recherche

Accueil > Réflexions et travaux > Yihadistas en y de Europa.

3 juin 2014

Yihadistas en y de Europa.

par Guadi Calvo *

 

La rue des Minimes en pleno casco histórico de Bruselas es de esas típicas callecitas que dan para perderse especialmente un sábado : empedrada, muy antigua, donde los flâneurs se pueden distraer en sus muchas galerías de arte, anticuarios, librerías o bistrós donde pueden saborear algún buen vino o una excelente comida, mientras el jazz parece impregnar en el aire fresco de la tarde. Pasear por la rue des Minimes, nos pone en otro tiempo en otra vida, donde nada, parece, puede sacarnos de esa sensación de placer.

Sin duda eso pensaba la pareja de turistas israelíes, cuando entraron Museo Judío en el 21 de esa misma calle, de donde no iban a salir con vida, al igual que dos empleados del museo una muchacha francesa y un joven belga.

En los salones del museo la guerra se desplegó tan intensa y terrible como en cualquier calle de Homs, Faluya, Bengasi o Donetsk la guerra estuvo allí, visitó la amable rue des Minimes cuando alguien abrió fuego con su Kaláshnikov y escapó del lugar. El Brussels Jazz Marathon, con cientos de visitantes que se celebraba en la plaza de la iglesia de Sainte-Catherine, a unos pocos metros del museo, se acalló abruptamente.
Si bien de inmediato se detuvo un sospecho, se lo debido dejar en libertad, y poco más se supo entonces hasta que por puro azar un control policial detuvo el viernes en la terminal de buses de Marsella a Mehdi Nemmouche cuando llegaba en un bus que hacia el recorrido Ámsterdam-Bruselas-Marsella. Nemmouche, francés de 29 años, nacido en Roubaix, una pequeña ciudad del norte cercana a la frontera con Bélgica.

Entre sus enseres de viajes se le encontró un siempre útil fusil Kaláshnikov, un revólver y una importante cantidad de munición de gran calibre. Además de una gorra muy parecida a la que llevaba el atacante de Bruselas, según mostraba la cámara de seguridad del museo, mientras abría fuego. También Nemmouche tenía una cámara de vídeo igual a la que también llevaba el atacante en una bandolera de su mochila, que guardaba en la memoria de un “archivo oculto”, que según el fiscal, que tiene la causa, es un vídeo de 40 segundos en el que se ven las armas confiscadas, un pasamontañas, y en el que oye una voz que asegura haber cometido el ataque de Bruselas, donde también explica que la cámara no había funcionado durante el atentado. Según las autoridades francesas la voz es parecida a la del detenido, aunque no se podía asegurar. Entre otras pertenecías se le encontró una tela blanca con las inscripción. “Allah Akbar” (Alá es grande) y otra con el nombre del Estado Islámico de Irak y de Levante, uno de los tantos grupos de al-Qaeda, que combate en Siria. Nemmouche, había retornado recientemente de Siria, donde estuvo combatiendo desde 2012 y 2013, tras hacer un peregrinaje, como para borrar huellas, por Malasia, Singapur y Bangkok.

Sus antecedentes rebelan que fue condenado siete veces y encarcelado en cinco ocasiones, durante un total de siete años por delitos comunes. Y que fue juntamente en prisión donde se volcó al islamismo más extremo y comenzó a hacer proselitismo tras vincularse con otros presos islamistas radicales. Los servicios de inteligencia franceses le perdieron la pista a partir del 2012, en que se unió a los yihadistas en Siria.
Muchachos viajados.

El perfil de Mehdi Nemmouche, es muy similar al de Mohamed Merah, nacido y criado en la periferia de Toulouse, que en 2012 asesinó a tres militares franceses y a cuatro ciudadanos judíos en un colegio, poco después fue ejecutado por la policía cuando lo encontró atrincherado en su apartamento. Al igual que Nemmouche, Merah estuvo en prisión varias veces por delitos menores y también había viajado para colaborar con los yihadistas en Siria.

El primer ministro belga, Elio di Rupo, pidió a los miembros de la Unión Europea, mejorar la lucha contra el terrorismo islamista y que se controle con más severidad a quienes van a luchar a Siria y vuelven a sus países. Quizás di Rupo haya reaccionado un poco tarde, la población de origen musulmán en Europa se calcula en unos cincuenta millones, y muchos hijos de esa comunidad desde el 2011 han viajado a Siria para luchar junto a las organizaciones terroristas que al-Qaeda tiene desplegadas en el territorio sirio como el Frente al-Nusra y el Estado Islámico de Irak y del Levante.

La Europol (Oficina Europea de Policía) ha alertado sobre los yihadistas europeos que han combatido en Siria y ahora están retornando al continente frente a la inminente derrota.

Para la Unión Europea (UE) será un verdadero reto ubicar y controlar a estos hombres que vuelven con un alto nivel de entrenamiento y sin dudas, entre sus recuerdos, traerán el armamento que la propia UE les financió junto a Qatar, Arabia Saudita y los Estados Unidos, para su fracasada guerra contra Damasco.

La Europol temen que estos combatientes puedan intentar articular células terroristas, para actuar en el territorio europeo o que alguno como en fue el caso de los franceses Mehdi Nemmouche y Mohamed Merah, actúen por la propia.

Las autoridades europeas desconocen el verdadero número y las identidades de yihadistas europeos que actuaron en Siria, los números que calculan varían entre los tres mil y cinco mil, si se tiene en cuenta que las células que actuaron en la Estación de Atocha de Madrid en 2004 que dejaron casi doscientos muertos y casi dos mil heridos y los de Londres de 2005 que mataron a 56 personas e hirieron a 700, no estaban compuestas por más de una docena de miembros bastante mal entrenados y sin gran experiencia, ¿que podrían realizar los derrotados de Siria, si quisieran actuar en Europa altamente entrenados, con vasta experiencia, mucho más radicalizados y un grado superlativo de resentimiento ?

Europa por acción o por omisión ha generado un ejército de miles de desconocidos Frankenstein que como en la novela de Mary Shelley pueden escapar del control de su creador.

Guadi Calvo para Hamartia

Hamartia. Buenos Aires, 2 de junio de 2014.

Título original : « Yihadistas en Europa »

Retour en haut de la page

El Correo

|

Patte blanche

|

Plan du site