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Uno de los resultados obvios de las elecciones estadounidenses fue el colapso de la prometida « Ola Azul », una implosión que marca el « principio del fin » de un poderoso hechizo que fascina a Occidente. Es a esta ilusión que Ron Chernow, el famoso historiador de la presidencia estadounidense, dio crédito, calificando con desdén el « momento de confusión » como puramente efímero y « un interludio surrealista en la vida estadounidense » : Ya no puedo decir que hay una « normalidad ». Gane o pierda la Casa Blanca, el trumpismo rojo sigue siendo la « Presidencia » de la mitad de los Estados Unidos de América.
Biden, por otro lado, a servido como trampolín para la Restauración - un regreso a un consenso sagrado en la política estadounidense - a un « buen sentido común de los hechos, la ciencia y la verdad ». Algunos esperaban que Biden fuera la agencia que controlaría una aplastante victoria electoral que pondría fin de manera irrevocable a la grave alteración de lo « normal » de Trump. Los partidarios de Biden han manifestado, como observó Mike Lind, el académico y autor estadounidense, que Estados Unidos se está moviendo hacia una sociedad - « administrada » basada en la « ciencia » - que será esencialmente finalizada y controlada por toda una clase de gerentes y expertos.
Con el tiempo, sugiere Lind, la sociedad estadounidense comenzaría a alejarse más y más fácilmente de sus raíces republicanas, a través de un proceso que ya está en marcha : a través de intentos de cambiar el orden constitucional y otras reglas, para lograr un cambio en la forma en que se gobierna Estados Unidos.
Sin embargo, la noción de lo que son los Estados Unidos de América hoy -como idea- se ha fracturado en dos placas tectónicas, alejándose una de la otra en direcciones muy diferentes -es probable que se aleje más, porque cada « placa » permanece convencida de que ha « ganado », y que la dulzura de la victoria ha sido robada.
La fractura de « Un Normal », en cambio, ofrece una especie de respiro a gran parte del mundo.
El hecho es que las elecciones produjeron un resultado en el que está bastante claro que la mitad del electorado estadounidense votó específicamente para expulsar a la otra mitad. Es un callejón sin salida : la Corte Suprema y el Senado están en manos de un partido, y la Cámara de Representantes y la Casa Blanca (posiblemente) en manos del otro. Como advierte Glenn Greenwald :
Il n’en reste pas moins que l’élection a produit un résultat dans lequel il est tout à fait clair qu’une moitié de l’électorat US a précisément voté pour évincer l’autre moitié. C’est une impasse – la Cour Suprême et le Sénat sont aux mains d’un parti, et la Chambre des Représentants et la Maison Blanche (éventuellement) aux mains de l’autre. Comme le prévient Glenn Greenwald :
Aunque las matemáticas y los mapas sugieren que Biden logró 270 votos electorales, el viejo dicho « No se acaba hasta que se acaba » sigue siendo cierto. Los escenarios de votación electoral en los principales « estados clave » solo deberían aplicarse si no hay litigio, fraude o robo. Sin embargo, estos tres escenarios están en juego : si llenas la urna, primero debes esperar a conocer el número de votos regulares, para saber cuántos votos necesitas (aparte de las anomalías matemáticas) para poner a su candidato en primer lugar. Trump, un poco apresuradamente, entregó los cálculos de los votos republicanos a las dos y treinta de la mañana del miércoles y, de repente, montones de boletas por correo llegaron a algunos centros de votación alrededor de las cuatro de la mañana. Esto parece haber sucedido en Wisconsin, donde aparecieron más de 100 000 votos de Biden, aparentemente de la nada, en una memoria USB entregada personalmente desde un distrito demócrata. Esto le dio a Biden el liderazgo en Wisconsin, pero hay una denuncia pendiente. Asimismo, parece que en Michigan apareció una gran cantidad de « papeletas por correo », lo que también favoreció mucho a Biden.
Este es solo el comienzo de una nueva fase más incierta que podría durar semanas. En última instancia, es posible que el Congreso tenga que certificar y tomar la decisión final a fines de enero. Mientras tanto, hay cosas que sabemos con mucha más certeza : la mayoría republicana en el Senado podría resistir hasta las elecciones de 2024. Entonces, incluso si Biden gana, su agenda no aguantará hasta 2024.
Puede surgir un presidente, pero no será, por así decirlo, un presidente establecido : no puede valerse de la « voluntad de la mayoría ». Las personas certificadas por el Congreso no pueden decir que representan a « la nación »« . El consenso está fracturado y es difícil ver un liderazgo que pueda unir a los estadounidenses en un « pueblo unido ».
« No hay una sola fuerza cultural, religiosa, política o social importante que una a los estadounidenses más de lo que nos separa », señala David French en un nuevo libro titulado « Divididos caemos : la amenaza de la secesión de Estados Unidos » y cómo restaurar nuestra nación ». French, un conservador anti-Trump, argumenta que las divisiones en los Estados Unidos son tan grandes y el sistema político está tan mal diseñado para manejarlas, que la secesión puede ser el resultado : « Si seguimos presionando a la gente más y más, no se puede suponer que no se dislocarán », escribió. (Una encuesta realizada en 2018 reveló que casi una cuarta parte de cada partido, demócratas y republicanos, calificaron al partido contrario de « malo »).
Una división ideológica, y una contestación concomitante de Estados Unidos como idea, tienen enormes implicaciones geopolíticas, que van mucho más allá de los Estados Unidos, y principalmente para las élites europeas. Los líderes de la UE no lo vieron venir cuando Trump fue elegido en 2016. Juzgaron mal el Brexit. Y este año, nuevamente, han malinterpretado la política estadounidense. Anhelaban una victoria de Biden, y (todavía) no ven la conexión entre la rebelión popular roja bajo Trump y las airadas protestas que ocurren en toda Europa contra el cierre.
La separación de las placas tectónicas, más estratégica, es generalmente el signo de una especie de dualismo que anuncia un conflicto civil. En otras palabras, su separación y alejamiento se convierte en una lucha ideológica por la naturaleza de la sociedad y su tejido institucional.
Mike Vlahos, historiador y ex profesor de la École Supérieure de Guerre, advierte (haciéndose el eco de Lind) que « aquí hay más que una lucha disimulada - y por lo tanto, en cierto sentido, oculta - a través de la cual, con el tiempo, las sociedades comienzan a alejarse cada vez más, y más fácilmente de sus raíces. Las élites occidentales dominantes buscan actualmente consolidar su control sobre la sociedad [avanzando hacia una sociedad ’administrada’] : tener un control total sobre la dirección de la sociedad y, por supuesto, un marco de reglas que proteja su riqueza. ».
« Para sorpresa de todos, y dado que los republicanos están representados por un multimillonario que tiene muchos amigos en Manhattan, los donantes de Wall Street para ambas campañas son cinco veces más numerosos para Biden que para Trump ».
¿Por qué, pregunta Vlahos, Wall Street invertiría en un hombre, en este caso Biden, y en un partido que aparentemente busca llevar a Estados Unidos hacia esta sociedad progresista « administrada » ? ¿Es porque están convencidos de la necesidad de reestructurar radicalmente la economía mundial y las relaciones geopolíticas ? ¿Es entonces la lucha oculta de la que habla Vlahos ?
Muchas élites argumentan que estamos actualmente en este punto de inflexión monumental ; en resumen, su narrativa es simplemente ésta : el planeta ya está sobredimensionado económica y demográficamente ; el modelo de expansión económica infinita se ha derrumbado ; y la deuda global y la burbuja del gasto público están a punto de estallar al mismo tiempo.
Una « Cuarta Revolución Industrial » es la única forma de lograr « cuadratura del círculo », según esta mentalidad. La reinicialización tiene como objetivo deliberadamente alterar todas las áreas de la vida a escala planetaria. La terapia de choque, en cierto modo, para cambiar la forma en que los humanos se perciben a sí mismos y su relación con el mundo. La Grande Reinicialización es similar a un « milagro » de la oferta, logrado mediante la automatización y la robótica de amplio espectro. Un mundo donde el dinero es digital, donde los alimentos se cultivan en laboratorio, donde todo es contado y controlado por monopolios gigantes, y donde la existencia diaria es microgestionada por una Inteligencia Artificial (IA) que registra pensamientos y sentimientos incluso antes que la gente tengan la oportunidad de expresarlos.
Mike Vlahos señala que, de una manera curiosa, esta historia estadounidense refleja la de la antigua Roma en el último siglo de la República, con por un lado, la élite de la clase romana, y por el otro, las Populares , como equivalente de los estadounidenses rojos :
Alastair Crooke* para Strategic Culture
Original : « Gridlock – Biden May or May Not Win, but Trump Remains ‘President’ of Red America », November 7, 2020
Strategic Culture, 7 de noviembre de 2020
Traducido del francés para El Correo de la Diaspora por : Carlos Debiasi
El Correo de la Diaspora. París, 8 de noviembre de 2020