Puerto Rico
Ya suenan tambores de rebelión

Miranda, quien formó parte del comando nacionalista que atacó el Congreso de Estados Unidos en 1954, dio un fogoso discurso como orador principal en la primera manifestación organizada por la muerte de Ojeda, que reunió a independentistas de todas las tendencias, desde sectores defensores de la lucha armada, socialistas, hostosianos y del Partido Independentista Puertorriqueño.

Al aludir a lo amplio del fervor que ha levantado en el país la ejecución de Ojeda Ríos, Cancel Miranda dijo que ahora sí que "Filiberto está en el clandestinaje en cuanta montaña, cuanto valle, cuanto río hay en Puerto Rico". Poco después le advirtió a las fuerzas estadounidenses que "el Ejército Popular Boricua-Macheteros existe, no se crean que lo han acabado".

Entre los líderes de diversas organizaciones independentistas que estuvieron en la actividad, efectuada en una finca al lado de la casa donde Ojeda vivió sus últimos años, estuvieron Juan Mari Bras y la senadora del PIP, María de Lourdes Santiago. El primero indicó que "este es el comienzo" de un proceso organizativo y, a preguntas de la prensa, dijo que quienes piensen que no se podrá lograr el objetivo de sacar al FBI de Puerto Rico se equivocan al pensar que hay "una fuerza inamovible" que ya se ha demostrado "que no es tan inamovible".

Por su parte, la senadora Santiago anunció que su oficina ha comenzado a adelantar la investigación legislativa de los hechos y que ya ha estado recibiendo informes de testigos.

"Si bien llegamos tarde para salvar la vida de Filiberto, llegamos a tiempo para nuestra cita con la historia", dijo al comienzo formal de la actividad Anayra Santori, de la coordinadora que tuvo a su cargo los preparativos.

La marcha de cientos de independentistas comenzó en la autopista 2 y recorrió una carretera de curvas y cuestas entre el paisaje rural hasta llegar a la loma donde el 23 de septiembre un fuerte contingente del FBI protegido por un perímetro vigilado por la Policía nacional asaltó la casa de Ojeda. El jefe machetero, de más de setenta años, resistió durante horas el asalto, pero finalmente fue herido y -de acuerdo a la autopsia- le dejaron morir desangrado.

Quien fue tomada con vida, aunque puesta en libertad 24 horas después, fue su esposa Elma Beatriz Rosado del Valle, que envió una carta de agradecimiento a la actividad, a la que asistieron hijas, nietas y otros familiares del jefe clandestino.

El Diario-La Prensa. Hormigueros, Puerto Rico/EDLP, 9 de Octubre 2005