rusia.

Para comprender exactamente cuáles son los objetivos e intereses estadounidenses es necesario comprender la política permanente y la planificación central del estado norteamericano. Esta, obviamente, no puede explicarse por las políticas parlamentarias de la contingencia.

Tres oligarquías estadounidenses controlan la política exterior de Estados Unidos

Para analizar la política económica y exterior de EEUU en necesario considerar los intereses vitales del complejo militar-industrial, de la gran industria del petróleo, el gas y la minería, y del sistema bancario y de bienes raíces.

En EEUU los senadores y representantes en el Congreso no representan tanto a sus estados y distritos como a los intereses económicos y financieros de sus contribuyentes en las campañas políticas. El famoso diagrama de Venn muestra que los donantes de campaña son los que realmente mandan, no así los votantes. Y estos contribuyentes se dividen básicamente en tres bloques.

Tres grupos oligárquicos principales, en la práctica, han comprado el control del Senado y del Congreso colocando a sus propios estrategas políticos en posiciones claves en el Departamento de Estado y Departamento de Defensa.

 Primero, está el Complejo Militar-Industrial (MIC) : los fabricantes de armas como Raytheon, Boeing y Lockheed-Martin que han diversificado sus fábricas y empleos en casi todos los estados, especialmente en los distritos del Congreso donde se eligen los principales comités del Congreso. Su base económica es la renta de monopolio, obtenida sobre todo por sus ventas de armas a la OTAN, a los exportadores de petróleo de Oriente Próximo y a otros países con superávit de balanza de pagos.

Las acciones de estas empresas se dispararon inmediatamente después de la noticia del ataque ruso, porque los inversionistas reconocieron rápidamente que la guerra del « Capitalismo del Pentágono » (como lo describió el economista estadounidense Seymour Melman (1917-2004)) proporcionará un paraguas garantizado para las ganancias de monopolio de las industrias de guerra.

Junto con un sur tradicionalmente militarista los senadores y representantes de California y Washington tradicionalmente han representado al MIC. La escalada militar de la semana pasada promete ventas vertiginosas de armas a la OTAN, enriqueciendo a los patrones de los políticos estadounidenses. Su mayor éxito, de momento, ha sido que Alemania accedió rápidamente a aumentar su gasto en armas a más del 2% del PIB.

 El segundo bloque oligárquico es el sector del petróleo, el gas, y la minería (OGAM) que extrae rentas y aprovecha el favoritismo fiscal otorgado a estas empresas que se dedican a vacíar los recursos naturales de la tierra y los colocarlos en la atmósfera, los océanos y en los suministros de agua.

El objetivo de este sector es aumentar el precio de la energía y de las materias primas para maximizar su renta. Monopolizar el mercado petrolero de la zona del dólar y apartarlo del petróleo y el gas de Rusia ha sido una de las prioridades del establishment político. De alguna manera lo reconoció hasta el propio Biden, el oleoducto Nord Stream 2 amenazaba con unir las economías de Europa occidental y Rusia, quitándole poder a Estados Unidos.

Los senadores de Texas y otros estados mineros y productores de petróleo del oeste son los principales cabilderos de la OGAM. Como todo el mundo sabe el sector de la energía tiene una influencia determinante en los poderes del estado

Un objetivo político secundario de la OGAM es oponerse a los movimientos ambientales que proponen reemplazar el petróleo, el gas y el carbón con fuentes alternativas de energía. El poder del sector energético se puede comprobar fácilmente con las recientes medidas de la administración Biden : ha respaldado la expansión de la perforación en alta mar, ha dado el visto bueno al oleoducto canadiense que se alimentará de la fuente de petróleo más sucia del mundo en Athabasca y ha preconizado el resurgimiento del fracking estadounidense.

En este ámbito la política exterior de Washington es coherente con su política oficial : evitar a toda costa que países extranjeros compitan en los mercados mundiales con los proveedores estadounidenses Al aislar a Rusia (e Irán) los amos de la energía esperan que aumenten los precios y, en consecuencia, crezcan sus ganancias corporativas.

 El tercer grupo oligárquico importante es el sector simbiótico de las Finanzas, Seguros y Bienes Raíces (FIRE). Es el moderno sucesor de la antigua aristocracia terrateniente pos-feudal de Europa (que vivía de las rentas de la tierra).

Como unas ramas más importantes del capitalismo financiero el sector FIRE es básicamente rentista y, la moderna « renta de la tierra » la pagamos mayoritariamente al sector bancario en forma de intereses hipotecarios y amortización de deuda. De hecho, alrededor del 80 por ciento de los préstamos bancarios estadounidenses y británicos son para el sector inmobiliario. Este bloque bancario y de bienes raíces centrado en Wall Street tiene una base en distrito donde se ubica el complejo industrial- militar. Su senador por Nueva York Chuck Schumer, al igual que Joe Biden, han sido apoyados durante mucho tiempo por la industria de tarjetas de crédito y por del sector de los seguros centrados.

A nivel nacional, el objetivo de este sector es maximizar la renta y las « ganancias del capital » con el aumento de la renta de la tierra. A nivel internacional, el objetivo del sector FIRE es privatizar las economías extranjeras (para asegurar la creación de crédito en manos de los EEUU) a fin de convertir la infraestructura y los servicios públicos en monopolios que buscan rentas controlando servicios básicos como atención médica, educación, transporte, comunicaciones y tecnología de la información.

Históricamente Wall Street se fusionó con la industria del petróleo y el gas (los primeros fueron los conglomerados bancarios Citigroup y Chase Manhattan dominados por Rockefeller).

Los sectores FIRE, MIC y OGAM son los tres sectores rentistas que dominan el capitalismo financiero posindustrial actual. Sus fortunas se han disparado con el aumento del precio de las acciones de MIC y OGAM. Y los movimientos para excluir a Rusia del sistema financiero occidental tiene como objetivo aislar las economías europeas de la energía rusa, y estimular la entrada de valores financieros dolarizados.

Como he mencionado, es importante entender que la política económica y exterior de los Estados Unidos está comprometida con los intereses de estos tres sectores rentistas. En otras palabras, los senadores y representantes del Congreso no representan a sus estados y distritos, sus decisiones más relevantes demuestran que estos parlamentarios están comprometidos con los intereses económicos y financieros de sus donantes de campaña.

Por esto, ni la manufactura ni la agricultura juegan un papel dominante en la política exterior de Estados Unidos. La convergencia de los objetivos políticos de los rentistas dominantes desborda los intereses del trabajo e incluso del capital industrial. Esta convergencia es la característica definitoria del actual capitalismo financiero posindustrial. Es básicamente una reversión de las antiguas políticas del capital industrial, su propósito es asegurar los beneficios económicos a través de las rentas.

Por tanto, la dinámica que debe rastrearse son los intereses de esta oligarquía que ha empujado a Rusia a una postura de vida o muerte en sus fronteras asediadas por la expansión de la OTAN.

Las secuelas esperadas por los « poderes en la sombra »

Como ha reiterado el presidente Biden las tropas estadounidenses no participarían en el conflicto porque objetivo su política es provocar al Oso ruso (« Prodding the Bear »). Todo su esfuerzo se ha inclinado en exigir a Alemania la cancelación del gasoducto Nord Stream 2 y que recurra a los proveedores estadounidenses.

Primero, Washington intentó impedir que se completara la construcción del oleoducto. Las empresas que ayudaron en su construcción fueron sancionadas y Rusia se vio obligada a terminar el oleoducto. Luego, la presión del Departamento de Estado, se volvió contra los políticos alemanes, tradicionalmente dóciles, alegando que Alemania y el resto de Europa enfrentaban una amenaza a la seguridad europea. El pecado de Rusia ha sido ofrecer gas y de la energía ha precios competitivos.

En efecto, Estados Unidos nunca considero seriamente las especificas y justificadas demandas de la seguridad nacional de Rusia. Y al final de este intenso ciclo político-diplomático Alemania se rindió y se negó a autorizar la entrada en funcionamiento oficial del gaseoducto Nord Stream 2.

Un objetivo principal de la Nueva Guerra Fría es monopolizar el mercado del gas natural licuado (GNL) y abastecer a Europa con energía proveniente de Estados Unidos. Ya bajo la administración de Donald Trump, Angela Merkel fue obligada a gastar mil millones de dólares en la construcción de nuevas instalaciones portuarias para que los buques cisterna estadounidenses descarguen gas natural para uso alemán.

La victoria electoral demócrata en noviembre de 2020, seguida por el retiro de la Sra. Merkel ha dejado a Alemania sin el gas ruso para calentar sus hogares, alimentar sus servicios eléctricos y proporcionar la materia prima para su industria de fertilizantes y, por lo tanto, mantener la productividad agrícola.

Así que el objetivo estratégico más apremiante para EEUU – en esta confrontación de la OTAN con Rusia – es aumentar los precios del petróleo y el gas en detrimento de Alemania. Este es el éxito de Biden junto con generar ganancias en los mercados de valores para las compañías estadounidenses. Tal como están las cosas ya ha logrado aumentar los precios de la energía y en consecuencias limitará el desarrollo de la economía alemana.

Con el fin del gasoducto ruso, casi con toda seguridad Estados Unidos volverá a derrotar a Alemania como potencia económica.A partir de ahora la economía alemana será cada vez más dependiente de Estados Unidos. En este, como en otros casos, es la OTAN es la que tiene el control político efectivo. Cualquier resistencia nacionalista en Europa está siendo aplastada por unos implacables medios de comunicación.

Los precios más altos de la gasolina, la calefacción y otras energías también perjudicarán a los consumidores de otras naciones (especialmente las economías con déficit de energía del Sur Global) y dejarán menos presupuesto a las familias estadounidenses para gastar en bienes y servicios.

Este hecho económico llevará a una mayor concentración de la propiedad de viviendas y locales comerciales colocando a la población en dificultades para enfrentan los costos de la energía. Pero esto se considera un daño colateral por parte de la burbuja posindustrial.

Los precios de los alimentos también subirán, encabezados por el trigo. (Rusia y Ucrania representan el 25 por ciento de las exportaciones mundiales de trigo). Se exprimirá a muchos países del Cercano Oriente y del Sur Global que tiene déficit de alimentos, empeorando su balanza de pagos y amenazando los pagos de la deuda externa.

Las exportaciones rusas de materias primas pueden ser bloqueadas y probablemente se producirán rupturas en las cadenas de suministro de materiales, incluidos el cobalto, el paladio, el níquel y el aluminio (cuya producción consume mucha electricidad, lo que encarecerá ese metal). Si China entiende que será la próxima nación amenazada y se une a Rusia contra la guerra comercial y financiera de EEUU, todas las economías occidentales se verán afectadas.

El sueño « húmedo » de los « New Cold Warriors » estadounidenses es dividir a Rusia, o al menos restaurar su cleptocracia gerencial Yeltsin/Harvard Boys, con oligarcas que buscan sacar provecho de las privatizaciones.

La OGAM todavía sueña con tener el control accionario de Yukos y Gazprom. A Wall Street le encantaría recrear un auge del mercado con valores de la energía rusa privatizada. Y los inversores de MIC anticipan felizmente la perspectiva de vender más armas para ayudar a lograr más y más ganancias.

Las intenciones de Rusia es beneficiarse de los resultados no deseadas por los Estados Unidos

¿Qué quiere Rusia ? En lo inmediato eliminar el núcleo neonazi que el golpe de estado de Maidan impuso en 2014. Rusia desea una Ucrania neutral, evitando de esta manera que Ucrania se convierta en escenario de movimientos antirrusos orquestados por Estados Unidos, al estilo de Chechenia y Georgia.

El objetivo de Rusia a largo plazo es alejar a Europa del dominio de la OTAN y EEUU y, en el proceso, crear con China un nuevo orden mundial multipolar centrado en una Eurasia económicamente integrada. Además, propósito subyacente de toda la política internacional de Rusia es obtener que la OTAN se disuelva como entidad bélica y elaborar junto a los estados europeos políticas de desarme.

Esto no solo reduciría las compras extranjeras de armas estadounidenses, sino que puede terminar conduciendo a sanciones contra el aventurerismo militar del Pentágono. La aplicación de esta política dejaría a Estados Unidos con menos capacidad para financiar sus operaciones militares con una aceleración de la desdolarización.

Ahora debería ser obvio para cualquier observador informado que el propósito de la OTAN es la agresión, no la defensa, y no hay más territorio para conquistar de los restos de la antigua Unión Soviética, ¿qué obtiene Europa con la OTAN ?

Rusia no invadirá Europa. No tiene nada que ganar, y no tiene nada que ganar en Ucrania, excepto hacer retroceder la expansión de la OTAN y terminar con los ataques contra las republicas de Donetsk y Lugansk (Novorossiya).

Habrá que preguntar a los líderes europeos (incluyendo a esa “izquierda” que es pro-estadounidense) ¿por qué sus países deben pagar armas estadounidenses que solo ponen en peligro a sus naciones : ¿por qué pagar precios más altos por el GNL y la energía estadounidense ? ¿por qué pagar más por los cereales y materias primas producidas en Rusia ? ¿por qué perder la opción de realizar exportaciones e inversiones pacíficas en Rusia ? ¿Quizás quieran también perder el mercado de China ?

La confiscación de las reservas monetarias rusas por parte de Estados Unidos, tras el reciente robo de las reservas de Afganistán (y la incautación por parte de Inglaterra de las existencias de oro de Venezuela) es una amenaza directa a la adhesión de los países al patrón dólar y, por lo tanto, el papel del dólar como vehículo para el ahorro de divisas por parte de los bancos centrales del mundo. Esta medida acelerará el proceso de desdolarización internacional ya iniciado por Rusia y China.

A más largo plazo, lo más probable es que Rusia se una a China para formar una alternativa al FMI y al Banco Mundial dominados por Estados Unidos. Por el momento, Rusia quiere arrestar a los neonazis ucranianos y celebrar un juicio por crímenes de guerra. Con una victoria militar de Rusia un nuevo tribunal internacional podría juzgar a los criminales de guerra neonazis ucranianos y a los funcionarios estadounidenses responsables de crímenes contra la humanidad.

¿Cuales serán las consecuencias de la guerra ?

Es casi un chiste de humor negro observar los intentos de EEUU por convencer a China que debería unirse a Washington en la condena por la acción militar de Rusia en Ucrania. La consecuencia no esperada de la política exterior de EEUU ha sido unir a Rusia y China, junto con Irán, Asia Central y otros países a lo largo de la iniciativa Belt and Road [La nueva Ruta de la Seda].

Aunque Rusia espera crear un nuevo orden mundial ha sido el aventurerismo estadounidense lo que está llevando al mundo a un orden completamente nuevo. En este nuevo mundo multipolar China puede ser la ganadora.

Es posible que todo lo que he escrito anteriormente ya esté obsoleto, ya que Rusia y los EEUU han entrado en alerta atómica. Mi única esperanza es que Putin y Biden puedan ponerse de acuerdo, porque si Rusia bombardea a Gran Bretaña y Bruselas, habrá un acuerdo del diablo (no de caballeros) para no bombardearse entre sí.

Ahora, permitidme recordar la famosa parodia cinematográfica « Dr. Strangelove » El personaje que da nombre a la película afirma acertadamente : « en una guerra nuclear no habrá sobrevivientes » pero a continuación agrega : « espero estar justo debajo de la bomba porque lo que quedara del mundo será un lugar donde no quisiera sobrevivir ». A este punto nos está llevando el expansionismo de la OTAN.

Michael Hudson* para su blog personal

Original : America Defeats Germany for the Third Time in a Century, february 28, 2022.

Traducción de el Observatorio de la Crisis . España, 1° de marzo de 2022

*Michael Hudson trabajó como economista en Wall Street y actualmente es Distinguished Professor en la University of Misoury, Kansas City, y presidente del Institute for the Study of Long-Term Economic Trends (ISLET). Es autor de varios libros, entre los que destacan : « Super Imperialism : The Economic Strategy of American Empire » (nueva ed., Pluto Press, 2003) y « Trade, Development and Foreign Debt : How Trade and Development Concentrate Economic Power in the Hands of Dominant Nations » (ISLET, 2009). Página web : Michel Hudson

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