Alastair Crooke: Forzar la elección: ¿De qué lado de la historia estás?

Cada vez está más claro que Occidente no ha tenido una estrategia diplomática para hacer frente a la crisis ucraniana, más allá de la histeria provocada por las operaciones psicológicas. Los líderes occidentales no apreciaron el punto de inflexión geoestratégico más amplio causado por la declaración Putin-Xi de Pekín, ni la determinación con la que se implementaría. Por el contrario, Europa ha seguido el reflejo habitual del Merkelismo (llamado así por la ex-canciller alemana), que es evitar de tomar decisiones difíciles, enmascarar cismas estratégicos con un poco de efectivo, echar muchos edulcorantes y luego patear en la lata en el camino.

Como resultado, Occidente cometió un error y se encontró en una crisis que derribó el orden occidental basado en reglas. De hecho, no ha habido una negociación real, y no la habrá. Putin ha sido ridiculizado como « un Hitler », que debe ser detenido a toda costa (lo que implica una acción militar, así como sanciones). El orden unipolar de los gobernantes occidentales se rompió el 21 de febrero y dos esferas mundiales se desgarrarán hasta que el dolor se vuelva insoportable. Europa, más que en ningún otro lugar, se enfrenta a una perspectiva terrible que la obstaculizará económica y socialmente durante una década a medida que pierda la guerra de las sanciones.

Si Europa opta por esta demonización a gran escala de Putin y Rusia (quizás reflejando una profunda ansiedad), el resto del mundo será puesto a prueba, en forma de un ultimátum armado.

Ya comenzó en el Medio Oriente: los funcionarios estadounidenses exigen responsabilidades por todas las transacciones e importaciones relacionadas con Rusia. Quieren que las compras, ya sea de alimentos o bienes, se detengan por completo. Sin embargo, esto es solo el comienzo.

El expresidente ruso Dmitry Medvedev, al abordar las sanciones de Ucrania Occidental contra Rusia, pidió a Moscú que responda de manera simétrica y dijo que las sanciones podrían « convertirse en una buena razón para finalmente reconsiderar todas las relaciones con los países que las imponen », así como una discusión sobre la « estabilidad estratégica » (…) « Realmente no necesitamos relaciones diplomáticas », escribió. « Es hora de poner candados a las embajadas ».

Entonces, ¿es así como se verá el nuevo orden mundial emergente: por un lado, Europa y Estados Unidos pidiendo a los estados del Medio Oriente que impongan sanciones a Rusia, y por el otro, Moscú monitoreando rigurosamente a quienes lo hacen?

Algunos estados se verán más afectados que otros, pero de diferentes maneras. Rusia y China están haciendo una demostración de poder para forzar una retirada dentro de los límites de la hegemonía estadounidense. El poder tiene que ver con la percepción, se trata de hechizar a las personas. Las personas se someten a la autoridad. Lo tienes, hasta que (de repente) ya no lo tienes. El hechizo se rompe y el emperador queda desnudo. Hasta que China y Rusia logren desplegar su poder de manera efectiva, entonces serán el nuevo « destino ». El nuevo « accesorio » (término de WB Yates).

Irán y Siria lo pensarán detenidamente. Y todos los estados observarán dónde finalmente se detiene el « poder ». Estos son los primeros días. Sin duda, Occidente está haciendo mucho ruido, pero ¿cómo interpretar la ira extrema de Occidente? Simplemente esto: en última instancia, existe la realidad. Y esa realidad, es decir, lo que Occidente puede hacer al respecto, es todo lo que importa.

Es decir… pocas cosas.

Entonces, por un lado, Irán puede ver que a Biden le gustaría ver más crudo en el mercado y ver caer su precio (el precio de la gasolina en los Estados Unidos es un indicador crucial antes de las elecciones estadounidenses). Los negociadores iraníes deben saber que ahora difícilmente podría ser un mejor momento para presionar sobre las « meteduras de pata » de Biden en las sanciones.

Pero también está la cuestión del ascenso y la caída del poder y la autoridad. La « máquina » occidental presentará un acuerdo con Irán como evidencia del aislamiento de Putin y el rechazo de sus acciones en Ucrania; de su abandono por parte de Irán, que opta por permanecer en el orden económico occidental, lo que confirma la continuidad de su poder.

Por supuesto, eso sería totalmente incorrecto. Una mentira. Irán apoya las acciones de Rusia en Ucrania. Sin embargo, se presentará como lo contrario: esa es también la « realidad » de hoy (lamentablemente). Claro, Irán ha tranquilizado a Moscú muchas veces, pero asegúrese de que los rusos mirarán con los ojos entrecerrados al ver a un aliado haciendo un trato con un enemigo (incluso si ese trato puede fortalecer a su aliado). Es parte de la naturaleza humana no apreciar que un amigo se junte con un enemigo.

Esto deja a Israel con una doble paradoja: ¿qué esperan ellos? ¿Una Rusia más fuerte y un Irán que evita el trato de Biden (con Irán detrás de Rusia, por así decirlo), o una « Rusia más débil », pero con un Irán fortalecido por Biden que le da un trato muy generoso? ¡Irán podría probar ambos, por supuesto!

¿Y la segunda paradoja del « nuevo orden mundial » de Israel? Bueno, ¿cómo lidias con la incómoda división entre el hecho de tener un punto de apoyo en Moscú (por razones relacionadas con Siria) y parecer estar de todo corazón en el campo de Biden?

Israel tiene una verdadera dificultad aquí. La simpatía del público va a los ucranianos. 2 500 judíos ucranianos intentan emigrar a Israel. El presidente, Zelensky, es judío, y muchos israelíes consideran que Ucrania está profundamente conectada con los judíos, tanto para bien que como para mal (la primera masacre alemana documentada en 1941 fue la de los judíos de Kiev: 33 771 fueron asesinados en un día). ).

Apoyar a Ucrania alinea a Israel con la administración Biden; pero incluso eso es problemático, ya que los informes revelan que la CIA (desde 2015) dirige un campo de entrenamiento para neonazis en Ucrania, con el fin de disuadir a Rusia. « Ucrania realmente tiene un problema de extrema derecha, y no es una ficción propagandística del Kremlin. Y ya es hora de hablar de ello », explica el periodista y experto en la extrema derecha ucraniana, Michael Colborne, que ha escrito un libro sobre el movimiento [neonazi] Azov.